RÚA, Efraín:
¿Quién mató a Graña
Crimen político y golpe de Estado
Edición del propio autor
(Lima, noviembre 2018) pp.
219.-
El
libro de Efraín Rúa es un libro eminente político porque, tal como lo expresa
el contenido del libro, está en juego el conflicto de intereses de clases
sociales; y, nada mejor el local de un partido político para presentarlo. El presente libro deberá de servir como
material didáctico de una escuela de formación de cuadros de un partido
político de raigambre socialista. Y se
aprecie, que ningún partido o Frente político es monolítico; sino que al
interior existen tendencias.
Cómo indica el título del libro, el asesinato de
Francisco Graña Garland, gerente de la empresa farmacéutica Sanitas y director del diario La Prensa, es tipificado como un crimen
político. Ocurrió en Lima el 7 de enero
de 1947. El asesinato de Graña, liquidó a una figura
carismática que se proyectaba promisoramente hacia la política nacional en una
época de convulsión social. Y fue el
factor desencadenante que marcó el principio del fin del Partido Aprista.
El experimentado
periodista Efraían Rúa al ofrecernos en su libro una plétora de datos e
información, nos retrotrae a la atmósfera de la época en que ocurrió el crimen
de Francisco Graña.
Como
es obvio, el eje temporal en el cual gira el fatídico suceso es el año 1947.
Y, como sabemos, los hechos no hablan por sí solos. Entonces, para ensayar una interpretación hay
que tomar en cuenta la coyuntura política que está signada por el periodo presidencial
de Luis Bustamante y Rivero (1945/1948) y el contexto mundial post II Guerra
mundial.
El
jurista Luis Bustamante fue puesto en la presidencia de la república por el
apoyo del Frente Democrático Nacional (FDN), integrado mayormente por el
partido aprista en las elecciones de 1945.
Como es sabido, un Frente está integrado –permítame decirlo- por perro, pericote y gato
unidos por un programa común En esas circunstancias,
es una tarea compleja, para el
presidente: contentar, armoniosamente, a todos los integrantes bajo el
halo de la democracia. Además, otro grupo de presión lo constituía la oligarquía
agroexportadora, los militares y el embajador de Estados Unidos en el Perú.
El
aprismo era el partido político mayoritario en el país, acababa de ser
amnistiado, pues había estado en la ilegalidad, lo mismo que el Partido
comunista. Sin ser aprista, el arquitecto
Belaúnde integró el FDN y fue elegido como el diputado más joven. Los apristas tuvieron la cuota mayoritaria en
el Frente, por lo tanto, controlaban el parlamento; además, las municipalidades
y obtuvieron algunos ministerios. Estaban
ansiosos por copar todo el Poder, reflejando una actitud sectaria.
En
el contexto mundial, post II Guerra Mundial, la Unión de Repúblicas Soviéticas
Socialista (URSS) tenía el prestigio de haber llevado el mayor peso de la
guerra y vencido al nazismo, liberando a los países de Europa del Este y haber
llegado en primer lugar a Berlín. Los militantes de los partidos comunistas de
Europa habían tenido parte activa organizando guerrillas para resistir en sus
respectivos países al nazifascismo. Los
movimientos de masas estaban en ascenso en Europa, logrando reivindicaciones
sociales. Situación que también se
reflejaba en nuestro país con el triunfo electoral del F.D.N.
En
esas circunstancias, Francisco Graña asumió la presidencia del directorio del
diario La Prensa y libró una campaña
contra el contrato que beneficiaba a la International
Petroleum Company en desmedro de los intereses de la nación. Argumentó el rechazo a la entrega de los
yacimientos de Sechura a dicha empresa yanki.
Contrato, que había sido aprobado en la
Cámara de Diputados con votos apristas y aún faltaba su aprobación en la Cámara
de Senadores.
Los
indicios del crimen sindicaban a algunos “defensistas” del partido aprista como
ejecutores del asesinato; pero no hallaban una prueba plena. Los apristas
tenían los antecedentes o prontuario de haber asesinado al presidente de la
república, comandante Luis M. Sánchez Cerro; su autor: Armando Mendoza Leyva en el hipódromo de Lima,
1933. A los esposos Miró Quesada; su autor: Carlos Steer Lafont, en la Plaza San Martín,
mayo de 1935.
Varios
personajes e instituciones, como el Servicio secreto del ejército, se turnaron
en la investigación del crimen. Y hasta
contrataron a un experto detective canadiense; Thomas Scroog, a quien le
asignaron un traductor (pp. 55-65-85).
Se deslizaron
algunas pistas en la investigación que trataban de desviar o confundir para
evitar la tipificación de que el crimen era político; y de esta manera,
exculpar al partido aprista ante la opinión pública. Algunas publicaciones insinuaron que el móvil
del crimen era pasional o por una cuestión de narcotráfico.
Mientras
tanto, el control de cambios, la inflación, la escasez de alimentos
(“Estanquillos” apristas) generaron una crisis económica que desestabilizó al
gobierno; pues, carecía de apoyo popular.
Luego
vino la derrota a sangre y fuego de la insurrección aprista el 3 de octubre de 1948.
Y, finalmente, el golpe militar del general Manuel Odría; quién había
jurado lealtad al presidente cuando fue nombrado ministro.
Concluiré
la presentación del libro de Efraín Rúa haciendo unas observaciones
formales. Su estilo de redacción linda
entre periodístico, literario y cinematográfico. Su autor es periodista. De lo que se obtiene una lectura ágil. Su método de redacción lo desenvuelve por las
repuestas a las preguntas que el mismo se plantea. Ejemplo:
¿Cómo entender que un oligarca estuviera en contra de una empresa
norteamericana? (p. 37). ¿Qué hizo el
señor Graña antes que lo asesinaran? (p. 74)… Y así va desenvolviendo
secuencialmente los capítulos del libro
Efraín
Rúa ha utilizado fotos que fungen como separadoras de los capítulos y que son
sugerentes para facilitar la comprensión de la lectura y la manipulación del
texto. La última fotografía es muy
ilustrativa, están en una reunión armoniosa los antagonistas de otrora: Eudocio Ravines, V.R Haya de la Torre y Pedro
Beltrán.
Hubiera
sido pertinente que en el libro figure un útil índice onomástico. Ante tal
ausencia, he subrayado todos los nombres conforme iban apareciendo y me
sorprendí al encontrarme con Eduardo Balarezo, mi tío abuelo, apresado en Nueva
York por traficar con cocaína y estar relacionado con Lucky Luisiano el capo en el mercado norteamericano. A Eduardo Balarezo lo sindican como
financiador del partido aprista.
Otra
observación. Libros que cita; no figuran
al final en las referencias de los valiosos libros consultados. Un ejemplo, el libro de Fernando León de
Vivero: El Tirano quedó atrás. Tampoco figuran las revistas y semanarios
utilizados en la redacción. Sin embargo,
ha sido un acierto consignar dos páginas en blanco reservadas para notas
marginales.
¿Quién
mató a Graña?
Es un libro aleccionador y vigente en varios aspectos. Propongo promover un Fórum para debatir quién
mató a Graña con la convergencia de profesionales especializados para elaborar
y debatir una pesquisa que determine quién asesinó a Francisco Graña Garland.
Lima, Unidad Vecinal N°3,
febrero 20 del 2019
Antonio Rengifo B alarezo
rengifoantonio@gmail.com
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