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¿Cómo logras derrotar al gobierno desde la oposición?
La pregunta está planteada desde los orígenes mismos de la política. El
dilema más habitual de los opositores ha sido siempre decidir si van a
confrontar duramente contra el gobierno o si van a mostrarse amables y
negociadores.
¿Duros
o blandos? ¿Pegar o proponer? ¿Confrontar o negociar?
Pero el dilema se transforma completamente si lo vemos desde otro punto de vista. Porque hay una dinámica psicológica, social, política y cultural que determina 3 etapas ineludibles en la vida de todo gobierno. Y si eres opositor y examinas esas 3 etapas, verás que para cada una de ellas conviene un matiz diferente en cuanto a la modalidad opositora. |
Publicado por Daniel Eskibel en Nov
21, 2017
El gran científico holandés Christiaan Huygens
miró asombrado aquellos 2 relojes de péndulo que él mismo había construido. Los
2 oscilaban sincronizados, con la misma secuencia de vaivén.
Corría el año 1665 y Huygens, inventor del reloj de
péndulo, no lograba comprender lo que ocurría. 2 péndulos que al inicio
oscilaban de manera independiente uno del otro, con secuencias diferentes, se
sincronizaban entre ellos luego de estar un tiempo uno al lado del otro.
Los relojes de péndulo se sincronizaban solos.
-Una extraña simpatía…-pensó el científico.
Durante 350 años la llamada “sincronización de
Huygens” fue un enigma. Hasta que en el año 2015 un equipo integrado por
científicos de México y Países Bajos desentrañaron las explicaciones físicas y
matemáticas del fenómeno.
El asombro de Huygens es comprensible.
Era difícil de imaginar aquella extraña simpatía entre 2 dispositivos mecánicos
colgados uno al lado del otro sin tocarse.
Tan difícil de imaginar como la sincronización
entre gobierno y oposición.
Una extraña simpatía que tienes que lograr si eres opositor y quieres derrotar
al partido gobernante.
Las 3 horas que marca el reloj
político del gobierno
El gobierno tiene su
reloj político, sus tiempos propios, sus etapas inevitables. Ese reloj
político gubernamental es puesto en hora por un delicado mecanismo psicológico,
social, político y cultural.
Desde que un candidato triunfa, desde ese preciso
momento, ya se activa el tic tac. El gobernante electo sabe que tiene por
delante un período de gracia, un tiempo de expectativas e ilusiones.
Ese primer tiempo que se abre tiene como
componentes básicos los siguientes:
- El nuevo gobernante y su equipo están llenos de energía, de proyectos, de entusiasmo
- La oposición está en un momento bajo, entre el stress post-traumático y la depresión, pero siempre con energías menguantes
- La opinión pública es más favorable que nunca al nuevo mandatario, lo mira con expectativa y le abre una carta de crédito
Claro que este buen clima no es eterno y suele
durar aproximadamente hasta cumplidos los primeros 100 días de ejercicio del
gobierno.
Luego comienza el segundo tiempo, una etapa
definida por la interacción entre 2 factores cruciales:
- El desgaste de las expectativas populares. La ilusión colectiva se va confrontando con la realidad, y lo real suele estar varios escalones por debajo de lo que las personas imaginaban.
- Las lentas realizaciones concretas del nuevo gobierno. Los logros demoran más en conquistarse que lo que el equipo gobernante imaginaba. Siempre pasa algo: demoras, errores, burocracia, problemas presupuestales, dificultades de gestión, falta de experiencia…
Al llegar aproximadamente a la mitad del mandato el
gobierno suele alcanzar el punto más bajo de su historial en materia de
aprobación de la gestión e imagen popular.
Entonces comienza el tercer tiempo.
El desarrollo de la gestión gubernamental abre la
posibilidad de poner en el escenario político y social algunos logros, algunas
novedades aportadas por el gobierno. Eso comienza a cambiar el humor de por lo
menos una parte de la sociedad.
A partir de ahí la aprobación popular de la gestión
de gobierno suele crecer hasta lograr sobre el final del mandato su segundo mejor
guarismo después de aquellos dorados días iniciales.
Son 3, entonces, las horas que marca el reloj del
gobierno:
1. La ilusión de los primeros 100
días
2. El desgaste desde el día 100
hasta la mitad del gobierno
3. El crecimiento desde la mitad del
gobierno hasta el final
Considerados estos tiempos, la oposición debe
decidir qué hacer con su propio reloj político.
Por qué sincronizar con el
gobierno es la mejor manera de ser opositor
La dinámica psicológica, social, política y
cultural que ajusta la hora del reloj del gobierno es exactamente la misma que
la que ajusta la hora del reloj de la oposición.
Más allá de los estilos personales, de las
ideologías y de las coyunturas, toda oposición tiene que hacer su trabajo. Y
ese trabajo consiste en llegar al final del período de gobierno convertida en
la gran alternativa de recambio.
Pero no se trata solamente de que los opositores se
vean a sí mismos como esa alternativa, lo cual desde ya que es importante. Se
trata, fundamentalmente, de que la sociedad los perciba de tal modo.
Y para ello la estrategia política opositora tiene
un único gran mandamiento: ajustar su reloj político al del gobierno. Esto
implica 3 horas distintas para la oposición. 3 horas que marcan tareas
diferentes:
1. En los primeros 100 días no hay
mucho espacio psicosocial para la crítica y el debate virulento. Es tiempo de
moderación, cautela, y hasta de aceptación de algunos aciertos del gobierno. Es
también un tiempo de presentación de propuestas e iniciativas que pongan al
gobierno en la incómoda situación de aceptarlas o de convertirse ellos mismos
en críticos y virulentos.
2. A partir de los 100 días se abre
la etapa de comenzar gradualmente con las diferencias, las críticas y la
confrontación. Hasta llegar al climax, al momento más duro, alrededor de la
mitad del período de gobierno. Si laten al unísono el momento naturalmente más
bajo del gobierno y el momento más duro de la oposición, pues entonces la
oposición estará en mejores condiciones de derrotar al gobierno.
3. A partir de la mitad del período
de gobierno comienza el momento más relevante para mostrar un proyecto
alternativo de gobierno que sea mejor que el que llevan a la práctica quienes
ejercen el gobierno en el presente. Porque eso es, en definitiva, derrotar al
gobierno.
En todos los casos estás haciendo oposición, solo
que vas recorriendo las distintas facetas de ese “ser opositor”.
Sincroniza tu reloj político para
derrotar al gobierno
Derrotar al gobierno es una tarea compleja y
difícil. Pero lo puedes hacer sincronizando tu reloj político opositor con el
reloj político gubernamental.
El secreto es dosificar tus energías, no dejarte
llevar por las emociones y ver más allá de la coyuntura.
No se trata de caer en la trampa de ser duro o ser
blando, criticar o proponer, encresparse o sonreír. Se trata de ajustar la
forma de ejercer la oposición a lo que cada etapa pide.
Gobierno y oposición viven en el mismo contexto.
Allí se mueven, danzando en el mismo calendario. Como los péndulos de
Christiaan Huygens y su extraña simpatía.
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