31/01/17
Por increíble que parezca, hay un gobierno de
izquierda en Europa, antineoliberal, que marcha bien. Por increíble que
parezca, porque parece que el clima no daría para eso. Syriza no ha logrado
enfrentar la austeridad de la Unión Europea. El Psoe se ha negado a una alianza
con Podemos, que habría llevado a un gobierno como el de Portugal. Y los
portugueses que escriben artículos sobre tantos temas, no ayudan para nada en
difundir el gobierno de Portugal, un gobierno de izquierda que triunfa. Una
actitud cobarde se sumarse al silencio de los grandes medios internacionales en
contra del gobierno portugués, que une a toda la izquierda del país.
Cuando el gobierno de derecha, aun quedando en
primer lugar, no logró, hace un año y medio, mayoría suficiente para gobernar,
surgió la propuesta de un gobierno de toda la izquierda, que reuniera a toda a
la izquierda: al Partido Socialista, al Frente de Izquierda y al Partido
Comunista, que sumados tendrían mayoría para gobernar. Tuvieron que llegar a un
acuerdo entre ellos, con concesiones mutuas. El Partido Socialista tuvo que
abandonar su propuesta de flexibilización de las relaciones laborales, así como
la de privatización del sistema de trasportes, pero sobretodo abandonar a las
políticas de austeridad que promueven una devastación social en toda Europa.
Los otros grupos de izquierda no participan directamente del gobierno, pero lo
apoyan, a partir de un documento que define el fin de la política de austeridad
a cambio de la retirada de la posición de salida de la Unión Europea.
Al inicio había un cierto escepticismo sobre la
viabilidad de ese tipo de gobierno, en medio de acusaciones terroristas de la
derecha, según las cuales el país iría a la quiebra. Casi un año y medio
después, el gobierno del socialista de Antonio Costa va muy bien, es más
popular que nunca y con resultados económicos y sociales muy positivos,
confirmando que la vía de la izquierda contemporánea es la de la unidad en la
lucha por la superación del modelo neoliberal.
Los sueldos de los servidores públicos fueron
recuperados, su jornada de trabajo fue reducida de 40 a 35 horas, el sueldo
vital fue elevado en términos reales, al igual que las remuneraciones de los
retirados. Al mismo tiempo que se respetan los criterios sobre los déficits presupuestarios,
dado que ese déficit bajó al 2,3% del Producto Bruto Interno, la cifra más baja
de la historia democrática de Portugal. Todo ello acompañado de la recuperación
del crecimiento económico y la disminución del desempleo del 12,3% al 10,5%.
“Nuestro principal objetivo era frenar el
programa de la derecha y lo logramos”, dice la joven dirigente del Frente de
Izquierdas, Catarina Martins, líder de la bancada de ese partido en el
Congreso. “Nosotros hemos contribuido para impulsar un conjunto de medidas que
van en la dirección de una más grande justicia social”, ha declarado Jeronimo
de Souza, dirigente del Partido Comunista de Portugal. Era necesario encontrar
“respuestas a los problemas urgentes de salarios, retiro de los trabajadores y
de funcionamiento del sistema de salud”, agrega. “El acuerdo que logramos fue
el mejor posible con los 10% de votos que tenemos”, comenta Catarina.
Ese esquema es el que casi fue aprobado en España,
por la alianza del Psoe con Podemos, pero fue bombardeado por los sectores
conservadores del socialismo español. Portugal demuestra que es una vía
posible: al igual que los gobiernos progresistas de América Latina, organizar
un gobierno centrado en la lucha por la superación del modelo neoliberal.
España mira con esperanzas a Portugal, pero también Francia, donde un candidato
de izquierda triunfó en las primarios del Partido Socialista y propone un
frente al otro candidato socialista –Melenchon– y al candidato verde.
¿Pero por que un gobierno de izquierda que triunfa no
es difundido por las fuerzas de izquierda y por los intelectuales portugueses y
otros que a menudo escriben sobre Portugal para destacar los reveses y las
dificultades de la izquierda? Colaboran así para sabotear a ese gobierno,
dejándolo en la sombra. Parece que es gente a quien solo le gusta destacar los
errores y los problemas de la izquierda, pero que no está dispuesta a difundir
y a reconocer los avances de la izquierda. A pesar de todo, el gobierno de
unidad de la izquierda en Portugal avanza y tiende a volverse una referencia
para la izquierda de los otros países de Europa.
- Emir Sader, sociólogo y científico
político brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la
Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ).
http://www.alainet.org/es/articulo/183198
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