03/04/2017
Nadie se llame a engaño, desde que triunfó Hugo
Rafael Chávez Frías, mediante el voto popular, Estados Unidos inició planes
desestabilizadores contra su gobierno, por tener ideas socialistas que
beneficiaban a su pueblo.
Se conoce de los cientos de millones de dólares
gastados por el Departamento de Estado con el propósito de derrocarlo, el
trabajo de subversión ejecutado por la USAID en las universidades para fabricar
un movimiento estudiantil contrario a Chávez, a pesar que todas las medidas
aprobadas iban encaminadas a disminuir la pobreza que durante años sembró el
capitalismo en Venezuela.
Las Misiones fomentadas por el chavismo a favor de
los desposeídos no han sido vistas con buenos ojos en Washington,
considerándolas un mal ejemplo para otros países de la región, y al igual que
hicieron contra Cuba, se dieron a la tarea, con la CIA y otras agencias de
inteligencia yanqui, de diseñar planes de acción encubierta para derrocar a
Chávez, en total similitud con que los llevados a cabo contra Fidel Castro.
Mientras Carlos Andrés Pérez robaba a las dos manos
y les reía las gracias a los yanquis, el Departamento de Estado y la OEA
callaban en plena complicidad con sus desmanes, por eso al final fue a
refugiarse en Miami sin ser sometido a un juicio por sus actos delictivos.
Cuando la embajada estadounidense organizó el golpe
de estado, con el secuestro del Presidente constitucional incluido, la OEA no
se pronunció y mucho menos habló de aplicar la Carta Democrática, todo lo
contempló en silencio cómplice y con el aplauso del gobierno español encabezado
por el agente José María Aznar.
Lo mismo sucedió cuando el golpe de estado en
Honduras, igualmente con el secuestro del Presidente Manuel Celaya, electo
democráticamente, algo inaudito que no fue condenado por la OEA, pero sí
apoyado plenamente desde Washington por los congresistas mafiosos de origen
cubano, Ileana Ros-Lehtinen y los hermanos Díaz–Balart.
Ahora que el gobierno venezolano toma medidas para
impedir los planes que desarrolla la oposición financiada y orientada por
Estados Unidos, el portavoz del Departamento de Estado, Mark Toner, habla de “ruptura
de las normas democráticas y constitucionales que dañan en gran medida las
instituciones democráticas de Venezuela y niegan al pueblo venezolano el
derecho de moldear el futuro”
Pero la historia no miente y los planes que
diseñaron y ejecutaron contra la Revolución cubana, están desclasificados y
demuestran que están siendo aplicados casi idénticamente contra el gobierno de
Nicolás Maduro.
En 1961 el presidente J.F. Kennedy organizó un
Grupo Especial Ampliado dentro del Consejo de Seguridad Nacional, para crear
las condiciones necesarias que justificaran una invasión a Cuba por parte del
ejército norteamericano. Al frente del mismo fue designado el General de
Brigada Edward Lansdale.
Si se analiza con detenimiento que pretendía
alcanzar Estados Unidos con ese plan, podremos entender mejor lo que le aplican
a Venezuela y comprobar la similitud de sus objetivos y tareas.
El nombre de aquel plan fue Proyecto Cuba y su
objetivo era el mismo que hoy desean para Venezuela. Planteaba en detalles cómo
acabar con el Gobierno revolucionario que quería el pueblo cubano, pero había
que introducir acciones para restarle apoyo y finalmente el rechazo total de
las masas.
Entre las ideas diseñadas estaban:
“El objetivo de EE.UU. es ayudar a los cubanos a
derrocar al régimen comunista en Cuba, e instaurar un nuevo gobierno con el
cual Estados Unidos pueda vivir en paz”.
“Concepto de la Operación: Básicamente, la
Operación está dirigida a provocar una rebelión del pueblo cubano. Esta
sublevación derrocará al régimen comunista e instaurará un nuevo gobierno con
el cual Estados Unidos pueda vivir en paz”.
“La sublevación necesita un movimiento de acción
política fuertemente motivado y arraigado en Cuba, capaz de generar la
rebelión, de dirigirla hacia el objetivo perseguido y de aprovecharse de su
momento clímax”.
“La acción política será apoyada por una guerra
económica que induzca al régimen comunista a fracasar en su esfuerzo por
satisfacer las necesidades del país, las operaciones psicológicas acrecentarán
el resentimiento de la población contra el régimen, y las de tipo militar darán
al movimiento popular un arma de acción para el sabotaje y la resistencia
armada en apoyo a los objetivos políticos”.
“El clímax del levantamiento saldrá de la
reacción airada del pueblo ante un hecho gubernamental (producido por un
incidente), o de un resquebrajamiento en la dirección política del régimen o de
ambos incluso”. (Desencadenar esto debe constituir un objetivo primordial
del proyecto)
“El movimiento popular aprovechará el momento
del clímax para iniciar un levantamiento abierto. Se tomarán y se mantendrán
ocupadas las áreas”.
“En caso de ser necesario el movimiento popular
pediría ayuda a los países libres del Hemisferio Occidental. De ser posible,
Estados Unidos, en concierto con otras naciones del Hemisferio Occidental,
brindaría apoyo abierto a la sublevación del pueblo cubano. Tal apoyo incluiría
una fuerza militar, si fuera necesario”.
Si alguien aún tiene dudas de que la actual
situación creada en Venezuela no es idéntica a la que Estados Unidos intentó
por todos los medios fabricar en Cuba, deberá estudiar con detenimiento este
documento publicado en el Volumen X, 1961-63, Foreign Relations, State
Department, páginas 745-747, y otros planes más para comprenderlo, porque todo
está escrito y publicado.
Solo la unidad del pueblo le dará la victoria a
Venezuela, como pasó con los cubanos, porque José Martí nos enseñó que:
“Alzar la frente es mucho más hermoso que
bajarla; golpear la vida es más hermoso que abatirse y tenderse en la tierra
por sus golpes”.
Arthur González, cubano, especialista en relaciones
Cuba-EE.UU., editor del Blog El Heraldo Cubano.
http://www.alainet.org/es/articulo/184557
No hay comentarios:
Publicar un comentario