Fecha: 15 de noviembre de
2020
Artículo: LAS FALACIAS DE
LA CLASE POLÍTICA PERUANA
Autor: Ramón Espinoza
Guerrero
www.mnip.pe
LAS FALACIAS DE LA CLASE POLÍTICA PERUANA
INTRODUCCIÓN.
Al
escribir el artículo que presentamos de seguida, el país comenzó a
experimentar manifestaciones ciudadanas de grandes proporciones, que no se presentaban
desde los años de 1980, como respuesta a los actos convenidos y organizados de
asalto al poder por parte de la gran mayoría de congresistas; considerando
estos, erróneamente, que la ciudadanía no manifestaría su indignación como lo
ha hecho, incluyendo las sacrificadas muertes de dos jóvenes. Aunque todo ello,
es producto de la acumulación de años de frustración e impotencia,
principalmente de nuestros jóvenes, frente a la incapacidad manifiesta del Gobierno
Central, el Congreso de la República y los partidos políticos ante la
destrucción de la economía social de la población mayoritaria. El Perú es identificado en el mundo, en
relación con la pandemia, como el país con mayor cantidad de muertes por
millón, con la mayor pérdida de puestos de trabajo y el mayor empobrecimiento
de masas.
¿Qué
ha sucedido en nuestro país que ha ocasionado tal grado de indignación popular,
la muerte de dos jóvenes, la vacancia de un presidente de la república y
finalmente la renuncia de un presidente espurio impuesto por el Congreso de la República?:
un grupo de congresistas con intereses particulares en relación con el negocio
de la educación universitaria, el tráfico de terrenos, el transporte, la trata
de personas, entre otros negocios (Gestión 11/11/20) ─involucrados todos ellos en denuncias e
investigaciones por actos de corrupción o haber vulnerado leyes importantes
como la ley de educación─
organizaron a la mayoría de congresistas como sus cómplices oportunistas y lograron
con “éxito” el asalto al poder al servicio tan solo de sus intereses personales.
Sin
embargo, la condena a la banda de sátrapas1 que tenemos como
Congreso, no impide el rechazo al gobierno de Martín Vizcarra. Este gobierno está
implicado en crímenes de lesa humanidad al no poner en acción una lucha
verdadera contra la pandemia del Coronavirus, defendiendo apasionadamente los
intereses de la gran empresa y los sectores socioeconómicos A-B, y abandonando
en confinamiento a más de 10 millones de personas sin ingresos mínimos de
sobrevivencia, causando miles de muertes que se pudieron evitar, y el
empobrecimiento masivo de los sectores más vulnerables.
Mientras
tanto el Perú se hunde insoslayablemente en un panorama de sobrevivencia al
límite, así como de vació ideológico y de liderazgo:
·
Vacío de sobrevivencia, porque la clase
política en general no entiende ni asume la gran responsabilidad de reconstruir
la demanda de bienes y servicios básicos de la ciudadanía, el trabajo de la PEA
y la oferta agropecuaria y manufacturera de nuestras MYPES del campo y la
ciudad. No tenemos la clase política nacional a la altura de los grandes
problemas y retos del sistema económico mundial, del cual nuestra economía ─dependiente del exterior,
en un 70%─ es parte
indisoluble.
·
Vacío ideológico, porque la clase política
en general no cuenta con Teorías Sociales de base científica ni con programas
de acción creadores de nueva riqueza en las inéditas condiciones del sistema
económico, social y político global.
·
Vacío de liderazgo y poder, que afronta la
sociedad peruana entre la impotencia manifiesta del gobierno central (vacado,
restituido o sustituido) y las bandas de sátrapas que han penetrado, por tantos
años, la clase política peruana.
LA
POBREZA IDEOLÓGICA DE LA CLASE POLÍTICA
La
“política” no consiste en constituir partidos políticos según las aspiraciones
o “idearios” de una persona o un grupo cualesquiera de personas, practicar el
show mediático como “marketing político” para participar en procesos
eleccionarios, y de seguida redactar una nueva Constitución para la gestión
“ética” del statu quo y el “desarrollo nacional” sobre la base de la
industrialización de materias primas2, principalmente mineralógicas,
por inversión extrajera y mano de obra barata.
La
Ciencia Política, contrariamente, nos obliga a interpretar y representar los
patrones, procesos y líneas generales del cambio mundial de la sociedad, que se
reestructura a sí misma de forma permanente, independientemente de la voluntad
de nadie, para finalmente promover, liderar y acelerar la transformación social
según la experiencia mundial y modelos de validez universal: de lo
microeconómico a lo macroeconómico, y de lo local a lo nacional, estatuyendo y
generalizando el cambio. Así, la reforma legal se convierte en un instrumento
verdadero de constitución nacional de la transformación. En tal sentido, la
reforma legal no antecede al cambio, procede de este.
Mientras
tanto, nuestra clase política se debate en la pobreza ideológica. De igual
forma los medios de comunicación escritos, televisivos y de la internet carecen
de contenidos significativos y valederos para guiar el desarrollo del país.
Aunque tal situación no es consecuencia de alguna voluntad reaccionaria
comunicacional o de clase. Se expresa en todo el mundo y en todos los niveles
socioeconómicos. Lo que sucede es que el Sistema Capitalista Global y las
Ciencias Sociales que fundamentaron su institucionalización y desarrollo, han
llegado a su límite a fines del siglo XX.
¿Qué
hacer?
Miremos hacia adelante 20
o 30 años, ¿espera alguien que sean menos turbulentos? ¿Cómo será el mundo que
tendremos ante nosotros? Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero sí sabemos que se
pondrá a prueba nuestra capacidad colectiva de hacerle frente... El mundo será
algo totalmente diferente al que conocemos. Por todo ello, estamos obligados a
dejar viejas creencias… El problema está en nuestras maneras más fundamentales
de pensar. Si estas no cambian, cualquier capacitación o recambio producirá los
mismos tipos improductivos de acción (Senge, 1992).
Veinte
años después Gary Hamel sentencia que:
Hoy por hoy, los problemas
más apremiantes de la humanidad no son meramente tecnológicos; estos son más
bien culturales, sociales y políticos. Asimismo, son globales en su esfera de
influencia... Frente a tal situación, el futuro de la humanidad dependerá de
nuestra capacidad de innovación ideológica, social y política (Hamel, 2012).
¡Cambiemos nuestras maneras más fundamentales de
pensar y de actuar! ¡Ahora!
LAS
GUERRAS TARDÍAS DE LA CLASE POLÍTICA.
La
clase política de los países capitalistas tardíos3 ─subdesarrollados─ como el Perú, se encuentra
peleando las guerras del capitalismo del siglo XIX en los albores
poscapitalistas del siglo XXI, con un atraso de 200 años; en torno a la
acumulación originaria de capital por industrialización de materias primas, la
formalización de la pequeña propiedad4 para acceder al capital bancario, y el
ingreso a mercados extranjeros de bienes básicos; así como en torno a la
consecución de sueldos y derechos mínimos para los trabajadores asalariados de
la “economía formal”, y por servicios básicos estatales de educación, salud,
agua potable, luz eléctrica, vías de comunicación, etc. para poblaciones empobrecidas
urbanas y rurales; y, finalmente, patéticamente, en lucha por la ilusoria
limpieza ética y reforma constitucional del capitalismo globalizado moribundo.
Mientras
tanto, los Estados capitalistas ricos ─ayer imperialistas por anexión de
territorios y fuentes de materias primas (1870 – 1970), y después globalistas
por dominio de mercados y consecución de mano de obra barata (1980 – 2020),
como vanguardia de sus transnacionales en competencia hemisférica─ abandonan hoy la globalización industrial y
se repliegan a posiciones defensivas “dentro de sus fronteras”, obligando a sus
grandes corporaciones de los años 80, supranacionales5 ahora, a
nacionalizar sus actividades centrales de producción a base de digitalización y
robotización de procesos, y bajo amenazas arancelarias si no lo hicieran según
las condiciones impuestas por la nacionalización del desarrollo de los países
potencia y sus Estados Corporación6.
La
desglobalización industrial y la nacionalización científico-técnica
consiguiente, producen nuevas contradicciones en todo el mundo: entre las
grandes corporaciones supranacionales por la apropiación ─vía patentes─ del
conocimiento científico-técnico mundial; entre los Estados Corporación y las
grandes corporaciones por la nacionalización de estas; y, entre los propios
Estados Corporación por el dominio de las grandes corporaciones y sus cadenas
globales de subsidiarias en todo el mundo.
Todo
ello, enfatizamos, en las últimas décadas de descomposición del Sistema
Capitalista Global, tercer y último periodo de la sociedad contemporánea o
capitalista (1750 – 2050). Teniendo en cuenta que la Sociedad Capitalista se ha
desarrollado a través de tres grandes periodos centenarios claramente
discernibles (1750 – 1850, 1850 – 1950, 1950 – 2050): el primer periodo de
expansión y constitución como sistema nacional; el segundo periodo de
concentración monopólica de capital financiero y guerras imperialistas (1850 –
1950); y, finalmente, el tercer y último periodo civilizatorio de globalización
industrial, obsolescencia sistémica, autodestrucción y cambio de época7
(1950 – 2050).
De
igual forma, El Globalismo, se ha desarrollado a través de tres ciclos
pendulares de tres o cuatro décadas cada uno: primero, de reconstrucción de las
economías nacionales de posguerra, de fines de la década del 40 ─al finalizar
la segunda guerra mundial─ hasta fines de la década del 70; segundo, de
transnacionalización del capital financiero así como de tecnologías, activos y
procesos estratégicos industriales, que ocasiona en gran parte la destrucción
de las economías locales, los ambientes naturales y el trabajo rural de los
países preindustriales como el Perú, desde la década de 1980 hasta la década de 2010; y tercero,
de colapso del Globalismo y reconstrucción científico-técnica de las economías
nacionales con propensión a la autosuficiencia, desde los años 2020 a los años
2040.
LA
FALACIA DE LA INDUSTRIALIZACIÓN DE MATERIAS PRIMAS.
En
los tiempos de cambio de época que vivimos ─entre el sistema del capitalismo
financiero y el sistema productivo del conocimiento científico - técnico─, el
recurso básico ya no es el dinero ni la tierra ni la mano de obra, porque la
creación de nueva riqueza es producto de la gestión del conocimiento y su
innovación más que de la asignación de dinero y mano de obra a usos
productivos. El conocimiento científico es ahora el único recurso
significativo. La aplicación y gestión del mismo es lo que importa ahora. En tal sentido, la creación de vieja riqueza
por aplicación de capitalismo financiero y mano de obra barata a la
industrialización de materias primas mineralógicas, es anacrónico.
Actualmente,
existe un stock mundial de capital global equivalente a 740 billones de
dólares, que es el valor monetario mundial total de los Productos Financieros
Derivados8 vinculados a los activos de capital existentes en el
mundo: que incluye al capital inmobiliario mundial9 (215 billones de dólares), la deuda externa
mundial (325 billones de dólares) así como al capital industrial y el capital
bancario mundiales, las reservas internacionales netas de todos los países y
las patentes en general (200 billones de dólares). Gran parte de este capital
global hoy se está desvalorizando velozmente por la caída en espiral
descendente de la demanda agregada10 y la caída a cero y menos de cero
de la tasa de interés.
Así,
en el marco de la depresión de la demanda global y la consiguiente
desvalorización del capital financiero global, no tiene sentido iniciar
procesos nacionales de creación de valor industrial tradicional. El capital
financiero11 es ya, en gran parte, capital sobrante, sobrevalorado y
consiguientemente ficticio. El mundo tiene un solo camino de salida: el
desarrollo de capital saber por acumulación de conocimiento científico (vías
patentes), de capital cultural por desarrollo productivo autogestionario (vía
marcas culturales), y de capital natural por recomposición y valoración de
ambientes naturales (vía bonos verdes). ¿Y cómo hacer todo ello?
Constituir
instituciones políticas y sociales a base de conocimiento científico avanzado e
innovación estratégica: que nos obliga a salir de los terrenos competitivos del
capital global y su gran estructura interconectada de producción, tecnología y
finanzas industriales en todo el planeta; diseñando y gestionando estrategias
desconocidas hasta hoy por conformación de nuevos mercados posindustriales en
expansión para una producción posindustrial sostenible en expansión; a base de
conocimiento científico naturalista, autogestión social moderna y restauración
– valoración de ambientes naturales. Todo lo que implicaría, en el Perú, una
revolución agropecuaria, amazónica y marítima sostenible, autosuficiente e inédita
por diferenciación ecológica frente al mercado mundial de commodities12.
Por
ejemplo:
·
Crianza ecológica de camélidos sudamericanos
·
Producción ecológica de cereales y tubérculos
andinos
·
Reforestación en costa, sierra y selva
·
Recuperación del mar y sus especies como fuente de
alimento natural
He
ahí el gran capital científico, natural y social del futuro de la humanidad. El
reto es liderar esta gran revolución en el Perú y el Subcontinente Andino. Todo
ello en torno a los nuevos paradigmas del desarrollo humano:
o
La creación y acumulación de conocimientos
científicos y tecnológicos para el desarrollo sostenible de la sociedad, que
sería la verdadera condición del capital saber.
o
Igualmente, la interacción humana13,
así como la autogestión y la riqueza social14 sería la verdadera
condición del capital cultural.
o
Finalmente, la capacidad para reconocer la vida
natural como la interconexión entre la Biología, la Tecnología y la Cultura
Humana, que produce nuevas tecnologías de bio sustentabilidad, sería la
verdadera condición del capital natural
LA
FALACIA DE LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN.
El
gran tablero de ajedrez mundial de las fuerzas estructurales del capital
financiero global, es protagonizado por las grandes corporaciones supranacionales,
sus subsidiarias y corporaciones nacionales – regionales (las reinas de
ajedrez), y los Estados Corporación (los reyes de ajedrez); en segundo lugar
coparticipan los gobiernos de los países ricos
y pobres como fuerzas secundarias (torres y alfiles); que son
conformados por funcionarios de alto nivel: presidentes, ministros,
congresistas, jueces… y empleados de menor jerarquía (caballos y peones).
Este
sistema capitalista global de grandes Corporaciones y Estados (de reinas y
reyes de ajedrez), se desarrolla corrompiendo funcionarios de mayor y menor
jerarquía (caballos y peones). Sin embargo, la ciudadanía y la ley, juzgan y
castigan solo a los que puedan hallar en flagrancia o por delación, que son una
pequeña minoría de funcionarios públicos. Mientras tanto, el sistema planetario
de reinas y reyes sigue desarrollándose sustituyendo a las viejas piezas
menores sacrificadas, en un marco político – circense de prospectos de caballos
y peones (sin ideología alguna ni programa de acción alguno). ¿Quién juzga y
castiga a las reinas y los reyes de ajedrez?. ¿Qué hacer?. ¿Destruir el tablero
de ajedrez?: No es posible hacerlo porque es global. Se destruirá solo en tres
o cuatro décadas.
Por
otro lado, las fuerzas del trabajo asalariado y autogestionario están quebradas
en gran parte, sin ningún liderazgo consciente de la realidad, que se
manifiesta en su dispersión y mínimo desarrollo ideológico, político y
organizacional. Todo ello provoca la aparición y expresión abierta de bandas
organizadas en el seno de la llamada clase política, que asaltan los poderes
del Estado y el erario nacional en un ambiente de guerras irreconciliables
entre sátrapas. La situación en el país se agrava. La pérdida de millones de
puestos de trabajo, informales y formales, y el empobrecimiento masivo, que son
las fuerzas estructurales más poderosas, explican la situación de crisis
general de la economía y la sociedad peruana en su conjunto: la caída en
espiral descendente de la demanda de bienes y servicios básicos, las quiebras
empresariales y de la tributación, así como la desesperación, el caos, el
pillaje y la corrupción. ¿Qué Hacer?.
LA FALACIA DE
LA NUEVA CONSTITUCIÓN
El
Sistema Capitalista Global ha ingresado a un proceso ─económico, social, político y ambiental─ de autodestrucción sistémica
(2020-2050). La pandemia, parte y consecuencia de este proceso, solo lo ha
develado y agravado. En este marco autodestructivo, el capitalismo tardío de
Perú y América Latina, que solo ha sido capaz de emplear hasta el 35% de la PEA
en momentos de “estabilidad macroeconómica” (deuda externa y déficit fiscal
mínimos, y reservas internacionales netas máximas), se está convirtiendo en un
sistema de reproducción del desempleo, el subempleo y empobrecimiento masivos.
La mejor proyección de este sistema sería el de la convivencia de un sistema
exógeno (de inversiones extranjeras, exportaciones e importaciones) y un
sistema económico estatal – paraestatal, que emplearían ambos al 25% de la PEA,
con un sistema autogestionario MYPE y de emprendimientos efímeros que comprendan
al 75% de la PEA. Este sistema anómalo de crisis general, se dirige de forma inexorable
hacia la pobreza extrema, el caos, la violencia y la desobediencia civil.
Según esta
perspectiva, cuando la ciudadanía se pregunta ¿Qué Hacer?, la llamada clase
política solo tiene una respuesta: ¡Nueva Constitución! Así de fácil. Sin
entender siquiera que lo que determina la naturaleza de la economía social en
el mundo son las fuerzas estructurales interconectadas del gran capital global
y no la Constitución y las leyes de ningún país.
Las leyes y la
Constitución no definen el qué hacer frente a los retos del desarrollo de la
sociedad. Las leyes no son herramientas del desarrollo de la sociedad, menos de
su transformación, solo son instrumentos de gestión del statu quo. El qué hacer
consciente solo lo determina una Teoría Social (científica) y un
Programa de Acción consiguiente. Sin embargo, si consideramos la redacción de
una nueva Constitución, estaríamos obligados a resolver la siguiente pregunta
de fondo: ¿Qué tipo de Constitución se necesitaría en las actuales
circunstancias de crisis general?
·
Una Constitución para crear demanda y empleos masivos por ley?,
debido a que los problemas básicos estructurales del mundo son la destrucción
del empleo por la alta tecnología y la destrucción de la demanda agregada por
la caída sostenida del ingreso familiar. Sin embargo, esto implicaría convertir
los Estados Corporación en Estados de Bienestar de posguerra (años de 1950 y
1960) ¿Eso es posible con reformas legales y constitucionales?. En segundo lugar,
se necesitaría una Constitución para crear teorías sociales y partidos
políticos verdaderos?, porque sin todo ello una Constitución no serviría para
nada, solo estaría al servicio de una clase política burocrática, improductiva
y corrupta.
·
En tal sentido, ¿la Constitución a formular tendría que ser
capitalista industrial, ya que los países ricos cada vez más dejarán para los
países pobres la vieja industrialización de materias primas a base de capital
financiero global, mano de obra barata, destrucción de las economías locales
agropecuarias y del ambiente natural?. En su defecto, ¿redactaríamos una Constitución
posindustrial basada en la creación y acumulación de conocimiento científico –
tecnológico?. Más difícil aún, porque en nuestro país no existe un programa
nacional de diseño y gestión de la transformación económico social
posindustrial basado en la nacionalización científico – técnica del desarrollo,
la autogestión social moderna, el desarrollo de la autosuficiencia regional y
la reconstrucción de los ambientes naturales perdidos, que sería la tarea
fundamental de partidos políticos verdaderos (inexistentes en nuestro país).
·
Alternativamente, sería más racional y productivo crear reformas
legales clave que obliguen al gobierno a promover la reconstrucción y
reestructuración de la economía nacional y regionales:
o
Por reconstrucción de la economía nacional a través de tres
shocks fiscales: de creación de demanda (por transferencias directas
de un ingreso básico universal individual-mensual, equivalente al sueldo mínimo
vital, en la base de la pirámide social de la PEA), de creación de trabajo
temporal en infraestructura física urbana y rural, y de creación de
oferta agropecuaria así como de bienes y servicios básicos a nivel urbano.
o
Por modernización y desarrollo de cadenas integradas de trabajo
autogestionario MYPE, a base de prototipos y promoción nacional de los mismos.
Igualmente, a base de prototipos de autogestión social moderna, de autosuficiencia
periurbana, así como de éxodo urbano y neorruralismo en costa,
sierra y selva.
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