domingo, 11 de febrero de 2018
Publicado
por Francisco Umpiérrez Sánchez
Quiero acabar estas
entregas con un trabajo de lectura más fluida, sin tantos escalones y
tropiezos. Lo primero que haré será exponer de forma sucinta las tres críticas
fundamentales queC formula contra el pensamiento económico de Marx.
Primera crítica: Cuando Marx admite que en el mercado capitalista y por medio
de la competencia las mercancías se venden por sus precios de producción, deja
sin validez su teoría del valor. Segunda crítica: Marx no reconoce el papel
destacado que tiene el valor de uso en el mercado. Y tercera crítica: Marx no
reconoce el papel que tiene la oferta y la demanda en la determinación de los
precios o la subestima.
El mercado como totalidad
o el mercado como mundo externo
Lo primero que debemos
hacer es preguntarnos si son adecuadas las coordenadas conceptuales donde
Böhm-Bawerk formula sus críticas a Marx. Yo les respondo que no. Ha sido un
error por parte de muchos marxistas aceptar las coordenadas conceptuales donde
Böhm-Bawerk pretende cuestionar la teoría del valor de Marx. Para Böhm-Bawerk,
como para todos los economistas convencionales, el mercado lo es todo y la
producción es un simple apéndice suyo. Mientras que en el pensamiento económico
de Marx la producción representa el mundo interior de la economía capitalista y
el mercado su mundo exterior, la producción el mundo esencial y el mercado su
mundo superficial. Advirtiendo no obstante que en el pensamiento de Marx el
mundo superficial es parte de la realidad y no una parte que haya que desdeñar,
despreciar o no considerar. En el pensamiento de Marx la dialéctica está
omnipresente, de manera que el mundo exterior se presenta como la manifestación
del mundo interior, del mismo modo que en la superficie de las cosas se
manifiesta su esencia. No en vano, en la sección IV del tomo I del libro I de El
Capital, Marx nos dice: “Por eso abandonamos esta esfera ruidosa,
situada en la superficie y visible para todos, junto con el poseedor del dinero
y el de fuerza de trabajo, a fin de seguir a ambos en los lugares ocultos de la
producción…Veremos aquí no solo cómo produce el capital, sino cómo se produce
él mismo. Y se nos revelará por fin el secreto de la plusvalía”. Ese lugar
ruidoso y superficial es el lugar donde se compra y se vende la fuerza de
trabajo, esto es, una sección especial y fundamental del mercado.
Si queremos saber
entonces, de acuerdo con Marx, cómo produce el capital las mercancías,
esto es, cómo se produce su valor de uso y su valor, y si queremos que se nos
revele el secreto del plusvalor, esto es, el secreto del beneficio, del interés
y de la renta del suelo, debemos abandonar la esfera ruidosa y superficial del
mercado y adentrarnos en la esfera de la producción. Luego, si Böhm-Bawerk
hubiera pretendido someter a una crítica seria y rigurosa la teoría del valor
de uso y del valor de Marx, debió hacerlo allí donde Marx la expone y no donde
no la expone. De hecho los dos capítulos que siguen después de que Marx nos
haya invitado a abandonar la esfera ruidosa y superficial del mercado, se
titulan: proceso de trabajo y proceso de valorización. En el primero se expone
cómo se produce el valor de uso y en el segundo cómo se produce el valor. De
ahí que afirmara anteriormente que las coordenadas conceptuales donde
Böhm-Bawerk critica la teoría del valor de uso y del valor de Marx son
inadecuadas. Pero Böhm-Bawerk, unilateral y metafísico hasta el grado de
la obstinación, no cesa de dar vueltas a la sección II del libro III de El
Capital, y cuestiona contenidos conceptuales de Marx cuya elaboración no se
encuentran en dicha sección. Y lo peor es que muchos marxistas le han seguido
el juego.
Valor y precio de
producción
La única supuesta
contradicción que existe entre el valor de la mercancía y el precio al que se
vende en un mercado desarrollado, esto es, un mercado donde se establecido una
cuota media de ganancia, es de naturaleza cuantitativa. Ya Marx había advertido
en el libro primero que es una peculiaridad de la forma de precio que haya
incongruencia cuantitativa entre el valor y el precio de la mercancía. Así que
no entiendo la alarma. De todos modos el problema aquí se plantea en la
diferencia que existe entre considerar las cosas de forma individual y
considerarla de forma social. Ya Marx también planteó en el inicio de El
Capital la diferencia que existe entre el trabajo individual y el trabajo
social. Si con respecto a un determinado bien un productor trabaja con
condiciones técnicas inferiores a la media social, su trabajo individual
representará menos horas que su trabajo social. Y apreciar esta diferencia no
supone cuestionar la teoría del valor, sino señalar uno de sus rasgos. El valor
tiene naturaleza social. Los llamados precios de producción o precios a los que
se venden las mercancías una vez establecida la cuota media de ganancia lo
único que indican es que cada empresa no se apropia de la plusvalía que genera,
sino de un porcentaje de la plusvalía total generada por el conjunto de las
empresas. La plusvalía apropiada por cada empresa puede estar por encima o por
debajo de su plusvalía generada. Marx señala que la situación es como si todas
las empresas constituyeran una sociedad anónima donde cada accionista se lleva
la parte proporcional adecuada al número de acciones que posee. Pero
Böhm-Bawerk plantea las cosas como si Marx al admitir que las mercancías se
venden por sus precios de producción deja sin validez su teoría del valor. Y da
a entender que en el precio de producción entra a formar parte de él elementos
o factores que no son valor. Y nada de eso es cierto. Todas las partes de valor
de las que se compone el precio de producción son las mismas: capital
constante, capital variable y plusvalía. Y la única diferencia que se plantea
se da en la parte de valor que reconocemos como plusvalía y tiene naturaleza
cuantitativa. Cada empresa se apropia de más o menos de la plusvalía generada a
título particular. Esto es una consecuencia de la interdependencia social de la
producción de la mercancía y que se pone de manifiesto en el mercado.
El papel del valor de uso
en el mercado
En el tomo I del libro I
de El Capital hay tres secciones tituladas El proceso de
intercambio, el dinero o la circulación de mercancías y la transformación del
dinero en capital, que son aspectos específicos del mercado. Justamente en
el capítulo titulado el proceso de intercambio, Marx analiza el papel
que desempeña el valor de uso en el mercado y su dialéctica con el valor; y así
demostraremos lo falso de la acusación de Böhm-Bawerk, según la cual Marx no
reconoce el papel esencial que desempeña el valor de uso en el intercambio de
mercancías. Así que traeremos a colación algunas citas de ese capítulo y
añadiremos algunas anotaciones con fines de reforzar las afirmaciones de Marx.
Afirma el filósofo alemán que para su poseedor, la mercancía carece de valor de
uso inmediato, de otro modo no la llevaría al mercado. Su mercancía tiene valor
de uso para otro. El valor de uso que tiene la mercancía para su poseedor es la
de ser medio de cambio. Por eso quiere enajenarla por mercancías cuyo valor de
uso le satisfaga. Luego es del todo evidente que Marx reconoce el papel
esencial que desempeña el valor de uso en el intercambio de mercancías: la
mercancía tiene que ser valor de uso para el comprador.
En lo que afecta a la
dialéctica entre valor de uso y valor, Marx dice cosas muy interesantes y
decisivas. Después de afirmar que las mercancías son no-valores de uso en manos
de sus poseedores y valores de uso en manos de sus no-poseedores y que, por
consiguiente, tienen que cambiar universalmente de manos, concluye que las
mercancías tienen que realizarse primero como valores antes de realizarse como
valores de uso. Y a continuación añade este jugoso razonamiento dialéctico:
“Por otra parte, tienen que comprobar su valor de uso antes de poder realizarse
como valores. Pues el trabajo humano gastado en ellas solo cuenta en tanto se
ha gastado de forma útil para otros. Y el que sea útil para otros, que su
producto satisfaga, por tanto, necesidades ajenas, solo puede demostrarlo en el
intercambio (en el mercado)”. Aquí las ideas esenciales son las
siguientes: una, la mercancía tiene que comprobar su valor de uso, esto es,
confirmarse como un eslabón necesario de la división social del trabajo, antes
de ser enviada al mercado, y dos, que su valor de uso, su utilidad para
otros, tiene que demostrarse en el mercado. Luego queda claro que Marx reconoce
el papel esencial que desempeña el valor de uso en el mercado.
Pero hay más. En el
pensamiento económico de Marx hay dos categorías filosóficas esenciales: ser y
realización. El valor de uso y el valor se crean en la producción, ahí reciben
su ser, pero mientras el valor se realiza en el mercado –de ahí que Marx afirme
que las mercancías tengan que realizarse como valores antes de hacerlo como
valores de uso– el valor de uso se realiza en el consumo. Pero hay géneros bien
diferenciados de consumo de valores de uso atendiendo justamente a la
naturaleza específica de dichos valores de uso: el consumo productivo y el
consumo personal. Resulta entonces curioso, por llamarlo de algún modo, que dándole
Böhm-Bawerk tanta importancia al valor de uso no analice para nada su consumo
productivo. Sin embargo, Marx hace un análisis detallado de tal consumo en el
capítulo de El Capital titulado El proceso de trabajo. En dicho
capítulo Marx se expresa en los siguientes términos: “La producción de valores
de uso o bienes no cambia su índole general por el hecho de que se efectúe para
el capitalista y bajo su control”. Así que de acuerdo con el pensamiento de
Marx no descubriremos la forma social de producción capitalista en el análisis
del proceso de trabajo, esto es, en la producción de los valores de uso.
La oferta y la demanda
Hablemos de la oferta y
de la demanda en términos de la economía convencional. Utilizaré como siempre
el texto de Samuelson y Nordhaus titulado Economía. Expongo de forma
secuenciada sus ideas fundamentales sobre la oferta y la demanda. Una: El
instrumento esencial para analizar las oscilaciones de los precios y de los
niveles de producción de un mercado se denomina análisis de la oferta y la
demanda. Dos: La teoría de la oferta y la demanda muestra que las preferencias
y renta de los consumidores determinan su demanda de mercancías, mientras que
los costes de las empresas determinan la base de la oferta de mercancías. Tres:
Ley de la demanda decreciente: cuando sube el precio de un bien (y se mantiene
todo lo demás constante), los compradores tienden a comprar menos. Cuando baja
y todo lo demás permanece constante, los compradores tienden a comprar más.
Cuatro: La tabla de oferta (o curva de oferta) muestra la relación entre su
precio de mercado y la cantidad que los productores están dispuestos a producir
y a vender, manteniéndose lo demás constante. Y quinto: El mercado se encuentra
en equilibrio cuando el precio y la cantidad equilibran las fuerzas de la
oferta y la demanda. Al precio de equilibrio, la cantidad que desean
adquirir los compradores es exactamente igual que las desean vender los
vendedores.
Es evidente que en la
concepción de la economía convencional la forma de precio viene dada y el juego
de la oferta y de la demanda hace subir o bajar los precios. Sin embargo, en
Marx la forma de precio es un concepto que se presenta como resultado de muchos
pasos intermedios llevados a cabo en el análisis de las formas del valor, desde
la más simple hasta el dinero. Cuando la economía convencional señala a la
renta como uno de los factores claves de la demanda, se refiere a las rentas
del trabajo y a las rentas del capital. Marx hace un minucioso análisis de
estas dos formas económicas, del salario por una parte, y de los beneficios, de
los intereses y de la renta por otra, tarea que la economía convencional no
hace. Y cuando la economía convencional señala a los costes de producción como
uno de los factores claves de la oferta de mercancía, estamos hablando en
terminología de Marx del capital constante, del capital variable y de todas las
formas específicas del plusvalor: beneficio, interés y renta del suelo. Pero
mientras Marx hace un análisis minucioso de estas formas económicas, diciendo
de donde brotan y cómo se configuran, la economía convencional no lo hace. Por
último, resulta evidente que las leyes de la oferta y de la demanda no sirven
para explicar las leyes internas de la producción capitalista, puesto que la
economía convencional no dedica ningún capítulo o sección al proceso de
creación del valor. En suma, en el pensamiento económico de Marx se analizan
todas las formas económicas como expresión de las relaciones de producción
existente entre los seres humanos, mientras que la economía convencional parte
de ellas como supuestos o factores dados.
Los economistas
convencionales son pensadores metafísicos y por dicha razón crean un abismo
entre el mundo interior y el mundo exterior del capitalismo, entre su esencia y
su superficie. Pero van más lejos aún: Ocultan de forma inconsciente las
relaciones esenciales tras las relaciones aparentes. Esto no sucede en Marx.
Así que a continuación expondré una serie de ideas de Marx donde lo superficial
se expresa en términos esenciales, o como es el caso concreto, la oferta y la
demanda se expresa en términos de valor. Cuando empleamos un concepto
siempre debemos distinguir dos aspectos: el nombre del objeto del concepto y el
contenido del concepto. En este caso la extensión del concepto no nos preocupa.
Así el nombre del objeto del concepto en este caso es valor, y su
contenido conceptual es gasto social de la fuerza de trabajo sin tener en
cuenta la forma de su gasto.
Las ideas que expondré a
continuación acerca de la oferta y la demanda se encuentran en el capítulo X
del libro III de El Capital. En algunos casos transcribiré las citas y
en otros casos las expondré a mi modo para hacer más fácil su lectura. Primera
idea: “Que la mercancía tiene valor de uso significa solamente que satisface
cualquier necesidad social. Mientras tratábamos únicamente con mercancías
individuales podíamos supones que existía la necesidad de esta determinada
mercancía, sin preocuparnos más del volumen de la necesidad que se ha de
satisfacer. Mas este volumen se convierte en un factor esencial tan pronto como
aparece, de un lado, el producto de toda una rama de producción y, de otro, la
necesidad social. Ahora es necesario tener en cuenta el volumen, es decir, la
cantidad de esta necesidad social”. Dicho de otro modo: cuando hablamos de la
oferta y de la demanda de las mercancías debemos tener en cuenta el volumen de
la necesidad social que hay que satisfacer. Esta metodología de Marx de
considerar las cosas primero desde el punto de vista individual y después desde
el punto de vista social lo emplea en El Capital en varias
ocasiones.
¿Qué es la oferta? De
acuerdo con el pensamiento de Marx la oferta es el volumen del tiempo de
trabajo social empleado en producir las mercancías que se ofrecen en el mercado.
¿Qué es la demanda? El volumen de la necesidad social que se ha de satisfacer
con esas mercancías. Se pone en evidencia, por tanto, que en el pensamiento de
Marx no hay ruptura epistemológica (conceptual) entre el concepto de valor y
los conceptos de oferta y demanda. Mientras que en Böhm-Bawerk se produce una
ruptura epistemológica total, cuando habla del valor habla de un mundo
conceptual totalmente aparte y diferenciado del mundo conceptual que representa
la oferta y la demanda. Añade Marx además que “no existe ningún nexo necesario
sino tan solo casual entre la cantidad global del trabajo social invertida en
un artículo social,…, y el volumen en que la sociedad reclame satisfacción de
la necesidad que ese artículo concreto viene a cubrir”. Dicho en términos de
economía convencional: nunca existe equilibrio entre la oferta y la demanda.
Este hecho se pone de total manifiesto en el mercado de los alimentos, donde
los supermercados tiran a la basura a diario cantidades ingentes de
ellos. A este respecto afirma Marx lo siguiente: “Solo donde la
producción se halla bajo el control preestablecido de la sociedad crea ésta el
nexo entre el volumen del tiempo de trabajo social empleado en la producción de
determinados artículos y el volumen de la necesidad social que se ha de
satisfacer mediante estos artículos”. Aquí se trataría de combinar la rigurosa
planificación en la producción de la que hacen gala las grandes compañías
transnacionales con el mecanismo del mercado. Se trata, entre otras cosas,
de que el Estado intervenga y penalice con sanciones importantes a todos
aquellos supermercados que superen un determinado tope de alimentos sobrantes y
que terminan en la basura. La competencia ciega entre las grandes superficies
comerciales no solo está estrangulando a los pequeños y medianos proveedores,
sino que está desperdiciando una buena parte del trabajo social invertido en la
producción de artículos alimenticios.
No quiero cansar más al
lector. Doy por acabada mi crítica al pensamiento de Böhm-Bawerk en su crítica
al pensamiento de Marx. Espero que pese a la aspereza de parte del contenido
expuesto, el lector haya extraído algunos conceptos importantes para la defensa
ideológica del socialismo.
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