Publicado
por Francisco Umpiérrez Sánchez
viernes, 26 de mayo de 2017
Juan Sebastián, un
seguidor de mi blog, me solicitó que leyera un texto de James O´Connor,
titulado La condiciones de producción. Por un marxismo ecológico. Una
introducción teórica, y que hiciera una valoración teórica. Aclaro primero
algunas cuestiones teóricas. Cualquier objeto o situación objetiva es una
totalidad compuesta de muchas partes y relaciones con terceros. Cada una de
estas partes y relaciones es un abstracto. Hablar de forma concreta es hablar
de un objeto incluyendo en el análisis un número determinado de partes y
relaciones. Hay otro concepto de abstracto al que llamamos general abstracto o
sintético general que se produce cuando un número determinado de cosas
distintas las llamamos con un nombre común. Les pongo un ejemplo que va al
caso. ¿Qué son las relaciones de producción? Hay marxistas y teóricos que
responden de un modo general y afirman: las relaciones que mantienen las
personas en la producción. Es obvio que esta respuesta es muy general. Si
fuéramos más concretos y profundos, afirmaríamos con Marx que todas las
categorías económicas son expresiones de relaciones económicas o relaciones de
producción. Así el dinero, el capital constante, el capital variable, el
capital fijo, el capital circulante, el capital industrial, el capital
comercial, el interés, la renta, el beneficio, los dividendos, los impuestos,
los seguros, los futuros, los dividendos, el crédito, los bonos, las letras del
tesoro y el resto de las formas de existencia del valor son distintas
manifestaciones particulares de las relaciones de producción entre las
personas. Quienes hablan de las relaciones de producción sin entrar en
detalles, se mueven en el ámbito del pensamiento sintético general; mientras
que quienes hablan del resto de las categorías económicas mencionadas
anteriormente se mueven en el ámbito del pensamiento analítico concreto.
¿Qué impresión he tenido
cuando he leído el texto de James O´Connor? La de inmenso vacío. James
O´Connor piensa con conceptos sintéticos generales y rehúye los conceptos
analíticos concretos. Si alguien solo sabe pensar con conceptos sintéticos
generales, en verdad no sabe pensar, si por pensar entendemos alguien que
agarra la realidad por medio de conceptos. Con pensadores así no se sabe a
ciencia cierta de qué se está hablando en concreto, puesto que al pensar solo
con categorías sintético generales se produce una ruptura con el mundo de la
sensibilidad, de la práctica, de lo particular. El mundo capitalista actual es
muy grande, muy diverso en términos nacionales y en términos de regiones
económicas, y muy complejo en todos sus ámbitos. De ahí que querer
representarse el mundo capitalista actual con las categorías “relaciones de
producción” y “fuerzas productivas” es un ejercicio baldío. El mundo complejo
exige análisis de los detalles, de los matices, de las transiciones. Y el
pensamiento sintético general es todo lo contrario a esa exigencia. Y ese
es el método de pensamiento que emplea James O´Connor.
Les trascribo un
fragmento del texto de James O´Connor: “Este artículo parte de la teoría
tradicional marxista de la contradicción entre las fuerzas y las relaciones de
producción. Según el marxismo tradicional, el exceso de producción de capital
desemboca en la crisis económica, y en un proceso de reestructuración de las
fuerzas productivas y de las relaciones de producción provocados
por las crisis hacia formas sociales más transparentes y por lo tanto
potencialmente más socialistas. Este punto de partida lleva a una nueva teoría
“marxista ecológica” sobre la contradicción entre las fuerzas y las relaciones
de producción capitalistas y las condiciones de producción. Entendemos que la
causa de la crisis económica es la falta (y no el exceso) de producción de capital,
lo que conduce a un proceso de reestructuración de las condiciones de
producción y de las relaciones sociales hacia formas más transparentes y, por
tanto, potencialmente socialistas”. Más adelante insiste en lo mismo con
la apariencia de una mayor concreción: “La forma específica (de las
contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción) es
la contradicción entre la producción y la realización del valor y la plusvalía,
o entre la producción y la circulación del capital”. No transcribiré más ideas
de James O´Connor. Quien quiera más detalles, que lea el artículo.
En el 2008 se desató una
crisis económica que desestabilizó a la economía mundial y que se reflejó
fundamentalmente en el sector financiero. Aunque las finanzas tienen que ver
con todo, en este caso tuvo que ver muy específicamente con el sector
inmobiliario. Sabemos que los créditos permiten a sus perceptores representar
una demanda superior a la que tienen. Si dichos receptores de préstamo pueden
hacer frente a sus obligaciones como prestatarios, todo va bien. Pero si no
pueden hacerlo y el número de prestatarios se cuenta por millones, entonces
inevitablemente se produce una crisis financiera. Máxime sabiéndose que los
créditos al crear un aumento desmesurado de la demanda, generan un incremento
de los precios de los inmuebles y distorsiona “la racionalidad” del mercado.
Todos conocemos un sinfín de detalles de esa crisis. Yo he aportado
alguno de los que considero elementales. Y fue, como no podía ser de otro modo,
una crisis capitalista. La pregunta a formular ahora sería lo siguiente: ¿Qué
aporta al conocimiento de esta crisis las afirmaciones del supuesto marxismo
del que habla James O´Connor? Respondo: absolutamente nada. La crisis
financiera de 2008 no puede explicarse como una contradicción entre las
relaciones de producción y las fuerzas productivas, tampoco puede explicarse
como un exceso de producción de capital, como tampoco puede explicarse como un
problema de irrealización del valor y de la plusvalía. La clave en todo esto
está en que lo particular no puede explicarse con generalidades. Lo general
proviene de lo particular. Así que bajo el punto de vista de la teoría del
conocimiento marxista primero tendríamos que analizar esta crisis en particular
para después ver qué podemos generalizar.
Sigamos: El Capital pasa
por ser la obra cumbre del marxismo. Es una teoría económica sobre el
capitalismo. Hagámonos la siguiente pregunta: ¿En el índice de El Capital hay
algún capítulo o sección que lleve por nombre “Las relaciones de producción” o
“las fuerzas productivas”? Respuesta rotunda: no. Entonces ¿por qué se usan
esos conceptos como conceptos básicos del pensamiento económico marxista? Por
la influencia de Althusser en el pensamiento marxista. Althusser convirtió una
parte del prólogo de la Contribución de la Crítica de la Economía
Política en la quintaesencia del pensamiento de Marx. En ese prólogo es
donde podemos leer “Durante el curso de su desarrollo, las fuerzas productoras
de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción
existentes o, lo cual no es más que su expresión jurídica, con las relaciones
de propiedad en cuyo interior se habían movido hasta entonces. De formas de
desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas
suyas. Entonces se abre una era de revolución social”. Esta idea está bien, como el resto de las que se encuentran en
dicho prólogo, pero como resulta evidente no pueden valer como sustitutos de
toda la riqueza contenida en El Capital ni tampoco como su síntesis
general. Tampoco puede servir como sustituta de la propia obra prologada, esto
es, de la Contribución a la Crítica de la Economía Política. Pero estos
autores, Althusser y en nuestro caso James O´Connor, han tomado estas ideas
sintéticas generales como mecanismo conceptuales para explicarlo todo. Y de ahí
proviene el vacío y las oscuridades conceptuales en sus análisis.
Examinemos no obstante lo
que dice Marx sobre la contradicción entre las fuerzas productivas y las
relaciones de producción según la experiencia de las naciones del mundo durante
el siglo XX y los años que llevamos del siglo XXI. ¿En qué experiencias
las relaciones de producción se han mostrado como una traba del desarrollo de
las fuerzas productivas? Pues justamente en la experiencia de la economía
soviética, donde se suspendieron las relaciones mercantiles monetarias, esto
es, donde se suspendió el mercado y se pensó que un plan centralizado podía
abarcar todas las necesidades de la producción y el consumo. Y esta
experiencia de la economía soviética alcanzó a todos los países socialistas del
Este de Europa y a China. Ahora surge una pregunta: ¿Cómo es posible entonces
que James O´Connor hablando del conflicto entre relaciones de producción y
fuerzas productivas no hable de una experiencia tan importante bajo el punto de
vista de la historia universal, y más específicamente bajo el punto de vista de
la historia del socialismo, como ha sido la experiencia del modelo soviético de
desarrollo del socialismo? No hay otra respuesta que esta: su pensamiento está
tan dominado por el pensamiento generalista, por los conceptos sintéticos
generales, que no ve a la realidad como un factor clave del pensamiento.
Pero hay
otra idea importante en el prólogo reseñado y que debemos recordar: “Una
sociedad no desaparece nunca antes de que sean desarrolladas todas las fuerzas
productoras que pueda contener, y las relaciones de producción nuevas y
superiores no se sustituyen jamás en ella antes de que las condiciones
materiales de existencia de esas relaciones hayan sido incubadas en el seno
mismo de la vieja sociedad”. Dos ideas fundamentales: una, una sociedad no
desparece nunca antes de que sean desarrolladas todas las fuerzas productivas
que puede contener, y dos, primero se tienen que incubar las condiciones
materiales de existencia del socialismo o una parte de ellas para después poder
establecer las relaciones socialistas de producción. La globalización, que es
una nueva fase de desarrollo del capitalismo, está demostrando que todavía bajo
las relaciones de producción capitalistas las fuerzas productivas pueden
seguir desarrollándose y de una manera prodigiosa. Esta posibilidad está
determinada porque una gran parte del mundo vive bajo condiciones severas de
atraso económico y bajo la presencia aún de relaciones feudales. El auge de la
religión islámica y su utilización política nos revela justamente la presencia
del feudalismo en el mundo moderno. El mundo multipolar, un mundo que jamás
pudieron imaginar Marx y Engels, hace que la historia no se desenvuelva tan
recta y racional como se pensaba en la época en la que vivieron los dos grandes
líderes del movimiento socialista mundial.
¿No hay
otra opción que resignarse ante el fortalecimiento de las relaciones
capitalistas en el mundo actual? Al formular la pregunta así, la respuesta
tiende a surcar el terreno del subjetivismo y del voluntarismo. Esa es la base
de que un sector de la izquierda radical, aquejada de atraso cultural e
ideológico, abrace el populismo. Hay que ser materialista. Por lo tanto, lo
primero que hay que hacer es hablar de lo que existe y no de los deseos. Marx y
Engels pensaron en su momento que el socialismo estaba más cerca de lo que en
realidad ha estado. Para que el socialismo se manifestara como un fenómeno
histórico universal, Marx y Engels creían que el socialismo se tenía que
producir de un modo simultáneo en los países capitalistas más avanzados del
mundo, que para aquel entonces eran Inglaterra, Alemania, Francia y EEUU. En
este sentido la posibilidad del socialismo como un fenómeno histórico universal
sigue estando hoy día condicionada por la misma premisa. No obstante, si
atendemos al peso de la economía pública en la economía nacional, es en la
vieja Europa donde el socialismo tiene mayor grado de realidad.
Políticamente en la vieja Europa no se está tan cerca del socialismo,
pero económicamente sí lo está. Pero como la política es tan cegadora, la
izquierda radical europea sigue mirando fuera de Europa el futuro del
socialismo mundial. Y se equivoca.
James
O´Connor habla de las condiciones de producción como un concepto especial que
nos facilitaría la idea de un marxismo ecológico. Las condiciones de producción
es un aspecto de las fuerzas productivas. El estado de la naturaleza, de las infraestructuras,
del sistema de enseñanza y del sistema sanitario son las condiciones
fundamentales de la producción. Pero el concepto de fuerza productiva del
trabajo no se puede formular sin atender a dichas condiciones de producción.
Pero yo creo que el problema teórico de fondo que hay en el pensamiento de
James O´Connor no está en saber si el concepto de condiciones de producción
puede ser clave para definir un marxismo ecológico, sino que los conceptos que
emplea para pensar y hablar del mundo son en términos epistemológicos de
carácter sintético general. Los conceptos de relaciones de producción y
fuerzas productivas en su expresión sintético general no sirven para pensar el
mundo en su concreción y, por tanto, no contribuyen a crear una conciencia transformadora.
Fuente: http://fcoumpierrezblogspotcom.blogspot.pe/2017/05/relaciones-de-produccion-y-fuerzas.html#more
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