Eliseo Fernandez, Reuters
Publicado: 21 sep 2016 11:18 GMT | Última
actualización: 21 sep 2016 11:18 GMT
La modificación genética es un negocio que
sólo procura ganancias, explica un investigador. Como todo producto de mercado
los transgénicos son susceptibles a las fluctuaciones del mercado.
"A partir del desarrollo de la genética, las
empresas (…) han buscado nuevas variedades mediante el cruzamiento entre
aquellas que destacaban más en las características que querían mejorar. Así,
los rendimientos en cantidad y calidad mejoraron; [también] las resistencias al
clima", explica un análisis
del sitio web Liberalismo.
Sin embargo, la idea, tan ampliamente difundida,
acerca de que los alimentos genéticamente modificados sirven para acabar con el
hambre en el mundo, no es más que una manipulación del discurso para tratar de
vender un producto.
La opinión corresponde al doctor Saúl Flores,
investigador del Centro de Ecología del Instituto Venezolano de Investigaciones
Científicas (Ivic).
Entrevistado por RT, el doctor explica que ese
discurso fue simplemente "una forma de introducirse en el mercado".
"En el fondo había la intención de ir más allá. Desde el principio el
objetivo de las biofactorías ha sido apoderarse de la agricultura",
asevera.
Por ese motivo, agrega el científico venezolano, se
presentó a los alimentos genéticamente modificados o transgénicos como
"una solución al problema del hambre en el mundo".
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Entre tantas otras mentiras, las empresas
involucradas en el negocio de los OMG (Organismos Modificados Genéticamente)
"anunciaron que con los transgénicos habría cosechas más rendidoras, más
seguras (es decir, tendrían la garantía de cosechar lo que se sembraba) y que
habría alimentos más grandes", asegura Flores.
Supuestos
Un organismo transgénico, afirma el texto de
Liberalismo, es uno al que mediante una serie de "técnicas de ingeniería
genética se [le] altera su carga cromosómica añadiendo, generalmente, uno o más
genes de origen externo (transgenes)".
Este gen (o genes) le transmite propiedades
"que suponen una ventaja frente a la especie original", agrega el
texto.
Flores reitera que los OMG nunca pretendieron el
bien común y sí ser negocio: "Entre los años 1999-2000 llevamos al
laboratorio todas las variedades de arroz modificadas genéticamente por las
empresas Monsasto, Dupond, Syngenta y Bayer. Simplemente lo hicimos crecer
y resultó que la toxina que ese arroz tenía incorporada era liberaba al medio
ambiente y ellos (las empresas) no habían reportado ese fenómeno".
Emmanuel Foudrot Reuters
La manera más sencilla de explicar el transfondo
económico que hay tras los transgénicos, afirma el investigador, es
que "cuando el estudio sobre el arroz fue publicado, todas las acciones en
biotecnología se fueron al suelo. Los mercados internacionales son muy
suceptibles a esos informes. Venden cualquier producto, pero cuando se descubre
algo negativo, se desploman".
Las cajas negras
A juicio de Flores, mantener la practica ancestral
de preservar las semillas originarias es un escudo contra las practicas de
trasnacionales como Monsanto, que obligan a los productores a firmar un
contrato "de exclusividad para que solo usen sus semillas, que además son
estériles".
En esas investigaciones genéticas, estima el
investigador, "las manipulaciones realizadas van generando 'cajas
negras'".
Uno de esos pozos sin fondo aparente es el llamado
flujo lateral de información genética. Un ejemplo de ello es que las hierbas
que crecen alrededor de esos cultivos se van haciendo resistentes al mismo
veneno que ellos fabrican.
"Ya en Paraguay prolifera la llamada
supermaleza, una variación capaz de resistir el propio veneno glifosato",
finaliza.
Ernesto J. Navarro
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