La autoproclamada presidenta
Jeanine Áñez
Análisis
05/12/2019
¿Qué les
motivó a estos indigenistas y feministas a negar lo que el mundo, ahora,
constata como Golpe de Estado? ¿Acaso desconocían el concepto básico de lo que
es un Golpe de Estado? ¿Por qué asumieron el discurso del fraude electoral,
falacia que ni la propia OEA es capaz de demostrar técnicamente?
Parte de la estrategia del Golpe
del Estado en Bolivia[1]
fue mostrar al país y al mundo que la renuncia forzada de Evo Morales era un
acto democrático de “sucesión constitucional”. Para ello se pactó previamente
con los medios corporativos de información, se cerraron los medios estatales
y/o comunitarios, para luego reabrirlos ya ocupados. Expulsar a los medios
extranjeros… Y aplicar la “jaula mediática” a los bolivianos.
Pero, desde la solidaridad y comunicación internacional se logró
posicionar lo ocurrido en Bolivia como Golpe de Estado. Incluso Bernie Sanders, ex candidato
presidencial norteamericano, concluye que en Bolivia hubo Golpe de Estado[2].
Sorprendentemente, en esa constatación narrativa
sobre lo sucedido en Bolivia, intelectuales indigenistas y feministas como Silvia
Rivera[3],
Raquel
Gutiérrez[4],
Eduardo
Gudynas[5],
Raúl
Zibechi[6],
Rita
Segato[7]…o
activistas como Pablo
Solón[8],
y otros, coincidieron en afirmar que “Evo Morales cayó por sus propios
errores”. “Que lo que había ocurrido fue fraude electoral. No un Golpe de
Estado”.
¿Qué les
motivó a estos indigenistas y feministas a negar lo que el mundo, ahora,
constata como Golpe de Estado? ¿Acaso desconocían el concepto básico de lo que
es un Golpe de Estado? ¿Por qué asumieron el discurso del fraude electoral,
falacia que ni la propia OEA es capaz de demostrar técnicamente?
¿Cómo se
explica esa “adulación” discursiva a los indígenas sometidos, y la repulsa a
los indígenas en proceso de emancipación?
Estos y
otros intelectuales, opinadores y activistas "progres", desde hace un
tiempo atrás fueron construyendo y difundiendo el correlato de “Evo Morales
dictador, corrupto, narcotraficante…”, en diferentes escenarios internacionales
y nacionales.
De esta
manera, abonaron a la construcción de las condiciones subjetivas golpistas de
la clase media tradicional que sería el puntal de lanza del Golpe (junto a los
policías y militares). Instalaron la fijación y el odio contra el “indio
gobernante”, en sus estudiantes universitarios, colegas, ONG, y en la
ciudadanía progre que leía sus críticas destructivas contra el “indio macho y
tirano”, según ellos. ¿Por qué?
Individualismo
metodológico. Estos intelectuales, por sus categorías de
comprensión/explicación de la realidad, redujeron el proceso de cambio
boliviano a la persona de Evo Morales. Se fijaron tanto en Morales que
asumieron que el proceso de cambio boliviano fue producto de un caudillo
“ignorante”. ¿Acaso Morales no fue producto de un proceso social masivo? ¿No
fue refrendado en las urnas como gobernante?
Jamás
consideraron las posibles consecuencias sociales que ocasionaría "el
repudio al indio” que estaban sembrando en contra del “dictador”. Cayó Morales,
masacraron a más de 30 indígenas, y se reparten, ahora, el botín estatal.
Revancha
intelectual. Ante las permanentes críticas de algunos de estos
intelectuales, García Linera, Vicepresidente de Bolivia, lejos de entrar en
debate, escribió un libro en el que los descalificó llamándolos “infantiles”, y
jamás los tomó en cuenta. Desde entonces las críticas al gobierno de Morales se
tornaron en revancha casi visceral. Se mofaban no sólo de la carencia del
título académico de Linera, sino hasta de las metáforas performativas dichas
por éste.
Mientras
Silvia Rivero, Pablo Solón, Raúl Prada…, ocupaban puestos/cobraban del Estado
Plurinacional, el gobierno indígena era el arquetipo ideal. Pero, una vez que
fueron despedidos de sus puestos laborales se convirtieron de apologetas en
detractores del proceso de cambio impulsado por movimientos indígenas y
campesinos.
Racismo intelectual. El indigenista o feminista profesional, por lo regular, adula al
indígena o la mujer mientras éste o ésta son subalternos. En la medida que el
indígena comienza a caminar con sus propios pies y pensar con su propia cabeza,
el indigenista se incomoda. Mucho más, si las mujeres o indígenas ya no
requieren de sus asesoramientos teóricos para proseguir con sus procesos.
A estos
intelectuales sólo les interesa el indígena como objeto de caridad intelectual.
En la medida que el indígena o la mujer se constituyen en sujetos con ideas
propias, aquellos lo desacreditan amparados en sus títulos.
Postura anti
estatista. Por leer y creer en demasía a Jhonn Holloway,
estos intelectuales indigenistas/ambientalistas asumieron que el Estado era un
aparato obsoleto del pasado. Ellos creen estar ya en la era post estatal.
Su consigna
es: el Estado no importa. Importa la comunidad. De allí el idílico sueño del
“comunitarismo apolítico”. Por tanto, qué importa si hay o no Golpe de Estado.
Mucho menos importa el injerencismo norteamericano. Lo que importa es la
armónica estructura comunitaria que imaginan.
Postura a
imperialista. Toni Negri dijo que la época de la expansión
territorial de los imperios era del pasado porque el poder, ahora, estaba
centrado en el conocimiento, ya no en el control territorial como antes.
"El conocimiento no tiene territorio. Por tanto, no hay Imperio invadiendo
territorios o promoviendo golpes de Estado". Su fe en esta elucubración
mental los lleva a no ver el intervencionismo norteamericano en América Latina.
Ambientalismo
fashion. Para estos pensadores, el respeto a la Madre
Tierra consiste en no tocar, no extraer, los bienes de la Tierra. Quizás creen
que lo que consumen se produce o se extrae del supermercado.
Esa idílica
lógica conservacionista les lleva a rasgarse las vestiduras frente a la muerte
de los animales en la Amazonía, pero guardar un sepulcral silencio cómplice
ante la masacre desalmada de indígenas y campesinos insubordinados en la ciudad
de El Alto o Cochabamba.
Quizás
porque el ambientalismo cotiza más en el mercado financiero de la cooperación
internacional que la idea de la defensa del “indio bueno”.
No hay indio
insumiso sin culpa. Estos intelectuales coincidieron en decir que
“Evo Morales dejó el poder producto de sus errores”. Morales fue culpable de su
defenestración.
Incluso las
feministas, lejos de protestar contra el Golpe, repetían el correlato de lo
“autoritario, dictatorial, corrupto…” que había sido Evo Morales. “Se lo
merecía y fue culpable de su violación por llevar pollerita corta” dirían los
machistas refiriéndose a una mujer violada. Algo así dicen algunas feministas
del Golpe de Estado en Bolivia.
Lo triste es
que progresivamente el mundo se entera que nunca se comprobó técnicamente de la
existencia del mentado fraude electoral del 20 de octubre en Bolivia. Lo que sí
existe, luego del Golpe de Estado, y las masacres indígenas, es un proceso
acelerado de ocupación de las empresas públicas por agentes de empresas
privadas golpistas, persecución/criminalización abierta de los dirigentes de
los movimientos sociales, reocupación de Bolivia por las Embajadas
norteamericana e israelí, y hostigamiento/expulsión de toda mano solidaria con
los sectores subalterno en el país.
Notas
[1]
Véase, https://ollantayitzamna.com/2019/11/11/bolivia-golpe-de-estado-venganza-etnica-y-pais-en-el-limbo-politico/
[3]
Véase, https://desinformemonos.org/la-sociedad-boliviana-no-ha-renunciado-a-su-derecho-a-su-memoria-y-a-su-autonomia-silvia-rivera-cusicanqui/
[4]
Véase, https://desinformemonos.org/la-sociedad-boliviana-no-ha-renunciado-a-su-derecho-a-su-memoria-y-a-su-autonomia-silvia-rivera-cusicanqui/
[6]
Véase, https://desinformemonos.org/bolivia-un-levantamiento-popular-aprovechado-por-la-ultraderecha/
[7]
Véase, https://www.infobae.com/america/america-latina/2019/11/20/rita-segato-durisima-con-evo-morales-dijo-que-no-fue-victima-de-un-golpe-y-recordo-su-machismo-y-autoritarismo/
Ollantay
Itzamná
Defensor
latinoamericano de los Derechos de la Madre Tierra y Derechos Humanos
@JubenalQ
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