Una mirada sobre la riqueza minera y
Estado misio.
Autor: Jorge Manco
Zaconetti
Los ingresos de exportación de los
productos mineros metálicos, en el 2016 fueron del orden de los 21,652 millones
de dólares superando los 18,836 millones del 2015, pero lejos de los 27,526
millones del 2011 en la bonanza minera donde el humalismo negoció de “manera
amigable” un nuevo marco tributario con las transnacionales mineras. En el
mejor año, el Estado apenas captó directamente 13 dólares por cada 100 dólares
de ingresos de exportación minera.
Sí, aunque usted no lo crea en la
bonanza, en la época de las vacas gordas, en el ciclo expansivo de la economía
mundial, liderado especialmente por la demanda china de materias primas, el
Estado peruano en el período 2004 al 2014 en promedio retuvo apenas el 11 por
ciento en relación al total de los ingresos de exportación minera (100%).
Sea por ingresos tributarios como el
impuesto a la renta, y no tributarios como las regalías mineras, tanto las
viejas como por las nuevas, el aporte voluntario, el gravamen e impuesto
especial a la minería, y derechos de vigencia, el fisco de nuestro país apenas
captó 11 dólares de cada 100 dólares de exportación, lo cual demuestra la
precariedad de las finanzas del país que tiene que recurrir al endeudamiento
externo para financiar la infraestructura, saneamiento, etc.
Si bien el 2016 los ingresos de
exportación mineros experimentaron una recuperación en relación al 2015 con un
crecimiento del 15 por ciento, todo hace pensar que el presente año será de una
relativa recuperación en la medida del aumento de los precios del cobre que se
constituye en el principal producto de exportación. Dicho sea de paso que
también aumentan significativamente los precios del estaño, hierro, plomo,
zinc, molibdeno, y en una menor medida los precios del oro y plata.
Así, en el 2015 el precio promedio de
la libra de cobre sumaba los 2.49 dólares, en el 2016 bajó a los 2.20 dólares
para experimentar una recuperación en los primeros seis meses del 2017 para
llegar a los 2.61 dólares la libra y sobrepasar los 2.75 en los precios a
futuro (4 meses), gracias a una relativa recuperación de la economía china.
En todo caso, los ingresos de
exportación del cobre en el período enero/mayo del 2016 comparado con un
período similar del 2017, se han incrementado en un 38.1 por ciento, pasando de
los 3,628 millones de dólares a más de 5,010 millones en los primeros cinco
meses del 2017.
Debiera ser evidente que no solamente
se trata de una recuperación del precio de la libra del cobre, también se
verifica un incremento de los volúmenes producidos en el período mencionado.
Así, en los cinco primeros meses la producción de cobre para la exportación del
2016 en relación al período enero/mayo del 2017, medida en toneladas métricas
crecieron de 916 mil toneladas a más de 1´011 mil TM, es decir sobrepasaron el
millón once mil toneladas con lo cual podemos estimar que a fines del 2017 la
producción de exportación de cobre puede arañar las 2.5 millones de toneladas,
con lo cual se refuerza el 2º lugar de nuestro país en la producción mundial
del metal rojo.
Hay muchas empresas mineras en el país que nos adeudan millones de
dólares en impuestos y otras obligaciones y el Estado no exige esos pagos.
EL LADO OSCURO
Sin embargo, el lado oscuro del
aumento de la producción minero metálica especialmente del cobre, tiene dos características
que se expresan en la sobreexplotación de la fuerza de trabajo expresado en los
bajos salarios y las precarias condiciones de trabajo. Solamente en el período
enero a junio del 2017 en el sector se reconocen oficialmente 17 trabajadores
fallecidos.
De otro lado, la actividad minera
secreta tuvo un crecimiento empobrecedor, tanto por la débil contribución
fiscal medida por el derrumbe del impuesto a la renta del sector metálico,
explicado por los beneficios tributarios y una serie de partidas deducibles
como las depreciaciones, amortizaciones, deterioro de activos, es más las
regalías, gravamen y impuesto especial tienen la consideración de gastos
tributarios, por tanto también se deducen y minimizan la renta imponible, para
determinar el impuesto a la renta.
Así, este mayor crecimiento del
sector se explica por la maduración de las inversiones mineras financiadas en
gran parte por los beneficios tributarios como la reinversión de utilidades,
arrastre de pérdidas, depreciación acelerada, devolución del IGV entre otros
beneficios, otorgados por el Estado peruano desde inicios de la década de los
años noventa del siglo pasado para rentabilizar la actividad minera, y hacer
posible las ampliaciones (Cerro Verde, SPCC, Antapaccay etc.) y nuevos proyectos
(Chinalco, Las Bambas, Constancia etc.) de las empresas en especial de las
empresas auríferas y cupríferas.
En artículos anteriores he señalado
el perverso patrón de acumulación que caracteriza al sector minero donde el
Perú tiene un reconocido liderazgo a nivel de la producción mundial, pero sin
embargo lo que recauda el Estado no guarda relación con la riqueza creada.
El Perú es un gran potencial de riquezas mineras con grandes proyectos
en ejecución y por ejecutar pero no hay dinero en las arcas fiscales.
Así, nuestro país puede ser el número
dos en la producción mundial de cobre, plata, y zinc pero ocupa un rezagado
puesto 87º en el índice de desarrollo humano (IDH-2015), el indicador más
completo para estimar el desarrollo de los países.
Ello es especialmente grave cuando se
analiza el impuesto a la renta por la actividad de la minería metálica y la
devolución de los impuestos internos a las empresas mineras, especialmente el
impuesto general a las ventas (IGV) en razón del principio de la contabilidad
internacional que no se exportan impuestos.
Por tanto el 18 por ciento del IGV
por los bienes y servicios pagados por las empresas mineras que son necesarios
en la etapa pre operativa y comercial, deben ser devueltos a las empresas como
crédito fiscal al menos, con lo cual se profundiza la pobreza fiscal para
satisfacer las urgencias del Estado.
Especialmente grave es el período
comprendido entre el 2012 al 2016, marcado por un derrumbe del impuesto a la
renta captado por el fisco que dicho sea de paso se constituye en la base del
canon minero (50 %). Así, en el cuadro “Pago de Impuesto a la Renta
Regularizado Vs. Devolución de Tributos Internos para la Actividad Minera
Metálica” expresado en millones de soles se puede captar la pobreza fiscal en
relación al sector más rentable de la economía peruana.
En el año 2012 el impuesto a la renta
captado por el fisco sumó los 6,456 millones de soles mientras los montos
devueltos a las empresas por concepto de IGV fueron de 1,959 millones de soles.
Con la maduración de los nuevos proyectos mineros y las ampliaciones efectuadas
sumado a los beneficios tributarios a pesar de los menores ingresos, el
impuesto a la renta para el 2016 se derrumbó a los 894 millones de soles y la
devolución de impuestos indirectos como el IGV a las empresas fue de 5,889
millones de soles. Este es el efecto de Las Bambas, Chinalco, Constancia y
sobre todo la privilegiada ampliación de la minera Cerro Verde.
Es decir, el Estado tiene que rascar
la olla de los ingresos fiscales para devolver el IGV a las actividades de
exportación mientras se desacelera la economía, y las presiones sociales por
mayores sueldos y salarios en los maestros, médicos, empleados y especialmente
de los trabajadores mineros que experimentan en carne propia la sobrexplotación
a pesar de ser los forjadores de la riqueza minera
Jorge
Manco Z.
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