Alan
García pocos días antes de su suicidio.
Rostro
de angustia. Se siente desamparado.
Alan
García Pérez (1949/2019) en un momento de lucidez optó por el suicidio para
eludir a la justicia. Fue un enfermo mental de extraordinaria habilidad y
memoria que lo convirtió en un emblemático demagogo. Su caso será registrado en los anales de la
psiquiatría.
Cómo
sabemos, a un muerto no se le sentencia por los delitos cometidos, como tampoco
a un enfermo psiquiátrico; puesto que es inimputable. La etiología de la enfermedad mental de
García, como noticia, data de 1987
cuando el entonces jovencito, Jaime Bayley, informado por el psiquiatra de
García, propaló ante la televisión su cuadro psiquiátrico: maniaco-depresivo (trastorno bipolar). Y que estaba medicinado
con Litio.
Por
higiene mental hay que ponerle coto a la insistencia en la sordidez revulsiva
del prontuario de Alan García; ya que la historia no lo absolverá. Con su muerte, Alan García se ha llevado
consigo a los restos malolientes de lo que aún
quedaban del partido aprista. Recordaré Alan García, post mortem, por uno de sus libros: Pida la palabra (Por la Libertad, la
Plenitud y el Exito); publicado en Lima, mayo del 2012.
En
conclusión, tenemos que hacer apostolado político para contribuir a que los
demagogos no prosperen.
Antonio Rengifo Balarezo
Lima, 20 de abril del
2019.
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