Escribe:
Milcíades Ruiz
Las
elecciones congresales complementarias del 26 de enero, pueden ser analizadas
desde diversa perspectiva y esta, es una más, pero entre nos. Ellas se han dado
en condiciones de degradación moral de líderes y partidos políticos
comprometidos con la corrupción. Los resultados electorales reflejan la
animosidad con que la población ha tomado la coyuntura. Habría que ver la
génesis de esta situación para tener una apreciación consistente.
Hay factores
que han influido notablemente en la psicología social. La indignación ciudadana
por la conducta de los líderes y sus partidos políticos manchados por la
corrupción crearon condiciones electorales adversas para estos. En la lógica
social había una predisposición a patear el tablero y por eso, tenemos un alto
porcentaje de votos en blanco, viciados y no emitidos, alrededor del 50% de
electores.
Otros han
preferido probar como se hizo con el “chinito” y han derivado sus votos a los
partidos menos manchados que han elevado su votación en razón inversa a los
partidos más corruptos. Los que han perdido la fe en la política, se han
refugiado en la religión, como lo hacen muchas personas frustradas. En tanto que
otras, piensan que el caos se arregla con militarismo radical. Religiosos y
radicales militaristas sumaron 16% de la votación.
No es la
primera vez que el desengaño político ocurre en la historia de nuestro país
clamando cambiar de raíz la podredumbre gubernamental. La bonanza pasajera
derivada de las concesiones de nuestros recursos naturales genera condiciones
de corrupción. Sucedió con el salitre, guano de islas, caucho, petróleo y otros
recursos. Esta vez, ha sido el mal uso de la carroña de la inversión extranjera
minera con la bonanza de precios.
Otro factor
ha sido la poca importancia que se ha dado al evento. Los partidos han probado
con candidatos de baja solvencia política dado el poco tiempo disponible y el
escaso periodo de gobierno por complementar. Los principales se han guardado
para el 2021 y entonces los partidos han sido poco serios en la conformación de
listas, de modo tal que, muchos de los designados no tenían ni idea de las
condiciones del trabajo legislativo.
No podemos
quitarle mérito al poder de la prensa en la manipulación política de la
población. La prensa ha escarbado y exacerbado hasta el sadismo lo que los
fiscales anticorrupción iban desbrozando. La explotación mediática de casos
guardados estratégicamente, han generado simpatías y antipatías políticas
dirigidas. Por ejemplo, sacar a la luz un vídeo vergonzoso en la antesala de
las elecciones le ha mermado votos a un partido favorito en las encuestas.
Pero son
muchos los casos de manipulación mediática de este poder fáctico que genera las
condiciones subjetivas políticas. El presidente Vizcarra, ha sido y es
constantemente azuzado para obrar como lo ha hecho. Lo mismo han hecho con las
bancadas de izquierda parlamentaria y los resultados electorales reflejan los
efectos. La composición política del Parlamento ha variado como resultado de la
coyuntura, pero es solo una pichanga antes de jugar de a verdad.
Por lo que
hemos visto de este proceso político, se avizora entonces un Parlamento
precario de menor calidad ideológica, puesto que la gran mayoría son aprendices
y carecen de formación política. La desadaptación de fanáticos religiosos y
militaristas a los procesos políticos será una limitación que restará
eficiencia para un breve periodo de gobierno legislativo, en un año de dificultades
económicas, agudización de conflictos sociales y con interferencia de intereses
de campañas electorales con miras al 2021.
Este
panorama de incertidumbre política para el 2020, resulta nociva para los
negocios pequeños y grandes, desalienta la inversión y la productividad,
reduciendo el PBI. El riesgo político social, es alto. Habrá descontento en la
población y nuevas frustraciones. En el 2019
solo hemos crecido 2.4%, por debajo del crecimiento de nuestras necesidades, y
del aumento de población, incluyendo venezolanos. Aunque la ministra de
economía anuncia que este año creceremos 4%, la verdad es otra. La delincuencia
crecerá mucho más.
En cuanto a
la participación electoral de la izquierda, también el repudio ha llegado a los
partidos más manchados por la corrupción y malos manejos. Un buen sector ha
viciado sus votos en protesta, o por desencanto. Con mayor número de partidos
participantes en las elecciones, la izquierda ha obtenido menor número de
escaños. En el 2016 el FA obtuvo 20 curules, 11 de Tierra y libertad y 9 de los
demás partidos del frente. El movimiento “Sembrar” de Verónica Mendoza sacó por
lo menos 2 curules, uno en Cusco y otro en Lima (Vilca).
Esta vez,
como Nuevo Perú, perdió todas sus curules a pesar de su alianza con los partidos
tradicionales. La soberbia y los ataques a los gobiernos de Cuba, Venezuela y
Bolivia, parece haberle pasado la factura, lo que quizá amerite una revisión de
su desempeño como lideresa y candidata. En cambio, el FA sin ella, ha obtenido
el 6° puesto a nivel nacional (7,24%) por encima de UPP, APP y Somos Perú. lo
que revela las diferencias de manejo político.
Entre los
partidos de izquierda solo el FA pasó la valla electoral con 808,559 votantes,
(6,21%- 9 escaños). Juntos por el Perú con 7 partidos y otros grupos, 619,901
votos (4,76%) y Patria Libre, 447,334 (3,44%). Toda la izquierda sacó 1´875,794
votos (14,41%). Como se puede apreciar, JPP y PL, que estuvieron aliados, han
sumado 8,2% que no solo hubieran superado la valla, sino también al FA.
La izquierda
ha sacado importante votación en provincias: FA en 11 regiones, JPP en 10 y PL
en 5, siendo Apurímac la de mayor apoyo con el 30,6% de votos, estando Cusco
entre los de menor apoyo. El siguiente cuadro nos da una visión más detallada.
RESULTADO
ELECTORAL DE LA IZQUIERDA
|
%
|
ORDEN
|
|
Cajamarca
|
FA
|
9,04
|
3
|
JPP
|
6,00
|
7
|
|
Cusco
|
FA
|
5,33
|
8
|
Arequipa
|
FA
|
7,85
|
4
|
Apurímac
|
FA
|
18,16
|
1
|
JPP
|
7,43
|
5
|
|
Perú
Libre
|
5,01
|
8
|
|
Puno
|
FA
|
14,1
|
2
|
Perú
libre
|
8,6
|
4
|
|
L
Libertad
|
FA
|
9,78
|
3
|
Huánuco
|
JPP
|
4,25
|
8
|
Hcavelica
|
FA
|
9,53
|
4
|
Perú
libre
|
6,40
|
5
|
|
Ancash
|
FA
|
5,36
|
7
|
Amazonas
|
FA
|
20,52
|
1
|
Piura
|
JJP
|
5,16
|
7
|
FA
|
5,13
|
8
|
|
Lima
+ exterior
|
FA
|
5,69
|
6
|
JJP
|
4,90
|
8
|
|
Callao
|
Perú
libre
|
8,57
|
3
|
Lambayeque
|
JPP
|
11,47
|
2
|
San
Martín
|
JPP
|
4,96
|
5
|
Junín
|
Perú
Libre
|
11,32
|
1
|
JPP
|
6,45
|
6
|
|
Loreto
|
JPP
|
7,93
|
4
|
Pasco
|
JPP
|
8,07
|
3
|
Lima
provincias, Ica, Ucayali, Madre de Dios no reportan votos de izquierda
Fuente: ONPE
|
Estas
elecciones sirven también para evaluar la gestión de los líderes de la izquierda,
aunque el evento es circunstancial solamente. En términos de derecha e
izquierda, la nueva conformación del congreso tendrá siempre una abrumadora
mayoría de bancadas de derecha defensoras del neoliberalismo y contrarias a una
nueva constitución. Estos son los resultados a nivel nacional.
Espero que
lo dicho sirva para la reflexión y no para lamentaciones ni señalamientos
irracionales. Lo importante es lo que se haga para la siguiente campaña
electoral mejorando nuestro trabajo político. Salvo mejor parecer.
Enero, 2020
Otra
información en https://republicaequitativa.wordpress.com/
EL FRACASO DE LAS ELECCIONES DEL
26 DE ENERO
Foto: OtraMirada
Las
elecciones del 26 de enero han sido un fracaso para el Perú y, en especial,
para la izquierda. Estas elecciones fueron convocadas por la disolución del
parlamento el 30 de setiembre de 2019 y se suponía debían ser el inicio de una
salida política a la misma. Sin embargo, por los resultados electorales,
tendremos un Congreso conformado mayoritariamente por partidos que no tienen
propuesta política y que suelen moverse de acuerdo al dictado de los medios que
expresan el ánimo conservador de las élites o peor todavía, de las ambiciones
personales de sus integrantes. Si las cosas discurren como señalamos la crisis
se profundizará con imprevisibles consecuencias en el corto plazo.
Es bueno
recapitular y señalar que estamos en este punto porque la renuncia del hoy ex
presidente Kuczynsky dos años atrás, señaló un hito muy importante en el
agotamiento del régimen instaurado por Fujimori y Montesinos en abril de 1992.
Esta renuncia abrió un período en que la ultraderecha fujiaprista intentó tomar
el poder por medio de un golpe parlamentario lo que fue impedido por el
Presidente Vizcarra con la disolución del Congreso. Los neoliberales a ultranza
fueron derrotados por los neoliberales reformistas con el apoyo poco
diferenciado de la izquierda. Estas idas y vueltas en las alturas, en las que
la presión de la movilización popular nunca llegó a ser decisiva, buscaban un
momento de resolución, aunque fuera provisorio. Este era el sentido de la
iniciativa de Vizcarra —disolución más elecciones congresales— pero la resolución
no se ha producido. Estamos, nuevamente, con una crisis de régimen abierta pero
sin salida a la vista.
Algunos
señalan que el gran logro de estas elecciones extraordinarias es la casi
desaparición de la extrema derecha, expresada en el fujimorismo, el APRA y
Solidaridad Nacional. Es verdad, es un alivio no verlos más como protagonistas.
Sin embargo, el más importante de ellos Fuerza Popular, nombre actual del
fujimorismo, se reduce al 7% y está golpeado pero allí sigue. Los otros dos sí
están en cuidados intensivos y con pronóstico reservado.
La agenda
central del Congreso elegido debería ser culminar la reforma política, pero por
lo que han dicho en campaña los ganadores esta no parece ser su intención.
Menos todavía ligar reforma política con debate constitucional. Peor aún,
partidos como Acción Popular y Alianza para el Progreso han opinado en el
pasado de todas las formas posibles, muchas veces a favor y en contra de lo
mismo. De Podemos, el partido de José Luna, se puede esperar cualquier cosa, ya
lo ha demostrado en legislaturas pasadas. El FREPAP, por otra parte, la gran
novedad por el número de curules, tampoco tiene un programa claro, más allá de
la defensa de los fueros de su culto. ¿Cuál podrá ser entonces la dinámica de
un parlamento corto, apenas dieciséis meses, con una agenda apretada?
Creo que la
respuesta no puede estar sino en la campaña electoral para las elecciones
generales del 2021. Si el parlamento no da la talla, esperamos que la campaña
electoral presidencial pueda levantar los problemas de fondo y las propuestas
necesarias para encararlos. Esto significa que los liderazgos en competencia
presidencial señalen unos y otros y le den así un sentido al parlamento elegido
y a la campaña electoral misma. De esta forma, las elecciones generales de 2021
puedan llevarnos a una salida para la crisis de régimen.
Esta vez no
habrá disculpas, los liderazgos que no estuvieron en la campaña de 2020 “para
no desgastarse” deberán estar el 2021 para legitimarse o desparecer. Las
ausencias de Julio Guzmán o Verónika Mendoza como cabezas de lista de sus
agrupaciones tienen relación directa con la pobre perfomance de las mismas.
Salvador del Solar pasa caleta porque esté “ausente”, qué pena. De igual
manera, que no hayan existido banderas centrales sobre las cuales debatir, sino
a lo sumo “listas de lavandería” como agenda parlamentaria o simple ausencia de
propuestas, dice de la falta de seriedad con que se ha encarado la elección.
Vizcarra,
por su parte, si el parlamento cae en la malagüa, podrá seguir gobernando como
si no hubiera Congreso, con la agenda neoliberal de la que ha hecho gala en las
últimas semanas. Toca al movimiento social organizar una respuesta contundente
y señalar que la reforma política no significa liquidar los derechos sociales.
La ventaja para los que reclamen será que pronto empieza la campaña
presidencial y la posibilidad de enlazar sus reivindicaciones con los programas
electorales que se presenten, desnudando a unos y encumbrando a otros, de
acuerdo a su sintonía con el pueblo.
Para la
izquierda el reto sigue siendo el mismo: levantar la necesidad de un proceso
constituyente como salida para la crisis de régimen o ahogarse en la mazamorra.
Muchos dicen que su falta de unidad es la responsable de sus pocos
congresistas, que sumando los votos de las tres o cuatro organizaciones de
izquierda se ganaba la elección. Hay algo de cierto en ello y ojalá que la
próxima vez solucionen los problemas internos con primarias bien hechas y un
candidato unitario. Frente a la plata de la derecha el recurso de la izquierda
es la unidad. Pero me atrevo a decir que esto no es suficiente, una unidad
pegada con babas serviría de poco. La unidad debe estar sellada por un
liderazgo elegido democráticamente y con un propuesta de futuro para el Perú.
Por favor,
no volvamos a llorar sobre leche derramada que sigue estando en juego el país.
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