Amancio Ortega: el hombre que "poquito a poquito" hizo una
multimillonaria fortuna
Canarias
Semanal
18-03-2017
A la luz de lo que uno tiene que escuchar a los
tertulianos de radio y televisión, y leer en los periódicos españoles, Amancio
Ortega es un auténtico héroe nacional. Los comentaristas políticos nos cuentan
cada vez que se les presenta la oportunidad que se trata de un hombre hecho así
mismo, o en terminología yanqui, un "self made man".
Cuanta razón tienen aquellos que proclaman que en
España, desde hace muchas décadas, quizá incluso desde hace un par de siglos,
existen dos realidades: la publicada y la cotidiana.
Decimos esto porque a la luz de lo que uno tiene
que escuchar a los tertulianos de radio y televisión, y leer en los periódicos
españoles, Amancio Ortega es un auténtico héroe nacional.
Los comentaristas políticos nos cuentan cada vez que se les presenta la
oportunidad que se trata de un hombre hecho a sí mismo, o en terminología
yanqui, un "self made man".
Por si las cosas no quedaran claras, nos agregan
que su biografía es la de un humilde asalariado gallego, que a los 13 años
empezó a laborar en una humilde tienda de ropa en La Coruña. Narran sus
cuentistas, además, que en 1963 fundó una empresa dedicada a la fabricación de
prendas de vestir, desarrollando diseños propios con la ayuda de su amante
esposa. Y así, poquito a poquito, fue juntando una fortuna que
hoy alcanza decenas de miles de millones de euros.
Sé que hay mucha gente que se cree esta
hagiografía. Yo en cambio soy muy escéptico. Y es que una simple operación
matemática me ha demostrado que la combinación entre los años trabajados y los
beneficios que honestamente se pueden obtener anualmente, no puede dar
como resultante una fortuna de decenas de miles de millones de euros. Lo
siento, pero las matemáticas son las matemáticas, una ciencia exacta que nunca
se equivoca.
Claro que luego a la narrativa del milagro
Amancio Ortega vienen a añadirse, clarificadoramente, las noticias
provenientes de Pakistán, Bangladesh y de la India, que me ponen al
descubierto que la multinacional Inditex -Industria de Diseño Textil,
Sociedad Anónima- que dirije D. Amancio y fabrica las prendas que
lucimos vanidosamente en España y en Europa, se confeccionan en
esos países a base de mano de obra esclava, con salarios misérrimos, que solo
permiten a sus operarios alimentarse para poder continuar trabajando al día
siguiente.
Sólo cuando se produce algún grave y frecuente
accidente en algunas de esas destartaladas "fábricas",
donde trabajan hacinados centenares de hombres y mujeres, el mito del hombre self
made man termina cayendo hecho añicos y no resiste un solo asalto. Sin
embargo, pese a que es una evidencia demostrada, poderosas
"razones" deberán tener nuestros tertulianos y gacetilleros
para que, a pesar de lo que está a la vista, continúen manteniendo que Ortega
es un hombre al que todos los españoles deberíamos de imitar. ¿Se
imaginan?
Pero esta mañana, mientras leía la prensa digital
-la escrita no dice nunca nada- se me terminó de llenar el gorro. Leo que las
plantillas de los centros de Inditex en Madrid y León organizaron
este jueves manifestaciones de protesta porque ya están hasta los mismísimos de
que mientras la compañía obtenía la friolera de 3.157 millones de euros de
beneficios durante el año 2016 -un 10% más que el año anterior- los
salarios de sus trabajadores permanecían en estado de hibernación
Ortega ha acabado con la paciencia de sus trabajadores
en la capital del Estado. Dicen los asalariados de Inditex que "la
ultima gota ha colmado el vaso", porque aunque los resultados de la
compañía siguen creciendo vertiginosamente, el patrón de Inditex se resiste panza
arriba a ceder ante la exigencia generalizada de una subida salarial.
Alegan sus operarios que don Amancio super
abusa de la contratación a tiempo parcial y se niega en rotundo a poner
solución al extenso abanico de dolencias profesionales que afectan a aquellos
que trabajan bajo sus órdenes. Eso, puntualizan sus representantes
sindicales", ha arrastrado a la plantilla a una situación
límite".
Imagínense si esto sucede aquí, con algunas tenues
luces y pocos taquígrafos, lo que sucederá en las ignotas fábricas que trabajan
en Bangladesh, la India o Pakistán para Don Amancio, el hombre
que "poquito a poquito" pudo hacerse con una gigantesca
fortuna.
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