“Si quieres llegar rápido, lo mejor
es que viajes solo. Pero si quieres llegar lejos, entonces lo mejor es que
viajes acompañado”. — Antiguo proverbio africano
La política es un largo viaje
lleno de obstáculos. Querer llegar rápido no es más que una vana ilusión. Una
ilusión perseguida con asombroso empecinamiento por gran parte de los
políticos.
Vivimos un tiempo donde la
promesa de éxito rápido y fácil tiene gran predicamento.
En política significa
obsesionarse con el corto plazo y nada más que el corto plazo. Tiempos breves,
entonces. Limitados a la próxima campaña electoral.
Así es que las emociones se
disparan y los razonamientos apenas cubren las apariencias. Y en el partido
político se dice que ahora sí, que en esta campaña sí que podemos ganar, que esta
elección es la nuestra, que la gente ya no cree en nuestros rivales, que vamos
a ganar.
Banderas, discursos,
apariciones en el telediario, mucha presencia en redes, mitines para colocar el
mensaje, unas buenas vallas, mucho ingenio y por sobre todo mucha pasión.
La noche de la elección es la
noche del golpe contra la dura piedra de la realidad. La derrota duele y solo
queda la resaca.
Es que la política no es cuestión de corto
plazo.
Es un viaje para llegar lejos.
El viaje del héroe
El mito del viaje del héroe es un
tema recurrente en todas las culturas humanas. Y su estructura básica es
siempre la misma:
1.
El
protagonista vive una realidad ordinaria y común
2.
Ese protagonista
recibe algún tipo de llamado hacia una acción extraordinaria
3.
Inicialmente
rechaza ese llamado y se conforma con la realidad a la que está habituado
4.
Aparece
alguien o algo, un mentor o consejero que lo estimula y lo ayuda a emprender
esa acción extraordinaria
5.
Con
esa ayuda, el héroe enfrenta obstáculos formidables y los va venciendo uno por
uno
6.
Finalmente
el protagonista vuelve a su realidad ahora transformada por sus acciones
extraordinarias
Así, largo y plagado de
obstáculos, es el viaje que emprenden algunos candidatos y algunos partidos
políticos.
El camino del partido
¿Cómo se ve el camino del
partido político a la luz del viaje del héroe?
Pues bien: los partidos
viven su propia realidad, su vida de siempre, sus hábitos más
arraigados, sus mecanismos tradicionales, su cultura tan largamente construida.
En algún momento algunos de
esos partidos sienten el llamado del cambio. Perciben que la realidad política,
social y cultural ya ha cambiado. Esa realidad ahora es otra, distinta, cruzada
por nuevas variables. Y esa nueva realidad los desafía a cambiar. Pero la
primera reacción siempre es la resistencia al cambio. Una red de emociones y
creencias que les empujan hacia la repetición de las mismas viejas y conocidas
prácticas.
La mayoría suele conformarse
con lo viejo conocido.
La mayoría, no todos.
Algunos no se conforman. Abren su mente. Buscan alternativas. Quieren cambiar.
Y buscan ayuda porque quieren llegar lejos.
Entonces aparece el consultor político.
Porque el consultor es quien cumple el papel del mentor, del consejero, del
especialista que ayuda al partido a salir de los caminos ya trillados.
Pero…
¡Un momento!
¿De verdad los partidos políticos necesitan un consultor externo?
¿Acaso no basta con las propias estructuras políticas partidarias? ¿Acaso no es
suficiente contar con los asesores políticos que revistan en la propia
plantilla del partido? ¿Acaso el gabinete de comunicaciones del partido no
puede resolver más que bien las comunicaciones y lo mismo la dirección política
respecto a la estrategia?
¿O será que el consultor
político trae otra lógica a bordo?
Consultor político a bordo
Lo digo desde ya: el consultor
político externo es una herramienta esencial en la profesionalización de la
política.
Esencial.
Y no sustituye sino que
complementa a la dirección política, al gabinete de comunicaciones, a los
asesores políticos de plantilla y a las estructuras partidarias.
Les complementa y les ayuda a
potenciarse en su máxima expresión.
Porque cuando el partido político
cuenta para determinada etapa con un consultor político a bordo, lo que hace es
incorporar algunos beneficios que antes no tenía. A saber:
·
Especialización
·
Experiencia
·
Frialdad
Incorporar a bordo a un
consultor político externo es incorporar especialización en una o más de una
zona de acción. Porque hay especialistas en estrategia, en trabajo territorial,
en comunicación, en resolución de crisis, en imagen de marca, en psicología del
votante, en liderazgo, en segmentación electoral, en campañas electorales, en
comunicación de gobierno y en diversas áreas de trabajo.
Claro que se puede improvisar
en dichas áreas, pero a cuenta y riesgo de cada uno. Se puede improvisar pero
cada vez es más claro que esa decisión conduce hacia el abismo político.
En campañas políticas tan
complejas como las de nuestro tiempo, o profesionalizas al máximo o mueres.
Y eso sin importar cuánta razón lleves o cuan elevados sean tus ideales.
Por otra parte incorporar a
bordo a un consultor político externo es incorporar experiencia.
¿O acaso en tu formación
política alguien ha participado en 50, 100 o 150 campañas electorales?
Pues los profesionales de la consultoría política sí lo han hecho.
Y ponen esa experiencia en tu propia nave.
Finalmente, incorporar a bordo
a un consultor político externo es incorporar una mirada fría y desapasionada.
Casi escucho tu voz protestando:
— ¿Frialdad? ¿Desde cuándo en la política
es un valor la frialdad?
Y casi te respondo en voz alta:
— Desde siempre, hombre. Desde siempre.
Las pasiones dentro de un
partido político son intensas
Está bien que así sea.
Además, ya sabes: es inevitable.
Las pasiones, tan buenas en
muchos sentidos, terminan siendo una trampa mortal para los partidos.
Porque distorsionan los análisis, las estrategias y las tácticas.
Siempre lo hacen.
Subrayo: siempre.
Entonces necesitas una mirada
externa, analítica y fría, que no se contamine del clima interno de tu
organización. Que no forme parte de los conflictos entre dirigentes, que no se
nuble por la emoción, que no aspire a ningún cargo político, que no tome
partido por ningún bando ni corriente interna de opinión, y que solo se dedique
a ayudar desde su profesión.
Sí.
Necesitas en tu partido un consultor político externo.
Porque necesitas ayuda. Una ayuda que traiga especialización profesional,
experiencia en campañas y una mirada fría y objetiva.
El acercamiento entre partidos
políticos y consultores es una realidad creciente en todo el mundo. A diversas
velocidades dependiendo de la región, pero creciente.
Colaboran con ello los buenos
resultados que suelen obtenerse, la mayor visibilidad de los consultores, la
difusión de sus experiencias y saberes, la institucionalización de la alta
formación universitaria en el sector y el ejemplo cada vez más valioso de la
consultoría externa en el área empresarial.
Pero también hay obstáculos, claro
está.
6 obstáculos entre el partido y el consultor
¿Cuándo es que el partido
político mira hacia el consultor?
Cuando el partido está en su propio viaje y siente el llamado a cambiar la política. Cuando toma conciencia de que las campañas ya no son lo que eran. Cuando percibe que necesita ayuda profesional para llevar a cabo su misión.
Cuando el partido está en su propio viaje y siente el llamado a cambiar la política. Cuando toma conciencia de que las campañas ya no son lo que eran. Cuando percibe que necesita ayuda profesional para llevar a cabo su misión.
Pero ese mismo partido político
ve un conjunto de obstáculos que lo alejan del consultor. Algunos de los
principales son los siguientes:
1.
Escasez de recursos económicos. Los consultores
políticos tienen fama de caros. Hay algo de verdad en ello: la alta
especialización supone honorarios más elevados. Pero también podríamos decir
que la moneda tiene otra cara. Porque esa misma alta especialización te permite
optimizar tus recursos en función de una estrategia más precisa y una
comunicación más efectiva. Hoy en día no se acerca más a la victoria quien
tiene recursos más abundantes sino quien hace una campaña más profesional.
Piensa en el consultor como una inversión, no como un gasto. Porque eso es lo
que es: una inversión para lograr una mejor campaña con menos dinero y mas
votos.
2.
Resistencia al cambio. Si siempre tu partido ha hecho las
cosas sin ningún consultor político, pues entonces te preguntas para qué hacer
algo nuevo que va contra los hábitos de la organización. Sin embargo, nunca
podrás cambiar la política si sigues haciendo las cosas del mismo modo que las
has hecho toda la vida. Algo tendrás que cambiar en tu partido para así poder
cambiar algo en tu sociedad. Es una ley de hierro, por cierto.
3.
Urgencias coyunturales.La vida política gira sin pausa. Cada día
te trae nuevos hechos, nuevos desafíos, situaciones ante las que el partido
tiene que responder. Poco a poco la coyuntura se
va comiendo a la estrategia. Y lo urgente devora a lo importante.
Entonces el consultor político va quedando allá a lo lejos, opacado frente a la
urgencia de este nuevo escándalo político o de aquella noticia periodística. El
problema es que cuando la coyuntura te arrastra no solo pierdes de vista al consultor
sino también a la propia realidad y a tus posibilidades de incidir en ella. En
el fondo es cuestión de prioridades y de liderazgo.
4.
Limitaciones ideológicas. He escuchado a dirigentes políticos que
afirman que la consultoría política es propia de las formaciones de derechas. Y
también he escuchado a otros dirigentes políticos que afirman que la
consultoría es propia de las formaciones de izquierdas. Ambos pre-conceptos son
equivocados y su única función consiste en estrechar el cerco mental que conduce
a la derrota. Porque la profesionalización de las campañas políticas no es ni
de izquierdas ni de derechas. Es simplemente profesionalización. Que lo digan,
en caso de duda, las muy profesionales campañas de Barack Obama y Donald Trump(candidatos
ubicados en las antípodas ideológicas el uno del otro).
5.
Localismo a ultranza. Muchos chocan contra el inmenso
prejuicio de creer que el consultor jamás podrá comprender las peculiaridades
locales. He trabajado en diversas regiones de 14 países. Y en todas partes me
han dicho la misma frase: “mire que aquí las cosas son diferentes, el nuestro es
un caso especial que tal vez usted no ha visto nunca en ningún otro lado”. A
continuación me explican esa particularidad local tan pero tan diferente al
resto del mundo. ¿Y sabes qué? No es ni por asomo tan diferente. Que por
supuesto hay que atender las peculiaridades nacionales, regionales y locales.
Pero la psicología
del votante es la psicología del votante y tiene leyes generales en cualquier
parte del mundo. Además siempre será de alto valor que los
consultores externos se apoyen en su contraparte local.
6.
Desconfianza. La confianza es un valor escaso en
nuestro tiempo. Por eso muchas veces los
partidos políticos desconfían de los consultores externos. Temen que
no estarán suficientemente comprometidos con el proyecto político. Y que no
aportarán un valor equivalente o superior a la inversión necesaria. Esto aleja
a los partidos de los consultores en la medida que la desconfianza se
cristalice. Pero en ocasiones simplemente afina la puntería para elegir bien.
Porque no todo consultor es bueno para todo partido político ni para todo
núcleo de dirigentes. En definitiva se trata de elegir no al improbable
consultor ideal sino al más adecuado y confiable para esa formación política en
ese preciso momento.
¿Tu partido irá rápido o irá lejos?
Si lo que buscas es velocidad,
caminos cortos, atajos y rutas fáciles, pues seguramente irás solo como dice el
proverbio africano.
Harás declaraciones explosivas que te mantengan en la agenda comunicacional. Lograrás que hablen de ti.
Harás declaraciones explosivas que te mantengan en la agenda comunicacional. Lograrás que hablen de ti.
Tú me comprendes: fuegos
artificiales.
Y podrás ser, ¿qué duda cabe?, una luz brillante en el firmamento.
Y tan rápido como llegaste desaparecerás en la oscuridad.
Y podrás ser, ¿qué duda cabe?, una luz brillante en el firmamento.
Y tan rápido como llegaste desaparecerás en la oscuridad.
Pero este artículo no es para
los apresurados.
Tampoco para los conformistas.
Este artículo es para quienes aspiran a llegar lejos.
Tampoco para los conformistas.
Este artículo es para quienes aspiran a llegar lejos.
Llegar lejos implica una
construcción política sólida.
Llegar lejos implica diseño estratégico, liderazgo y visión de largo plazo.
Llegar lejos implica campañas políticas profesionales y serias.
Llegar lejos implica capacitar y potenciar los recursos humanos y los equipos del partido político.
Llegar lejos implica diseño estratégico, liderazgo y visión de largo plazo.
Llegar lejos implica campañas políticas profesionales y serias.
Llegar lejos implica capacitar y potenciar los recursos humanos y los equipos del partido político.
Para todo ello es necesaria la
figura del consultor político externo.
Nota: este artículo lo publiqué originalmente en el libro Ganadores: el político ante el reto de vencer en
elecciones municipales (autor Isaac Hernández,
Editorial Círculo Rojo, España).
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