Punto Final
31-12-2016
El sistema de AFP es un modelo fracasado. La
dictadura lo impuso prometiendo pensiones con tasas de reemplazo del 70%. Pero
la realidad es que apenas alcanzan a 30%... y a solo 22% para las mujeres. Pero
la perspectiva es peor. Según la Comisión Bravo, en los próximos diez años más
del 50% de las pensiones de quienes coticen entre 25 y 33 años tendrán tasas de
reemplazo que no llegarán al 20%. Incluyendo los beneficios del pilar
solidario, el 79% de los jubilados recibirán pensiones por debajo del salario
mínimo, y un 44% por debajo de la línea de la pobreza. Hoy el 80% de los
jubilados vive en condiciones precarias con pensiones de menos de 147 mil
pesos. La Coordinadora Nacional de Trabajadores No+AFP presentó su propuesta de
otro sistema de pensiones -de reparto, tripartito y solidario-.
Según Luis Mesina Marín, vocero de la coordinadora,
el sistema de reparto es el más eficiente para lograr buenas pensiones. Puede
ser establecido con parte de las cotizaciones actuales: “Se pueden duplicar las
pensiones de inmediato, sin gasto fiscal y sin cargar a las pymes con más
cotizaciones. No pretendemos expropiar los fondos que los trabajadores
mantienen actualmente: respetaremos los fondos acumulados. Se trata de aportes
tripartitos para el financiamiento de un sistema de reparto, combinando
contribuciones y beneficios definidos para establecer pensiones dignas y
justas. El nuevo sistema permitiría que los pensionados percibieran, por lo
bajo, desde un 103% a un 145% del sueldo mínimo. La pensión más baja rondaría
los 277 mil pesos, monto que aumentaría a medida que el trabajador -junto con
el aporte estatal y de su empleador- cotice más, manteniendo las edades de
jubilación. Contempla, además, una compensación para las mujeres: una
bonificación de 5 años de cotización. La propuesta considera que el Estado
aporte el 0,3% del PIB, y que experimente un aumento gradual hasta el 0,6%
hasta el año 2100”.
¿Cómo se elaboró la propuesta?
“Hemos recibido aportes que hemos contrastado con
varios economistas: Manuel Riesco, del Cenda; la Fundación Sol; el Cisec;
logramos ganar en el debate último a Andras Uthoff y Claudia Sanhueza. El mayor
aporte lo ha hecho la Fundación Sol, con los que tenemos más proximidad.
Teníamos propuestas distintas pero las hicimos converger. Esto es fruto de un
largo proceso. Una propuesta de esta naturaleza no surge de la noche a la
mañana. Teníamos ideas dispersas, algunos sabíamos un poco más lo que es un
sistema de reparto, pero eso no basta, debía ser una propuesta factible de
sustentarse en el tiempo, porque no faltan los agoreros y defensores de las AFP
que dicen que no se puede financiar un nuevo sistema, que es absurdo, que de
dónde se van a sacar las platas… Nuestra propuesta está calculada hasta el fin
del siglo. Hoy tenemos un gasto de 4,31% del PIB en pagar pensiones, pero los
países de la OCDE están pagando entre 7 y 8% del PIB en pensiones. Si somos de
la OCDE y queremos parecernos a ellos, recién en 2050 vamos a estar en 8,14%.
Tras el paro del 4 de noviembre, nos hemos
concentrado en la preparación de esta propuesta. Es un sistema que se plantea
sobre la base de restablecer el aporte patronal y la intervención del Estado,
con un aporte más focalizado de manera tal que sea efectivamente un sistema
financiado tripartitamente. Administrado también tripartitamente, por un
organismo público cuya estructura esté garantizada por normas de rango ojalá
constitucional, similar a lo que hoy ocurre con el Banco Central. Un organismo
público pero autónomo, de manera que los gobiernos de turno no puedan meter las
manos”.
¿Mejorar las pensiones pasa por un cambio de
sistema?
“El mejoramiento de las pensiones no pasa solo por
el cambio de este sistema, sino también por otros factores que hoy están fuera
del debate, como la negociación colectiva. Mientras los trabajadores no tengan
negociación colectiva ramal o sectorial, no podrán acceder al mejoramiento
salarial. Si tenemos un sistema bien construido, pero la gente gana poco, no
tendrán buenas pensiones. En todo caso, nuestra propuesta las mejora
sustancialmente, porque focaliza el nivel de contribuciones para un propósito
único: el pago de pensiones. Genera algún grado de excedente, pero que sería
administrado con sentido social, radicalmente opuesto a lo que tenemos hoy.
Actualmente, los excedentes se mantienen en las cuentas individuales, pero los
utilizan los dueños de las AFP que los colocan en empresas de EE.UU. Más de un
40% está invertido en ese país. Pueden emitir bonos de deuda y las AFP les
pasan dinero, en circunstancias que Chile necesita recursos para desarrollar
industrias importantes y que pueden generar retornos más bajos de lo que se
podría obtener especulando, pero permanentemente garantizados. El 4% de
rentabilidad es suficiente para mantener un Fondo de Reserva Previsional que
permita enfrentar los momentos más complejos. Pensamos que es la única
propuesta seria de los últimos 35 años. Planteamos acabar con las AFP y con el
lucro de la seguridad social, restituir este derecho de manera tal que los
trabajadores al fin de sus días tengan pensiones mucho mejores, pero además se
plantea también generar un debate”.
Defensores de las AFP les acusan de querer expropiar
ahorros de los trabajadores.
“El sistema que proponemos no va a expropiar las
platas de los trabajadores activos, como afirma la propaganda de la derecha y
de sectores del gobierno. Al contrario, reconoce el aporte que han hecho los
trabajadores para lograr una determinada cantidad de ahorro. Más del 60% de los
trabajadores tiene ahorrado menos de 40 millones de pesos, por lo que accederán
a pensiones inferiores a 200 mil pesos, por debajo del salario mínimo. Y de
ellos, un 40% no llegará ni a la línea de pobreza. Hay trabajadores que con
mucho esfuerzo han ahorrado 5 ó 10 millones de pesos, y el sistema que
proponemos reconocerá esos ahorros. La ventaja es que tendríamos contribuciones
y prestaciones definidas. Actualmente, con las AFP hay contribuciones definidas
de un 10%, pero no sabemos cuánto es la prestación. Nuestros ahorros hoy
dependen de factores como la volatilidad del mercado financiero, lo que es
impresentable”.
¿Existen recursos para cambiar el sistema?
“Sí, y estamos derribando muchos mitos al respecto.
Por ejemplo, que vamos a desfinanciar el Estado. Si hasta les estamos diciendo
a los milicos que se queden con el 1%. Después, lo ajustaremos, pero que ellos
hablen ahora, ya que fueron los que nos expropiaron el sistema de seguridad social
en 1981. El gasto adicional del Estado como empleador es un 0,04%, y va a
crecer a un 0,14%, y después se mantendrá constante. Del 4,31%, un 1,2%
corresponde a gastos del sistema antiguo, pero eso se va a ir extinguiendo,
mientras sube el Fondo de Reserva, equilibrando las cuentas. Nuestra propuesta
se formuló sobre variables muy conservadoras, para que no puedan decirnos que
no es posible. Se pensó sobre la base de que el PIB en todo el periodo crezca
solamente 1% anual, lo que es muy bajo. Hoy, que estamos en plena
desaceleración, crecerá alrededor de 2%. Y si crece al 2%, ya es un 100% más de
recursos. ¿Cuál es el argumento que han usado casi 40 años? ‘Que hay que
preocuparse que el país crezca, porque cuando crece, hay chorreo’. Les vamos a
cobrar la palabra. Un año que crezcamos 5% tendríamos cubiertos 5 años de
pensiones. Lo calculamos sobre supuestos macroeconómicos y demográficos muy
conservadores, con una remuneración real imponible en el mismo periodo
solamente de 1%, con un salario mínimo imponible que aumenta 1% anual -si crece
más habrá más plata para el fondo-, con una tasa de desempleo de un 7,5%
-bastante alta-, y una inflación promedio de 3,5%. Calculamos una rentabilidad
del Fondo de Reserva muy conservadora: 2,5%, cuando pensamos que puede llegar a
4% promedio, porque en este nuevo sistema la rentabilidad se podría obtener de
inversión productiva, por ejemplo, en el litio, en ferrocarriles, en
yacimientos mineros, etc. Perfectamente podemos tener garantizados treinta años
con rentabilidad del 4% o 4,5%. Lo hicimos conservadoramente para que nadie
diga que no hay recursos. Porque, además, sabemos que esos recursos ya están, y
podrían incrementarse mucho más. Nuestra propuesta es viable, no tiene
complicaciones estructurales, y es perfectamente posible de llevar adelante. Si
hubiera voluntad política podría materializarse en pocos días.
Pensamos que perfectamente se podría generar
reactivación de la economía si invertimos una parte importante de los ahorros
en la red de ferrocarriles Santiago-Puerto Montt y Santiago-Arica, incluyendo
todos los ramales. Eso implica una inversión a largo plazo, veinte a treinta
años, pero generando empleos de mayor calidad, permitiendo el impulso de polos
de desarrollo. Genera empleo y calidad de vida. También pensamos en más líneas
del Metro para la Región Metropolitana. Son ejemplos de lo que podría hacerse.
Se mejora la calidad de vida y, también, la productividad. Se podría obtener
rentabilidad en los yacimientos de la minería, explorar nuevos en el norte grande,
con un marco regulatorio que les impida seguir contaminando las napas
subterráneas y ecosistemas. También la renacionalización del agua forma parte
de una política pública fundamental. La política de seguridad social debe
contribuir al desarrollo de un nuevo proyecto de sociedad”.
Publicado en “Punto Final”, edición Nº 867, 23 de
diciembre 2016.
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