Fernando
Cabieses Molina
Ayer 20 de
abril se cumplieron 100 años del nacimiento del Dr. Ruy Fernando
Cabieses Molina, nacido en Mérida, Yucatán, de padre limeño y madre
yucateca. Su sapiencia, experiencia, consejos, libros, artículos, buen comer y
buen vivir, nos sirve mucho ahora en tiempo de plagas, virus matadores y dudas
sobre el futuro de la humanidad. En recuerdo de mi “primo” Nando, les anexo un
escrito del 17 de enero del 2009 que enviara desde Puerto Maldonado cuatro días
después que falleciera. Lo extraño mucho, lo mismo que a su hermano, el sabio
de mi padre Eduardo Cabieses Molina, que se fue en setiembre del
2009 y que cumplió 100 años en el 2018. Mi viejo fue uno de los fundadores de
IPAE, creador de CADE y promotor de empresarios con responsabilidad social y
ambiental[1].
Nando seguramente
tendría respuestas a muchas de las preguntas que nos hacemos ahora, como las
siguientes que nos vienen desde Tribuna Abierta en Euskadi para cuando pase la
pandemia[2]:
·
¿Nos cuestionaremos de verdad nuestro
modo de vida, nuestras relaciones socioeconómicas, el modelo productivo, la
contaminación del planeta, nuestra alimentación, el mercado global...?}
·
¿Seremos de verdad capaces de cuestionarnos
nosotros mismos?
·
Cuando esta primera oleada del covid-19
se aleje de nuestras casas, ¿nos relajaremos aliviados olvidando que este mismo
virus u otros peores volverán en algún momento a amenazarnos o empezaremos a
formar a la población para que sepa cómo actuar la próxima vez?
·
¿Se diseñarán protocolos para que en
cada sector productivo sepan lo que hay que hacer cuando ocurra algo parecido?
·
¿Se asumirá por fin que una asistencia
sanitaria universal y gratuita, que incluya a las personas sin recursos y a
quienes están en situación irregular, es la manera más eficaz de proteger a
toda la población de pandemias como la que vivimos?
·
¿De aquí en adelante nos lavaremos a
menudo las manos con jabón y nos pondremos mascarilla cuando notemos síntomas
de gripe o volveremos a dejar que mueran miles de personas ancianas o
inmuno deprimidas porque la gripe no nos asusta como el coronavirus y además
pensamos que nosotras no vamos a morir de eso?
·
¿Dejaremos que nuestra alimentación
siga dependiendo de grandes cadenas de distribución que empobrecen al
campesinado de todo el mundo y precarizan a sus propios trabajadores o
apostaremos de una vez por esas agricultoras y ganaderos locales que, en pleno
confinamiento, son capaces de entregar a domicilio alimentos de calidad que,
además, no han pasado por quién sabe cuántas manos?
·
¿Se entenderá por fin qué es y por qué
es tan importante la soberanía alimentaria o dejaremos que el sector primario
siga agonizando?
·
¿Caeremos en la cuenta del peligro que
corremos por dejar la salud y la sanidad en manos del capitalismo global?}
·
¿Aprenderemos que la salud pública es
una cuestión crítica que debe ser planificada y dirigida desde instituciones
públicas democráticas y no basarse simplemente en la búsqueda del beneficio
económico de una minoría?
·
¿Nos daremos más besos y abrazos ahora
que todo el mundo dice echarlos tanto de menos?
Hace más de
20 años, en 1997, Fernando me dio una traviesa respuesta sobre los empresarios
verdes cuando le pregunté ¿quiénes son estos personajes? Su respuesta fue: “Primo,
son aquellos que quieren seguir prendidos de la teta, disque sin joder el
planeta”. La tenía clara mi primo Nando. ¿Qué diría ahora de nuestros
empresarios de la CONFIEP, la SNMP, la SNP y otros que quieren seguir haciendo
lo mismo de antes y presionan al gobierno del Presidente Vizcarra para que
reanude cuanto antes la “normalidad” poniendo por delante la economía y no la
vida de las personas?
Estoy seguro
que Nando, habiendo sido un humanista inteligente y fiel cumplidor del
juramento hipocrático – No llevar otro propósito que el bien y la
salud de los enfermos -, estaría de acuerdo conmigo y que muchos
sobre el encaramiento del Corona Virus: primero la vida por encima de los
negocios y la economía; nada de volver a la normalidad del modelo de consumo,
producción y energía que hemos estado impulsando como “sentido común”, sino que
hay que cambiarlo; basta ya de consumismo hedonista; basta ya de seguir
maltratando a la naturaleza.
Sobre el
binomio hombre-ecología en tres versiones – yungas, quechuas y collas – durante
el Tawantisuyo y antes, Fernando escribió: “A través de dolorosas experiencias,
el hombre llegó a saber que si abandonaba estos dioses y si llevaba su aventura
y espíritu guerrero hacia otras tierras sería castigado con una enfermedad o
quizá con la muerte. Llegó a respetar al espíritu de los cerros, al espíritu de
la cocha o de la colina, del valle o de la roca gigantesca, Llegó a temer al
espíritu del río, el misterioso Mayo, que podía enfermar al que durmieses en su
vecindad, y llegó a respetar a los misteriosos espíritus del rayo y de la
lluvia y de la gran Mamacocha, el océano gigantesco y salado que daba alimento
o daba muerte entre los rugidos poderoso de su oleaje violento” (ver: Apuntes
de medicina tradicional. La racionalización de lo irracional; UCS, Lima
2019; pág. 94).
Fernando
estaría investigando si la quinina de la cascarilla o cinchona del árbol de la
quina, que figura en nuestro escudo nacional, podría ser la base para una
vacuna contra el virus COVIP 19. Además, diría basta ya del desprecio hacia
nuestras plantas maestras y la erradicación de cultivos de coca y de su consumo
tradicional. Vean su defensa de la coca y su consumo tradicional por los
pueblos andinos, desde 1946, cuya historia ha sido contada con detalle en lo
último que Fernando escribió sobre esta planta en Más sobre la coca (Inmetra,
Lima, 2001:
Al respecto,
Nando escribió: “La erradicación del hábito de la coca significaría
minar la esencia de la cultura andina y la estructura misma de grupo oprimido.
Significaría clavar una punta de lanza1 en el corazón del Ande cultural.
Significaría el comienzo del fin, el apocalipsis de la forma de ser de la
sociedad milenaria del Perú profundo, el desborde de la occidentalización
indiscriminada y total de los más profundos estratos de nuestra1 cultura
autóctona” (Op Cit. Pág. 304)
En la
Universidad Científica del Sur UCS, promovió el Premio a la Conservación
Ambiental "CAMBIE"-2003 con dos objetivos: ser un instrumento de
generación de conciencia ecológica entre la población de nuestro país y ser un
reconocimiento que valore a quienes contribuyan en el largo plazo de manera
significativa a la conservación y al uso sostenible del medio ambiente y de los
recursos naturales. Un ejemplo de su preocupación por la naturaleza es su
último libro publicado en el 2007 “La salud y los dioses. La
medicina en el antiguo Perú” (UCS, Lima 2007).
El primer
ministro de Cultura y amigo de Nando, el antropólogo Juan Ossio, en
su homenaje escribió: “Desprendimiento, versatilidad, laboriosidad
infatigable y sentido del humor son, entre muchas, algunas de las grandes
cualidades que siempre admiré en Fernando Cabieses Molina desde que lo conocí
hasta los últimos años de su vida. Me asombraba su enorme capacidad para
desempeñarse como un neurocirujano brillante, como un investigador riguroso en
el campo de la etnomedicina, como escritor de libros y artículos tanto de corte
científico como de ficción, que además se diese tiempo para ser un gran
ejecutivo de instituciones públicas y privadas e incluso, si quedaba un
remanente de tiempo, fuese un hábil coleccionador y organizador de un sinfín de
fotografías que con gran profesionalismo tomaba para ilustrar las conferencias
que frecuentemente daba tanto en el Perú como en el extranjero.” (Ver; http://fernandocabieses.org/content/pdf/14.pdf).
La filósofa,
historiadora y escritora María Luisa Rivara de Tuesta, fallecida en el 2014, en
el III Tomo de La intelectualidad peruana del siglo XX ante la
condición humana, escribió sobre Nando lo siguiente: “Fernando
Cabieses pasa a la historia como un sabio, como un hombre generoso,
desinteresado y lleno de bondad. Se le reconoció su trayectoria nacional e
internacional en el campo de la investigación, docencia y difusión del
conocimiento de las plantas medicinales del Perú. Forma parte de la Historia de
la Medicina del Perú, por su vida, por su obra y por su contribución a la
difusión de lo hecho en el Perú en beneficio de la salud pública, ciencia y
cultura peruana.” (ver: https://www.ensayistas.org/critica/generales/C-H/peru/intelectualidad_peruana_tomoI.pdf;
Pág. 366).
-oOo-
NANDO
CABIESES: SABIO, BUENO Y FABULOSO
Puerto
Maldonado, 17 de enero 2009
El último
martes 13 de enero, nos dejó Fernando Cabieses Molina, hombre
sabio, culto y bueno, tal como todos han destacado en cariñosos escritos
publicados en diarios y revistas, así como en decenas de cartas que he recibido
por Internet de amigos y amigas que sabían cuánto lo quería y respetaba. Amaba
la vida, las gentes y sus culturas. Leía el libro de la naturaleza y fue un
hombre fabuloso. Fabulaba constantemente en escritos y conferencias.
“Uno nace
con el deseo que querer investigar y una vez que uno
resuelve un
problema, habiendo investigado, inmediatamente
surgen
veinte problemas más que lo lleva a investigar más
y en
eso consiste la diferencia del investigador o
simplemente
del curioso”
(Fernando
Cabieses en BBC-Mundo,
7 de
Noviembre 2007)[3]
Fernando es
hermano de mi padre y por lo tanto NO soy objetivo al poner unas líneas sobre
algunos aspectos de su multifacética vida y obras: ecólogo militante, acérrimo
defensor de las plantas maestras – incluyendo la hoja de coca[4] -,
comilón impenitente y chistero travieso.
Mi primo y
sus libros
El 31 de
diciembre lo visité en su departamento de Coronel Portillo en San Isidro. “Hola
primo” le dije, se rió a carcajadas cómplices y le di un beso en la calva,
mientras me agarraba fuerte la mano izquierda. Hace como 15 años me ordenó que
no le dijera tío “porque eso es para los viejos”. Hace unos años tuve el honor
de ser invitado a una frijolada en su casa con otros primos Cabieses: Pepe,
Ernesto, Carlos ….
Nando estaba
bien, lúcido, aunque en cama e incluso me convidó un vinito blanco frío que
tomamos de a pocos, mientras Carmela – su segunda esposa -, me explicaba los
males de Fernando y me reclamaba que acabara de decir que los ojos de mi nieta
Rafaela son gris azulados como los de mi tío. “Son celestes como los de tu
abuela Lila”, me dijo Carmela, quien me contó como llevaban mudándose de casa
desde junio “gracias a los libros de Fernan …..”.
Estos libros
han quedado al cuidado de mi prima Patricia quien llegó al rato para
acompañarnos en la conversa y sorprenderse por lo feliz que estaba con su
copita en la mano. Pero creo que no son muchos libros - quizá solo 5 mil …-, ya
que con los años fue donando su monumental biblioteca a instituciones
educativas como su Alma Mater la UNMSM, la que fundó en los noventas – la
Universidad Científica del Sur -, al Museo de la Nación e incluso al Hospital
de la FAP. Las fotos y diapositivas que tomó durante su vida, deben ser varias
decenas de millares que también estarán al cuidado de Patty.
“Que
interesante, primo …”
Conversamos
un buen rato y nos contamos que no nos veíamos por lo menos desde marzo 2008
cuando fui a buscarlo para contarle mis aventuras en el Manu con quechuas,
colonos, huachipaires y matsiguengas, preguntarle si era verdad que los Wari
habían estado por esa zona – me dijo que “Lumbreras sabe sobre eso y la tía
Ruth Shady de Caral también”: Ruth es 30 años menor …. - y resumirle los libros
que andaba leyendo sobre el Paititi y la presencia de la madre de Garcilaso de
la Vega, Isabel Chumpi Occllo, en la hacienda de coca llamada Avisca, que ahora
se llama Villa Carmen y queda cerca de Pillcopata, la capital del distrito de
Kosñipata.
Le conté que
estaba leyendo “1491: una nueva historia de las Américas antes de
Colón” de Chales C. Mann, un taco de 600 páginas en el que entre otras
informaciones fabulosas, se asegura que en 1518, antes de la invasión
sangrienta de Hernán Cortés, el México central tenía 25 millones de habitantes
en una zona de 300 mil km2 y que en la Amazonía actual vivían no menos de 20 millones
de personas – mucho más que ahora – antes que Orellana, Ursúa y Aguirre – el
azote de Dios – se sacaron los ojos entre ellos por encontrar El Dorado y el
país de la canela, mientras el dominico Gaspar de Carvajal contaba los
entuertos y los muertos.
Eran
millones de personas que vivían en y de los bosques con sistemas
agro-forestales, piscigranjas, zoocriaderos de motelos y charapas …… sin
calentar el planeta. “Qué interesante lo que me cuentas primo” me dijo el tío
sabio, así que le conté que Charles Mann citaba profusamente a las arqueólogas
Betty Meggers y Anna Roosvelt, dos gringas que siguen estudiando el tema. “A
esas tías yo las conozco, primito …dame el libro para leerlo”. Pese a que Nando
me llevaba como 30 mil libros leídos de ventaja, no conocía el de Mann por lo
que quedé en llevárselo. Se quedó sin leerlo. ¿O no …?
La Orden del
Sol que no tuvo
La vez
anterior que lo visité para conversar sobre agricultura sostenible fue como en
mayo del 2007 que llegué a su casa en la calle República del Olivar de San
Isidro, llevando al “Chiquitín” Salazar, el Ministro de Agricultura chiclayano
y chacarero que fue defenestrado unos días después por decir cosas sensatas
sobre la coca y los cocaleros de Tocache primero y Quillabamba después, pero
contrarias a lo que plantean los gringos.
Nando nos
habló de la agricultura orgánica, de las plantas medicinales, de los dilemas de
la coca por supuesto y de la necesidad de crear una Escuela de
Educación Superior en Ciencias Históricas y
Antropológicas. Ignorantes ambos le dije “¿no es eso el Museo de la Nación
que tú fundaste?”. “No es lo mismo primito. El Museo de la Nación es para
conservar lo pasado aprendiendo de ello, pero una Escuela es para el presente y
el futuro. Es donde se expone lo que hacemos en agricultura, minería, ciencia,
tecnología, etc.”.
Luego nos
llevó a su sala para enseñarnos un pequeño mueble con un vidrio arriba bajo el
cuál había cientos de condecoraciones: Premio Nacional de Cultura Daniel
Alcides Carrión 1956, Condecoración Daniel Alcides Carrión 1962, Premio
Nacional de Cultura Inca Garcilaso de la Vega 1961, Medalla de Honor del
Congreso del Perú 1989, Orden Hipólito Unánue en el Grado de Gran Oficial 1990
y Palmas Magisteriales en el grado de Amauta 2002. “Sólo me falta la Orden del
Sol, Chiquitín” dijo mi primo en un mensaje claro dirigido al APRA y su jefe
que es presidente por segunda vez.
Fernando es
autor de más de 30 libros y 350 artículos científicos, pertenece a más de 40
sociedades científicas en todo el mundo, se ha desempeñado como Presidente del
Instituto Neurológico de Lima y el Instituto Peruano de Fomento Educativo,
Profesor de la Clínica Neuroquirúrgica de la Universidad
de Miami y docente de Etnomedicina de la Universidad Nacional Federico Villarreal. En la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, fue
Profesor Principal, Jefe del Departamento de Cirugía y profesor de Fisiología y
Farmacología.
También ha
sido instructor de Neurocirugía y Farmacología de la Escuela de Graduados de la Universidad
de Pennsylvania y es Profesor Honorario de varias universidades
peruanas, como la Universidad Nacional de Trujillo, Universidad Nacional de Cajamarca, Universidad
Nacional del Cuzco, Universidad Católica Santa María Arequipa,
Universidad San Cristobal de Huamanga.
Como escribe
su amigo Juan Carlos Dextre: “Una vida rica en conocimientos, en un
hombre, quizás por ello, ajeno a los bienes materiales, una vida que excede lo
que cualquiera de nosotros soñamos vivir en la nuestra, médico ilustre,
científico, antropólogo, músico intérprete del trombón, campeón de lucha libre,
novelista, viajero incansable”[5].
Pero la
Orden del Sol se le han otorgado hace unos días a un cardenal lisuriento por
“sus aportes a la defensa de los DDHH en Ayacucho” y a unas niñas de un canal
fujimorista por su contribución a la reciente Teletón farandulera. Felizmente,
a Nando la verdadera Orden del Sol se la dieron hace años sus alumnos, sus
amigos, sus primos, los chamanes, los ayahuasqueros y los coqueros de todo el
Perú que no cesan de llorar ahora por su desaparición. Pero sigue presente
entre nosotros con sus libros, documentales, fotos y el recuerdo de su hablar
pausado.
Ya se fue
Fernando, para esperar en donde esté, a mi viejo Eddy de 90 años que está en su
cama clínica desde hace cinco, sin hablar, pero con ojos alegres y de color
miel cuando le digo en la oreja que soy su hijo “Pirrimplín” que ya creció y
tiene nietas, que son bisnietas para él.
Ya tendré
tiempo de escribir más sobre la vida y obras de este hombre sabio que nos dejó
hace unos días, un martes 13. Murió en sus trece y bien, porque como nos dijo a
propósito de la enfermedad de mi padre “los occidentales sabemos vivir bien,
pero no sabemos morir bien”.
Pronto,
cuando se vaya, escribiré sobre Eduardo Cabieses Molina, su hermano
mayor al que Nando tanto quiso y respetó. Por ahora les cuento que Eddy,
autodidacta y sabio por correspondencia, fue pionero en “relaciones
industriales”, fundó el Instituto Peruano de Administración de Empresas (IPAE),
la Asociación de Dirigentes de Ventas (ADV) y fue el creador de la Conferencia
Anual de Ejecutivos (CADE) en 1961, cuando la “responsabilidad social y
ambiental empresarial” era tarea de quijotescos personajes como Norman King,
Carlos Mariotti y mi viejo.
Por ahora no
puedo sino tener una enorme pena y seguir arrepintiéndome por no haber estado
más tiempo con mi “primo” Nando y haber logrado que me escriba el prólogo de un
libro pendiente sobre la coca, los cocaleros y el desarrollo sostenible.
Lima, 20 de
abril 2020
[1] Sobre mi Viejo, esto fue lo que escribí en SinFloro: http://sinfloro.com/index.php/2019/11/29/cade-mi-viejo-y-los-pitufeadores/.
[2] Ver: https://www.deia.eus/opinion/tribuna-abierta/2020/04/17/preguntas-despues-coronavirus/1032069.html.
[4] En la entrevista citada para la BBC dijo: “Yo sigo
pensando que la hoja de coca no hace ningún daño a la gente que la consume de
acuerdo a la forma tradicional, y es la forma como es utilizada por el pueblo
peruano”
[5] Con José Carlos, Nando fundó en 1998 la UCSUR y en homenaje
de octubre del 2005 por su 60 años de docencia, escribió la biografía titulada “El
sabio pionero”, que puede bajarse del Internet marcando:http://contenido.ucsur.edu.pe/noticias/news/archivos/Fernando%20Cabieses%20Biograf%C3%ADa%20JD,%20Oct.2005.doc
https://www.alainet.org/es/articulo/206056
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