TTIP, TPP, TISA, etc. etc. etc.
LOS MEGA
ACUERDOS Y SUS
AMENAZAS PARA
AMÉRICA LATINA
*Jaime Estay
ALAI
AMLATINA, 30/09/2016
En las décadas recientes, se ha acentuado la tendencia a negociar
acuerdos entre grupos de países y, de esas negociaciones, las más
significativas, por la magnitud económica y peso político de los participantes,
son las referidas al Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión
(TTIP por sus siglas en inglés, negociado entre EE.UU. y la Unión Europea) el
Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, con participación de 12
países, tres de ellos de América Latina
[1]), y el Acuerdo sobre el comercio de servicios
(TISA, con participación de 50 países, siete de ellos de América Latina [2]), que se conocen como “mega acuerdos”, en todos
los cuales la negociación ha sido secreta.
Si bien esos tres acuerdos están en distintas etapas de negociación o
puesta en marcha, involucran a diversos países y se refieren principalmente, en
dos casos, al comercio de bienes y, en el tercero, al comercio de servicios,
todos ellos tiene en común, por una parte, que constituyen estrategias
alternativas ante el deterioro de las negociaciones en la Organización Mundial
de Comercio y, por la otra, que implican grados importantes de avance en los
procesos de desregulación de la economía internacional y en el despliegue global
de los grandes capitales, los cuales, a través de esos acuerdos y con el apoyo
de sus gobiernos, están buscando las mejores condiciones para penetrar sin
restricciones en las distintas economías. A ello se agrega, por parte de
Estados Unidos –eje de los tres acuerdos–, el intento de contrarrestar, al
menos parcialmente, el avance regional y global que la economía china ha venido
logrando desde hace ya algunas décadas.
TPIP
De los dos acuerdos referidos al comercio, el TPIP se encuentra aún en
un proceso de negociación que lleva ya tres años, habiéndose celebrado 19
Rondas desde julio de 2013 a la fecha –la más reciente se realizó en julio de
2016– y el conocimiento de los textos parciales filtrados de dicha negociación
ha despertado reacciones en contra, tanto en Europa como en Estados Unidos.
A diferencia del TPIP, el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica
ya fue suscrito, el 4 de febrero de 2016, luego cinco años y más de 20 Rondas
de Negociación que iniciaron en marzo de 2010 y terminaron en octubre de 2015,
y actualmente se encuentra en proceso de ratificación por los parlamentos de
los países miembros del Tratado, sin certeza de que dicha ratificación se vaya
a dar, sobre todo en el congreso estadounidense, y con movimiento sociales, en
varios países, exigiendo a sus parlamentos que el acuerdo sea rechazado.
TPP y TISA
El texto del TPP, que una vez suscrito se dio a conocer, está compuesto
por 30 capítulos, 4 Acuerdos Paralelos y 17 Instrumentos Bilaterales, abarcando
los capítulos temas referidos al comercio de bienes y servicios (entre otros,
Trato Nacional y Acceso de Mercancías; Reglas de Origen; Defensa Comercial;
Medidas Sanitarias y Fitosanitarias; Obstáculos Técnicos al Comercio; Comercio
Electrónico; Servicios financieros; Servicios de telecomunicaciones), a la
administración del TPP (Disposiciones Administrativas e Institucionales;
Solución de Controversias; Excepciones y Disposiciones Generales), a aspectos
normativos de los países (Política de Competencia, Coherencia Regulatoria, Transparencia
y Anticorrupción), y a otros temas como son: Inversión; Contratación Pública;
Empresas Propiedad del Estado y Monopolios Designados; Propiedad Intelectual;
Medio Ambiente; Laboral; Cooperación y Desarrollo de Capacidades; Desarrollo; y,
Pequeñas y Medianas Empresas.
Según se ve, el TPP incluye una amplia variedad de temas y tan sólo el
cuerpo de los 30 capítulos –sin contar los anexos– abarca más de 600 páginas,
si bien los capítulos tienen muy distintas extensiones, que en alguna medida
reflejan las preocupaciones e intereses que se impusieron en la negociación. A
modo de ejemplo, entre los capítulos más breves están el de Cooperación y
Desarrollo de Capacidades (3 pp.), el de Desarrollo (5 pp.), y el de Pequeñas y
Medianas Empresas (3 pp.), dirigidos, los dos primeros, hacia las economías
participantes menos desarrolladas y el tercero hacia empresas que no son
grandes –a lo que se agrega la total ausencia de algún capítulo dedicado a las
migraciones, excepto lo referido a “Entrada Temporal de Personas de Negocios”–,
en tanto que, en el otro extremo, el capítulo más extenso del Acuerdo es el de
Propiedad Intelectual (80 pp.) con un tratamiento sumamente detallado del tema
a lo largo de los 83 artículos que lo componen, y con el término “protección”
(de los derechos de propiedad industrial, de obras literarias, de la propiedad
industrial, de indicaciones geográficas, de las marcas, de datos de prueba)
utilizado ¡146 veces!
En lo que respecta al TISA, su negociación inició formalmente en marzo
de 2013, y hasta la fecha se han realizado 19 Rondas, la más reciente en julio
de 2016. De acuerdo a los textos que han sido filtrados, con el Acuerdo se
busca cubrir una muy amplia gama de temas: servicios financieros; servicios TIC
(incluyendo telecomunicaciones y comercio electrónico); transporte marítimo;
transporte aéreo; servicios de entrega competitivos; energía; servicios
profesionales; entrada temporal de personas de negocios; y compras del sector
público.
Esos textos, reflejan una clara decisión de avanzar al extremo en la
liberalización de todo tipo de servicios, en parte reproduciendo los contenidos
más cuestionables del Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS) de
la OMC [3], y en gran parte ampliando sustancialmente dichos
contenidos, tanto respecto de los temas recién mencionados que son objeto de
negociación y compromisos de apertura, como en relación a la profundidad de
dichos compromisos. Esa mayor profundidad, por ejemplo, respecto del “trato
nacional” implica que se pasa de una modalidad de “lista positiva” en el AGCS
(esto es, que los compromisos de tratar a los servicios y proveedores
extranjeros por lo menos igual que a los nacionales, solo se aplican a los
sectores que cada gobierno enlista de manera explícita) a un modalidad de
“lista negativa” en el TISA (el “trato nacional” se aplica a todos los
sectores excepto aquellos que cada gobierno enliste de manera
explícita).
En suma, con el TISA se acentúa el principio general, que desde hace ya
tiempo viene imponiéndose, de negar el carácter y función social de muchos
servicios, asumiéndolos en su totalidad como mercancías a ser vendidas a
clientes bajo las reglas del mercado y de las empresas que en él dominan. Con
el conjunto de los mega acuerdos, se pretende dar un paso decisivo en contra,
tanto de la capacidad de los estados para reglamentar sus economías, como de
los estándares sociales y ambientales, y a favor de la desregulación plena de
los mercados, de la multiplicación del poder de las grandes empresas y de la
creciente mercantilización del conjunto de la vida económica y social,
limitando al máximo los márgenes de acción de los gobiernos y otorgando todas
las facilidades y derechos imaginables a los inversores.
Ese avance y posible concreción de los mega acuerdos ha contado con la
participación de siete países latinoamericanos en el TISA, de los cuales tres
también participan en el TPP, lo que no resulta extraño dada la permanencia del
neoliberalismo en distintos países de la región y, con él, de estrategias
gubernamentales de inserción internacional que claramente apuntan hacia el
Norte, y que incluyen la sujeción a los dictados, intereses e iniciativas
estadounidenses como son el TTP y el TISA.
Sin embargo, dicha participación no por esperable es menos peligrosa, y
no sólo para las sociedades cuyos gobiernos se han embarcado en los proyectos
estadounidenses, que con ello están viendo seriamente comprometidas sus
posibilidades futuras de desarrollo nacional autónomo.
Los peligros que entrañan los mega acuerdos, son también muy altos para
el resto de la región, así como para el desenvolvimiento futuro del conjunto de
América Latina y el Caribe. En términos generales, la posible concreción de dichos
acuerdos reafirmaría un contexto global e internacional caracterizado por el
dominio creciente de los mayores países y las más grandes empresas
transnacionales, en el interior del cual se acentuarían las dificultades para
abrir paso a proyectos alternativos de base nacional y regional, más aún dada
la intención explícita de ampliar el alcance de los mega acuerdos al ámbito
multilateral, aplicando sus contenidos a la totalidad de movimientos mundiales
del gran capital bajo todas sus formas
[4]. En términos más particulares, la participación de
países latinoamericanos en ambos mega acuerdos –con todo lo que esos acuerdos
representan e impulsan–, con seguridad hará más difíciles no sólo los vínculos
entre esos países y los restantes de la región, sino también la marcha de
distintos mecanismos integradores en América Latina y el Caribe, y en
particular de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, en cuyo
interior se acentuarán las diferencias entre las visiones y estrategias que
hasta hoy coexisten en su seno.
*Jaime Estay es profesor-investigador en la Facultad de
Economía de la Universidad Autónoma de Puebla, México, y coordinador de la Red
de Estudios de la Economía Mundial (http://www.redem.buap.mx/).
Artículo
publicado en la edición 517 (septiembre 2016) de la revista América Latina
en Movimiento de ALAI, titulada “El poder transnacional y los nuevos TLCs”.
http://www.alainet.org/es/revi stas/517
[1] Los participantes del TPP, son Estados Unidos,
Japón, Australia, Brunei, Canadá, Chile, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú,
Singapur y Vietnam.
[2] Los participantes del TISA son Australia, Canadá,
Chile, China Taipéi, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos, Hong Kong, Islandia,
Israel, Japón, Liechtenstein, México, Nueva Zelanda, Noruega, Pakistán, Panamá,
Paraguay, Perú, República de Corea, Suiza, Turquía y la Unión Europea
(representando a sus 28 Estados miembros).
[3] A modo de ejemplo, en el TISA se reproduce el
criterio del AGCS, en relación a que ambos Acuerdos están referidos a “todo
servicio de cualquier sector, excepto los servicios suministrados en ejercicio
de facultades gubernamentales”, agregando a continuación que “un ‘servicio
suministrado en ejercicio de facultades gubernamentales’ significa todo
servicio que no se suministre en condiciones comerciales ni en competencia con
uno o varios proveedores de servicios”. Con ello, por ejemplo, servicios
gubernamentales tales como salud y educación quedan incorporados en los
Acuerdos, ya que se ofrecen “en competencia” con prestadores privados.
[4] Al respecto, tanto Estados Unidos como la Unión
Europea han declarado su intención de que, una vez acordado el TISA, pudiera
ser trasladado a la OMC, para su aplicación al conjunto de la economía mundial.
Por una parte, en un memorando de la Comisión Europea (Negotiations for a
Plurilateral Agreement on Trade in Services, Memorando, 15 de febrero de 2013)
se plantea que “En términos de la estructura del acuerdo, se convino que
estaría basado en el AGCS, con algunos artículos fundamentales del AGCS
incorporados (incluyendo las definiciones, el alcance, el acceso al mercado y
trato nacional, exenciones generales y de seguridad). Esto, en general, haría
posible en una etapa posterior integrar el acuerdo plurilateral en el AGCS”.
Por otra parte, Kirk Ron, Representante Comercial Estadounidense, declaró lo
siguiente (Remarks by United States Trade Representative Ron Kirk at the
Coalition of Service Industries, 2012 Global Services Summit, 19 de septiembre
de 2012): “El TISA presenta nuevas e importantes oportunidades para examinar
los logros de los acuerdos de servicios hasta el momento; la consolidación de
los elementos más importantes y eficaces en un único marco; y extender ese
marco a un grupo más amplio de países. El TISA también ofrece un medio para
construir un consenso internacional sobre las nuevas normas comerciales que
algún día podrían ser introducidos en la OMC”.
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fecha: 30 de septiembre de 2016, 17:01
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y sus amenazas para América Latina
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