17-11-2016
Entre 2010 y 2015, fallecieron 67 mil pacientes
esperando atención en el sistema de salud pública de Chile. Otros cientos de
miles de enfermos esperan hasta cuatro años -y a veces más- por la consulta con
un especialista y por cirugías. En las zonas más alejadas de los centros
urbanos faltan médicos -sobre todo especialistas- en la atención primaria de
salud (APS). Se necesitan 3.750 especialistas y 1.400 médicos generales. Aunque
existe un programa para la formación de cuatro mil especialistas al ritmo de
mil por año, los primeros se incorporarán sólo a partir de 2018.
“Hay médicos que, siendo funcionarios de hospitales
públicos, venden a los mismos hospitales sus servicios privados, facturando
decenas de millones. Le llaman ‘síndrome de pabellones vacíos’: médicos que por
las mañanas captan clientes en el sistema público y por la tarde realizan
atenciones e intervenciones de forma particular en los mismos pabellones o
clínicas privadas, todo con recursos públicos. ¿Será esta la razón fundamental
por la cual se oponen a que médicos cubanos o cualquier médico extranjero pueda
ejercer en el sistema público?”, plantea el senador Alejandro Navarro.
Por su parte, la agrupación de médicos chilenos
formados en Cuba y Venezuela puntualiza: “1.644.471 pacientes esperan consulta
médica con especialistas y alrededor de 300 mil, una intervención quirúrgica;
con un déficit de médicos en el sector público de 3.795 en la Red,
correspondiente a 2.791 especialistas y 1.004 sub-especialistas. A partir del
informe que se solicitó por la ley de transparencia, se sabe que entre 2010 y
2015 fallecieron 57.551 personas esperando consultar un médico especialista y
10.083 pacientes, una cirugía. En 2015 fallecieron 508 pacientes que se
encontraban en espera de atención por el Auge”.
Por su parte, la doctora Izkia Siches, presidenta
del Consejo Regional Santiago del Colegio Médico, señaló a Punto Final :
“Trabajo en el Hospital San Juan de Dios. Tenemos problemas en Urgencia, y
muchas carencias en otros servicios. Es también uno de los hospitales más
endeudados del país. Lo perverso del sistema es que aun sin recursos, igual hay
que hacer lo necesario. ¿Alguien se roba los recursos? Es histórica la carencia
de recursos en el sector público de salud. Esto lo hemos repetido los médicos,
aunque al Ministerio de Salud no le gusta asumirlo.
No existe capacidad para atender a los
beneficiarios de Fonasa, que son más del 76% de los afiliados, otro 17%
corresponde a privados (Isapres), y 7% a las FF.AA. Lo que vemos siempre en la
TV es el colapso de los servicios de urgencia, las listas de espera
prolongadas, el incumplimiento de patologías GES y no GES. Pero, ¿cómo avanzar
en soluciones? Urge la decisión política de hacer crecer al sector público de
la salud. Es decir, más camas hospitalarias, más centros de atención familiar,
en definitiva, más recursos. Somos el último país de la OCDE en indicadores de
salud. Pero como hasta antes de la dictadura existió un fuerte sector público,
en general los resultados sanitarios siguen siendo bastantes buenos en cifras
globales, por ejemplo, en mortalidad infantil y materna. Además de crecer, es
muy relevante volver a articular la Red. Después de la dictadura se separó la
atención primaria de los niveles secundario y terciario, y se centralizó el
sistema nacional de salud, lo que hizo que finalmente tuvieran objetivos
disímiles”.
FALTA DE TODO
¿No existe un plan nacional de salud a largo plazo?
“No, y no está comandado por el Ministerio de
Salud. Se ha tratado de resolver mediante planes de salud. Por ejemplo, como
existía desabastecimiento de fármacos, el Auge los incorporó. Se hizo un
esquema de farmacia orientado a salud primaria para que los municipios no
tuvieran libertad de comprar. Pero la atención primaria está desfinanciada y
los municipios que logran buenos resultados sanitarios son los más adinerados,
versus los que han tercerizado o minimizado la importancia de la salud.
Funcionan con 4.800 pesos per cápita y lo ideal sería superar los 7.000 pesos
por afiliado”.
Muchos de los recursos que destina el Estado a
salud pública terminan en manos de privados...
“Ese problema se ve mucho más en los niveles
secundario y terciario, por la compra de servicios a privados. Pero también los
municipios contratan recursos humanos, en eso no hay una gran planificación.
Por ejemplo, llevar especialistas a la atención primaria. Obviamente, uno
quiere soluciones de salud lo más cercanas a la población. Pero también hay que
optimizar el uso del recurso humano especializado. Si vas a una clínica porque
te duele la cabeza, hay neurocirujanos y neurólogos, aunque quizás no necesites
esa atención especializada de la que carece la Red. El recurso humano está
siendo mal utilizado. Tenemos pocos especialistas y si pedimos al sector privado
que regule su utilización, también la salud pública debe hacerlo, optimizando.
Muchos municipios ‘contratan’ profesionales que no han podido salvar sus
procesos de habilitación o certificación, para intentar resolver el problema de
la falta de especialistas. Se trata de venta de servicios de empresas externas;
de hecho algunas en el nivel secundario y terciario subcontratan médicos sin
pasar por el proceso regular. Actualmente se trabaja en un proyecto de ley para
que los especialistas puedan certificarse directamente. Es decir, que si un
cardiólogo llega a Chile, no aprenda de nuevo obstetricia o pediatría si no se
va a dedicar a eso; solo deberá garantizar que tiene los conocimientos propios
de un cardiólogo”.
EL CAOS DE LA IMPROVISACION
Agrega la doctora Iskia Siches:
“No existió planificación de nada: de las camas que
íbamos a necesitar en 2016, de los especialistas, de los profesionales no
médicos, de los técnicos paramédicos, de nada. Tampoco cómo debían distribuirse
no solo en la Región Metropolitana sino a lo largo del país, qué especialidades
debíamos potenciar, cómo hacíamos para que esos especialistas se mantuvieran en
el sector público, etc. Todo eso no existe. Se alega que todo el problema pasa
por el déficit de especialistas, y eso me parece un argumento falaz. Aunque
tuviéramos cien mil cirujanos, en realidad no hay capacidad para resolver más
patologías porque hay cuellos de botella estructurales: faltan camas,
pabellones, hospitales, y toda una larga serie de falencias. Con un sector
privado tan desregulado, y a pesar que los sueldos en la salud pública hoy son
más atractivos, se hace difícil mantener a los médicos en el sector público. Se
ha potenciado obligarlos por seis años que permanezcan en los servicios de
salud pública, pero pasado ese tiempo lo más probable, si es que todo sigue
igual, es que se vayan a la salud privada y todo esto sea una mala inversión.
Así no se logra continuidad en los equipos. No se ha logrado que los
especialistas piensen mantenerse en el sector público”.
NEGOCIO DE LOS PRIVADOS
¿Entonces, el problema es la falta de recursos?
“Sí, en la atención primaria, en cómo se financian
los hospitales, etc. En general los hospitales tienen un financiamiento
histórico, con un pago institucional que alguien decidió en algún momento y que
nadie sabe muy bien por qué. Fonasa paga las prestaciones a un nivel mucho más
bajo que los costos reales, y entonces cada hospital hace malabares para
generar recursos. No tienen capacidad para responder en contingencias. Todos
los hospitales arrastran deudas gigantes. En el Servicio de Salud Metropolitano
contamos con 11.000 pesos por beneficiario; en el sector privado con eso no
alcanza ni para un hemograma. Se nos cuestiona que tenemos poca capacidad
resolutiva, que hay listas de espera, etc., pero hacemos maravillas con escasos
recursos, sobre todo en los hospitales tipo 1, que están adosados a
universidades.
Apenas se destina un 3,2 por ciento del PIB a salud
pública. Hay un negocio gigantesco para beneficiar a los privados. La duda es
si el negocio está pensado desde los gestores de salud, o sea, ellos están
haciéndole el negocio a los privados, o si es por abandono, por negligencia de
las autoridades. Se incluyó la enfermedad renal crónica en hemodiálisis, que
gasta casi el 25% de la plata del Auge, y la mayoría de los centros de
hemodiálisis son privados. Ahí hubo una decisión política de no instalar
centros de hemodiálisis en la salud pública. ¿Por qué? Los privados necesitan
utilidades y en salud esto le sale caro a alguien, al Estado o al paciente.
Gran parte de los pacientes de Fonasa utilizan la modalidad de libre elección y
desembolsan de su bolsillo 35% o 40% de los gastos, casi el 20% de un
presupuesto familiar”.
MAS QUE ESPECIALISTAS
¿Qué piensa de la propuesta del senador Navarro de
traer médicos cubanos?
“Primero habría que conocer la brecha de
especialistas en el país y, posteriormente, ver en qué se les va a utilizar. Si
los cuellos de botella fueran sólo los recursos humanos médicos, no habría
ningún problema en traer médicos. Pero vamos a tener más médicos generales
derivando pacientes cuando el cuello de botella de las listas de espera está en
el nivel secundario y no depende de los especialistas. Es que no hay pabellones
ni camas para hospitalizar enfermos. Por eso me parece un poco populista la
fórmula de traer médicos. Si fuera una intervención transitoria, traer médicos
por un tiempo para objetivos específicos, sería factible. Se estima que en 2018
se saldará la brecha de especialistas. Pero el sistema tiene ochenta problemas
más, no solo un déficit de médicos especialistas”.
¿En 2018 estarán los especialistas que necesita el
país?
“Sí, pero el tema es su distribución en el sector
público y privado. Lo único que hace el programa respecto de los cuatro mil
especialistas es mantenerlos en el sector público por seis años. Lo más
probable es que después vuelvan a distribuirse asimétricamente, como hoy, donde
el sector privado está casi en estándares de la OCDE mientras que el sector
público está muy por debajo.
Hacen falta muchos más hospitales. Se necesitan más
de veinte mil camas. El Programa 20/20/20, en realidad consiste en hospitales
de reposición de baja complejidad. Lo que más se requiere son unidades de
cuidado intensivo, unidades complejas, que no hay. Tenemos todos los estándares
bajos, y los pacientes lo ven en los servicios de urgencia; no existe rotación,
los niveles de ocupación de nuestros hospitales son altísimos, casi del 102%, o
sea, están sobredemandados. Los pacientes deben esperar en los servicios de
urgencia por una cama UCI, cuando deberían estar hospitalizados en un nivel de
alta complejidad recibiendo tratamiento.
Las listas de espera, que es adonde se van
derivando y acumulando patologías GES y no GES, superan absolutamente la capacidad
de los hospitales tipo 1. No hay más disponibilidad de pabellones o no hay
insumos. Hace poco hubo una movilización de los traumatólogos del Hospital
Barros Luco, porque no tienen tutores externos para operar. Lo han solicitado
largo tiempo y la respuesta de las autoridades ha sido: ‘No es necesario,
deriven a los pacientes’. Un hospital que atiende a un millón de habitantes
tiene la respuesta ‘derívenlos a la unidad de apoyo sicológico, a la posta, al
Traumatológico’, lugares donde hay otro sinnúmero de pacientes esperando.
Hay problemas estructurales en la salud pública y
una deuda gigante en tecnología. Se podrían hacer interconsultas virtuales,
pero no tenemos ficha médica electrónica. Si en el archivo se pierde la ficha
de un paciente, se pierde todo su historial. No existe correlación en los
exámenes desde la atención primaria al nivel terciario. Si ayer tomaron un
hemograma en el consultorio, hoy en el hospital lo van a pedir de nuevo. Lo
mismo con las radiografías. Es notable cómo los pacientes se adaptan a este
sistema perverso”.
ENFERMEDADES Y FARMACOS
¿Cuáles son los principales problemas de salud de
la población?
“Los temas prevalentes son cardiovasculares y los
de oncología. La población ha ido envejeciendo y tenemos hábitos de vida poco
saludables. Muchos pacientes tienen incapacidad precoz por accidentes
cardiovasculares. Y eso, obviamente, tiene más costos de salud para el país,
independientemente de quién los pague. Se puede prevenir, pero se necesita una
política… Hay muchas personas con diabetes, hipertensión, accidentes
cardiovasculares, obesidad, cáncer. Los niños muestran un porcentaje muy
importante de obesidad, y eso causa problemas de salud que hacen que la gente
muera precozmente, a pesar que tenemos una expectativa de vida muy alta. El
alcoholismo y el tabaquismo crecen peligrosamente, al igual que el cáncer
gástrico, de vesícula, próstata, mama y pulmón”.
¿Qué hay con los precios de medicamentos?
“Están completamente desregulados y en la lógica
del mercado. La Ley de Fármacos II, en proceso de aprobación, servirá para
terminar con el conflicto de intereses en la licitación de los fármacos. Pero,
¿por qué hay municipios que compran una marca específica de medicamento versus
el genérico que tiene los mismos resultados sanitarios? Compran aquellos que
les cuestan el triple… El tema se ha ido instalando gracias a las farmacias
populares, pero eso igual es gasto de bolsillo. Hay países con listas de
fármacos a precios razonables para la población. ¿Por qué no los incorporamos en
el tratamiento de la enfermedad? Creo que no hay que potenciar el gasto de
bolsillo, menos con fármacos. Hay gente que prefiere comprar los fármacos más
caros, aunque se les explique que no hay diferencia. Se siguen vendiendo
fármacos que no se sabe realmente qué efectos tienen. Le estamos dando tiza a
la gente, eso no debería pasar”.
Publicado en “Punto Final”, edición Nº 864, 11 de
noviembre 2016.
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