lunes, 26 de noviembre de 2018

A PESAR DE LA DURACIÓN DE LAS TROPELÍAS CONTRA LA DEMOCRACIA, APARECEN LOS IDEALES DE REFORMAS PARA QUE EMPIECE A EXISTIR LA DEMOCRACIA




Fernando Anibal Arce Meza

Estimados amigos:
El presente escrito trata de diferenciar lo ocurrido en el Perú sobre la vigencia del régimen democrático en casi dos siglos de república la democracia ha sido maltratada y no se ha instalado completamente, en el siglo presente transcurridos casi dos décadas, a lo menos se han elegido sucesivos perdidos de gobierno por elecciones libres; sin embargo no hemos tenido presidentes y legisladores en capacidad de eliminar los obstáculos e intentar hacer cambios que se pudieran perfilar para empezar con buen pie un régimen primero por la democracia política, y posteriormente laborar por la democracia social.
Con el actual ejecutivo se intenta realizar en consulta directa con la ciudadanía aprobar los artículos destinados a reformar los poderes legislativo y judicial, sin embargo queda en camino las reformas del ejecutivo: a nivel central con la disminución de los ministerios; a nivel descentralizado el establecimiento de verdaderos gobiernos regionales, y en el orden municipal, resolver la complicada situación tanto de funciones, como del número de gobiernos locales.
Atentamente,
Fernando Arce Meza

A PESAR DE LA DURACIÓN DE LAS TROPELÍAS CONTRA LA DEMOCRACIA, APARECEN LOS IDEALES DE REFORMAS PARA QUE EMPIECE A EXISTIR LA DEMOCRACIA
El presente artículo trata de lo que siempre hemos manifestado que en casi los doscientos años del Perú republicano no se ha respetado la marcha del Estado y de los gobiernos tanto en el orden democrático producto de elecciones libres; como de los pesos y contra pesos de los tres poderes públicos, caso de lo sucedido en relación a la preponderación del ejecutivo y legislativo sobre el siempre disminuido poder judicial.
Esta situación se esperaba que cambie desde el año 2000, considerando lo decidido en el corto gobierno transitorio presidido por Valentín Paniagua en cuanto a que la ciudadanía no habría de continuar eligiendo y apoyando al tipo de gobiernos autocráticos como el de Alberto Fujimori; empero, ha pasado más de un cuarto de siglo (2001 al 2018) y los gobiernos sucesivos han sido producto de elecciones libres por parte de la ciudadanía a las autoridades del ejecutivo. Es decir, desde Alejandro Toledo a la actualidad han ejercido el poder dentro del marco que señala la constitución política.
En síntesis en más de 25 años los gobiernos (ejecutivo y legislativo) han tenido una sucesión regular en este presente siglo XXI, sin los apremios que sufrió el Perú en el nacimiento tan dispar, para acceder al gobierno durante los siglos XIX y XX, donde primó las autocracias y si hubo elecciones éstas fueron indirectas o directas. Lo mismo ha ocurrido en las elecciones para ocupar en sucesivos períodos la representación al congreso.  
Sin embargo, los gobiernos tanto para el ejecutivo, como para el legislativo, desde el 2001 a la actualidad, éstos han cometido más errores que antes frente a los pocos aciertos al tratar de perfeccionar el régimen democrático.
En una palabra no basta elegir libremente, sin que se haya tenido en cuenta que ese régimen de gobierno merecía con carácter de urgente reformas y cambios no sólo para elegir en especial a un congreso bicameral, sino que ante la problemática de su realidad socio/cultural y económica requiere de políticos que asuman con decisión lo que reclama el país, evitando las distorsiones que se han venido padeciendo por causa del “elitismo del dinero”, para ocupar una sola cámara y usado la cifra repartidora existente desde 1963, donde de 130 escaños la bancada de fuerza popular obtuvo 76 cúrules para el período 16/21.
Esto último agravó más la gobernabilidad, pues esa mayoría contra todas las previsiones dispuestas de orden constitucional, se enfrentó al ejecutivo censurando ministros sin razones que evidenciaran incapacidad de dirección, dicha mayoría, no solo careció de sindéresis, considerando el corto tiempo de iniciado el poder ejecutivo al interpelar y censurar ministros; sino la mayoría parlamentaria fujimorista se volvió una agrupación avasalladora que sintiéndose muy fuerte ante un ejecutivo que cada vez mostraba su debilidad, situación que fue promoviendo la destitución del presidente Pedro Pablo Kuciski, siendo así que a menos de dos años tuvo que renunciar.
En este escenario donde no solo los poderes públicos se enfrentaban; sino también primó muchos errores tanto del ejecutivo, como del legislativo en su  conducción interna, a esto se sumó que en el sistema de justicia existían organizaciones criminosas en los altos cargos de los jueces supremos y de los vocales del Consejo Nacional de la Magistratura; con dificultades las correcciones y acusaciones se hicieron en el marco de las leyes y de la constitución. Esto significó que por primera vez en el Perú republicano no se alteró el Estado de derecho, ni menos los políticos de uno y otro bando fueran motivos de persecución política, con destierros y asilados.
Afortunados los ciudadanos que en reemplazo del presidente renunciante  asumiera su primer vicepresidente, éste a los pocos meses de asumir el cargo, el 28 de julio de este año anunció reformas públicas en el campo político y judicial, para ello convocó a un referéndum para el 9 de diciembre.
El mensaje del presidente Martín Vizcarra fue un llamado urgente para promover reformas, ellas representan anuncios de cambios y perspectivas que los ciudadanos no han tenido la oportunidad dispuestas a la renovación del statu quo. El esfuerzo del ejecutivo tuvo eco en el PJ al producirse el reemplazo del presidente de la corte suprema; asimismo se observa la presencia de jueces y fiscales que lideran comportamientos no practicados antes, en cuanto al cumplimiento de los procedimientos y procesos en los tiempos suficientes como para evitar la impunidad de los delitos de corrupción.
Ya se viene mostrando el comportamiento exigente de estos agentes de la justicia, lo que choca con quienes dudan y no creen en reformas, esto obedece a la mentalidad conservadora de larga data, incluidos los militantes de los partidos políticos que no aceptan las denuncias recaídas en sus dirigentes máximos sobre la comisión de los delitos de corrupción. Igualmente, hay razones por parte de esos partidos que antes se infiltraron en el poder judicial, ellos tuvieron magistrados partidarios que archivaban los casos de corrupción.
La corrupción es producto de los incompetentes gobiernos que usaban el poder para repartirse los presupuestos fiscales como botín de guerra en complicidad con los grupos de poder económico, en especial de empresarios ganadores de las licitaciones, sean estos residentes en el Perú y de empresas extranjeras, en este caso ha sido las alianzas de constructoras brasileras y peruanas quienes han sobornado a presidentes, ministros y altos funcionarios estatales.
Estos últimos han sido denunciados y están incluidos en procesos judiciales, hay casos que están en períodos de investigaciones preliminares, ya hay algunos con avanzados procesos que motivan detenciones preventivas, estas detenciones son cuestionadas; sin embargo, no se quiere valorar que los acusados tienen probada culpabilidad. También está el caso de un ex presidente que niega investigaciones y se ha refugiado en una embajada, en pos de alcanzar el asilo, porque dice que es un perseguido político.   
La persecución política es cuando existe un ejecutivo autoritario hace el seguimiento más ruin al político de oposición, hoy el presidente de la república no es un autócrata ni manda perseguir a sus opositores por más que las acusaciones de corrupción existan. Son los fiscales quienes al asumir los casos de presumible actos de corrupción, investigan y citan a los políticos y no políticos, respetando el derecho de la igualdad de trato para todos los ciudadanos; en consecuencia, el tema de la persecución política no se produce, los gobiernos de fuerza que perseguían a los opositores se han quedado en el pasado, si bien en el Perú la democracia y el Estado de derecho todavía aparece débil y vulnerable, para Mirko Lauer(“la República 22/11/18).
 “el uso de la expresión de persecución hasta aquí en realidad no ha molestado a nadie, por considerársele una simple reacción defensiva, natural e irreflexiva, que no afecta el curso de las cosas institucionales. Pero ahora se siente que la expresión puede tener la fuerza de desprestigiar al país, a su democracia, a su sistema institucional. Pero también se siente que podría tener resquicios de realidad”.
Pensar que Lauer, destacado periodista y analista tiene razón, observa el momento en que se vive; sin embargo, la última oración del párrafo anterior se hace subjetiva, aun más en boca de quienes puedan afirmar que Alan García es un perseguido. Los perseguidos tienen un arraigado “sentimiento de culpa”, que no es originado por los presidentes “golpistas” y fiscales y jueces vehementes”, es un caso para los psicólogos y tal vez de orden psiquiátrico. ¿El problema de quienes cargan con el síntoma está en que una buena parte de ellos son reacios a consultar con los profesionales especializados?
Lo importante resulta que el Perú republicano comienza a cambiar, la tecnología de la comunicación pone a los ciudadanos en condiciones de encontrar resultados en las noticias que dan razones, para lograr o poder estar muy próximos a la verdad, en que los especialistas en la ciencia jurídica e investigador universitario en un articulo de este 22/11/18 en el diario “La República” comente sobre la cultura jurídica y la formación de los abogados:
El descuido en el que se encuentra la educación legal en las universidades es uno de los factores de la crisis institucional que se cierne sobre el país. Los jueces, fiscales, procuradores, árbitros y abogados, cuestionados por sus prácticas corruptas y sus vínculos con organizaciones criminales, se formaron como profesionales en las facultades de derecho, donde muchos de ellos han ejercido la docencia y quizás lo siguen haciendo en la actualidad.
Se trata de una enorme cortina de cinismo, hábilmente tejida a través de la cultura legal que se articula desde las facultades de derecho y se proyecta en la práctica de los abogados. Una cultura legal que ha permitido justificar, como se ha visto, la corrupción y el fraude, bajo la falsa pretensión del carácter técnico de la profesión legal.
Tamaña lección para los publicitados profesionales sabedores del oficio y que ejercen el derecho de abogados defensores, se requiere en esta situación de cambios, los que deben continuar, pues se hace necesaria la reforma legal que promueve el autor del artículo mencionado: “transformar la enseñanza del derecho y cambiar la cultura jurídica para mejorar nuestras instituciones y la democracia. Esa es la reforma que se debería emprender para enfrentar la corrupción y superar las injusticias y desigualdades que nos impiden ser un país con futuro”.
Fernando Arce Meza                            Surco, 24 de noviembre del 2018       
   
Otro si: La corrupción últimamente ha llegado al Ministerio de Cultura, su  ministra “salva su gestión” diciendo que ella no conocía de lo que ha ocurrido; la ministra olvida que García Pérez ha dicho lo mismo, al desconocer que su vice ministro de comunicaciones recibió millones de dólares en sobornos de los brasileros. Sus amigos de Odebrecht (padre, hijo y espíritu santo) ¿le ocultaron esa trafa al “santo varón” del expresidente?, sin decirle que su funcionario era corrupto al pedir coi-misión.  


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