Alan Fairlie
Reinoso
PPK ha perdido
toda legitimidad. Se salvó de la vacancia no porque no hubieran razones para la
misma, sino por evaluaciones políticas de bancadas del Congreso que lo pusieron
como representante de la democracia frente a una dictadura potencial, ya que
Fuerza Popular, siguiendo el mecanismo constitucional (en caso hubieran
renunciado los vicepresidentes) asumiría el poder para convocar a elecciones.
Desconfiaban que cumplieran el proceso, y se temía completaran una asalto al
Tribunal Constitucional y la Fiscalía.
El indulto a
Fujimori como pago al voto por la no vacancia, no solo ha cambiado
dramáticamente el escenario, sino que añade una traición mayor al electorado, y
muestra un todo vale de quien no muestra escrúpulos, aún con su gente.
Esto no
reconcilia, sino polariza al país. La única posibilidad de PPK es una alianza
subordinada, de sobrevivencia con Fuerza Popular, para cubrir la impunidad y el
indulto. Una defensa del modelo que buscarán los poderes fácticos otra vez en
aras de la “gobernabilidad”, profundizándolo con medidas de flexibilización laboral,
reducción de estándares ambientales, la privatización de lo que queda de
empresas públicas y las mismas políticas públicas con APPs y alianzas
público-privadas, con la criminalización de la protesta y la represión.
PPK debe irse,
renunciando o con una nueva acción congresal, esta vez concertada. La República
está al borde del abismo, en vísperas del Bicentenario. Mantenerlo a toda
costa, buscará consolidar la captura del Estado por intereses privados y
extranjeros. El tema no solo son las empresas brasileras, sino el compromiso
con los capitales del sur, y su presidente electo que pone en riesgo la
seguridad y soberanía nacional (entrega de territorios en la frontera,
incluidos).
No hay
legitimidad, ni credibilidad. Persistir por ese camino, solo agudizará los
enfrentamientos y la airada y justificada respuesta que se inició en plena
navidad y que aumentará cada día. Si se reprime en el corto plazo, solo se
alimentará una respuesta violenta más adelante. Difícil que acepten ser
ministros, los hombres y mujeres representativos que se necesitan para asegurar
un gabinete de unidad nacional, en estas circunstancias. PPK debe dar un paso
al costado, o será sacado malamente.
Quienes impulsan
su proyecto de profundización del modelo, que ganen las nuevas elecciones y lo
implementen si el pueblo los favorece con su voto. Los sectores alternativos al
modelo vigente económico y social, plantearán una nueva constitución para
refundar la República, que sea el soberano el que decida.
Busquemos una
salida democrática y pacífica a la crisis.
No es hora de recriminaciones mutuas, la población juzgará tácticas y posiciones de partidos y congresistas, en la coyuntura.
Se requiere la
convergencia de un amplio espectro de fuerzas políticas y sociales progresistas
y de izquierda, que asuman la tarea de la reconstrucción económica y moral de
la República.
Presentar al país,
un programa que permita afrontar con éxito los desafíos del siglo XXI. Los
jóvenes de la generación del Bicentenario que hoy colman calles y plazas del Perú,
tienen la palabra.
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