No quiero ser cómplice silente de un agravio moral; es decir, de la
destrucción del mausoleo en donde reposaban los restos mortales de las víctimas
de la matanza de los penales en la isla/presidio del Frontón, ocurrida entre el
18 y 19 de junio de1986 durante el
gobierno de Alan García Pérez.
El alcalde del distrito, Miguel Saldaña Réategui, a dos días del término de su mandato, encabezó la
operación de demolición el sábado 29
de diciembre de 2018. Se ejecutó la demolición por mandato de la Ley 30868, que modifica la ley 26298,
Ley de cementerios y servicios funerarios publicada el 10 de noviembre de 2018
en el diario oficial El Peruano. La iniciativa legislativa promovida por Alberto
de Belaunde fue aprobada en el pleno del Congreso por 91 votos
a favor, 1 en contra y 9 abstenciones en el mes de octubre de 2018.
Hoy día, 19 de enero de 2019, se comunicó conmigo mi hija que reside
en Paris y me informó de una noticia triste: la demolición de dicho mausoleo
ubicado en el cementerio del distrito de Comas, Lima. Entonces, me sentí jaqueado, conmovido. Me dije: debo propalar mi voz de protesta a través de Internet, el único medio expresión al
que tengo acceso. Ese medio de expresión
ya lo había utilizado con mi artículo La Invención
del Diablo.
En el referido
artículo –del año 2012- menciono: … Si no inventan al Diablo o fabrican un enemigo, no
existiría a quién echarle la culpa de los pecados cometidos; y quedar exentos
de culpa…
Es un ardid de la
clase dominante y sus aliados polarizar maniqueamente a la sociedad peruana;
bajo el pretexto irracional que el mausoleo de un humilde cementerio era
terrorista y que los muertos también son terroristas.
Mausoleo
en el cementerio de Comas.
(Foto: Andina)
Ese sobrio mausoleo le pone un espejo a los detentadores del
Poder; es decir, a los gobernantes y empresarios vende patria. Con la destrucción del mausoleo, lugar de la
memoria, quieren infructuosamente quebrar el espejo para que no se revele su
abominable rostro. Son perpetradores de
un agravio moral. No es un acto de
justicia; sino la revancha o venganza de los vencedores de la guerra civil, que
pone en peligro la reconciliación. Por
último, con la demolición del mausoleo, ni siquiera hay paz en los sepulcros.
Lima, Unidad Vecinal N°3, enero19 del 2019
Antonio Rengifo Balarezo
rengifoantonio@gmail.com
NOTA.-
La Invención del Diablo:
Nuestra Bandera, prensa mensual de izquierda
De igual a igual.net
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