13/06/2019
Introducción
En el influyente poema latino de Lucrecio, reza un
pasaje, Eripitur persona, manet res. Desaparece la persona (el
personaje, la máscara), queda la cosa (lo real, la verdad). Una
estudiosa traducción nos propone: Cae la máscara, allí de su rostro. En
suma, una frase impecable que permite otorgarle su pleno sentido al derrumbe
actual de la operación Lava-Jato. Su encantamiento fetichista ha sido
resquebrajado. La relevancia del acontecimiento desborda las propias fronteras,
y tocan las entrañas del imperialismo.
Tras las victorias de los gobiernos progresistas
sobre las democracias “gobernables”, “controladas”, impuestas a nivel
continental por EEUU, los gobiernos de Obama y Trump, reaccionaron con
extraordinaria fuerza a las relaciones de la región con las potencias de China
y Rusia. “El hemisferio occidental es nuestra región”, exclamó Mike Pompeo
(Feb/2019).
Los golpes de Estado “de nuevo tipo”, organizados
por el imperialismo y las oligarquías latinoamericanas han sido constituidos en
gran medida apelando a los principios del “Estado de Derecho”, a la
“democracia”, y se han vinculado al uso político de los poderes de Justicia (Lawfare).
Enormes cruzadas contra la corrupción y el aseguramiento o salvaguardia del
“Estado de Derecho”, han sido de las principales formas encontradas por las
clases dominantes locales y el imperialismo, para frustrar a los gobiernos
ajenos a sus intereses. A poco más de tres meses del Golpe, Michel
Temer, en su participación en la 71ª Asamblea General de la ONU (SEPT/2016),
señaló que el proceso de destitución de Dilma Rousseff respetó “el
inquebrantable compromiso con la democracia”, y señaló que Brasil “dio al mundo
un ejemplo de que no puede haber democracia sin Estado de derecho”. Los casos
se presentan no sólo en Brasil, sino en Honduras, Paraguay, Argentina, Ecuador,
entre otros.
En el marco de la VIII Cumbre de las Américas, cuyo
lema fue “Gobernabilidad Democrática Frente a la Corrupción” (ABR/2018),
contestando al discurso revestido de “valores democráticos” del vicepresidente
de EEUU., Mike Pence, el canciller cubano Bruno Rodríguez expresó: “se utiliza
la lucha contra la corrupción como un arma política; los fiscales y jueces actúan
como ´partidos políticos´ y se impide a los electores votar por candidatos con
fuerte apoyo popular […] Hoy existe el peligro del retorno al uso de la fuerza,
la imposición indiscriminada de medidas coercitivas unilaterales y de golpes
militares”.
Dentro de este cuadro, la región ha venido
experimentando el salto cuántico de las condiciones formales de las
democracias a los Estados de excepción, bajo los cuales, se profundizan los
procesos de criminalización de los movimientos de lucha social, y de militarización
de nuestras sociedades.
Posterior a la elección brasileña de octubre de
2018, en el marco de lo que denominamos Estado de excepción con competencia
electoral, señalamos:
“En el país más grande de América
Latina, se registra una extraordinaria ofensiva del imperialismo estadounidense
hasta doblegar sus principales instituciones y centros de poder político. Desde
2014 puede rastrearse la operación Lava Jato, una espectacular operación
de investigación judicial que manipuló la Justicia como estrategia política
para demoler la legitimidad de los gobiernos del PT, la cual fue comandada por
el ex juez Sergio Moro, vinculado a EEUU y actual ministro de Justicia y
Seguridad Pública del nuevo gobierno. […] La fuerza electoral de la extrema
derecha reside en el Estado de Excepción permanente. […] El Estado de
excepción no abolió ni postergó la competencia electoral, no obstante, sí
modificó las condiciones y orientó el curso de esta competencia. […] Con el
momento de inhabilitamiento del candidato más popular fue sellado un nuevo
episodio del Estado de excepción, esta vez, sustentado principalmente en los
brazos de los poderes de Justicia. Una vez más, eran mancilladas las
condiciones de la democracia en Brasil […] Tras los resultados conocidos y la
incorporación de Sergio Moro al equipo del gobierno Bolsonaro, terminaba por
caer el velo que opacaba los procesos de judicialización política y Derecho de
excepción controlados desde Washington.”
1. El derrumbe de la Lava-Jato y las revelaciones
del Estado de Excepción
Ahora bien, con las divulgaciones de los
intercambios de mensajes de texto a través de la aplicación rusa Telegram,
entre el ex juez Sergio Moro, el Jefe del Grupo de Trabajo de la operación Lava-Jato,
Deltan Dallagnol, y distintos procuradores y promotores de dicha Operación,
las cuales fueron hechas por el portal The Intercept Brasil, queda
evidenciada la naturaleza política de la Operación Lava-Jato como parte
fundamental del Estado de Excepción. Los intercambios expresan la esencia inconstitucional
de la Operación, su deliberado carácter de conspiración en contra del gobierno
Dilma y las bases formales de la democracia brasileña, y reflejan la absoluta
ilegalidad del campo de acción del ex juez Sergio Moro y su contubernio con los
procuradores y promotores de la Operación, que entre otras cosas, impidieron la
candidatura de Lula, llevándolo a la prisión. En resumen, reflejan una
operación que participa del golpe contra Dilma, el ascenso del gobierno Temer,
el encarcelamiento de Lula, y la elección de Jair Bolsonaro.
a) Colusión y corrosión de la Justicia
En la Parte 4 (https://theintercept.com/2019/06/09/chat-moro-deltan-telegram-lava-jato/)
de los mensajes divulgados el domingo 9 de junio, se pone de manifiesto el
verdadero campo de acción a todas luces ilegal que lleva a cabo el ex juez
Sergio Moro. La noche del 12 de junio se han agregado nuevas conversaciones que
fortalecen la ilegalidad del papel del ex juez Sergio Moro. En las
conversaciones reveladas, se pone de relieve el modo en que el ex juez Moro
realiza una especie de funciones de una “jerarquía superior” sobre los propios
procuradores y la policía Federal. Es decir, un Juez que actúa más allá de la
independencia de sus funciones constitucionales, del principio de
imparcialidad, “sugiriendo al procurador cambiar el orden de las fases de la
Lava Jato”, asesorando líneas de acción, “reclamando agilidad en nuevas
operaciones”, auxiliando en “consejos estratégicos y pistas informales de
investigación”, “criticando y sugiriendo recursos al Ministerio Público”, etc.
En una palabra, un Juez olímpicamente transfigurado en la parte acusatoria.
Los mensajes develados dan luz de las verdaderas prácticas de conspiración y
colusión entre los distintos órganos de Justicia y en los que Sergio Moro asume
el papel de verdadero Jefe de la Operación. La ilegalidad de la simbiosis entre
Juez-Procurador en la persona de Sergio Moro, basta para obtener la nulidad de
los procesos involucrados en la acciones de esta escandalosa
conspiración.
El mismo domingo 9 de junio, el ministro del
Supremo Tribunal Federal (STF) Marco Aurelio Mello señaló: “La equidistancia de
la Justicia, que tiene que ser absoluta, fue puesta en duda por el ex juez
Sergio Moro y el procurador Deltan Dallagnol”. Así también, otro ministro del
STF, Gilmar Mendes, el día 11 expresó: “Un juez no puede dirigir a un procurador”.
Para la jurista Carol Proner, profesora de la
Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRJ), el comportamiento del ex juez,
Sérgio Moro, es “completamente ilegal”. Y señala: “El juez, en los pasajes que
fueron revelados, simplemente orienta al procurador Deltan Dallagnol de cómo
debe ser el trabajo del Ministerio Público, entonces, conduce las
investigaciones, auxiliando la acusación... Eso es completamente ilegal... No
es sólo el caso del ex presidente Lula que está comprometido con esas
revelaciones, sino todo y cualquier proceso de la operación Lava Jato ante esta
confusión de funciones entre acusación y juicio…”.
b) Dudas sobre la solidez de las
pruebas
En la Parte 3 (https://theintercept.com/2019/06/09/dallagnol-duvidas-triplex-lula-telegram-petrobras/),
se aprecia con claridad las dudas que el coordinador del Grupo de Trabajo de la
Lava Jato, Deltan Dallagnol, albergaba a cuatro días (Sept/2016) de que
presentara la denuncia sobre el ex presidente Lula para conducirlo a la prisión
e impedir con ello su candidatura a la presidencia. Los constreñimientos de
Dallagnol sobre “la solidez de la historia” que llevaría al entonces juez
Sergio Moro, para que éste lograra sentenciar a Lula, giraban en torno al
“punto central de la acusación”, esto es, el supuesto de “que Lula había
recibido de regalo un apartamento triplex en la playa de Guarujá luego de
favorecer a la contratista OAS en contratos con Petrobras”. Dallagnol escribe a
un grupo de 13 procuradores con quien dialoga: “Hablarán que estamos acusando
con base en noticias de periódico e indicios frágiles... entonces es un ítem
que es bueno que esté bien amarrado. En este punto, hasta ahora tengo
preocupación de la conexión entre la petrobras y el enriquecimiento, y después
de que me hablaron estoy con preocupación de la historia del apartamento... Son
puntos en los que tenemos que tener las respuestas ajustadas y en la punta de
la lengua.”
Un elemento que subraya The Intercept es la
necesidad de los procuradores de mostrar “la conexión con Petrobras y el
enriquecimiento” para que Lula pudiese ser juzgado en Curitiba, es decir, con
el exjuez Sergio Moro, quien fungía como Juez Federal de la 13.ª Vara Criminal
Federal de Curitiba.
c) El silencio para Lula
En la parte 2 (https://theintercept.com/2019/06/09/procuradores-tramaram-impedir-entrevista-lula/)
se muestra la indignación de los procuradores cuando fueron informados de la
autorización del STF de la entrevista a Lula por parte de la periodista Mônica
Bergamo del diario Folha de S. Paulo, esto es, en pleno calendario de la
contienda presidencial. Los mensajes reflejan la trama para bloquear la
realización de la entrevista, ya que al decir de los procuradores ésta “puede
elegir a Haddad”. Así, un procurador señala “que la Policía Federal maniobrase
para que la entrevista fuera hecha después de las elecciones, ya que no había
indicación explícita de la fecha en que debería ocurrir. De esa forma, sería
posible evitar la entrevista sin incumplir la decisión”. Como se sabe, la
entrevista fue suspendida por el ministro del STF, Luiz Fux, mediante un
recurso del Partido Novo. Los mensajes secretos de Telegram, muestran la
celebración de los procuradores: “Debemos agradecer a nuestra PGR: Partido
Novo”.
d) Conversación del procurador con el
ministro del STF
El día 12 de junio, The Intercept revela una
nueva conversación en un grupo de procuradores (ABR/2016). En ella, Deltan
Dallagnol dice al grupo “haber conversado una vez más con Fux, hoy, reservado,
es claro”. Y señala: “dice que contamos con él para lo que necesitemos”. Y en
dicha conversación del grupo, el entonces Juez, Sergio Moro, respondió:
“Excelente, en Fux confiamos”. Importante es señalar que Fux fue el
ministro del STF que prohibió la entrevista a Lula en la campaña electoral, y
en enero de este año, a pedido de Flavio Bolsonaro, concedió la suspensión a la
investigación instaurada por el Ministerio Público de RJ que investigaba los
movimientos financieros de Fabricio Queiroz, ex asesor del senador Flavio
Bolsonaro. Vale recordar que el mes de mayo fue autorizado el levantamiento del
secreto bancario del hijo de Bolsonaro y de su ex asesor para su investigación.
Así también, llama la atención otro comentario de
Dallagnol: “El ministro Fux dice casi espontáneamente que Teori Zavascki hizo
caída de brazo con Moro y se quemó, y que el tono de la respuesta de Moro fue
óptimo”. Ello en referencia a la reprensión del magistrado Teori a Moro hecha
por los instrumentos de Dilma Rousseff. Teori Zavascki, quien dirigía las
investigaciones en el Tribunal Supremo brasileño en el caso Petrobras, muere en
enero de 2017 en un accidente de avión, en un vuelo privado.
Mientras escribimos este trabajo, recibimos un
nuevo cable de prensa en el que se comunica la noche del 12 de junio la
publicación en el portal The Intercept de nuevas conversaciones entre
Moro y Dallagnol (Parte 5, https://theintercept.com/2019/06/12/chat-sergio-moro-deltan-dallagnol-lavajato/).
Aquí se habla de un cierto papel de “los americanos” para continuar con la
operación Lava-Jato. En esta conversación de Moro con Dallagnol (31/AGO/2016),
el Juez reclama a éste que ha pasado “mucho tiempo sin Operación”, a lo que el
propio Dallagnol le responde que hay algunos “problemas”, pero que la Operación
“depende de la Articulación con los americanos”, no obstante que “están
programados para denunciar el día 14”.
El problema para los conspiradores es que de
acuerdo con The Intercept, la información resguardada por el portal y su
equipo de periodistas, conforma un volumen de 1800 páginas. Y solo una muy
pequeña parte ha sido difundida. Muchísima información falta por salir a la luz.
Muy posiblemente se nos muestren conversaciones de Moro con otros ministros
del STJ, STF, o quizá con funcionarios del gobierno de Estados Unidos.
2. Estado de excepción y bloque
en el poder
La crisis económica brasileña, acentuó las
contradicciones de clase y agravó el equilibrio inestable de fuerzas que
sustentaron a los gobiernos del PT. La crisis política abierta desde 2013-2014
desembocó en el Golpe de 2016, el cual implicó una mudanza de lo
político-estatal (Estado de excepción) girando en torno a una radical reestructuración
en la reproducción del capital con un marcado énfasis en el desmantelamiento
del Estado social (neodesarrollista).
El marco de las elecciones de octubre de 2018 fue
constituido por el golpe de Estado de 2016 y la instauración del Estado de
excepción permanente que le ha sucedido. Es el cuadro de crisis terminal
del orden político pos-dictadura, de las bases de democracia liberal y
condiciones de participación y representación política formales, en un entorno
de corrosión de las instituciones estatales (Ejecutivo, Legislativo, Judicial).
El bloque de las clases dominantes en Brasil cerró
filas en la elección del gobierno Bolsonaro: El poder Ejecutivo, Legislativo,
Judicial, Fuerzas Armadas, medios de comunicación, iglesias, todos ellos
asociados con las fracciones hegemónicas (locales y extranjeras) y al
imperialismo estadounidense, construyeron un pacto de dominación de clase
sustentando la inhabilitación política de Lula y abrazando la elección del
gobierno Bolsonaro.
3. Realineamiento del gobierno Bolsonaro al
imperialismo estadounidense
Distintos estudios no se cansan de señalar que el
principal problema de la Lava Jato se encuentra en el Departamento de Justicia
de EEUU. El realineamiento pleno del gobierno Bolsonaro al trumpismo
imperialista es evidente. Con Bolsonaro, el imperialismo hace del Brasil una conquista
geoestratégica, iniciada desde el proceso de defenestración del gobierno
Dilma.
El apoyo del eje Trump-Pompeo-Mattis-Bannon en la
elección del gobierno Bolsonaro no ha sido ningún secreto. Los intereses
expansionistas del imperialismo en Brasil han comenzado a manifestarse en
forma. Bolsonaro ha declarado que quiere “explotar” la Amazonia junto a EEUU.
Paulo Guedes, muy recientemente ha vuelto a manifestarse por entregar el Banco
do Brasil al Bank of America. La venta de Embraer a Boeing y la
entrega de la base militar de Alcántara a los intereses de EEUU, reflejan la
estrategia de conquista de Brasil por el imperialismo. Los cuestionamientos de
S. Bannon al gobierno Bolsonaro en el sentido de que Brasil “necesita reducir
su co-dependencia de China”, y los intereses de EEUU clavados en Petrobras, en
las riquezas del Pre-sal, expresan un realineamiento que EEUU no lograba
conseguir en Brasil bajo la política exterior de los gobiernos del PT, y que,
en suma, bajo el Departamento de Justicia de EEUU, la operación Lava-Jato, y lo
que se ha denominado como “Imperialismo jurídico”, han profundizado la
capacidad de penetración de los intereses económicos y políticos de EEUU.
4. El contexto de la pulverización de la
Lava-Jato: contradicciones, inestabilidad y crisis política
Hemos insistido en los nuevos elementos que se
inscriben en esta etapa del gobierno Bolsonaro. Uno de los principales reside
en el agravamiento de las contradicciones de clase en el seno del bloque
en el poder, así como en un proceso de fortalecimiento de la movilización
obrera, social y popular. Las publicaciones en The Intercept, se
inscriben en un contexto de fuerte movilización social y del estado de
agudización de la crisis política derivada de intensas contradicciones en el seno
de las clases dominantes, con impactos en los poderes y aparatos del Estado, lo
que intensifica el marco de inestabilidad y crisis política. Tan solo
mayo/2019, condensa esta intensidad de contradicciones y luchas que se
despliegan en los distintos campos de la vida social, económica y política en
Brasil. A modo de síntesis señalamos los procesos más relevantes en este
período.
La acentuación de la disputa por la hegemonía y la
tutela del Ejecutivo entre la llamada “ala militar” del gobierno frente a los
bolsonarianos neofascistas. El “tsunami” (15M) del movimiento de estudiantes,
profesores y trabajadores de la Educación que tomaron las calles de todo el
país en protestas por los recortes y la privatización de la Universidad
Pública. Las graves amenazas a la familia Bolsonaro respecto a la investigación
sobre Flavio Bolsonaro y F. Queiroz y el levantamiento de su secreto bancario y
de sus movimientos financieros. La postración de Bolsonaro a intereses
específicos del capital y de EEUU, que lo incapacita para reproducir la
hegemonía y lo convierte en factor de crisis política al interior de las propias
clases dominantes. La profundización de los cortocircuitos del Legislativo y
del STF con el Ejecutivo. La agudización de las divisiones intestinas entre las
clases dominantes que marcaron el aislamiento de Bolsonaro. La aproximación del
Ejecutivo a las condiciones de un impeachment que puede poner fin a su
gobierno. La ofensiva neofascista del Ejecutivo con la divulgación
masiva de textos en redes sociales de cariz fascista (“Brasil ingobernable”) y
la convocatoria a la manifestación del 26M, en las que se atacó al Legislativo,
al STF (y a sus máximos representantes) y a los partidos políticos del llamado
“centro democrático”, al tiempo que se promovía una salida golpista contra el
orden institucional (en crisis) y “la vieja política”. Las exitosas manifestaciones
del 24M en el nordeste brasileño en repudio a la visita de Bolsonaro al estado
de Pernambuco y su capital Recife.
La nueva manifestación del movimiento en defensa de
la Educación (el 30M) en la que destacó la fuerza del movimiento estudiantil en
la lucha contra el neoliberalismo extremo (privatizaciones, Reforma
Previsional, devastación ambiental) del proyecto Bolsonaro-Guedes. Con las
manifestaciones neofascistas del 26M se acentuaron las tensiones entre el
Congreso, el “centro democrático” y el STF con el poder Ejecutivo. Fueron
intensificadas las contradicciones en el interior de los aparatos y poderes
estatales. Ante ello, el gobierno Bolsonaro, amparado en su expresión de fuerza
reflejada en la manifestación del 26M, promovió una reunión (28/Mayo) con los
representantes del poder Legislativo (Cámara de Diputados y Senado) y del STF,
con miras a los acuerdos para establecer una especie de Pacto de
gobernabilidad, un “Pacto de entendimiento y de metas” con el objeto de
aprobar las reformas económicas, fundamentalmente la Reforma Previsional, la
“madre de todas las reformas” del gobierno Bolsonaro. Por parte del Ejecutivo,
queda claro el objetivo del Pacto: buscar la subordinación de los
poderes del Estado. Previsto el día 10 de junio para su firma entre los tres
poderes, el calendario ha sido diferido, sin mencionarse una nueva fecha.
Es en este cuadro de contradicciones,
inestabilidad y crisis política, que se inscribe la divulgación de las
conversaciones de diferentes agentes y órganos de Justicia que ha evidenciado
la parcialidad y el carácter político de la Operación Lava Jato.
A la convocatoria del movimiento obrero y popular a
la participación en la Huelga General programada para el jueves 14 de junio
cuya principal bandera se levanta en contra de la Reforma Previsional, las
fuerzas populares han añadido otras dos demandas: la defensa de la Educación
Pública y de la Soberanía.
Defender la soberanía es un paso fundamental en la
lucha por la democracia y nuestra capacidad de autodeterminación. En los
tiempos del capitalismo actual, implica la lucha contra la dependencia y las
regresivas modalidades de neocolonialismo. Al mismo tiempo, supone la necesaria
puesta en acción contra la violencia y estrategias de un imperialismo
estadounidense (en declive).
https://www.alainet.org/es/articulo/200409
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