Ayrton A. Trelles Castro
El pretexto
Si no nos salvamos todos no se salva nadie. El Papa ve de forma clara la salida al embrollo en el que la humanidad se ha metido. En la encíclica Fratelli Tutti, expresa abiertamente esa consigna, porque en su mensaje no hay intención de evangelizar a paganos y pecadores. Más bien, está la voluntad de hablar con un lenguaje alejado de condenas y penitencias.
Podría ser que estamos ante un discurso filosófico, por los presupuestos que guían sus reflexiones. De ahí la importancia que tiene para el ecumenismo[1] y el diálogo, con el objetivo de poder ir abriendo camino a un mundo más justo. Debido a que, en el actual, aquellas ideas que son racionales, caen en la irracionalidad al chocar con la realidad; porque ésta suele ser el criterio de verdad para poder saber si algo es viable o no. Como sucede con el del libre mercado, la depredación minera, la deforestación, la competencia a muerte, etc. Han demostrado que son perjudiciales para la vida.
Otra razón que nos [con]mueve, para entrar al intercambio dialéctico con la encíclica, se debe al progresivo protagonismo de los fundamentalismos religiosos, que están cobrando mayor fuerza, y son parte de programas políticos. De ahí el afán por reflexionar en torno a lo teológico, en su vertiente del pensamiento cristiano, que es cercano a nosotros, no tanto por geografía, sino porque formamos parte de un mundo construido a partir de aquellas convicciones y es necesario poder aspirar al intercambio de ideas en medio de una sociedad que profesa la fe que nombramos; al punto de buscar las propuestas que hagan del mundo un lugar mejor.
En ese sentido, abordamos el tema con un pathos[2] esencial: la crítica a la sociedad. Utilizando mensajes no secularizados, que consideramos de tinte religioso. Si el Papa se pone secular, para poder dialogar con los no religiosos, nosotros abordamos lo teológico para poder dialogar con la religión y dejar al desnudo las convicciones que nos empujan a luchar por un mundo mejor. En el camino sabremos qué nos dirán, si estamos equivocados o no, respecto a las pretensiones que mostramos.
¿Nos acercamos a un despertar espiritual?
Franz Hinkelammert narraba que al final de la así llamada segunda guerra mundial, en Alemania, hubo un despertar espiritual, que burbujeaba las ganas de lavar las heridas dejadas por la embriaguez de sangre. Citando al poeta, como si “la resaca de todo lo vivido se empozara” entre los germanos. La gente deseaba saber qué había pasado, porque quedaron aturdidos con los hechos sinestros acaecidos durante el conflicto.
Posiblemente ocurra lo mismo después de la pandemia o ya esté germinando. Hay cosas que deben quedar en la memoria, por ejemplo, que durante este periodo la separación entre gobernantes y gobernados se hiciera notoria a niveles intolerables. En Perú, las autoridades aplicaron muy bien el criterio “sálvese quien pueda”; y de forma cínica prefirieron salvarse a ellos mismos olvidándose de los vulnerables, como sucedió en el resto del mundo con casos similares.
¿Dónde quedaron las palabras del fundador del cristianismo, cuando él invitaba a proteger a los vulnerables y necesitados? Es la pregunta que soltamos, no tanto a los que se consideran cristianos, sino a las autoridades, que en actos protocolares juran con biblia en mano, ante Dios y el Pueblo.
El fundador del cristianismo invita a apoyar a quien lo necesite. “Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y ustedes me dieron de beber; fui forastero, y ustedes me recibieron en su casa. Anduve sin ropas y me vistieron. Estuve enfermo y ustedes fueron a visitarme.” (La Biblia Latinoamericana. Mt, 25: 35-36). Para él, quien haga justicia a los necesitados, no lo hace tan solo a ellos mismos, sino también a Dios (Mt, 25: 40).
Sin embargo, aquel humanismo semita[3], se olvida, ya sea por hipocresía o por no asumir las convicciones expuestas. ¿En qué mundo podría darse ese caso? En uno diferente, en el que se retorne a lo aquello que este niega. Es la idea sostenida por sus teóricos, v.gr., Hayek. Para él, no es posible que pueda echarse mano a la solidaridad y responsabilidad por el otro, porque aquello forma parte de instintos primitivos –que se daban en los grupos tribales–, ya que ahora lo más evolucionado es el egoísmo, como criterio para conseguir el progreso que se ido alcanzando (Vergara, 2017).
Entonces, ¿si la fe mueve montañas por qué no mueve las montañas de injusticias? Esa labor queda pendiente, y debe iniciarse hic et nunc. Es parte del despertar espiritual, salir de una larga pesadilla.
Es decir, no hay espacio para Cristo (la palabra quiere decir ungido = elegido), porque su prédica no es de un mundo que ha vuelto cosa común la destrucción y cuyo actuar se basa en el ocultamiento de las ideas de fraternidad y cohesión y, en cambio, aplica el “todos contra todos” y el “sálvese quien pueda”. “Es inaceptable que los cristianos compartan esta mentalidad y estas actitudes, haciendo prevalecer a veces ciertas preferencias políticas por encima de hondas convicciones de la propia fe: la inalienable dignidad de cada persona humana más allá de su origen, color o religión, y ley suprema del amor fraterno” (Francisco, 2020, p. 29).
Aquí, en este punto, tenemos que reconocer lo difícil que se vuelve establecer contacto con la totalidad de supuestos. Por ejemplo, con la idea que entraña este cambio de paradigma, que ya no solo busca convencer al creyente, buscando hacer notar que aquello que cree deba ser puesto en práctica, sino que su praxis sea creída por los que no creen; más allá de compartir la existencia de un Ser Supremo. Entonces, ¿si la fe mueve montañas por qué no mueve las montañas de injusticias? Esa labor queda pendiente, y debe iniciarse hic et nunc. Es parte del despertar espiritual, salir de una larga pesadilla.
De lo secularizado a lo ecuménico
Cuando se estudia el pensamiento moderno, es notorio que hay muchas ideas recogidas de la teología y puestas en un lenguaje no teológico, a esto se le llama secularización. Tal es el caso de los filósofos, como Descartes, quien decía que Dios nos ayudaba distinguir lo verdadero de lo falso, Leibniz, al decir que nuestro mundo es el mejor de los mundos posibles porque Dios no iba dejar que suceda lo contrario. Igual con Hobbes, con él claramente se ve la idea de poner al Estado como el Leviatán, aquél monstruo bíblico; o de científicos como Newton, quien sostenía que existía la mano invisible de Dios, que armonizaba el universo. Lo mismo ocurre con Adam Smith, al sostener que la mano invisible de Dios armoniza el mercado.
Como vemos, se tomaban ciertas partes de las creencias para fundamentar sus ideas, alzarlas como universales y a partir de ello hacer común lo que decían. Ya sea por fe o porque consideraban muy necesario hacerlo en tanto fundamento de sus teorías. A lo que vamos, es mostrar que este proceso de secularizar las convicciones teológicas, ha seguido repitiéndose. Incluso, es posible que el Papa tenga tal deseo, para que propios y extraños asuman una visión del mundo diferente, partiendo de la imagen de un Dios de amor.
Necesitamos un conocimiento que armonice las relaciones que tenemos con la naturaleza y con nuestro prójimo, al respecto sostiene Rafael Bautista, que “un nuevo conocimiento no es sino la formalización explícita de una nueva experiencia de vida” (2017, p. 83). Como decíamos, entrando en dialogo con la fe, asumir las convicciones que puedan hacer del Otro lo que predicaba Jesús el Cristo, es decir, que el ser supremo también es el ser humano, porque es hijo de Dios. En otras palabras, defender la vida, defendiendo la sacra corporalidad, haciendo posible aquello que las necesidades de la corporalidad necesiten satisfacer, como tener trabajo digno, vestido, vivienda, etcétera.
Eso era lo que mencionábamos al inicio. Postura que es percibida por Marx de la siguiente manera: “la crítica de la religión desemboca en la doctrina de que el hombre es el ser supremo para el hombre” (2012, p. 54). Su postura busca en echar por tierra todo tipo de relación en las cual el ser humano sea un ser envilecido, explotado, vejado, despojado de dignidad. Es la denuncia a todo sistema que crea falsos dioses e inmola vidas humanas. “Esta crítica declara falsos todos los dioses que no aceptan, que el ser supremo –para el ser humano– sea el ser humano mismo” (Franz Hinkelammert, 2007, p 403). Sigue siendo consigna defender a aquella criatura, a la cual el poeta Cesar Vallejo, le dedicaba el siguiente verso: “mido y lloro una frágil Creación”.
Referencias bibliográficas
Bautista, R. (2017). Del mito del desarrollo al horizonte del “vivir bien”. ¿Por qué fracasa el socialismo en el siglo XX? Yo soy si tú eres: La Paz.
Diccionario Enciclopédico de Biblia y teología (s/f.). “Ecumenismo”. https://www.biblia.work/diccionarios/ecumenismo/
Dussel, E. (2013). 16 tesis de economía política. Una filosofía de la economía. Docencia: Buenos Aires.
Francisco (2020). Fratelli Tutti. Carta Encíclica del Santo padre. EPICONSA, Paulinas: Lima.
La Biblia Latinoamericana (2005). Verbo Divino.
Marx, C. (2012). “Para una crítica de la Filosofía del derecho de Hegel. Introducción”, en Páginas malditas. Sobre la cuestión judía y otros textos (trad. Fernando Groni). Libros de Anarres: Buenos Aires. pp. 47-60
Hinkelammert, F. (2007). “Pensamiento crítico y crítica de la razón mítica”, en Theologica Xaveriana, vol. 57, n° 163. pp.399-412.
Vergara, J. (2015). Mercado y Sociedad. La utopía política de Friedrich Hayek. CLACSO: Bogotá.
Notas
[1] Para el mundo cristiano, ecuménico hace referencia al afán por unificar lo disperso y acercar lo alejado: “Es la tendencia o actitud eclesial de los creyentes que tratan de abrirse a las demás confesiones cristiana o no con acogida y comprensión, con fraterna solidaridad y el máximo respeto”. Cfr. Diccionario Enciclopédico de Biblia y Teología.
[2] O sea, la emoción anterior al desarrollo de esta reflexión, porque seguimos la consigna de ser sensibles al punto de oír la hierba crecer. En inglés la palabra path significa camino, es decir, transitamos el camino de una realidad pesimista, pero optimistas en el ideal, como la frase nombrada por José Carlos Mariátegui, que a su vez la adquiere de J. Vasconcelos.
[3] Llamamos así a la tradición que es compartida entre los pueblos que geográficamente se ubican en la región donde los Evangelios hacen transcurrir la vida de Jesús el mesías (el elegido). Esta tradición se remonta a épocas antiquísimas, un ejemplo es el código de Hammurabi: “he hecho justicia con el pobre”. Cosa que se repite en el antiguo testamento, en el Eclesiastés: “el pan es la vida del pobre”. Cfr. E. Dussel, 16 tesis de Economía Política. Una filosofía de la Economía, 2013.
Fuente: https://barropensativocei.com/2021/03/26/ecumenismo-al-desnudo/
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