14/02/2017
Los fujimoristas han celebrado como nadie la
confirmación de que Alejandro Toledo estaría implicado en las grandes coimas de
la empresa Odebrecht, habiendo recibido 20 millones de dólares en sobornos.
Pretenden que este nuevo escándalo los limpie de lo que son, el partido que
corrompió al país a niveles nunca antes vistos. Pretenden volvernos amnésicos y
erigirse como los guardianes de la moral cuando son los responsables originales
de esta crisis.
Este nuevo juego de los fujimoristas se complementa
con el hecho trágico de que son mayoría en el Congreso y desde ahí intentan
bloquear que las investigaciones vayan hasta la época de los noventa y, además,
blindar a Keiko Fujimori cuando ya se sabe que Jorge Barata ha declarado que se
reunió con ella en la campaña de 2011.
Sin embargo, la mayor responsabilidad del partido y
círculo más íntimo de la candidata fujimorista es que fueron ellos los hacedores
de un modelo económico y político que hizo posible que la corrupción en el
Estado fuera una práctica ordinaria. Ningún presidente, con excepción de
Paniagua que lideró la breve transición luego del periodo de la dictadura, tuvo
la voluntad de luchar contra la corrupción que como hoy vemos quitaba millones
al desarrollo del país.
Este rasgo que petardea los mínimos estándares de
una democracia, lejos de combatirlo los fujimoristas, junto a otros sectores
políticos, lo promueven en cada campaña electoral bajo el eufemismo de
“destrabar las inversiones” con paquetazos desreguladores, es decir tener menos
controles del Estado al sector privado, quien también es responsable de esta
coyuntura, pues es el sector empresarial el que ha hecho las veces de corruptor
del Estado, a pesar del silenciamiento de los medios de esta innegable verdad.
Toledo ha sido el primero en caer, sospecho porque
es el expresidente con redes más débiles, pero los peruanos y peruanas
merecemos que quienes han usufructuado de un dinero que debería ser para más
infraestructura en salud y educación vayan presos. El caso Odebrecht nos da la
oportunidad de hacer justicia y limpiar un poco la llamada clase política
porque no todos son corruptos, eso es lo que nos quieren hacer creer ellos.
http://www.alainet.org/es/articulo/183511
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