¡ Qué
se vayan todos ! Si, que se vayan, pero
. . . ¡ Vendrán, de nuevo, todos ! Se irán los
Fujimoris, los Toledos, los Garcías, los PPKs, los Ollantas-Heredias, las Susanas,
los Castañedas, los Becerriles y, también, sus lacras segundones, pero vendrán
los mismos con distinto ropaje, con distinta careta, aparecerán renovados y
frescos, como recién nacidos, todo distinto, sólo una cosa no cambiará: “La
Corrupción”. Ahora serán más sofisticados, más avezados, más duchos, más astutos
y más facinerosos. Son, pues, máquinas del engaño, de la jugarreta y la
traición. Por ello ¡No cambiemos mocos por babas! Estamos advertidos.
Y es
que son hijos nacidos y criados en una misma cloaca, amamantados de una misma
ubre y hermanados en una misma causa: El Robo y la destrucción del país. No les
interesa nada.
Cansada
ya la historia, de nuestro Perú, de avisarnos de estos corruptos, no advertimos
de sus tantas mañas que centenas de años nos vienen esquilmando
Juran
y perjuran y se santifican y prometen ¡Qué nunca más robarán! o, en todo caso,
¡Robarán, pero harán obra!, así se blanquean; y que rendirán cuentas de cada
céntimo de sol gastado. Prometen ser infatigables, severos e implacables en
juzgar y sentenciar a los pícaros; cadena perpetua, caiga quien caiga, los
peces gordos primero, dicen. Se hacen gárgaras y se enjuagan sus bocas - que
arte de genios - fabricando estructuras mentecatas para ganar votos y robar el
poder. Disfrazan mentiras, donde poder engañar sin ni siquiera sonrojarse la
cara y dicen llamarse “cualidad moral inmaculada”. Los engaños son pan de cada
día y son de todo tipo, ensalivados con argucias y falacias para ganarse la
confianza de los votantes. Son, pues, hasta hoy, cinco expresidentes
consecutivos anteriores y algunos ex ministros, ex alcaldes y ex gobernadores
embarrados hasta el cuello, pero, también, algunos congresistas, algunos magistrados
judiciales y cuanta laya de gentuza que nos gobernaron siempre.
Se
rasgan las vestiduras prometiendo solucionar los profundos problemas del país;
erradicarán el hambre y la miseria, nos dicen; no habrá niños desnutridos, ni
anémicos, ni con hambre, ni ninguno de ellos se acostará sin comer su ración,
en la noche; prometen construir colegios, hospitales, carreteras y puentes, y
si no tienes río, para este tu puente, prometo, también, construirte, tu rio y,
también, te instalaré, en tu casa, tu biblioteca, para que seas culto y seas leído
y no te engañen jamás. Convertiremos al Perú en un país pujante y del primer
mundo. Emboscadas mafiosas montadas ante un andamiaje sedientos de poder.
Pobres diablos.
Crearemos
y defenderemos el empleo digno y nadie y jamás te botará de tu trabajo; tu
salario será reajustado periódicamente para que puedas mantenerte y mantener a
tu familia y no se mueran de hambre; garantizaremos la salud gratuita para ti y
toda tu familia; fortaleceremos la educación que será de calidad y gratuita. ¡El
Perú me necesita!.
Canalladas
dantescas y monstruosas, montadas al amparo de ninguna ley que les obligue a
cumplir lo prometido y rendir cuentas; más bien todo esto se convierte en
legitimado y legalizado. Blasfemias barnizadas y disfrazadas para hacerla
digerible y engañar al pueblo. Por eso recordemos a Simón Bolívar, cuando dijo,
“Más que por la fuerza, por el engaño nos han dominado”.
Fabrican
campañas políticas y nos venden el producto, que son ellos mismos, envueltos en
el mejor papel de regalo ribeteado con oro. Es una inversión, dicen, y gastan
millonadas de dinero en su campaña política, cuyo origen es de la mafia para
devolverlo después, como el caso ODEBRECHT.
Disfrazan
el oportunismo electorero, con poses de hechizo mágico, se fotografían
sonrientes y llenos de felicidad, rostros felices, frases como para vender el
mejor sebo de culebra, que todo lo cura y que es oportuno y eficaz, para
nuestros males, dicen como cualquier mercachifle. Marketing político, nos
repiten. Y, eso sí, ningún proyecto de desarrollo, ninguna idea de
planificación gubernamental, ningún atisbo sobre realidad nacional, ni cuál es
la visión, de un Perú mejor; repiten lo mismo, palabras huecas y poca seriedad
en sus planteamientos, jamás saben sobre los problemas urgentes y reales de la
población y si lo saben no lo dicen. La cuestión es votos y más votos y más
votos, todo prometen para después olvidarse del pueblo, de sus necesidades y de
su hambre. Llenan de afiches las avenidas y calles, millones gastan en anuncios
televisivos, en los periódicos, en la radio, paneles publicitarios, caravanas y
hasta compran a quienes se venden para editorializar mensajes que lo hagan
vendible. Hubo un candidato que hasta se fue a dormir en una choza, en
Cajamarca. ¡Soy del pueblo!, miren donde duermo, dijo.
¡Es,
esto, la democracia! Siéntanse felices y voten cada vez que hay que votar y
cada vez que les convoquemos. ¡Esto es civismo! ¡Es ser un buen ciudadano!
¡Cumple tu deber patriótico!, nos machacan día y noche. La democracia se reduce,
así, en emitir el voto, y luego ellos deciden y gastan los dineros del pueblo,
mientras nosotros en la miseria.
Es
pues interminable las drásticas condiciones de miseria en que nos han sumido
los que nos gobernaron. Somos poseedores de una cultura andina riquísima. El
Perú es el segundo productor mundial, de cobre, plata y zinc; ocupa el tercer
puesto, en el mundo en la producción de plomo, cuarto lugar, en el mundo, de
estaño y molibdeno y sexto en la producción de oro. De nada nos sirven las
ingentes riquezas que nuestro país posee.
Produce
cobre con 2.44 millones de TMF (toneladas métricas finas) que representa el
11.8% del total mundial. Zinc, produce 1.47 millones de TMF que representa el
11.6% de todo lo producido en el mundo. En plata, alcanzó un cuantioso volumen
de 4,163 TMF, ubicándonos en el segundo puesto a nivel mundial con una
participación de 15.5% a nivel global. Cuenta con las mayores reservas de
plata, a nivel mundial, con un total de 110,000 TMF que representa el 19.6% del
total. En la producción de plomo alcanzó 289,195 TMF, ocupando el tercer mayor
productor mundial. En oro produjo 142.6 TMF aportando con el 4.4% de la
producción mundial y siendo el sexto lugar en el mundo. En cobre, zinc y
molibdeno ocupamos el tercer lugar a nivel global, con mayores reservas.
La
agroindustria de Ica, Piura y La Libertad, cuyas irrigaciones se hicieron con
dinero del pueblo y hoy son de propiedad de grandes transnacionales nacionales
y extranjeras, con una productividad asombrosa, el producto, casi en su
totalidad, se destina a la exportación y para alimento de carros (etanol),
quedando para el país un ridículo porcentaje y de la peor calidad. Las
condiciones laborales de los trabajadores, de esta industria, son deplorables,
tienen vacaciones sólo 15 días, muchos de ellos sin seguridad social ni
jubilación; los empresarios sólo pagan el 15% del impuesto a la renta, etc.
De
acuerdo a un estudio de la FAO, más del 99 por ciento de nuestro pescado se
llevaron afuera, quedando menos del 1 por ciento para el país. Se llevan al
extranjero, sin pagar nada por el alimento físico, ni siquiera pagan su IGV,
etc, y, peor aún, para alimento de animales de zoológico, mientras nuestros
niños sufren de anemia por carencia de hierro que muy bien podría proporcionar
este nuestro pescado.
Una
compatriota nuestra que vende su maca en la esquina de la calle, paga,
relativamente, más impuestos que una transnacional minera que ni paga por el
oro, plata, etc, físico que se lleva, así como tampoco paga su IGV, cuando
exporta el mineral o cuando importa su maquinaria minera; en la etapa de
exploración tampoco paga su IGV cuando compra, en nuestro país, sus teodolitos,
carros, zapatos, cascos, hospedaje, alimentación, movilidad, etc. mientras que una
microempresa peruana cierran su negocio si hace lo mismo. Cajamarca es el
primer productor de oro en el país y se encuentra en el primer lugar de
pobreza; Echarate, Cusco, produce casi el 100% del gas que se consume en el
país y, hasta, se exporta; y el gas cuesta, allí, 60% más que en Lima, sus
pobladores más del 90% cocinan con leña y este mismo gas se exporta al país de
México muchísimo más barato que lo que cuesta en Lima.
En
este contexto de corrupción y de enseñoramiento del neoliberalismo, nuestro
patrón productivo está estancado, carece de diversificación productiva y está
inmerso de agotamiento tecnológico. Hay ausencia del sector manufacturero
doméstico y el que existe genera dependencia tecnológica por ser foránea y está
afincada, fundamentalmente, a la extracción de materias primas. Este proceso de
crecimiento genera una dinámica productiva trunca y aislada carente de
eslabonamientos y encadenamientos productivos con la economía local y es
inconsistente para la modernización de nuestra economía e impide, además,
alcanzar capacidades competitivas dinámicas que permitan una inserción exitosa.
Somos una economía primaria exportadora que lo arrastramos desde hace siglos.
El
sector agrícola se encuentra estancado, con una estructura productiva obsoleta
y en decadencia. La mayor pobreza se encuentra en el campo con más del 60%. Que
contrasentido, el trigo lo importamos casi en un 100%, el maíz en 60%, la leche
en un 35%, mientras nuestras chacras están desocupadas y el campesino en la
mayor pobreza.
Y qué
fue, igualmente, de la tremenda riqueza del guano de la isla (aportó cerca del 90%
de los ingresos estatales), del azúcar, del algodón, del caucho, etc.
Un
trabajador que gana el salario mínimo tiene que trabajar 48 años para igualar a
lo que gana un funcionario del Banco Central de Reserva del Perú, en un año, en
la actualidad.
Cerca
del cincuenta por ciento de nuestros niños son anémicos; más del diez por
ciento tienen desnutrición crónica; cerca de la cuarta parte de la población
peruana se encuentra en la pobreza. El 80% de trabajadores son informales; el
70% de trabajadores mineros son servis (precarios). Sólo el 20% de los
trabajadores tienen seguridad social, etc, etc.
Definitivamente,
todo esto es consecuencia del capitalismo. Seguimos entrampados en esta
corrupción fortificado por la arremetida feroz del neoliberalismo.
Por
qué esta nuestra riqueza engendra tanta pobreza, arrastrando drásticos
indicadores sociales y económicos desdiciendo, muy severamente, la tenencia de
abundante riqueza natural. La corrupción, el engaño y la astucia arrastran a
nuestro país al desbarrancadero.
No
elijamos, nunca más, a nuestros propios ladrones; a los que nos encarcelan
injustamente fabricando mentiras; a los que judicializan y criminalizan
nuestros justos reclamos; a los que nos reprimen y nos matan, cuando
discrepamos el modo de desarrollo económico más conveniente para el país; a los
que dan leyes en contra del trabajador y el pueblo; a los que saquean nuestra
riqueza sin pagar nada; a los que privatizan nuestra educación y nuestra salud;
a los que se oponen a un desarrollo con presencia nacional; a los que están en
contra del país. A los que negocian nuestros recursos naturales que, como en el
caso de Cajamarca, en el año 2016 las grandes transnacionales exportaron
mineral, de este departamento, por un cuantioso monto de S/ 4,475 millones,
mientras que a la región le correspondió la miseria de 279 millones, es decir
que por cada S/ 100.0 exportados a la región le transfirieron S/ 6.2. En este
mismo año, Arequipa exportó S/ 13,144 millones y por transferencia le
correspondió S/ 399 millones, lo que evidencia que por cada S/ 100.0 exportados
la región recibió la miseria de S/ 3.0
Convenzámonos
y prometamos que aquellos que nos robaron, torturaron, reprimieron, humillaron,
vejaron y mintieron, jamás ganen en las consultas electorales. Despreciémoslo
con la negativa de nuestro voto haciéndolo muy concienzudo y bien pensado. No
cometamos, de nuevo, la equivocación de elegirlos, para que nos gobiernen y nos
saqueen y nos alimenten con nuestra propia hambre; pensemos una y mil veces en
elegir a alguien que nos represente y esté junto a nosotros en momentos
difíciles y complejos, pero sin engaños.
Definitivamente, si
es posible salir de este entrampamiento que estamos envueltos. Que nuestras
riquezas se queden para alimentar a nuestro pueblo y que no se lleven grandes
transnacionales y nos dejen en la miseria. Tanta riqueza ancestral andina que
heredamos y tanta riqueza de nuestros recursos naturales, hoy, serán
suficientes para que ningún niño muera de hambre y que tranquilamente puedan sanarse,
de su enfermedad, pero no puede porque no tiene dinero.
Prometamos que ¡NUNCA
MÁS NOS DEJAREMOS ENGAÑAR!, para que ninguno de nuestros hijos muera de
hambre
Econ. Juan
Verástegui Vásquez
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