mayo 17, 2021 por Ramon Espinoza Guerrero
La clase política del Perú, elude los problemas sistémicos fundamentales que enfrenta el mundo y el país en los albores del siglo XXI: la autodestrucción del Sistema Capitalista Global y la parálisis de las Ciencias Sociales que fueron su base y fundamento. Obviar estos procesos de obsolescencia, que conforman el trasfondo estructural de la coyuntura global de fin de época, determina la incapacidad ideológica de nuestra clase política para concebir y enfrentar:
- La destrucción del trabajo humano por la alta tecnología, la destrucción de las economías locales por el libre tránsito mundial de las mercancías estandarizadas del Globalismo, y la destrucción de los ambientes naturales del planeta por la industrialización a escala así como por la transportación logística y de personas en masa.
- La falta de creación de liderazgo en la sociedad política y la sociedad civil, debido al nulo desarrollo de teorías sociales interdisciplinares frente a los complejos procesos de cambio de época que enfrenta el mundo del siglo XXI. Las Ciencias Económicas, Políticas, Filosóficas y de la Administración, no ofrecen por separado una explicación esencial y como proceso de las grandes transformaciones que experimenta el mundo actualmente.
Estos problemas no son simplemente económicos y/o tecnológicos como creen nuestros economistas y “politólogos”. Son problemas de gestión del conocimiento disruptivo en relación con la necesidad de concebir nuevas cadenas de creación de valor y puestos de trabajo inéditos. Todo ello, en consonancia con la falta de ideologías que expliquen el gran desequilibrio mundial actual, y con la falta consiguiente de programas de acción que resuelvan el qué hacer y el cómo hacer nacionales en los presentes años (2020-2050) de mortandad del capitalismo y gestación del poscapitalismo.
En tal sentido, la discapacidad ideológica de la clase política peruana se manifiesta en la negación de verdades económicas y sociales insoslayables como las siguientes:
Primero. Que la pandemia del covid-19 y sus variantes solo se puede enfrentar exitosamente con un riguroso confinamiento, el mismo que solo es posible con una inyección de liquidez per cápita por parte del Estado en la base de la pirámide social o PEA mayoritaria, como un shock fiscal frente al desastre, financiado con endeudamiento externo y/o la impresión de dinero helicóptero1 por parte del Banco Central de Reserva del Perú – BCRP. Y que sin ello viviremos mucho tiempo en un statu quo de depresión, empobrecimiento masivo, violencia generalizada y muerte.
El Perú tiene las mejores condiciones macroeconómicas en América Latina para endeudarse y reponer los ingresos perdidos por parte de la ciudadanía damnificada durante la pandemia; y/o aplicar la experiencia internacional del llamado dinero helicóptero en situaciones de desastres naturales, posguerra o pandemias; sin lo cual no es posible reactivar la demanda social de bienes y servicios básicos, el punto de partida de la reconstrucción económica después de la hecatombe, a base del círculo económico reactivo: demanda – oferta – trabajo – demanda.
El desempleo y empobrecimiento masivos, el caos y la violencia generalizada, seguirán ahondándose en el presente quinquenio (2020-2025) sin las transferencias directas monetarias referidas dentro de la mayoría de la PEA. ¿Para qué sirve la macroeconomía de un país si más de la mitad de la PEA (10 millones de personas en el Perú) no podrá reconstruir su capital de trabajo ni sus expectativas de futuro posiblemente nunca más?.
El Estado peruano ha estado concentrado peligrosamente en la reactivación de la economía de las grandes empresas, de las cuales depende supuestamente el 75% del PBI, justificando la inyección de liquidez en estas en un monto aproximado de 100.000 millones de soles. Sabiendo que este dinero no evitaría la perdida de empleos ni la caída vertical de la producción de valor material, y que solo serviría para que estas empresas compren y vendan sus propias acciones, y mantengan así su valor monetario, tratando de que conserven ilusamente su capacidad tributaria.
Aunque, todo indica que en octubre o noviembre del presente año podría controlarse la expansión de la pandemia, dejando de ser el problema más perceptible y recurrente de la vida nacional, lo que provocaría el levantamiento del velo estatal que cubre la destrucción del trabajo, el drama de la sobrevivencia de millones de peruanos y la complicidad mediocre de la clase política.
Segundo. Que la clase política solo entiende el desarrollo por inversión de capital global y exportación a escala2, considerando imposible la organización de la economía social autogestionaria, sobre todo la “informal”. Aunque, la reconstrucción del trabajo y su modernización, la tarea número uno del desarrollo, sea enteramente posible a través de la creación de centros de gestión de concesiones3 y un sistema de microfinanzas de masas. Y que sin ello no es posible reactivar sostenidamente la demanda y la oferta, la base de la economía de mercado que vivimos. Concluyendo, en tal sentido, que la clase política y el Estado solo podrán ser exitosos cuando sean capaces de organizar la pobreza4: la condición sine qua non de la creación del desarrollo social por y para todos.
En el Perú, la PEA está compuesta por 20 millones de personas aproximadamente, que es equivalente al 60% de la población total del país. Pues bien, el 75% de esta PEA (15 millones de personas) está ocupada en el gran sector microempresarial del Perú, teniendo en cuenta que el 80% de este sector es informal (12 millones de personas) y que está compuesto por siete millones de microempresas, dos millones de trabajadores dependientes de estas (solo un millón de microempresarios crea empleo dependiente) y tres millones de emprendedores efímeros cuyos pequeños negocios solo tienen un rango de vida laboral de diez meses aproximadamente. Actualmente, más del 50% del mundo MYPE (formales, informales y emprendedores efímeros) han perdido su capital de trabajo y no cuentan con ingreso alguno.
La situación del sector MYPE en el Perú, es extremadamente grave. Se necesita una acción estatal visionaria, urgentemente. La lucha fiscal y microfinanciera contra la pandemia y el desempleo MYPE respectivamente, sería la razón de ser del Estado en los próximos dos o tres años.
Tercero. Que enfrentamos un cambio de época, una línea divisoria de destrucción creativa5 y transición civilizatoria. Teniendo en cuenta que en los años 2050 la humanidad estará viviendo en un nuevo mundo. Y que los que nazcan en tales años, como dijo Peter Drucker, jamás podrán imaginarse como vivieron sus abuelos ni como nacieron sus propios padres6. Por ello, las palabras ideología e interdisciplinariedad científicas son hoy las más importantes palabras del vocabulario humano cuando nos dirigimos hacia el mundo poscapitalista que comienza a configurarse.
La sociedad contemporánea o capitalista, después de sus periodos de constitución (1750-1850) y potenciación imperialista (1850-1950), se encuentra en la parte final de su tercer y último periodo (1950-2050): el Globalismo. Precisamente, como sistema capitalista global, ha ingresado a una linea divisoria de cambios sistémicos (2020-2050) hacia una sociedad Poscapitalista o Tecnocrática que se fundamenta en el capital saber y el trabajo por productividad de tecnólogos (no en el capital financiero y el trabajo asalariado de obreros como en el Capitalismo).
Mientras tanto, la clase política peruana no se encuentra a la altura del reto ideológico que impone el recambio civilizatorio. En el Perú, las instituciones de la sociedad política y la sociedad civil no se construyen con sólidas bases ideológicas. Sus motivaciones están en relación tan solo con la gestión y no con la innovación del orden existente. Finalmente, este hecho social deviene en la impotencia y desaparición progresiva del liderazgo de las instituciones, y esto, a su vez, en el deterioro y la extinción de la organización social como antesala del caos, la corrupción y la violencia generalizada.
Igualmente, no se considera como algo ineludible el desarrollo de las Ciencias Sociales por interdisciplinariedad. La fragmentación de las teorías y disciplinas del desarrollo castra la imaginación y la creatividad de nuestros líderes y profesionales, teniendo en cuenta que, frente a la crisis general de época, ya no podemos seguir separando las disciplinas o “especialidades” del desarrollo, pues unas no pueden existir sin las otras. La vida nunca se presenta fragmentada o parcialmente (Candida 2010).
Contrariamente, las instituciones de educación superior siguen formando “por competencias”, unidimensionalmente, sin tener en cuenta que el problema número uno del desarrollo es la falta de ejecutivos cerebrales formados a base de un currículo abierto como un espacio vivo de construcción de conocimientos complejos e interdisciplinares.
Cuarto. Que, en tal sentido, la autogestión social y la autosuficiencia local son los elementos fundamentales de una economía nacional en el cambio de época entre el Capitalismo y la Tecnocracia. La desglobalización de una pequeña economía abierta como el Perú tendría que ser posindustrial, basada en nuevos conocimientos, una nueva matriz energética, tecnologías unipersonales y mercados por y para la biodiversidad y la sostenibilidad: cereales, tubérculos nativos, camélidos sudamericanos, frutos tropicales, biodiversidad marítima, investigación e innovación, intercambio cultural y científico. Teniendo en cuenta que tendría como base la revolución de la pequeña propiedad7 y el trabajo autogestionario moderno en un marco de innovación científico-técnica, nacionalización de la riqueza social y sustitución de importaciones. Y que, en tal sentido, el paradigma de la desconexión de Samir Amin8 o autosuficiencia significaría que un país subdesarrollado supera sus relaciones de dependencia frente a los mercados del sistema industrial globales.
Autogestión social. En países no desarrollados como el Perú, casi todo el sistema de pequeños negocios minoristas de propiedad familiar en las amplias capas de la PEA es totalmente ineficiente. Así, uno de los problemas básicos de estos países, que parecía no tener solución, es cómo convertir esos pequeños negocios familiares en modernos sistemas sociales. El secreto está en la habilidad de sus propietarios para desarrollar sus capacidades convirtiéndose en concesionarios de cadenas integradas de abastecimiento de bienes, servicios y tecnología.
Estas cadenas integradas son un excelente ejemplo de la organización futura: crean innovaciones continuas en el mercado, planifican en forma conjunta, trabajan a escala, educan a sus asociados, practican la gestión moderna y provocan los cambios en el sistema financiero para que todos tengan acceso al capital. (A base de la correspondencia de Peter Drucker e Isao Nakaushi frente al desarrollo de Asia).
Autosuficiencia periurbana. El urbanismo del siglo XX transformó el suelo agrícola en urbano. Actualmente, el reto del urbanismo del siglo XXI será el de regenerar las ciudades hasta convertirlas en una gran sumatoria de barrios autosuficientes. Así, un alto porcentaje de la población de las ciudades no tendría que trasladarse diariamente a puntos alejados, con la consiguiente pérdida de tiempo, consumo energético y sobresaturación de costosas infraestructuras de transporte.
Igualmente, ya no tendría sentido económico ni ecológico ni energético mover toneladas de mercancías de un extremo del planeta a otro, cuando se puede mover sin costo cantidades ingentes de información y conocimiento que podría facilitar la producción de muchísimos consumibles de manera local. (Fuente: Resumen de la Ciudad Autosuficiente de Vicente Guallart).
Autosuficiencia de pequeñas comunidades rurales. Los grandes avances tecnológicos del mundo digital y la mejora general de los accesos y transportes abren nuevas posibilidades a los lugares antaño remotos y deprimidos. La vida rural ya no tiene por qué identificarse exclusivamente con el sector primario, múltiples ocupaciones actuales pueden desarrollarse a distancia a través de Internet. La dificultad económica de los jóvenes para acceder a un trabajo y a una vivienda por la despoblación de los territorios rurales, podría tener una solución conjunta: “el éxodo urbano”, el fenómeno inverso que se vivió durante la industrialización cuando los campesinos se mudaron a las ciudades para encontrar empleo en las fábricas. Ahora, la gente de la ciudad tendrá que ser quien tenga que volver a los pueblos pequeños para permitirse un hogar y un trabajo. (Fuente: El Éxodo Urbano es la Solución a muchos problemas en las Ciudades // Éxodo Urbano: Los jóvenes vuelven al entorno rural).
Quinto. Que, finalmente, la reconstrucción y desarrollo de la economía nacional solo es posible reconociendo y replanteando los tres modelos económicos de configuración del Sistema Capitalista Global – SCG en los países subdesarrollados como el Perú, que son los modelos económicos de mercado global, estatal – paraestatal y autogestionario MYPE.
Reforma del modelo económico de mercado global, que se define erróneamente como “Neoliberalismo”, y como el único modelo del Capitalismo como sistema. La crisis final del Globalismo ─que acelera el rompimiento de la cadena planetaria de suministros industriales y la fracturación del sistema internacional entre países, así como la disgregación del sistema nacional de regiones y el sistema intraurbano de las grandes ciudades dentro de estos países─ obliga a la reforma de los programas transnacionales de mercado libre y a la nacionalización científico técnica del desarrollo por sustitución de importaciones; todo lo que se justifica por la necesidad perentoria de crear economías nacionales endógenas, con mercados internos en expansión y diversificación para una producción interna en expansión y diversificación.
Reconstitución del modelo económico estatal – paraestatal, que tendría como objetivo dominante la promoción y el concurso de un sistema paraestatal científico técnico, como la condición sine qua non de la creación de comunidades autosuficientes locales y sectoriales a base del desarrollo organizacional de la pequeña propiedad, cuyo eje sea la realización y explotación del conocimiento biofísico latente en la flora y fauna marítima – andina – amazónica peruanas, tan extraordinarias y únicas en el mundo.
Teniendo en cuenta que sin este modelo económico, no se podrá avanzar hacia el sistema poscapitalista del conocimiento y el trabajo científico – tecnológico que tenga como base una economía social autogestionaria moderna.
Modernización organizacional del modelo ciudadano de la microempresa familiar, que ocupa al 75% de la PEA, considerando que, sin el crecimiento del ingreso monetario de la PEA autogestionaria, no es posible salir del subdesarrollo; consiguientemente, este es el modelo económico a liderar e innovar como nuevas cadenas de creación de valor, el mismo que sería el componente número uno del desarrollo nacional; no el modelo de mercado global reformado, que sería el complemento principal; ni el modelo estatal – paraestatal reconstituido que sería el factor directriz.
¡Comprendamos los tres modelos económicos del Globalismo, su cualidad e interacción sistémica o, el vacío ideológico y el de la sobrevivencia nos succionará y extinguirá como país!
MODELOS ECONÓMICOS, MODOS DE PRODUCCIÓN Y REPRESENTACIÓN IDEOLÓGICO – POLÍTICA
El sistema capitalista global o Globalismo, se estructura como grandes conjuntos económico – sociales: modelos económicos de mercado global, estatal – paraestatal y autogestionario MYPE; niveles socio – económicos A, B, C, D, E; y, procesos heterogéneos dentro de cada uno de estos conjuntos. Veamos:
El modelo económico de mercado global. Que tiene una condición supranacional cuando está compuesto por inversiones extranjeras ─sobre todo en el sector minero y del supermercadismo─ y grandes empresas de origen nacional que acceden al capital rentista9 por especulación bursátil (cotizan en bolsa a nivel mundial), con el concurso de medianas empresas que se desarrollan como apéndices mercantiles de corporaciones supranacionales10 (que actúan a nivel regional en todo el mundo a través de subsidiarias). Sin embargo, este modelo, cuando adquiere una condición de intermediación exógena, está compuesto por grandes, medianas y pequeñas empresas formales que se desarrollan a través de importaciones de insumos y exportaciones de bienes finales, sobre todo en los sectores de la agroindustria, pesca y manufactura.
En tal sentido, este modelo económico tiene una representación ideológica – política en la llamada “derecha” o “sectores neoliberales”, que consideran que el desarrollo nacional solo es posible a través de la mercadotecnia global de capitales, bienes y servicios.
El modelo económico estatal. Que tiene una condición socialista cuando se configura como un “modelo capitalista sin capitalistas” como decían Lenin y Peter Drucker, donde el único capitalista es el Estado y los niveles socio – económicos se aplanan; teniendo en cuenta que este modelo no existe desde los años 1990, con la excepción de Corea del Norte y Cuba. Sin embargo, cuando este modelo tiene una condición estatal – paraestatal, el Estado promueve internamente la constitución de empresas privadas nacionales y extranjeras (grandes, medianas y pequeñas) con el fin de construir una economía de “mercado libre” que sea complementaria y dinamice la economía estatal a través de procesos horizontales de acumulación originaria de capital.
En tal sentido, este modelo económico tiene una representación ideológica – política heterogénea llamada de “izquierda”, que considera que el desarrollo nacional solo es posible por el impulso estatal protagónico; existiendo diferencias marcadas dentro de esta, según la condición socialista o paraestatal que adquiera la promoción del modelo de Estado.
El modelo económico autogestionario MYPE. Que tiene una condición exógena formal o informal, cuando un conjunto de subsectores microempresariales se desarrolla en relación de dependencia con insumos o bienes finales provenientes del exterior (manufactura y comercio minorista de abastos, confecciones, medicinas, repuestos y partes, etc.). Sin embargo, tiene una condición formal o informal endógena, cuando un conjunto de subsectores microempresariales está en relación con la producción o comercialización de bienes finales provenientes de la producción interna (minifundistas, comercio minorista de perecibles, y servicios de transportación, comidas y bebidas, servicios de atención personal, etc.).
Este modelo económico, que reúne los problemas y oportunidades económico – sociales de la mayor significación para el desarrollo nacional, no tiene representación ideológica – política alguna en la clase política y el Estado, constituyéndose así en la clave del desarrollo o el subdesarrollo del país.
Los modos de producción en los tiempos del Globalismo.
Los tres modelos económicos descritos configuran el sistema o modo de producción capitalista existente, todavía preeminente al iniciarse los procesos transformativos de cambio de época. Aunque, este modo de producción, por su condición de obsolescencia y crisis general (2020-2050), engendra los modos de producción poscapitalista, tan inéditos como contradictorios: el sistema planetario de la Tecnocracia, que se manifiesta actualmente de forma categórica en los gigantes tecnológicos, su estructura y poder monumentales (Amazon, Google, Apple, Facebook) y, el modo de producción de comunidades autosuficientes que se manifiesta actualmente en la configuración embrionaria de cadenas microempresariales modernas en todo el mundo, barrios autosuficientes urbanos “slow cities” y pequeñas localidades autónomas “neorruralistas”.
Según la naturaleza de la propiedad de la riqueza y el trabajo humano, como factores básicos de producción social, los modos de producción existentes serían:
- El modo de producción del Capitalismo, que se desarrolla a base de la propiedad de capital dinero y el trabajo asalariado.
- El modo de producción de la Tecnocracia, que se configura a base de la propiedad de capital saber patentado y el trabajo de especialistas y tecnólogos remunerados por productividad.
- El modo de producción de comunidades autosuficientes, que se estructura a base de la pequeña propiedad de capital de trabajo y emprendimientos familiares o comunitarios, por lo general forzados por la quiebra de economías locales, la emigración y el desempleo.
De igual forma, según la naturaleza de las fuerzas productivas y las relaciones de producción entre la propiedad de la riqueza y el trabajo humano, los modos de producción descritos se configuran de la siguiente manera:
- El modo de producción Capitalista, que se desarrolla a base de la mecanización industrial y el trabajo asalariado de jornaleros, hasta su constitución como naves industriales o cadenas de montajes modernas, y el concurso de trabajadores tecnificados.
- El modo de producción Tecnocrático, que se desarrolla a base de la digitalización de procesos, la robótica y la inteligencia artificial, y el concurso de tecnólogos independientes por subcontratación, hasta la integración de todos sus procesos en un solo espacio de producción autónoma.
- El modo de producción de comunidades autosuficientes, que se desarrolla a base de tecnologías que agregan valor al desarrollo integral y sostenible de barrios autosuficientes y ecoaldeas, y que produce todos los bienes y servicios fundamentales que necesita para su configuración como pequeñas localidades autogestionarias y autónomas.
¡Promovamos la innovación política en el Perú! ¡Evitemos la destrucción del trabajo y el empobrecimiento masivo en nuestro país!¡Lideremos la autogestión social y la autosuficiencia local alternativas!
Fuente: https://www.mnip.pe/las-verdades-insoslayables-de-la-coyuntura-global-y-la-clase-politica/
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