Análisis
15/04/2020
Introducción
El día 4 de
abril había 1.2 millones de casos de Covid-19 en el mundo, aumentando en 80 mil
casos diarios y con un total de 67 mil muertos, número que aumentaba a un ritmo
de 8 mil fallecidos por día. EEUU se encontraba en el momento de multiplicación
geométrica más fuerte, al tiempo que Italia tenía el valor más elevado, y
España le seguía a poca distancia de la misma. Pero España lo sobrepasara en la
primera semana de abril en número de casos de contagiados a Italia.
Mientras que tuvo un descenso en el número de fallecimientos, como puede
observarse en el gráfico abajo.
En el
momento de terminar este artículo, Estados Unidos ya se convirtió en el primer
país del mundo en superar las mil muertes/día por coronavirus, con 18.586
muertos en todo el país, según el recuento de la Universidad Johns Hopkins.
Alemania. Italia y España ya llegaron a la cúspide y comienza a hablarse del
mundo después de Covid-19.
¿Cuán mortal
es el Covid-19?
La mortalidad diferencial por regiones
Mucho se ha
hablado de la sobredimensión de la fatalidad de la pandemia Covid-19. Tenemos
en claro que los grandes medios de comunicación nos hacen ver que el
coronavirus es muy contagioso y muy mortal, y nos bombardean a diario con casos
de infección nuevos en el mundo entero y contando los muertos como si no
hubiera otra noticia para compartir. Mostraremos con datos concretos que el
Covid-19 no es tan mortal como nos sugieren, sugestionan y hacen pensar con el
bombardeo comunicacional diario.
Revisemos la
situación demográfica. En España, la sobre-mortalidad (decesos por
encima de la media anual en marzo) por coronavirus es de apenas +16,7%. Es
de esperar que en los siguientes meses hasta finales del año, haya sub-mortalidad, al
haberse producido ya la sobre-mortalidad entre las personas más frágiles
durante los meses del coronavirus. Al final del año concluiremos que el impacto
en la mortalidad anual no distará mucho de la media anual normal para España.
Los grandes
medios, sin embargo, enfocan sus cámaras y reportajes en aquellas
ciudades-metrópolis, de países, donde la mortalidad por Covid-19 es mayor, como
en Madrid con una sobre-mortalidad de +71%, Castilla y León +93% y, Navarro
+89%. También en Italia el impacto del coronavirus en Lombardía fue el doble de
lo observado a nivel nacional, pero las cámaras de los grandes conglomerados de
comunicación obviamente no van al campo ni a las ciudades pequeñas o de menor
relevancia con escasas conglomeraciones que los centros financieros y
comerciales, donde la conglomeración de gente está a la orden del día.
Es cierto
que el COVID-19 es un virus muy contagioso, pero la pregunta es si requiere
medidas de confinamiento tan generalizado. Pues con ello paran la
economía de una manera sensible durante semanas y meses, causando un paro
nacional. Las plataformas de comunicación global en redes, nos explican que la
gran crisis económica del momento y la desocupación “casi” mundial se deben al
Covid-19. Pero, una vez que la pandemia haya pasado y que las oportunidades de
trabajo no se hayan recuperado significativamente, observaremos que no será
fácil hacer que la población comprenda y entienda ¿por qué la economía no
vuelve a la normalidad? Por lo tanto, seguramente se preguntaran ¿por qué no
nos hablan entonces de la Gran Depresión del 2020?, que de hecho se venía
llegando después de 2008 al bajar el crecimiento económico y el comercio
internacional y en septiembre-octubre de 2019[1] ya
hablamos de la Perestroika en EEUU, es decir bien antes de la pandemia del
Covid-19.
La mortalidad diferencial por sexo y edad
Para tener
un panorama más preciso de la sobre-mortalidad analicemos el sobre-mortalidad
según la edad de las personas. A modo de ejemplo tomaremos también el caso de
España. Tal vez sea muy sorprendente pero entre todas las personas
con menos de 65 años de edad no se observan más decesos de lo que suele haber
en los años sin pandemia. Los medios de comunicación jamás hacen
foco en este dato en sus ´análisis´. En la población de 65 a 74 años de
edad, la sobre-mortalidad es de 16.2%, o sea, levemente por debajo de la media
nacional (16.7%). La población de 75 años o más, en cambio tiene una
sobre-mortalidad de 75% y si tomamos en cuenta los muertos no hospitalarios, la
cifra seguramente será más del doble de lo normal.
De acuerdo
con los datos hospitalarios de España al 4 de abril de 2020, solamente el 18%
de las personas fallecidas por Covid-19 tenían 90 años o más años contra un 27%
de personas fallecidas por la gripe en un año normal como 2015. Lo anterior
quiere decir que en 2015 falleció un 50% más de personas por la gripe que en
2020 por el Covid-19. Es bien probable, entonces, que a esas edades avanzadas
la subestimación de muertos por Covid-19 es de al menos 50% y tratase
simplemente de adultos bien mayores que fallecieron en sus hogares sin haber
sido atendidos en un hospital. El Instituto Nacional de Demografía de Paris
(INED) comparó los decesos por Covid-19 en Francia con los fallecidos en 2018
(por gripe) según los diferentes grupos de edad, como puede verse en el
gráfico. INED llega a la conclusión que hay una subestimación notoria de
muertos por Covid-19 entre los adultos bien mayores que a menudo suelen
fallecer en sus hogares.
Para el caso
español observamos una sobre-mortalidad nacional de 17%, pero la de los varones
es tres veces mayor que la de la población femenina (23% contra 8%).
Ahora bien cuando uno vive en Madrid (con una sobre-mortalidad del 70%),
es hombre (con una sobre-mortalidad tres veces superior a la de las mujeres) y
tiene además 75 años o más edad, su posibilidad de fallecer por Covid-19
resulta particularmente elevada. Las mujeres adultas mayores que viven en el
interior del país muestran probablemente las cifras normales de años
anteriores. Lo anterior no es una situación exclusiva para España, igualmente
se observa en Argentina, por ejemplo, cero casos de infectados en ciudades con
menos de 12 mil habitantes.
A partir del
fuerte sesgo mortal del Covid-19 entre los adultos mayores, podríamos afirmar
casi con certeza que no se trata de un virus “escapado” de los laboratorios de
Wuhan. En la cultura china hay un gran respeto por los adultos mayores. En
artículos anteriores ya hemos aportado argumentos para considerar que el
Covid-19 proviene de laboratorios en EEUU. El coronavirus es un producto para
ser usado en una guerra biológica y para arrasar con la población de adultos
mayores que en Occidente, son considerados un lastre improductivo y una carga
excesiva para la sociedad y los fondos financieros de pensiones, por ello con
una seguridad mayor al 90%, podemos afirmar que el Covid-19 salió de
laboratorios de EEUU.
La Gran
Depresión en Occidente
La crisis
que el mundo enfrentará al salir del Covid-19 no fue causada por el
coronavirus, pero sí tal vez la agrave un poco. Ante la baja de la tasa de
ganancia en la economía real, puesto que a partir de 2008 las grandes
transnacionales y corporaciones financieras han buscado acumular, casi
exclusivamente, recomprando sus propias acciones en la bolsa de valores, con
créditos a tasas de interés cero otorgadas por los Bancos Centrales.
Tasa de ganancia para el G7 para el
periodo 1964-2009
Fuente:
Michael Roberts, 16.09.2017
Estas tasas
de interés al cero por ciento, que no son más el resultado de oferta y demanda
de dinero en el mercado como solía ser antes de 2001, sino producto de la
manipulación de las mismas tasas en beneficio exclusivo de uno cada cien mil
personas de la población (0,00001%), a costa del relativo empobrecimiento de
más del 95%[2].
Desde el año 2009, las grandes transnacionales, y su elite, han gastado 5.4
billones de dólares para la sola recompra de sus propias acciones, operación
por la cual no dejaron de subir hasta el 2020, enriqueciéndose solo a sí
mismas.
Desde 1981,
la deuda global se ha multiplicado por 39 veces, pasando de 14 billones de
dólares en ese entonces hasta alcanzar los 265 billones (o millones de
millones) de dólares en 2020. Son burbujas financieras de capital
ficticio que tarde o temprano colapsan. Este colapso ya comenzó en
septiembre/octubre de 2019, su indicador más fiel fue el inicio del programa
Repo de la Fed[3],
mucho antes que el coronavirus fuera una realidad para el mundo. El coronavirus
“tapa”, por sobre todo, la causa real de la crisis, que no es una crisis más,
sino una que da inicios a la Gran Depresión de Siglo XXI, y probablemente sea
la última en la historia del capitalismo.
La OCDE
observa en su informe de abril de 2020, que el mundo se encuentra en una Gran
Depresión. El 8 de abril la Organización Mundial de Comercio (OMC) publicó un
informe que no deja dudas ni esperanza alguna, que una recuperación económica
esté cercana. La OMC espera que el comercio mundial caiga un 32% en el 2020. La
realidad es que el comercio internacional y la economía en general, ya estaban
en caída en picada desde antes de la pandemia, desde septiembre de 2018 si
observamos la caída del comercio de exportación e importaciones (ver
Chart 4).
Durante la
pandemia (febrero-abril de 2020) hemos observado que los gobiernos han tomado
medidas, sin debate o votación, acerca de restringir ‘temporalmente’ la
libertad de movimiento y ordenar el confinamiento de la ciudadanía, para
enfrentar la pandemia, es decir, para el bien común de la población. La
supresión de derechos económicos sociales y políticos podría ser aprovechada
por las elites financieras y corporativas, aludiendo que la única salida a nivel
mundial sería un gobierno global, con una (cripto)-moneda global, que dejara de
lado a “la banca responsable de haber generado este caos económico y la Gran
Depresión”.
Con la
consigna de: “salir de la gran pandemia para salir de la crisis económica” que
el coronavirus supuestamente provocó, las élites transnacionales financieras
responsables de la “crisis”, procuran imponer por
la fuerza un “gobierno global” que exprese
los intereses estratégicos de la monarquía financiera global, con
todos los rasgos propios de un capitalismo en declive y caída libre. Que
requiere, para recuperar posiciones de poder, de un uso masivo de la militarización de
las relaciones políticas internacionales. Con lo cual, le es imperioso, imponer
también “Panóptico Digital”[4] mundial
para legitimarse, situación que hemos ya advertido como posibilidad, en
nuestros escritos de 2017. Aunque consideramos que ya hay actores
internacionales en capacidad de contrarrestar esta estrategia.
Sin embargo,
a estas alturas del 2020 las fuerzas transnacionales continentalistas, ni las
globalistas, ya no podrán imponer fácil y linealmente su posición e intereses.
En primer lugar, China, Rusia y los BRICS están muy lejos de ser sometidos.
Cada día se muestran más capaces de defender sus posiciones y avanzan en
concretar el proyecto de la Nueva Ruta de Seda, en su “camino” de construir un
mundo multipolar y pluriversal. Por lo tanto, no solo será largo, complejo y
difícil que puedan ser sometidas a una “Dictadura” Financiera Transnacional,
sino que están en una situación de ventaja, cada vez más grande, para
consolidar sus avances. Y, ante todo, llevan la ventaja de haber sufrido,
resuelto y salido primero de la pandemia, lo cual les permitió ya en marzo de
2020 poder retomar su senda y poner en marcha toda su economía. Que nunca
estuvo parada por completo, solo el área estratégica de Wuhan, como si lo está
hoy Occidente.
A China le
afectará la Gran Depresión en Occidente, pero ni cerca de cómo impactará en el
mundo anglo-americano. Ya en marzo de 2020, las exportaciones subieron un 5.4%
contra una contracción de 7.8% en enero, febrero. Las importaciones subieron un
0.8% contra una contracción de 2.6% en los dos meses anteriores. El motivo de
la recuperación pronta de la economía china es: en primer lugar, porque sus
inversiones se han dirigido básicamente al ámbito productivo y en una porción
menor al especulativo inmobiliario. En segundo lugar, China llevaba ventaja
sobre las transnacionales globalistas norteamericanas en materia de
Inteligencia Artificial, incluso para combatir al Covid-19, y ha logrado salir
de esa pandemia con una mayor ventaja.
Claro que,
cuando Occidente se encuentra en una crisis profunda también China se ve
afectada en sus exportaciones que debe re-direccionarlas, para ello potenció, y
deberá incrementar aún más esa potenciación, de la Nueva Ruta de Seda y de la
nueva arquitectura institucional económico financiera multipolar.
En Occidente
la globalización financiera parecería haber llegado a sus límites. La pandemia
ha mostrado las múltiples debilidades de la híper-especialización, en economías
de mono-cultura global. Ha quedado claro que países donde es muy importante la
industria del turismo como Italia, por ejemplo, quedarán seriamente afectados. La
situación absurda es que países especializados en frutas o flores, que son
transportadas a diez mil kilómetros de distancia, con la crisis no solo no
podrán exportar sino tampoco importar los alimentos que sostienen a la
población especializada en ello. La crisis de los poderes transnacionales pone
de manifiesto la necesidad de potenciar nuevamente las naciones, las
actividades nacionales en cada país.
Con la Gran
Depresión Global, en sus marcos, no hay modo de defender la mediana y pequeña
empresa nacional de una tragedia, porque son los últimos eslabones de las
grandes plataformas globales. Durante una Gran Depresión no hay otra
salida en los marcos del globalismo transnacional, aunque sí recuperando grados
de libertad, capacidades e instrumentos propios de las estrategias en la órbita
nacional: gobierno, estado, empresarios y trabajadores. La híper
especialización y deslocalización globalista se encuentra profundamente herida
de muerte en esta crisis sistémica, y con ella la globalización,
deslocalización y flexibilización que informaliza todo lo que no es global.
A las
economías no les quedará otra que diversificarse con una concepción que parte
de la soberanía nacional, que se coordina en lo multipolar pluriversal. Es ahí
donde se presenta el multipolarismo con todo su gran potencial, concretamente a
partir de la ampliación de la Nueva Ruta de Seda y con todo su sistema de instituciones
alternativas al globalismo transnacional financiero. Incluso con una moneda
internacional de reserva alternativa como moneda-patrón al Petro-Dólar: el
Petro-Yuan-Oro que ya viene haciendo su despliegue desde febrero de 2018.
Occidente,
para salir de la crisis sistémica y de la crisis humana mundial que produce,
debería poder retornar a la economía real, pero no lo logrará a menos que deje
de aspirar a la maximización de la tasa de ganancia, como bien hemos ya
desarrollado y mostrado en nuestra publicación de 2018[5],
editado un año después en ingles en Hong Kong.
El Desempleo
en la Gran Depresión del siglo XXI
a. La situación mundial
La segunda
edición del Observatorio de la OIT: El COVID-19 y el mundo del
trabajo, describe al COVID-19 como “la peor crisis
mundial desde la Segunda Guerra Mundial”. Cuatro de cada cinco personas (81 por
ciento) de las 3.300 millones que conforman la fuerza de trabajo mundial están
siendo afectadas por cierres totales o parciales de su lugar de trabajo. “Los
trabajadores y las empresas se enfrentan a una catástrofe, tanto en las
economías desarrolladas como en las que están en desarrollo”, declaró el
Director General de la OIT. Según el nuevo estudio, 1.250 millones de
personas trabajan en los sectores considerados de alto riesgo de sufrir
“drásticos y devastadores” aumentos en los despidos y disminución de los
salarios y horas de trabajo. Muchas de estas personas están empleadas en
trabajos mal remunerados, de baja calificación, donde una pérdida imprevista de
ingreso tiene consecuencias devastadoras.
A nivel
latinoamericano la proporción de trabajadores en estos sectores “en riesgo”
alcanza el 43 por ciento, según la OIT. Algunas regiones, África en particular,
tienen niveles de informalidad más altos aun, lo cual unido a la falta de
protección social, gran densidad de población y débil capacidad, plantea a los
gobiernos serios desafíos sanitarios y económicos, advierte el informe.
Por ello, se
prevén enormes pérdidas en los distintos grupos de ingresos, en particular en
los países de ingresos medios altos(100 millones de trabajadores, a
tiempo completo). Esto supera con creces los efectos de la crisis financiera de
2008-2009. Los sectores más expuestos al riesgo incluyen los servicios de
hospedaje y restaurantes, la manufactura, el comercio minorista y, las
actividades empresariales y administrativas.
“Las
decisiones que tomemos hoy afectarán directamente la manera en que esta crisis
evolucionará así como la vida de miles de millones de personas”, agregó el
director. “Con las medidas correctas podemos limitar su impacto y las heridas
que dejará. Nuestro objetivo debe ser reconstruir mejor, para que nuestros
nuevos sistemas sean más seguros, más justos y más sostenibles de los que permitieron
que esta crisis ocurriera”.
b. La situación en EEUU.
El desempleo
durante el período del 20 de febrero al 3 de abril tuvo un crecimiento
alarmante en EEUU. Entre el 20 de febrero y el 20 de marzo creció en un 400%.
En la semana siguiente hasta el 27 de marzo, otro 6.6 millones de personas
quedaron en una situación de exclusión, como para obtener los beneficios de
desempleo. Las solicitudes de beneficios por desempleo (vía google) a
finales de marzo fueron 8.5 millones por encima de las ya realizadas a mitad de
marzo, como puede observarse en el gráfico abajo.
Desde
entonces hasta el 3 de abril, otros 4 millones de personas fueron dejadas en
igual situación, con lo que el total llega a 15 millones de desempleados
formales. Con ello el desempleo oficial alcanzó el 12.5%. Es preciso saber que
esta cifra no contempla los desempleados no temporales (los mal llamados
‘desalentados’), ni los trabajadores ocasionales o estacionales, ni tampoco
todas aquellas personas que trabajan por su cuenta y dejaron de poder hacerlo
en números importantes con el coronavirus.
Debido a la
emergencia nacional, la Reserve Federal estima que otros 47 millones de puestos
de trabajo se perderán en el segundo trimestre del año, lo que significaría una
tasa de desempleo de 32%. Podemos afirmar, sin mayor riesgo de exagerar, que el
verdadero desempleo en EEUU alcanza un 40%. Como la economía norteamericana
está basado fundamentalmente en servicios, con una población migrante que se
encuentra a menudo en una situación no legalizada, no sería de extrañar que de
pronto la mitad de la población económicamente activa de EEUU sufrirá de
desempleo en los años próximos.
Una nueva
‘pandemia’ que cobrara muchas vidas
Hemos de
saber que la nueva “pandemia del desempleo” tendrá sus propios muertos, también
durante la Gran Depresión del 2020: con un aumento abrumador de suicidios.
Durante la Gran Depresión de los años treinta (1930-1940), con casi un 25% de
la fuerza laboral de EEUU desempleada, se produjo el mayor aumento de suicidios
de toda la historia, alcanzando en 1932 la cifra de 22,1 por cada 100.000
habitantes. Una cifra récord de suicidios que no se alcanzó nunca desde
entonces. En 2018, la tasa de suicidios en EEUU fue del 18.2 por cada cien mil
y con una sobre-mortalidad de 50%, llegaría a una tasa de suicidios del 27 por
cada cien mil personas en los próximos años. Una verdadera ‘pandemia’.
En Gran
Bretaña, la Oficina de Estadísticas Nacionales (ONS) reportó un número record
de suicidios en el último cuatrimestre de 2019, lo que representó un aumento
del 25% comparado con la tasa de suicidios en 2017, cifra elevada que
adscribimos a la crisis del Brexit. Se observa, además, que la población menos
afectada son los menores de 20 y mayores de 65 años de edad. Dicho de otra manera
esta ‘pandemia’ afecta básicamente a la población económicamente activa con
centro entre los 45 y 55 años de edad.
Comparemos
un momento estos datos de suicidio con los decesos a causa del Covid-19. A la
fecha del 8 de abril de 2020, un total de 81.478 personas han fallecido a nivel
mundial a consecuencia del virus. La cuadruplicación de esta cifra que cubre 3
meses, nos daría hipotéticamente un total anual de 326.000 fallecidos por
Covid-19. La OMS estima que unas 800.000 personas fallecen anualmente en el
mundo por causa de suicidio, o sea más del doble que los decesos por causa del
Covid-19. Se espera que debido a la Gran Depresión la cifra de suicidios sea un
50% más elevada, o sea, 1.200.000 decesos por suicidio, el cuádruple
probablemente de la cifra de defunciones por Covid-19. Pero las Plataformas de
Comunicación Global seguramente no solo no lo van a mencionar, sino que no lo
van a ‘calificar’ ni siquiera como ‘pandemia’ de suicidios. Esta ‘pandemia’ no
va a favor de los intereses del capital transnacional y, por lo tanto, va ser
simplemente silenciada, “no transparentada”.
La tasa de
suicidios a nivel mundial en los años anteriores a la crisis, fue de diez por
cada cien mil habitantes y muestra un patrón muy diverso entre países. Hay
países que con tasas más altas de la media mundial como son, según el orden de
su incidencia: Rusia, China, Finlandia, Japón, Francia, Uruguay, Argentina,
Suecia, Dinamarca, EEUU, Reino Unido, Alemania y Chile, entre otros. Entre los
países que están por debajo de la media tenemos según su incidencia a España,
Italia, Ecuador, Brasil, México, Grecia, Perú y Jamaica, entre otros. En los
países llamados desarrollados hay tasas de suicidio por encima de la media, lo
que significaría que su impacto durante la crisis será particularmente elevado
y menos en cuanto más nos alejamos de esos grandes centros de la exaltación del
consumo, el lujo y dinero.
Durante la
Gran Depresión, el desempleo masivo significa para el gran capital población
sobrante, que ya no le es funcional como ‘ejercito industrial de reserva’, por
lo tanto bien puede “desaparecer” y si no es posible más por migración (cada
vez más difícil en una crisis globalizada), será por causa de muerte. En
este contexto nos llama mucho la atención que, el 18 de setiembre de 2019, una
junta convocada por el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud
(OMS) advierte por una ‘creciente amenaza de pandemias’ que podrían matar a
millones de personas y causar estragos en la economía global. ¿Acaso desde 2019
nos advirtieron a cómo van a solucionar el dilema de la población sobrante en
el mundo durante la Gran Depresión? Son tesis Neo-Malthusianas sumamente
reaccionarias.
Una Gran
Depresión significa que la actividad industrial y comercial ha sido
interrumpida por la desconexión intra-cadenas de valor, lo que implica un mayor
número de quiebras de empresas y especialmente un mayor número de trabajadores
desempleados. Con reducidas posibilidades de migración internacional, una
política monetaria que entraría en debate sería la de un Ingreso Básico
Universal (UBI). Para lo cual sería preciso de nacionalizar antes, lo que se
consideran empresas esenciales para la economía nacional. De lo contrario todo
aumento de ingresos no resultaría en un aumento del consumo de las mayorías
populares sino en un aumento de los precios y las ganancias capitalistas.
Los bancos
centrales en el mundo están vendiendo bonos del tesoro norteamericano en gran
escala, para obtener liquidez en dólares. Estos bonos ya nadie los quiere
comprar y el único comprador que queda es la Reserva federal. La Fed crea
dinero sin respaldo en una cantidad de decenas de billones de dólares
mensuales. La Fed junto con la Tesorería (con Trump como dirigente de la
orquesta) actúa como el prestamista sin límites para los grandes consorcios y
ya no solo compran los bonos basura de dichos consorcios (crédito que
obtuvieron para la re-compra de sus acciones que han caído en precio,
provocando su incapacidad de pago), sino también adquieren sus acciones
(Boeing, entre otros). Estamos en un claro proceso de nacionalización de la
economía y no solo en EEUU, sino también en la Unión Europea (KLM-Air France,
etc.) se da el proceso. No es nada seguro que esta política cambiará después
del coronavirus. Al presentarse la Gran Depresión con toda su fuerza, estimamos
que más bien se profundizará. Hasta los trabajadores dependen de los pagos del
Estado, cada vez más el ente planificador de la economía.
El desempleo
masivo en su efecto domino social
El desempleo
masivo y duradero en el mercado de trabajo se transforma en un efecto dominó.
Luego, los inquilinos que no pueden pagar sus alquileres ponen en aprietos a
los propietarios. Estos últimos ven reducida la capacidad de pagar sus
hipotecas. La masiva incapacidad de pago de hipotecas pone en peligro a muchos
bancos. Otro tanto sucede con las pequeñas empresas. Los bancos comerciales se
ven por ello limitados en sus ingresos agravado además por las bajas de tasas
de interés que solo benefician a los megabancos y grandes consorcios. Las
bancarrotas estarán al orden del día.
La Banca
Central en general, y particularmente la Reserva Federal -Fed-, ha tenido que
intervenir masivamente para tratar de salvar una vez más a los megabancos y las
grandes corporaciones, quienes son los únicos responsables de esta mega-crisis.
Pero algo ha cambiado, la Fed ya no financia la recompra de las acciones para que
las grandes corporaciones financieras puedan seguir sosteniendo su “acumulación
financiera” por economía de “casino o “timba” financiera. Sus acciones por lo
tanto tienden a la baja aunque sea de manera menos abrupta.
El colapso
del dólar que ya hemos anunciado hace tiempo definitivamente se dará en 2020,
abriéndole las puertas a “otras” soluciones o actores. Una, para que las élites
impongan una sociedad sin dinero-en-efectivo. Ya está la propuesta de ley de
los continentalistas norteamericanos en el Senado para crear el dólar digital,
proyecto posible pero sin mucho futuro con la crisis llamada Perestroika
Norteamericana. Por otro lado, la Reserva Federal (de los Globalistas), con
otras bancas centrales (fuerzas globalistas), están tratando de impulsar una
criptomoneda global.
Pero también
hay diálogos entre Trump, Xi Jinping y Putin para crear una cripto-moneda
multipolar. Para fines del 2020, veremos el gran avance en el desenlace de la
batalla entre el multipolarismo pluriversal (en sus dos componentes), el
continentalismo norteamericano y el globalismo unipolar. La Humanidad intuye,
percibe y sueña con una salida que los incluya, y luchará por ello ante la
fuerte realidad en medio del gran desempleo y que podrá darse a partir del
multipolarismo-poliédrico pluriversal que conjuga lo económico-político. De la
suma de lo Nacional en lo Multipolar Poliédrico Pluriversal con lo
político-cultural-religioso.
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[3] Repo: el desconocido mercado que mueve US$3 billones al día en
Wall Street. https://www.bbc.com/mundo/noticias-49769339
[4] El panóptico digital, ver: https://www.xataka.com/privacidad/panoptico-digital-gran-temor-distopico-que-acecha-revolucion-datos-inteligencia-artificial-dataveillance; https://verne.elpais.com/verne/2018/02/09/articulo/1518186464_156425.html
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