miércoles, 13 de noviembre de 2019

EL ESTADO QUE EXCLUYE SE HACE AJENO A LA MAYORÍA DE LOS PERUANOS ¿ES GRACIAS A LA POLÍTICA ECONÓMICA NEO LIBERAL?




 Cualquier semejanza con el todo social y el Estado es pura coincidencia

Es imprescindible entender la frase, del “Estado para todos” tratando de seguir los hechos ocurridos en casi doscientos años. Observemos lo que dicen sobre este asunto dos destacados académicos peruanos, Nicolás Lynch (sociólogo y ex ministro de educación) y, Félix Jiménez (ex funcionario del MEF y profesor principal de la universidad católica de Lima). 

Para Nicolás Lynch “necesitamos entonces derrotar a un Estado ajeno tanto clasista, étnica como nacionalmente, para instalar otro que termine con esta relación secular de dependencia. Esto significa romper con siglos de relación colonial, con un patrón de poder al que jamás le convino que seamos patria” ([1]).  Al igual que Víctor Andrés Belaúnde y Jorge Basadre que reclamaban patria durante el siglo XX. 

Lo que se quiere decir es que el peruano de a pie no cuenta en su favor a los gobiernos, porque a ellos no les brindan ningún servicio, no siente, ni le importa lo que haga el Estado porque éste no llega a todos desde que se inicio la república. Situación que en pleno siglo XXI no es compatible con el régimen democrático, en consecuencia a los ciudadanos les toca exigir la presencia del Estado, porque siendo ajeno ahonda su deslegitimación, debilita tanto la institucionalidad; como precariza su existencia democrática.

Siendo así que el Estado tiene un comportamiento disminuido, está dominado por la política económica neoliberal, el economista Félix Jiménez considera que la situación de la vida pública se irá deteriorando, pues “con la caída del muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría, desapareció el competidor ideológico del modelo constitucional democrático”. “Esta desaparición facilitó la propagación de los postulados democráticos en casi todos los países del mundo, pero al mismo tiempo, puso al descubierto sus debilidades y, en países como el nuestro con escasa historia democrática”. “Esto último reveló en forma más dramática que proliferarán ‘políticos’ y agrupaciones ‘políticas’ que degeneraron y pervirtieron la esencia de la democracia. Fue el golpe de muerte a los partidos políticos y/o a sus principios y programas que les dieron origen” ([2]). 

Esto significó crisis política y crisis económica, que se hace estructural, y que  para Jiménez ella “se exacerbó con la llegada del neoliberalismo que colocó a la libertad económica en el mismo nivel que las demás libertades individuales. Se fomentó el individualismo, desacreditando el interés público, se privatizaron los servicios públicos y se destruyeron funciones importantes del Estado. Los grupos de poder privados penetraron las instituciones de casi todos los poderes del Estado, desnaturalizando el papel de la función pública”. ([3]).

El académico Jiménez manifiesta que “con el neoliberalismo, entonces se agudizó la crisis del modelo constitucional democrático en nuestro país: el fomento del individualismo” y “el funcionamiento real de la democracia se alejó así de los principios que la inspiran; y la vida política se convirtió en una lucha por ‘botín del poder’. La lógica de la política como lazo de conexión social fue desplazada como nunca por la lógica del poder y del tráfico mercantil” ([4]).

Empero, a pesar de la crisis “no ha desaparecido el principio democrático. Sigue vigente la fuente de su legitimidad. Pero, se precisa de reformas que permitan convertir a los electores en ciudadanos, superar la concepción de la democracia como solo un procedimiento institucionalizado, controlar y vigilar a los representantes elegidos, respetar la diversidad cultural y promover una verdadera descentralización política, y hacer énfasis en la virtud cívica de los ciudadanos y en su participación responsable en los asuntos públicos bajo un marco legal e institucional adecuado. Estas reformas democráticas deben basarse, además, en una concepción de la libertad como no-dominación, y en la consideración del Estado y del mercado como instituciones sociales indispensables y no contrapuestas” ([5]).

La presencia indeseada del neoliberalismo en el Perú para Félix Jiménez  lleva a la crisis; al decir del francés Alain Touraine esta situación adquiere una dimensión sociológica, por la trama que adquieren sus aspectos negativos por parte del neoliberalismo en cuanto conduce a la crisis mundial larga, pues “desde la década de 1970, el sistema llamado neoliberal parece identificarse con la sociedad contemporánea percibida en su conjunto” ([6]). 

Significar que por décadas el neoliberalismo tuvo y tiene un relevante respaldo en la conducción de la economía mundial. La crisis económica del siglo pasado (1929) resulta corta en el tiempo, comparada con la actual, que como ya se ha dicho se forjó desde la década del 70 y que hoy en día la crisis que ha producido no solo es en términos económicos, sino que acarrea alejar al Estado de cualquier intervención reguladora y menos promotora.

La situación se torna más agravante, pues para Touraine “nuestra sociedad, evidentemente, ya no la domina la producción, la acumulación de los conflictos giran en torno a la apropiación de ganancias de la productividad” ([7]). En esas condiciones “parece que hemos llegado al final de un largo proceso de desinstitucionalización y hasta de debilitamiento de las categorías sociales, de su jerarquía, de sus conflictos y sus actores. Esta impresión de fragmentación y descomposición de los elementos de la vida social” ([8]). 

Para Touraine “esta crisis mayor marca la culminación, el fuerte estruendo final de nuestra era neoliberal que sustituyó, a partir de la mitad del decenio de 1970, a la economía administrada, nacida después de la guerra, en una época en que sólo los Estados disponían de los medios necesarios para la recuperación de los antiguos países industriales y para el despegue de la economía de los países descolonizados”. Ahora, “la crisis no sólo altera la gestión y la gobernabilidad del mundo económico; ésta interviene además en una completa transformación de la cultura y de los valores, marcada por un interés más restringido por el trabajo, el deseo reafirmado, sobre todo entre los jóvenes, de vivir experiencias personales en lugar de participar en tareas colectivas muy a menudo despersonalizadas, y la difusión de nuevos modos de comunicaciones” ([9]).

Alain Touraine toma muy en cuenta lo que acontece en esta crisis mundial, en el orden a las consecuencias por el comportamiento del neoliberalismo que, en estas últimas décadas asumió el protagonismo de todo el proceso económico y financiero, lo que ha conducido a acentuar la desigualdad, siendo que los asalariados resultan siempre los más afectados, sea rebajando sus salarios, despidiéndolos y quedan desocupados. Significando que los derechos humanos se han quebrantan, lo cual es muy grave porque daña la democracia. Los neoliberales, dice Alain Touraine, “han querido hacernos creer que las leyes de la economía se nos imponía, que no podríamos controlar la coyuntura, y menos aun librarnos de realidades ‘estructurales’. Así pues, los defensores de este determinismo económico así son precisamente los que hoy resultan ser los principales responsables de la crisis; la han desatado y la han desarrollado al olvidar –en aras sobre todo de sus intereses personales– las necesidades de las empresas que para sobrevivir deben luchar permanentemente. La economía financiera se ha separado la economía real, y esta ha roto sus lazos con la sociedad, de la que debería ser indisociable” ([10]). 

La crisis mundial aparece considerada como un hecho, y se tiene que observar cómo la afecta en el caso del Perú: en primer lugar, irremediablemente se presenta en todo el orbe, todos los países están involucrados; segundo, el Perú y la región sudamericana al comienzo de esta larga crisis, su afectación no era grave; sin embargo, pasado los años la inclusión en la crisis no sólo la alcanza, sino que los problemas que acarrea no son estrictamente financieros, entran otros asuntos que como se nota hoy se aprecia en la baja sustancial del crecimiento del producto bruto; el desempleo igualmente comienza a elevarse; reaparecerá la pobreza, incluida la disminución de las capas medias y por consiguiente la desigualdad entre los grupos sociales habrá de incrementarse.

En el Perú algunos especialistas de la sociología, incluidos economistas y los politólogos aparecen comportándose como tecnócratas (apolíticos), aparecen como participes que no se produzcan cambios, pues tratan conservadoramente de no sólo interrumpir la evaluación de los hechos; sino cuestionan la economía diversificada, lo que supone negar la producción con valor agregado. 

A los tecnócratas nada les impide tomar posiciones políticas, más aun cuando ocupan cargos de importancia y de confianza, ellos les cabe entender y hacer entender que en democracia, la diversidad productividad permitirán una economía de más mercados internos y externos. 

En síntesis, al Estado le corresponde delinear, crear y velar por servicios públicos esenciales como salud, educación, transporte/movilidad y seguridad  dando determinadas concesiones donde prime la calidad, para no sólo brindarlos a sus ciudadanos, sino con dedicación a los visitantes extranjeros. Todo ello debe funcionar tanto por la calidad de sus gobernantes, funcionarios públicos y privados que serán a la vez líderes nacidos de elites, a fin de desarrollar los servicios en manos del Estado y los concesionarios, como  también se debe implementar una política de supervisión, cuya responsabilidad recae en los organismos reguladores del Estado. Todo ello se explica siempre que hayan nacido de reformas profundas en favor de la vida democrática, y tratando que el Perú se vea menos afectado por la actual crisis mundial. 

La del estribo: La inteligentes apreciaciones de los peruanos Nicolás Lynch y Félix Jiménez coinciden igualmente con la del destacado sociólogo francés Alain Touraine sobre el desempeño del neoliberalismo, explican el desembalse y el sacudón ciudadano que expresa el descontento en la república de Chile en este mes de octubre del 2019 y días sucesivos. Sus protestas concuerdan con las expresiones de los académicos, siendo claro ejemplo de lo que significa la crisis neoliberal en la región sudamericana.    


([1])  Lynch, Nicolás: “Cholificación, República y Democracia”, pág. 222.
([2])  Jiménez, Félix: “El Poder Como Botín, Neoliberalismo y Crisis”. Diario “Uno”, 11/10/2014.
([3])  Jiménez, Félix: Artículo citado.
([4])  Jiménez, Félix del artículo citado.
([5])  Ibidem.
([6])  Touraine Alain: “Después de la Crisis”, pág. 18.
([7])  Touraine, Alain: Ob. cit. pág. 23.
([8])  Touraine, Alain: Ob. cit. pág. 26.
([9])  Touraine, Alain: Ob. cit. págs. 43 y 44.
([10]) Touraine, Alain: Ob. cit. pág. 53. 

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