Tu
biografía, sí.
Tu historia personal.
Ahí tienes una de las más poderosas armas de lucha política.
Siempre y
cuando, claro, sepas transformar tu biografía en una narrativa simple y fácil
de comprender. Una narrativa que se conecte con las emociones del electorado.
Los
psicólogos siempre decimos que uno de los grandes objetivos de la psicoterapia
es que el paciente logre hacer de su vida un relato soportable.
No varios relatos sino uno.
Un relato que sea soportable.
Una narrativa que se pueda portar, que se pueda sostener, que se pueda transmitir.
Y el votante
también necesita eso de parte del político.
Un relato soportable.
Claro. Creíble. Comunicable.
Un relato sobre la vida del político que le permita, al votante, comprenderlo y hasta identificarse de alguna manera con él.
Un relato con algún punto de contacto entre ambos, político y votante.
Es como si
las posibilidades de votar a un candidato se multiplicaran varias veces en la
zona de intersección entre esas dos narrativas: la que construye el votante
sobre su propia vida y la que ofrece el candidato respecto a su biografía.
Piensa en
campañas electorales exitosas que recuerdes y verás, de inmediato, una
biografía transformada en narrativa.
Una biografía convertida en una de las más potentes armas de persuasión masiva.
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