Publicado: 6 oct 2016 16:07 GMT | Última
actualización: 6 oct 2016 16:22 GMT
Rusia
suspendió este miércoles la cooperación con Washington
en materia de investigaciones nucleares y energéticas debido a la
"aparición de una amenaza a la estabilidad estratégica como resultado de
las acciones hostiles de EE.UU. hacia Rusia, como también por la incapacidad de
EE.UU. de cumplir con los compromisos asumidos sobre la destrucción del
plutonio de uso militar excesivo".
¿Está
relacionada esta suspensión con la decisión de EE.UU. de romper los lazos con
Rusia en Siria? Si Rusia sabía que EE.UU. no cumple con su parte del trato,
¿por qué solo reacciona ahora? En un nuevo artículo para RIA
Novosti, el analista Rostislav Íshchenko explica estas y otras
preguntas surgidas al conocerse la noticia.
Ultimátum
El
analista considera que, para "comprender la magnitud de lo
ocurrido" es necesario tener en cuenta que el presidente ruso, Vladímir Putin, no solo ha suspendido la cooperación con
Washington, sino también ha anunciado la posibilidad de reanudarla con ciertas
condiciones:
- cancelación de todas las sanciones estadounidenses contra Rusia;
- pago de una indemnización por los daños sufridos por Rusia a causa de las sanciones y las contrasanciones;
- eliminación de la 'ley Magnitsky';
- reducción de la presencia militar estadounidense en Europa del Este;
- abandono de la política de confrontación con Moscú.
Para el
autor del artículo, solo hay una palabra adecuada para definir la esencia de
los requisitos de Putin: "Ultimátum".
Según
subraya el experto, la última vez que a Washington se le dio un ultimátum
fue en 1861 en relación con el incidente del barco de
guerra británico HMS Trent, e incluso entonces, en condiciones
muy difíciles para EE.UU., Washington solo aceptó una parte de los requisitos
impuestos por el Reino Unido.
Entretanto,
lo que exige Putin ahora no es solo una disculpa y la liberación de un par de
detenidos: lo que exige es "cambiar toda la política estadounidense, e
incluso compensar a Rusia las pérdidas sufridas por las acciones aprobadas
oficialmente por EE.UU.", destaca Íshchenko, quien opina que "se
trata una exigencia de rendición total e incondicional en una guerra híbrida,
que Washington no cree haber perdido".
"En
los últimos cien años nadie ha podido imaginar que era posible hablar así
con Washington", añade el analista.
¿Qué hay detrás del ultimátum?
La
primera conclusión que hace el analista es que "Putin ha humillado
intencional y deliberadamente a EE.UU.", demostrando que se puede hablar
con Washington "en un tono aún más duro que Washington solía hablar con el
resto del mundo".
¿Por qué lo
ha hecho? Según Íshchenko, desde hace tiempo EE.UU. ha estado tratando de
intimidar a Rusia "de manera informal" con un conflicto nuclear,
mientras que Moscú ha dado a entender que está preparada para este escenario y
no va a retirarse.
Últimamente,
estas amenazas "han llegado a un punto extremadamente peligroso", en
el que cualquier detalle "puede provocar un 'Armagedón nuclear",
asevera el analista.
Moscú ha
tomado la iniciativa, prosigue, pero, en vez de amenazar a EE.UU. con una
guerra, le ha mostrado la posibilidad de dar "una respuesta política y
económica dura", capaz de "hacer pedazos la economía y el sistema
financiero en Washington".
Además,
Rusia "ha socavado seriamente el prestigio internacional de EE.UU.",
demostrando al mundo que se puede golpear a Washington con sus propias armas.
EE.UU., ante una elección muy difícil
En
opinión del experto, Rusia ha ofrecido a EE.UU. una elección: o hacer realidad
sus amenazas y comenzar una guerra nuclear o "aceptar el hecho de que el
mundo ya no es unipolar y empezar a integrarse en el nuevo formato".
Al
final, puede llegar el momento en que incluso el estatus de uno de los centros
del mundo multipolar ya no estará disponible para Washington, predice el
analista explicando que "no solo los africanos, asiáticos y
latinoamericanos, sino también los europeos con mucho gusto tomarán venganza
del exhegemón por las humillaciones del pasado".
El
experto concluye que, sea cual sea la respuesta de EE.UU. al ultimátum de
Putin, "la realidad geopolítica ya no será la misma": a EE.UU.
"le han lanzado públicamente el guante, y no se ha atrevido a recogerlo
inmediatamente".
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