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Economistas rusos, por Iván Alonso
"Tres
economistas rusos han ganado el Premio Nobel"
Iván Alonso 24.11.2017 /
Aprovechando el momento rusófilo que atraviesa el país por
la clasificación al mundial, el Fond Ekonimichyeskogo Obrazovaniya v
Pyatnitsu (la Fundación para la Educación Económica de los Viernes) ha
preparado para nuestros lectores un perfil de sus más destacados economistas,
aunque algunos nacieron en territorios que fueron parte del imperio ruso, pero
que hoy pertenecen a otras naciones, y otros adoptaron otras nacionalidades
después.
Tres economistas rusos han ganado el Premio Nobel. Primero
fue Simon Kuznets, en 1971. Kuznets, un profesor de Harvard, estudió y midió,
como nadie lo había hecho hasta entonces, las causas y consecuencias del
crecimiento económico. Uno de sus hallazgos (que eventualmente destruyó al
keynesianismo) fue que la tasa ahorro, esto es, el ahorro como proporción del
ingreso, es sorprendentemente estable, en distintos países, a lo largo del
tiempo y que no hay mayor diferencia entre las tasas de ahorro de las familias
ricas y las familias pobres.
En 1973 el premio fue para Wassily Leontief, también de
Harvard. Leontief fue el creador de la “matriz insumo-producto”, un cuadro que
relaciona, a través de “coeficientes técnicos”, las cantidades de los distintos
insumos que son necesarias para producir toda la variedad de cosas que produce
un país. Era el sueño de los planificadores económicos, hasta que el tiempo
demostró que la competencia y el espíritu empresarial podían volver obsoletos
esos coeficientes sin que los planificadores se dieran cuenta.
Pero antes de que eso sucediera, también fue premiado en
1975 Leonid Kantorovich, de la Academia de Ciencias de Moscú, por sus estudios
sobre la planificación económica. Kantorovich fue el inventor de la
programación lineal, una técnica matemática para encontrar la máxima producción
posible a partir de un número limitado de insumos. A falta de un mercado libre
en el que los distintos productos e insumos pudieran negociarse a precios
determinados por la oferta y la demanda, esta técnica generaba unos “precios
sombra” que los comisarios de producción podían utilizar para calcular las
utilidades de sus planes de producción y así guiar mejor sus decisiones. Las
economías socialistas igual fracasaron.
El más importante de los economistas rusos es, sin embargo,
Eugen Slutsky (1880-1948). La “ecuación de Slutsky”, uno de los pilares de la
teoría económica, descompone la reacción del consumidor ante un cambio en el
precio de un artículo de consumo en dos efectos: uno que adecúa el patrón de
consumo a los precios relativos, sustituyendo ciertos artículos por otros que
se hacen más baratos o menos caros (el arroz por el pollo, digamos); y otro que
modifica el patrón de consumo cuando la caída en el precio de un artículo
aumenta el poder adquisitivo (más carne y menos pollo) o viceversa.
Pero
entre todos los economistas rusos el que tiene para nosotros un lugar especial
es Aaron Director (1901-2004), quien fue durante años el profesor de economía
de la facultad de derecho de la Universidad de Chicago y puede ser considerado,
con justicia, el fundador de la disciplina conocida como “law and economics” o
análisis económico del derecho. Director y sus discípulos combatieron
intelectualmente las doctrinas económicas en las que se basaba la legislación
antimonopólica y que servían y sirven más, hasta ahora, para atacar a la
competencia que para defenderla.
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