Estimados
amigos:
Este
breve escrito sobre las reformas obedece a que los cambios son sentidos por una
ciudadanía, la que más de las veces fue engañada por los presidentes y
caudillos; y los pocos intentos no estuvieron acompañados de decisiones, y
donde hubo mayorías parlamentarias opositoras, éstas negaron el apoyo al
ejecutivo, principalmente por intereses del conservadorismo.
Las
reformas en las distintas esferas resultan necesarias y urgentes no sólo por
los principios de dignidad y respeto de los derechos humanos y del entorno en
de la democracia política, lo que permite el dialogo personal y organizado
institucionalmente. En democracia se puede realizar cambios, en contraste a los
gobiernos autócratas que en los doscientos años de historia republicana, no han
tenido mentalidad para realizar reformas.
Recién
las reformas propuestas por un presidente que al inicio de su ejercicio
constitucional no contó con simpatías, menos se esperaba que el presidente
Vizcarra tuviera como médula de su gobierno las reformas; sin embargo,
rompiendo con la tradición conservadora, incluido el autoritarismo militar y
las débiles democracias, el presidente plantea propuestas de cambios dirigidos
a la ciudadanía, porque de su participación se hace imprescindible la
realización de dichas reformas, no solo al convocarse a un referéndum; sino el
gobierno sentiría confianza por el veredicto que le otorgaba y le da
legitimidad por la participación de la ciudadanía.
Las
resistencias a los cambios de los grupos políticos conservadores vienen a
entorpecer con críticas desmedidas, importándole poco que los peruanos presten
mayor atención a las reformas por realizarse. El mayor escollo sufrido viene de
la ex mayoría parlamentaria que hasta hace poco dejó de mandar y hacer lo que
ella quería; empero, el presidente Vizcarra y la ciudadanía han tenido y tienen
la capacidad de insistencia cívica, no necesita de pactos vergonzantes para
salir airosos. Esperamos que en este año marchen las reformas y su
consolidación se haga realidad al corto plazo.
Atentamente,
Fernando
Arce
Meza
Surco, 31 de Enero del 2019
LA
REFORMAS PUBLICAS SON LEGITIMAS CUANDO LA CIUDADANIA LAS SIENTEN NECESARIAS Y
URGENTES
Ante el
optimismo de las expresiones del presidente de la república Martín Vizcarra
cuando se celebraba los cien años de la Fuerza Aérea, afirma que las reformas
públicas, sin más ni más son inamovibles, y menos cabría retroceder.
El Perú
nunca ha visto con claridad o nitidez cómo poner en marcha las reformas,
cambios que se darían en la estructura organizativa de los poderes y de todo lo
que representa quedarse en el arcaísmo de una organización tradicional, por
ejemplo la reforma educativa que directamente tiene a cargo el Estado. Estos
cambios se dirigen a modernas vivencias tanto en los derechos humanos en que se
reafirma el anular el agresivo machismo; como dar el derecho a una cultura que
en términos del aprendizaje habitúe al niño y al joven, a perder los temores en
su formación personal, dejando a un lado los temores y represiones, a fin de
desarrollar personalidades propias y todo lo concerniente al desenvolvimiento
que logre sus respectivas identidades.
Empero la
cuestión de las reformas en un país no todas están arregladas a un estricto
orden, porque estas reformas se hacen en la realidad y bajo una dinámica de
cotejos por la intervención de los poderes públicos, de la sociedad civil
organizada que incluye a las corrientes partidarias y a la ciudadanía, la misma
que tendrá que observar las decisiones finales a tomarse.
No se
está realizando reformas improvisadas que buscan anarquizar el país. Todo lo
contrario, las reformas forman parte de las políticas de Estado y que se
establecen en dos aspectos: una primera tanda de cambios:
que incluye al poder de la justicia y del legislativo, los que deberán ser de
inevitables motivos de ser reestructuradas; asimismo, el ejecutivo en aspectos
tan varios que, como poder administrador tendrá definidas acciones: tanto sobre
las competencias de gobierno y gestión: central, regional y local, como de la
dirección del propio ejecutivo que precise constitucionalmente que el
presidente elegido, debe ser el Jefe del Estado, y de cómo será el rol y sus
funciones del presidente del consejo de ministros asumiendo la dirección de
gobierno.
Las
reformas se diseñan para la autonomía de cada uno de los poderes, pero
considerando sus equilibrios, hecho que consagra el respeto mismo de cada poder,
la estabilidad democrática y la institucionalidad en cuanto que dará
permanencia a las entidades públicas en general. Esta es la parte más
importante dentro de las reformas en cuanto a que los tres poderes se habrán de
recrear, permitiendo al Estado no sólo tener un desarrollo continuado; sino de
frenar a los intentos de bloqueo provenientes de los clanes políticos,
monitoreados por los grupos de poder económicos, porque ellos temen a los
cambios, en cuanto a que los dejan sin capacidad de acaparar el poder social,
considerando que la política económica no puede ser monopolizada.
Este es
un preámbulo que evalúa hasta donde alcanzan los temores de los poderes
económicos. Hay que señalar que en la esfera de la producción habrá igualmente
reformas, en que todavía tienen que haber consensos, estos cambios
pertenecen a la segunda tanda de reformas no solo en lo
referente a su organización económica, sino a los fines de una nueva economía
diversificada, porque no podemos seguir en el sube y baja de las exportaciones
que depende de los precios internacionales.
Es
importante señalar que las reformas económicas no significan solamente tener
una dinámica en que puedan retrazarse unas reformas y acelerarse otras; sino
también que los cambios se hacen urgentes cuando no crece la economía, y entre
varios factores se encuentra la baja productividad que impide ser competitivos.
Se estima que los cambios harán que la economía sostenidamente llegue a supera
el 6% del PBI de promedio anual.
El
gobierno presidido por Martín Vizcarra se la juega, porque en el Perú para
crecer en su economía y desarrollarse como país, requiere de necesarias
reformas; sin embargo, para opinión de los ciudadanos, las reformas y cambios
les cuesta creer que sigan y logren sus cometidos. Los peruanos desde hace
doscientos años no tuvieron gobernantes que se decidieran por las reformas, por
cierto cuando se intentaron no hubo la decidida persistencia en luchar por las
reformas públicas.
El
proceso de reformas de llevarse acabo en el Perú deben situarse en el entorno
de la democracia política, a través del dialogo personal y organizado
institucionalmente, existiendo previamente un ambiente favorable a los cambios
porque serán para beneficiar a los seres que constituyen una sociedad que
progresará y se transformará en solidaria. Los cambios merecen la intervención
de todos, en este caso de los poderes y sus autoridades que lo representan, de
la sociedad civil y de la ciudadanía que labora y produce.
Del
presidente Martín Vizcarra han partido la decisión de las reformas, las que
fueron postergadas y a los ofrecimientos del poder público se
desvanecieron. Vizcarra y su gobierno han dicho que la urgencia de los cambios
son impostergables, para una república que requiere en muchos aspectos hay saldar,
para ser país independiente y soberano.
Esto se
inicia al alcanzar la institucionalidad en todos los ámbitos, elección libre de
sus autoridades, legisladores de genuina representatividad y la presencia de la
bicameralidad; el andar saludable del peruano; elevar la educación como lo
prioritario en el saber, las técnicas especializadas, la comunicación abierta,
y eliminando exclusiones y postergaciones; urge el quehacer diario del
ejercicio de la justicia sin cuellos blancos teñidos de delincuencia; levantar la
seguridad interna luchando contra los delincuentes en cualquier especificidad y
grado que entorpece el desarrollo de vida ciudadana y de las
organizaciones civiles.
De crecer
económicamente y efectuar una redistribución de la renta; no es posible la desigualdad
que impide el ascenso social, ni de organizaciones empresariales que no sean
solidarias; y organizaciones sindicales que transijan con salarios de vida
acompañados de seguros de jubilación decentes.
Esta
enumeración trata de resumir las necesidades sentidas y razonables que se hace
correlativa a las decisiones por las reformas en lo político/cultural y la
producción/económica. Lo dicho no intenta ser un plan de gobierno, es el camino
para que las reformas se concreticen, siempre y cuando, se dicten políticas de
Estado -estudiadas y decididas-. Iniciadas las reformas no es aconsejable
renunciar a ellas, más cuando la ciudadanía participó en el referéndum y con
ello le da legitimidad al proceso de reformas.
Otro sí: en el Perú no pueden -como hemos
dicho- existir organizaciones políticas herederas y seguidoras del
autoritarismo, caso del fujimorismo, que no cambia y pone en peligro al país.
En el momento que sus dirigentes alcanzan poder, barren y degradan -ante el
esfuerzo cívico- a la institucionalidad. Usan los folclóricos terrequismos sin
tener una formulación consistente, para acusar a personas de extremistas y
comunistas. Un análisis mayor conduce a precisar que el fujimorismo es oscuro y
tóxico, desvalores que impiden el diálogo social y la solidaridad por alcanzar
en el país al corto plazo.
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