Escribe:
Milcíades Ruiz
Gran
consternación ha causado en la población peruana la explosión de la corrupción
al más alto nivel. Se tenía la certeza del deterioro de la vieja república pero
al levantarle el velo hemos podido ver descarnadamente la gusanera que la
aqueja y la repugnante podredumbre que hay en todo su organismo. El proceso de
deterioro es alarmante y es necesario cortar la infección. No obstante, al
designarse un nuevo gobierno, el velo ha vuelto a cubrir la realidad. Se piensa
que todo se arreglará cambiando solamente las personas y no, el modelo que
ocasiona dicho cáncer político.
Se ha puesto en boga la tramposa palabrita “gobernabilidad” como
pretexto para dejar pasar por alto las atrocidades del sistema y en nombre de
ella, asumir el comportamiento de “perro simpático que no da problemas”, al
decir de PPK. Por lo pronto, el vocero de la bancada de Nuevo Perú, Alberto
Quintanilla, según consigna el diario La República del 30.03.18, “subrayó que hay entre los grupos políticos el ánimo de
dejar atrás la confrontación para dar paso al trabajo por el bien del país, y
que esa nueva voluntad se verá reflejada en el voto de confianza que otorgará a
los nuevos ministros”.
“Asimismo, el legislador opinó que el gabinete debe
impulsar la reforma política y un diálogo con las bancadas para fortalecer la
gobernabilidad. Ratificó la disposición de su agrupación de apoyar al gobierno
en temas sustanciales, como la reactivación económica, lucha contra la
corrupción y cambios en la normativa electoral y política”.
La moción de
la izquierda parlamentaria pidiendo la vacancia del defenestrado presidente
gringo, ha culminado triunfalmente pero, no se debería aflojar el empeño tras
la derrota del chupasangre. Se ha aprovechado bien las circunstancias para
ganar pírricamente apenas un combate de una guerra en que la correlación de
fuerzas sigue siendo desfavorable. La derecha está recomponiendo sus fuerzas y
la izquierda tiene que seguir golpeándola en los puntos vulnerables.
Pero, ¿qué
significa “fortalecer la gobernabilidad? Entiendo que se refiere al
fortalecimiento del sistema de dominación que causa estragos en la vieja
república. Esta consigna es diametralmente opuesta al de fortalecer el poder
popular, en su lucha contra la opresión y la degeneración de los órganos de
gobierno. La gobernabilidad de este sistema arroja por quinta vez consecutiva
presidentes corruptos. ¿No es suficiente demostración de las fallas del
sistema?¿Es lo que se quiere fortalecer? Esto plantea un deslinde en el seno de
la izquierda pues el proceso degenerativo también alcanza nuestras filas.
El fraude
electoral a través de filtraciones millonarias para tergiversar la voluntad del
electorado ha encumbrado a personas corruptas que han perdido toda legitimidad
tanto en la derecha como en la izquierda, aunque nos duela decirlo. Si como
consecuencia de este fraude muchos líderes de izquierda se han beneficiado con
una curul o cualquier otro cargo público en gobiernos corruptos,
lamentablemente también, pierden legitimidad de origen. No solamente las
personas sino también, los movimientos políticos que lideran.
En este
sentido, el dirigente brasileño Lula no solamente es un corrupto sino también
corruptor, pues claramente ha quedado confirmado por Odebrecht, que atendía
pedidos del Partido del Trabajo para apoyar campañas electorales en Perú. Las
donaciones millonarias son inversiones empresariales como lo manifiestan
abiertamente los dirigentes de la CONFIEP. Es que los neoliberales tienen como
principio aquello de que “No hay lonche gratis”. Solo es un adelanto a cuenta
de (…). La factura se carga a los costos de los proyectos pero la empresa nunca
pierde y lo que se invierte en apoyos electorales se recupera por otro lado,
con adendas, peajes, etc.
Si como
autoridad recibes tres millones de dólares en la forma que fuere, ya estás
comprometido. Y si este favor lo retribuyes con reajustes en peajes o, en el
costo de los proyectos, no lo sentirás en propio bolsillo porque son números en
el papel del contrato pero brutalmente estás endeudando coactivamente a los
sufridos contribuyentes que pagarán tu picardía por decenas de años. Nada
justifica este daño a la población. Podrán decir: “Yo no tengo nada que
ocultar”. “No hice nada ilegal”, “Nunca recibí dinero alguno”, “Yo no sabía, no
manejé la caja de la campaña”, etc. Pero todos sabemos que son artimañas y,
favor con favor se paga.
En un estudio mundial realizado por “Transparencia Internacional” antes
del escándalo ODEBRECHT se hizo la siguiente pregunta a los pobladores de más
de un centenar de países, para que en un rango de 1 a 5 calificara a las
instituciones por su grado de corrupción (Nada corrupto
(1)... Muy corrupto (5) ¿En qué medida percibe Ud. que los siguientes
sectores se ven afectados en su país por la corrupción? – Partidos políticos, parlamento, ejército, ONG, prensa, iglesias,
empresas privadas, sistema educativo, poder judicial, sector salud, policía,
burocracia.
De los 12
sectores mencionados, los partidos políticos tenían el más alto porcentaje de ser
percibidos por la población como corruptos, con un promedio de 3,8. Pero en el
caso de Perú, los partidos políticos se llevaban la bandera con un puntaje de
4.3, (cercano a muy corrupto) solo igualable por el Parlamento, que
precisamente proviene de los partidos políticos. Fuente: https://webantigua.transparencia.org.es/barometro_global/barometro_global_2013/tabla_sintetica_barometro_2013.pdf.
Sin embargo, todos los partidos políticos y parlamentarios dicen que luchan
contra la corrupción. Los corruptos flagrantes también lo decían. ¿Es creíble
este decir de los políticos?
No se
debería generalizar pero las excepciones son muy escasas. Después de lo
sucedido, es probable que la percepción de la población sobre los partidos
políticos haya subido a 5 por encima de cualquier otra institución, pues se ha
comprobado que casi todos los partidos políticos en el Perú han sido penetrados
por la corruptela y han falseado información financiera para justificar gastos
de campaña electoral tanto de los candidatos como del partido político en su
conjunto. El dinero de la corrupción estaba destinado a la institución y es
ella a la que también se debería castigar descalificándola como persona
jurídica.
Podrán
decir, yo no vi nada sospechoso a pesar de que el dinero corría por raudales
frente a sus ojos. ¿No era para preguntarse, de donde viene tanto dinero? No
hay peros que valgan y hay que reconocer que la corrupción estaba en el
ambiente pero nadie decía nada. Entonces, de aceptarse la premisa de que todos
los partidos están contaminados, llegaríamos a la siguiente conclusión: 1. La
democracia en el Perú se sustenta en los partidos políticos. 2. Los partidos
políticos son las instituciones más corruptas del Perú. 3. Los partidos
políticos están descalificados para gobernar el país.
Siendo así,
no deberíamos aceptar que los partidos políticos tengan el monopolio del
proceso electoral y del poder político, suplantando la representación de los
sectores sociales. Hay que acabar con los vientres de alquiler y las vallas de
inscripción política. El alto número de firmas de respaldo ciudadano no
garantiza para nada que un movimiento político sea representativo. Las firmas
se compran. La experiencia descarta este procedimiento. Resulta absurdo
conservar el foco infeccioso sin contrarrestar el mal. Tenemos que buscar
alternativas de solución al problema.
En esta
perspectiva, planteo una renovación del sistema político abriendo al abanico de
opciones para una democracia más amplia y equitativa. Una alternativa es acabar
con la exclusividad de los partidos políticos y permitir el acceso a otras
formas de agrupación social al proceso electoral. Muchos partidos políticos son
solo cascarón que solo cobran vida en época electoral. Pero hay organizaciones
nacionales centenarias, colegios profesionales, federaciones de trabajadores de
cada sector económico, asociaciones empresariales, asociaciones civiles y
militares, gremios nacionales e integraciones sociales que sin ser partidos
políticos son más representativos que estos.
¿Y Por qué
no dejar que las regiones (no los ex departamentos) tengan autonomía política
propia para la elección de sus autoridades?
¿Ustedes qué
dicen? Nada impide formular sus propios planteamientos. Pero sería de mucha
utilidad intercambiar ideas al respecto. En uno de mis libros, “Trazos para una
República Equitativa” he tratado este asunto con mayor detalle. Por esta vía
tengo que ser breve. Así que, dejo para otra ocasión mayores explicaciones
sobre lo planteado.
Marzo 2018.
Otra información en https://republicaequitativa.wordpress.com/
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