Dr. Hugo SALINAS
Para cerrar el círculo virtuoso de la vida socio-económica y de la
sociedad, nos falta todavía presentar un elemento de suma importancia en
nuestros días: el individuo.
Todo comienza cuando en su evolución, la Naturaleza da nacimiento
al homo sapiens. En su instinto de supervivencia genera dos cosas.
Por un lado, inicia una actividad económica y, por otro, consolida el grupo
social. Con ello garantiza, en el tiempo, tanto la reproducción de la actividad
económica, como la de los seres humanos, reunidos en grupo social.
Sin embargo, queda una pregunta a resolver. ¿Cómo es que
este homo sapiens, llamado también “persona”, llega a nuestros
tiempos en la forma de “individuo”? Una persona que era parte de la sociedad,
pero que se perdía en su seno; hoy pareciera prescindir de ella. Es una persona
que destaca por la fuerza de su individualidad, llegando a un individualismo
exagerado, destructor.
En tiempos remotos
Durante miles de años, y desde los orígenes del homo
sapiens, la persona existía en tanto que miembro del grupo social. La
persona valía y existía porque era parte de un grupo social. Sin él, no había
lugar para su existencia. Lo más importante era el grupo social, bien que era
el fruto de una reunión de personas.
Y esta dependencia de la persona hacia el grupo social continúa a
pesar de que los seres humanos dan grandes pasos, como el descubrimiento del
fuego y de las herramientas de trabajo, que no son pocas. Ahí tenemos al mazo,
la lanza, la flecha, el arco, la piedra tallada… Cada uno de estos descubrimientos,
creaciones, invenciones e innovaciones no tienen nombre propio porque,
precisamente, la persona se diluye dentro del grupo social.
Este fenómeno podría explicarse diciendo que en aquella época la
actividad económica era de recolección, caza y pesca; es decir, de autoconsumo.
Y que la repartición del resultado de la actividad económica era más o menos
igualitaria, el Centro de Alimentación (bosques, ríos, lagunas, mar…) era de
propiedad colectiva o comunitaria, o que el número de miembros del grupo social
se encontraba entre 15 o 30 personas a lo sumo.
Si bien el grupo social tenía una gran movilidad, ella era el
resultado de la búsqueda de nuevos centros de alimentación y no de las
características de la persona misma. Los intereses del grupo social primaban
fundamentalmente sobre los de la persona. Y las personas lo aceptaban sin
discusión alguna. En ello iba, por cierto, su misma supervivencia.
La instalación de la economía de mercado
Las cosas cambian cuando la economía de autoconsumo es desplazada por
la economía de mercado.
Y esta evolución tiene una larga historia. En un inicio, las
creaciones, invenciones, innovaciones y descubrimientos no portan el nombre de
una persona en particular. Pero, en el tiempo, algunos bienes económicos,
producto de una invención, por ejemplo, destacan por su singularidad, utilidad
y destreza de quien lo produce. Este sería el caso de productos de la alfarería
o de la textilería.
Las personas dedicadas a estas actividades toman un grado de
“autonomía” con relación al tipo de producción de autoconsumo del grupo social.
El trueque de sus bienes económicos va cediendo su plaza al intercambio, basado
en precios expresados en unidades monetarias. Ellos sienten que pueden vivir
sin ser parte del grupo social. Su “autonomía e individualidad” en tanto que
persona comienza a nacer, dado que su trabajo es “independiente” con relación
al resto de trabajadores que están sumidos a una actividad económica de
autoconsumo.
Cuando estos intercambios, una de las características de la economía
de mercado y, ésta a su vez, un elemento del Proceso de Trabajo Artificial
(generalmente llamado economía industrial), desplazan al trueque y a la
economía de autoconsumo, la persona “independiente” logra su total autonomía e
individualidad.
La persona toma la forma de un empresario individual. Cuando el
volumen de sus transacciones se incrementa, está forzado a contar con
trabajadores quienes, igualmente, cobran toda su autonomía e individualidad con
relación a los trabajadores de una economía de autoconsumo.
Tanto el empresario como su trabajador viven “libre e
independientemente” en base a sus propios ingresos monetarios. Diríamos que,
ambos han logrado una total autonomía e individualidad. Pero la realidad
socio-económica se encarga de llamarlos al orden.
Bien que un empresario puede “sentir” que no tiene ninguna
necesidad de la sociedad, motivo por el cual poco le importa la existencia de
millones de personas sin abrigo, sin medios para supervivir; el
trabajador-asalariado goza de su autonomía, pero dentro de condiciones
precarias. Además, se encuentra ligado, en forma ´permanente, a la máquina.
Este grado de “sumisión” del trabajador a la máquina será salvado
por otra forma de trabajar que se está instalando de una manera acelerada, la
economía inmaterial.
El conceptor, un trabajador con autonomía y movilidad
En nuestros días, el Proceso Artificial de Producción está siendo
remplazado aceleradamente por el Proceso de Trabajo de Concepción. La economía
industrial está dejando su plaza central en la actividad económica a la
economía inmaterial. Y el conceptor es el nuevo trabajador de mañana.
Este nuevo trabajador-conceptor actúa en función de sus
conocimientos y habilidades, se apoya en los conocimientos de la Humanidad y,
su resultado, son bienes económicos inmateriales. La parte material en esta
nueva forma de trabajar es completamente subsidiaria y dependiente de las
características del nuevo bien inmaterial.
El nuevo trabajador se ha liberado de sus ligaduras materiales en
el trabajo y, por tanto, vuela con el viento en la búsqueda de innovaciones,
creaciones, invenciones y descubrimientos. Esto lo hace una persona con gran
movilidad geográfica y profesional. Dos características esenciales de la
persona en el día de mañana. Puede estar aquí o allá, en el mismo día de
trabajo. Terminada su misión, parte en la búsqueda de otro trabajo, probablemente,
en otro lugar.
Sin embargo, por el momento, y mientras dure todavía la hegemonía
de la Repartición Individualista del resultado de la actividad económica, el
conceptor debe seguir las órdenes de su patrón, quien maneja la inversión y le
paga su salario. Una limitación que pronto será resuelto con la instalación de
la Repartición Igualitaria, la difusión de la propiedad colectiva o
comunitaria, y el financiamiento ilimitado para la creación y desarrollo de
empresas-país.
Es en estas nuevas condiciones que se podrá apreciar, en su
totalidad y profundidad, las dos características fundamentales del individuo de
mañana: plena autonomía y movilidad en el ejercicio de su trabajo y de su
actividad personal diaria. Una plena movilidad geográfica y profesional.
La casa propia será remplazada por las viviendas a propiedad
comunitaria
Baste un ejemplo para mostrar los grandes cambios que esto
engendrará en la economía y sociedad.
Para un trabajador-conceptor con plena autonomía y movilidad,
geográfica y profesional, la soñada casa propia deja de tener relevancia. Al
contrario, es una limitante o, en el mejor de los casos, un costo superfluo,
cuando ya se encuentra habituado de cambiar de ciudad para desarrollar un nuevo
trabajo o, incluso, viajar constantemente en el ejercicio del trabajo actual.
La casa propia dejará su lugar a la casa alquilada temporalmente,
o al hotel. Esta situación será resuelta definitivamente gracias a la propiedad
colectiva.
Es la sociedad quien se encargará de administrar la vivienda de
los trabajadores y de las personas en general, en un ambiente de propiedad
colectiva. La vivienda servirá como un alojamiento pasajero (diario, semanal,
mensual u anual) de personas en tránsito. A cambio del pago de un alquiler, el
trabajador-conceptor resolverá el problema de la vivienda en armonía con las
características de su nuevo centro de trabajo.
No olvidar que, en la actividad socio-económica de mañana, el
trabajador, y las personas en general, tendrán en sus bolsillos el 100% del
Producto Bruto Interno del país y que, en un alto porcentaje, los activos del
país serán manejados en propiedad colectiva o comunitaria.
París, 19 de diciembre del 2018
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