09/05/2019
El primer vicepresidente de la Asamblea Nacional y
segundo en mando de Juan Guaidó fue detenido. Él es Edgar Zambrano, quien va a
ser procesado por su participación en la asonada militar del 30 de abril. Según
Telesur sus delitos son “traición a la patria, conspiración, instigación a la
insurrección, rebelión civil, concierto para delinquir, usurpación de
funciones, instigación pública a la desobediencia de las leyes y el odio
continuado”
Bajo similares acusaciones Leopoldo López, líder de
las revueltas del 2014 y jefe del partido de Guaidó, fue condenado a casi 14
años de prisión. Zambrano milita en Acción Democrática (AD), el mayor y más
estructurado partido de la oposición y el único que ha estado alternadamente un
tercio de siglo en el poder. Contra uno de sus gobiernos es que se dio el
Caracazo y luego el golpe militar del comandante Hugo Chávez.
Esta captura se da al mismo tiempo que el gobierno
ha echado de las filas castrenses a 55 militares implicados en el alzamiento
del 30 de abril y se ha quitado la inmunidad parlamentaria a otros 7 diputados
quienes, igualmente, podían ser procesados bajo similar ley antiterrorista.
Guaidó twitteó que Zambrano, quien se negó a
salirse de su auto, fue remolcado con una grúa estando en su coche y que él es
un hombre muy popular, mientras la “dictadura” carece de respaldo popular. Tras
esa declaración Guaidó está obligado a realizar inmediatamente grandes
protestas, y si estas no son muy fuertes, ello puede animar al gobierno a sacar
más gente a las calles o a ir avanzando hacia hacer más arrestos hasta terminar
por detener a Guaidó.
Contradicciones
Zambrano y Guaidó militan en la misma Internacional
Socialista que gobierna España, reino en el cual todos los integrantes del
gobierno catalán electo en octubre 2018 fueron apresados o tienen orden de
captura. Contra ellos hoy hay un proceso judicial para pedirles hasta más de
dos décadas de prisión. Ninguno de estos ex ministros catalanes llamó al golpe
militar o a la intervención bélica extranjera ni participó en una manifestación
armada, mientras que Nicolás Maduro acusa a Zambrano (y a quienes su inmunidad
parlamentaria ha sido levantada) de haber sido parte de un levantamiento armado
el 30 de abril junto al preso Leopoldo López, el cual fue liberado para liderar
tal acción.
El argumento que emplea la Asamblea Nacional es que
ésta desconoce al segundo mandato de Maduro y que solo reconoce la presidencia
de su titular Juan Guaidó. Por su parte, el oficialismo sostiene que éste fue
un golpe militar fallido que buscó provocar una invasión norteamericana.
El principal promotor de dicha asonada y de todo el
movimiento que busca derribar al gobierno es Guaidó, pero, por el momento, el
oficialismo no le ha arrestado, lo cual parecería una contradicción. Al parecer
la táctica de Maduro es la de ir paulatinamente yendo en esa dirección para lo
cual inicialmente van deteniendo a su entorno, habiendo empezado por su
secretario y su primo y ahora siguiendo con su vice.
El oficialismo venezolano aduce que en cualquier
democracia del mundo si hay un grupo que ejecuta un golpe militar o llama a una
intervención armada externa se le castiga con la cárcel. Sin embargo, ellos han
sido, según sus propias declaraciones, muy condescendientes con Guaidó, a quien
desde hace 4 meses le dejan agitar libremente pese a que constantemente él
llama a eso y a la insubordinación militar.
Guaidó contrarresta afirmando que el único golpe
que podría darse en Venezuela es aquel que le arreste pues él es el mandatario
constitucional quien se encuentra respaldado por EEUU, la Unión Europea, la OEA
y más de la cuarta parte de los integrantes de las Naciones Unidas.
Maduro quiere ir tensando la situación. Por un lado
quiere obligar a que Guaidó llame a una manifestación de apoyo a Zambrano y que
se vea que esta no trae mucha gente o que ésta acabe en violencia. De otra
parte quiere evitar que EEUU pueda ordenar un ataque aéreo, algo que Trump ha
sugerido hacer si tocan a Guaidó.
En cierta manera Maduro ha sacado provecho de
mantener a Guaidó caminando libre, sin guardia y chaleco antibalas por las
calles de Caracas. Incluso la Guardia Nacional ha llegado a defender a Guaidó
de activistas chavistas que atacaron su vehículo. Con esta táctica Maduro ha
querido mostrarse como un “demócrata” que no teme que Guaidó le llame miles de
veces como un “dictador”. También ha buscado aprovecharse de la polarización
que hay con él para presentarse como el verdadero sucesor de Simón Bolívar que
defiende a la patria contra lo que él denomina como la “marioneta del imperio”
Hacia suspender la Asamblea Nacional
Durante un tiempo Maduro quiso aislar a Voluntad Popular,
el partido de López y Guaidó, como si fueran “terroristas” y
“ultraderechistas”, del resto de la oposición parlamentaria con la que buscaba
negociar. Esta vez han decidido arrestar a los “moderados” de Acción
Democrática y posiblemente a los de La Causa Radical, fuerzas que llegaran a
escindirse de la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD), lo cual implica un
giro.
Todo indica que el gobierno apunta a cerrar
definitivamente a la Asamblea Nacional y a que Maduro va a cumplir con su
inicial amenaza de adelantar las elecciones legislativas. Mientras para Guaidó
la única institución electa es la Asamblea Nacional que preside (y no las
alcaldías o gobernaciones en cuyos comicios participaron AD u otros partidos
opositores, pero no el suyo), para Maduro dicho parlamento está en desacato y
es la única entidad que no ha sido recientemente renovada electoralmente.
Recordemos que las elecciones legislativas de
diciembre 2015 fueron ganadas por la oposición de derecha (la cual ha triunfado
en unos 2 de los alrededor de 25 comicios que se han dado en las dos décadas de
chavismo). A pesar que la MUD obtuvo un 45% de los votos en esas elecciones
logró más de dos tercios de los asambleístas. Maduro decidió considerarla en
desacato porque esta aprobó aceptar como legisladores a ciertos candidatos
cuestionados. Luego de ello llamó a una constituyente donde solamente compitió
el oficialismo. Para Guaidó esta acción hacía que Maduro emule al peruano
Alberto Fujimori quien en Abril 1992 pasó de ser presidente electo a dictador
al cerrar el congreso y luego dar paso a una constituyente.
En 2016 escribimos que una posible salida que pudo
haber optado Maduro fuese emular a François Mitterand (presidente socialista de
Francia, en 1981-95) quien, cuando el derechista Jacques Chirac ganó las
legislativas de su país en 1986-88 le invitó a servir de primer ministro bajo
su mandato. Tras dos años de tenerlo en ese cargo y de desgastarlo aplicando
medidas económicas impopulares, el socialismo galo se revitalizó y derrotó a
sus opositores en las urnas. Mitterand así se mantuvo 14 años continuos en
palacio, más del doble del sexenio de Maduro y un periodo mayor al que tendría
Maduro cuando en el 2025 acabase su segundo mandato.
Maduro ha optado por un modelo en el cual todo el
aparato del estado y de las Fuerzas Armadas deben aceptar la ideología del
“socialismo bolivariano”, uno que combina una democracia multipartidaria y el
mercado con intervención estatal, y también uno que fomenta la autonomía ante
EEUU para acercarse más a China y Rusia.
Balances
La purga de militares y de parlamentarios es la
respuesta a la asonada militar del último día de Abril.
Lo que viene pasando confirma las predicciones que
en su momento hizo Henrique Capriles, el candidato opositor que más votos haya
sacado y el único que haya competido tanto contra Chávez como contra Maduro.
Antes que Guaidó sorprendiera a su país y al mundo al auto-juramentarse como
“Presidente Encargado” en una manifestación proselitista el 23 de enero,
Capriles advirtió que ir en esa dirección podría al final ayudar a provocar a
Maduro, y ayudar a que él se consolide en el poder y a que él tenga mejores
argumentos para clausurar luego dicho parlamento.
También se confirma el análisis del alto mando
militar brasileño para el cual lo que pasó el 30 de abril fue una aventura
armada que demostró el limitado apoyo que tenía Guaidó tanto en las masas como
en los uniformados venezolanos. López y los soldados que se levantaron en armas
a las 6 am de ese día ya a las 6 pm se habían refugiado en sedes diplomáticas
de España y de Brasil.
Para el primero de Mayo Guaidó había prometido
encabezar la mayor marcha del mundo así como de la historia venezolana. Ese
día, en vez de haber millones en las calles bajo su liderazgo, solamente hubo
concentraciones de millares en torno a su figura mientras que la manifestación
hecha por el gobierno fue mucho mayor. Al ver este panorama las fuerzas armadas
brasileñas, las mayores de las Américas después de las de EEUU, reafirmaron su
intención de no apuntalar una intervención militar en Venezuela pues no
recibiría apoyo interno y darían paso a un conflicto muy violento y prolongado
que pondría en riesgo a toda la región y acabaría salpicando al Brasil
generando inestabilidad.
Maduro está obligado a reaccionar con firmeza si es
que no quiere presentar una imagen de “blandura” y de estar bajo un equilibrio
igualitario de poderes con Guaidó, a quien permanentemente acusa de nunca haber
gobernada nada ni cobrado impuestos o inaugurado obra alguna.
Maduro quiere ir descabezando y dividiendo a la
MUD, la coalición que une a la oposición pro-EEUU, e ir presionando a que sus
dirigentes busquen refugiarse en embajadas. Ya hoy los 3 principales directivos
de Voluntad Popular, el partido de Guaidó, residen en embajadas o están en el
exterior.
Magnicidio
Un hecho que no ha venido siendo muy comentado es
que recientemente en Aragua (no lejos de Caracas) nueve soldados, entre ellos
un general, fueron emboscados y muertos por un grupo armado desconocido, y que
días después se cayó en un municipio de Caracas (El Hatillo) el helicóptero
presidencial muriendo sus 7 tripulantes uniformados.
Según el periodista Jaime Baily desde Miami esta
última acción fue un atentado para matar a Maduro. Baily afirma que sus fuentes
son seguras y antes él dijo haber participado en una reunión para preparar el
envío de drones bombas que explosionaron en un desfile militar presidido por
Maduro el 4 de agosto del 2018, cuando toda la comunidad internacional entonces
le reconocía como mandatario constitucional.
Con este sería el segundo intento de asesinato a
Maduro en un continente en el cual no se ha producido ningún magnicidio en lo
que va de este milenio.
Cuando hace 9 meses el presidente constitucional de
Venezuela se libró de ser muerto solamente recibió la solidaridad de
gobernantes amigos, pero no recibió mayores gestos de apoyo de parte de EEUU o
de los integrantes del Grupo de Lima compuesto por unas 14 naciones americanas
que llamaban a desconocer un eventual segundo mandato suyo. Todo esto, pese a
la gravedad de los hechos y a que se pudieran sembrar precedentes para que eso
vuelva a pasar en otras repúblicas. Un magnicidio en Venezuela podría animar a
que otros opositores al brasileño Jair Bolsonaro o al colombiano Iván Duque,
por ejemplo, puedan querer hacer atentados contra ellos.
Mientras Marco Rubio ha twitteado la foto del ex
presidente libio pro-chavista Muamar Gadafi linchado junto con sus amenazas de
hacer lo mismo con Maduro. Mientras varios programas hispanos en Miami llaman
libre y abiertamente a matar al presidente de Venezuela (sin que sean
condenados o amonestados), el presidente venezolano se ha venido dando cuenta
que debe actuar con cierta firmeza si quiere evitar ser asesinado.
Particularidades
Todo indica que el oficialismo va a pasar a la
contraofensiva. En análisis anteriores escribimos que la táctica de Maduro se
inspira en la del box pues él ha tratado de enfrentar a su contrincante
cubriéndose su cara con sus manos esperando que él se desgaste y se canse
llenándole de golpes a sus brazos, para luego pasar a embestir. Luego en un
discurso en una plaza pública Maduro mencionó abiertamente que su accionar se
basa en estrategias de boxeo.
Hoy es el momento en el cual Maduro va a buscar
homogeneizar aún más al aparato partidario, militar y judicial en torno a su
proyecto mientras que va a hacer que muchos detractores suyos de la derecha
terminen bajo rejas o refugiados.
Su represión no va a ser total. Solamente debería
apresar a algunos personajes claves y dejar que otros líderes opositores sigan
protestando. Por ejemplo, no hay ninguna orden de arresto todavía a Capriles,
pese a que él fue a saludar a López en la asonada armada del 30 de Abril, a
quien dejan libre pero inhabilitado para candidatear a cualquier cargo público
(similar pena impuesta recientemente a Guaidó).
Algo que llama la atención es que Venezuela tiene
la peor hiperinflación del mundo, la cual es la única que ha sobrepasado el
millón por ciento anual en las Américas. También tiene los sueldos más bajos
del hemisferio (debajo de 10 dólares mensuales como promedio). Pese a la crisis
económica y a la emigración de entre 2 y 4 millones de venezolanos al exterior,
el gobierno se viene consolidando.
En cierta medida la emigración masiva venezolana
viene ayudando a la recuperación del gobierno pues es una forma de hacer frente
al desempleo y de captar remesas, las cuales ayudan a las familias que están en
Venezuela recibiendo dólares del exterior con lo cual hacen que los que se
quedan en el país pueden sacar provecho de los precios bajos para adquirir productos
e inyectar a la economía de moneda extranjera.
Gobiernos que se reclaman de izquierda en Bolivia
(1982-85) o Perú (1985-90) se desplomaron con inflaciones muy menores en torno
a grandes protestas sindicales. En el caso venezolano Maduro ha sabido capear
el temporal manteniendo los precios más bajos para luz, agua, petróleo y
diversos servicios en todo Occidente, proveyendo de paquetes de alimentos
(CLAP) para millones de familias, habiendo entregado más de 2 millones de
viviendas populares, basándose en su récord previo de haber provisto de
educación y salud gratuitas, y en haber creado una red de millones de
milicianos y de seguidores organizados.
Algo clave es que el comandante Chávez fue purgando
y remodelando a las fuerzas armadas y policiales bajo su ideología y la lealtad
a su modelo, lo cual les ha diferenciado de la mayoría del resto de
Latinoamérica donde los EEUU han jugado un rol clave en su estructuración.
Trump
Muchos medios tienden a representar lo que pasa en
Venezuela como una pugna entre el polo de Maduro contra el de Guaidó. El
panorama no es uno de blanco y negro, sino de colores. Los frentes que apoyan a
ambos contrincantes están compuestos de numerosos partidos.
El sector de la oposición liderado por Guaidó es
uno que abiertamente aceptaba el comando de Donald Trump. A 4 meses de reclamar
la presidencia Guaidó nunca tuvo un gabinete. Tampoco él nominó ministros o
portavoces. Esta función la tuvieron, en los hechos, los funcionarios de la
Casa Blanca como John Bolton, Mike Pompeo, Elliott Abrams o Mike Pence, así
como el senador republicano de La Florida Marco Rubio.
El apoyo de Washington ha sido tanto la fortaleza
como la debilidad de Guaidó. Lo que diferenció a este movimiento antichavista
de anteriores es el apoyo diplomático, el cual fue descrito como López como la
“mayor coalición de naciones en la historia” después de la II Guerra Mundial.
Esta última aseveración puede ser cuestionada por
quienes digan que en ese conflicto militar de 1939-1945 China y Rusia estaban
en la alianza enfrentándose A Alemania, cuando ahora las dos primeras apoyan a
maduro y la última a Guaidó, o por quienes muestran que la invasión a
Afganistán en 2001 fue apuntalada por un bloque internacional mucho mayor (en
el cual estaban todos los países occidentales, muchos islámicos, Rusia y
China).
Al margen de esas disquisiciones lo importante a
destacar es que se trata de la primera vez en la historia americana que EEUU
lidera una coalición de más de medio centenar de países tendientes a desconocer
a un presidente que reclama haber sido electo y para apoyar al encargado de un
parlamento como si fuese el presidente interino.
No obstante, dicho apoyo fue también su lado débil.
Para el venezolano común el movimiento de Guaidó, un personaje por el que nunca
votaron y que antes de autoproclamarse en una plaza como presidente el 23 de
enero les era casi desconocido, ha visto cada vez más siendo visto como un
instrumento de la mayor potencia del planeta. El gobierno lo presentaba como un
títere y payaso de Trump.
En las manifestaciones de ambos bandos se puede ver
una significativa diferencia. Las marchas de Guaidó usualmente se inician en
los barrios de clase media o alta del este de Caracas y están compuestos de
gente con tez más clara, mientras que los oficialistas son de gente que, como
Chávez o Maduro, provienen de estratos sociales pobres o tienen tez más oscura
o con rasgos indígenas.
Gracias a presentar a sus opositores como agentes
directos de Washington, Maduro fue capitalizando el sentimiento de orgullo
nacional de una buena parte de los venezolanos quienes veían la pugna no como
una entre dictadura y democracia sino como una batalla por la defensa de la
soberanía nacional contra un imperio.
A pesar que la oposición ha querido presentar al
gobierno como una banda de corruptos que saquean al Estado, que están
involucrados en el narcotráfico y que son los causantes directos de la crisis
del servicio eléctrico y de la economía, el oficialismo se ha valido de dos
argumentos importantes: el que ellos representan a la vieja oligarquía y el que
ellos son la quinta columna de los “gringos” en Venezuela.
Los pedidos de Guaidó a Trump para confiscar las
propiedades y fondos del Estado venezolano en EEUU, Portugal e Inglaterra y
hacer más sanciones económicas, fueron utilizados por el oficialismo para
presentar a sus detractores como personas que se robaban bienes públicos en el
exterior y cuyas sanciones terminaban atacando a las mayorías.
Cuando a los 3 días en que Guaidó retorna a Caracas
el 4 de marzo se inician una serie de mega-apagones, el gobierno inmediatamente
salió a decir que el culpable de ello era el saboteo electromagnético,
informático e incendiario de EEUU. Cuando Guaidó afirmaba que el fin de la
oscuridad solo iba darse con el fin de la usurpación, su mensaje daba pie a que
el gobierno diga que tras los cortes de luz y agua estaba él. Los llamados a
aprovecharse de los apagones para ir a protestar no calaron en una población
que, cuando se daban estos, se pertrecha en sus casas para evitar la llegada de
delincuentes o apoyarse entre ellos.
Cada vez que Guaidó quería aprovecharse de los
cortes de luz o de agua o de la carencia de productos, a él se le contra-atacaba
como una marioneta que ayudaba a que EEUU vaya privando a los venezolanos de
sus necesidades más básicas como una forma de chantaje para que impongan un
gobierno que favorezca a Trump.
Al final el chavismo ha sido capaz de mostrar a una
buena parte de los venezolanos que el responsable de sus carencias no es el
gobierno sino el sabotaje de EEUU apuntalado por Guaidó.
Al polarizar al país entre él y EEUU, Maduro siguió
exitosamente la táctica que le dio inicial popularidad al general argentino
Juan Domingo Perón en Argentina 1945, así como al ruso Vladimir Putin y a otros
líderes panarabistas del Medio Oriente.
Distintas oposiciones
Al concentrarse en atacar a Trump como su gran
rival, Maduro ha logrado fortalecerse. Incluso hay muchos sectores opositores
que han preferido alinearse con la defensa nacional antes que seguir a Guaidó
en su estrategia pro-EEUU.
Los candidatos que compitieron contra Maduro en las
presidenciales de Mayo 2018, como Henry Falcón, Javier Bertucci o Reinaldo Quijana,
no se identificaron con Guaidó, y algunos de los líderes de sus movimientos
sostuvieron que las sanciones y agresiones de EEUU perjudicaban a todos los
venezolanos y a los opositores.
José Bodas, secretario general de la Federación
Única de Trabajadores Petroleros de Venezuela y líder de la Corriente Clasista,
sigue agitando a diario la consigna “Abajo Maduro” y considera que su gobierno
es uno autoritario y de derecha que mantiene malos sueldos y condiciones
laborales en provecho de multinacionales chinas, rusas y occidentales. Empero,
él sostiene que se debe combatir el golpe de Guaidó y a la injerencia
estadounidense.
Otros dirigentes que se proclaman como
anti-capitalistas creen que Maduro quiere preservar la economía de mercado y
que se debe aprovechar el rechazo a la intentona para que las milicias y los
trabajadores ocupen empresas que “especulan” con productos básicos o siguen
conspirando.
“Aporrea” estuvo haciendo campaña por firmas para
convocar elecciones presidenciales y legislativas a la brevedad posible,
mientras que decidieron suspender ello para unir fuerzas contra cualquier
intentona golpista pro-EEUU. Esta web agrupa a disidentes del chavismo e
izquierdistas antichavistas que suelen denunciar a lo que ellos denominan como
los "boli-burgueses" o quisieran acabar con todas las empresas y
estructuras que quedan del capitalismo en Venezuela.
Dentro del chavismo hay diferencias entre quienes
quisieran llegar a un acuerdo de gobernabilidad con sectores opositores (pues
creen que necesitan hacer ajustes duros para parar la hiperinflación o para
captar inversión) y quienes quisieran aprovecharse del fracaso de la intentona
de la derecha para pedir el arresto de Guaidó, la expropiación de las empresas
que han financiado a los opositores, dejar de pagar la deuda externa y dar paso
a un control obrero sobre las empresas.
De otra parte, hay otros sectores de la oposición
que se han ido distanciando de Guaidó pero en la otra dirección. La ex
candidata presidencial María Corina Machado sostiene que la única solución
consiste en organizar una intervención militar extranjera, algo que comparten
Alberto Franceschi y Patricia Poleo (dos prominentes exiliados venezolanos que
tienen programas de TV en EEUU) quienes al igual que Jaime Baily, quien
transmite a diario desde Miami.
Franceschi sostiene que la gente no saldría mucho a
la calle en caso que se quiera arrestar a Guaidó y que es imposible reformar la
Fuerza Armada Bolivariana, por lo cual hay que crear un ejército antichavista
que opere en Venezuela y que vaya minando al gobierno a fin de generar las
condiciones a una invasión.
Opciones
Poleo y Baily creen que es tiempo que Guaidó se
refugie y vaya al exterior para organizar desde allí la oposición o un eventual
grupo armado, pues su movimiento ya no da para mucho más, y es preferible
tenerlo libre que bajo rejas.
Baily, por su parte, cree que el asunto Venezuela
puede ser solucionado en torno a un arreglo entre Washington y Moscú, mediante
el cual la Casa Blanca debería dejar que el Kremlin tenga rienda en Ucrania a
condición que se le permita a Trump el que pueda retornar plenamente a la
doctrina Monroe y poder tener mano libre en las Américas.
Esto último es algo difícil que se dé, pues el
equipo de Trump quiere derribar no solo el gobierno “socialista” de Venezuela,
sino también al de Cuba y Nicaragua, e igualmente prepara medidas contra
Bolivia si Evo Morales es reelecto en Octubre y luego contra Andrés Manuel
López Obrador en México.
Por su parte Rusia no solo quiere tener injerencia
sobre Ucrania sino sobre todos los países que antes fueron parte de la Unión
Soviética, incluyendo las de los Bálticos y algunas del Asia Central donde EEUU
tiene bases militares.
Elliott Abrams, quien dirige la política
norteamericana en Venezuela, es alguien quien previamente organizó la “contra”
nicaragüense y el sabotaje contra instalaciones en ese país, y quien debe estar
contemplando armar y financiar un grupo armado de disidentes venezolanos que
haga operativos militares en esa república.
En cuanto a la posibilidad de que se arreste a
Guaidó eso es algo a lo apunta Maduro, quien, por el momento quiere
aprovecharse de él para decir que ninguna otra democracia en el planeta podría
ser tan tolerante con alguien que agota y organiza a diario una insurrección
militar.
A estas alturas Maduro va a buscar aprovecharse del
desastre de la intentona de derribarlo militarmente el 30 de abril para
reorganizar en su favor todas las instituciones armadas, judiciales y
estatales, y dar paso a nuevas elecciones para un nuevo parlamento, al cual
querrá ganar ampliamente. Él ahora querrá mostrar su modelo de “socialismo del
siglo XXI” como victorioso y como una alternativa a ser emulada en otras
naciones.
Ahora que el Grupo de Lima se ha visto incapaz de
haber logrado sustituir a Maduro por Guaidó va a cobrar mayor relevancia los
esfuerzos de Uruguay, México y la Comunidad del Caribe (Caricom) para buscar
una salida negociada, algo que puede contar con la simpatía de algunas naciones
europeas, y poner en una misma mesa a Maduro con la oposición pro-EEUU. Esto
último es algo que Guaidó rechazó hacer pero que podría estar obligado a
aceptar.
El fracaso de haber querido derrocar a Maduro es
algo que va a afectar a los gobiernos que más promovieron su caída. Trump se
encuentra bajos nuevas acusaciones en el proceso legal sobre una supuesta ayuda
rusa para socorrer a su candidatura para que pueda ganar las elecciones presidenciales
(algo que puede conducir a un “impeachment” y que le debilita en cualquier
intento de pedir un voto del congreso para que se autorice una intervención
sobre Venezuela). Bolsonaro ahora habla del peligro que surja una Venezuela en
el sur si es que en Octubre Cristina Kirchner gana la presidencia a su amigo
Mauricio Macri.
Octubre va a ser un mes clave para definir la
geopolítica sudamericana pues en ese mes 3 de los 5 países centrados en el Cono
Sur tienen elecciones generales. En Bolivia y Uruguay la izquierda busca
retener nuevamente la presidencia por cuarta vez consecutiva, mientras que en
Argentina los Kirchner, que antes tuvieron 3 mandatos seguidos, van a querer
acabar con el interregno derechista de Macri. Cristina quiere volver a aliarse
al chavismo y a reestructurar lo que fue la Unión de Naciones Suramericanas
(UNASUR) recientemente abandonada por Buenos Aires y la mayoría de los
gobiernos de dicho continente.
Si Morales gana la oposición se prepara para seguir
una ruta similar a la venezolana pues impugnarán una eventual victoria suya
sosteniendo que es anticonstitucional y que viola lo aprobado en el referendo
revocatorio.
Mientras tanto, es posible esperar la irrupción de
grupos armados antichavistas y de probables gérmenes de guerra civil. La
eventual aparición de paramilitares anti-Maduro y nuevos apresamientos de
dirigentes opositores de la asonada del 30 de abril puede ser una forma de
mutuas presiones en aras de ir hacia negociaciones.
- Isaac Bigio es politólogo economista e
historiador formado en la London School of Economics donde enseñó política
venezolana y latinoamericana.
https://www.alainet.org/es/articulo/199748
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