Tengo una observación que hacer respecto a las publicaciones y comentarios sobre la oposición entre Lima y Regiones. No me parece correcto pensar en esa oposición, entre Lima y las provincias (regiones, sierra, etc.), como el núcleo de la contradicción que se ha reflejado en la votación para presidente.
Creo que la oposición profunda (o más bien contradicción) reflejada en la votación es entre, de un lado, una casta centralista con una mentalidad y privilegios heredados de la colonia y actualizados y profundizados con la explotación neoliberal característica de la lumpenburguesía, y, de otro lado, los pobres -la clase trabajadora- del campo y la ciudad. Se confunde la expresión formal de esta contradicción (la oposición Lima-Regiones, centralismo, etc.) con su contenido profundo, de clase. Es necesario reparar en el hecho que Castillo ha tenido, en promedio, ligeramente por encima del tercio de votos en los barrios populares de Lima, una proeza si se tiene en cuenta la campaña de intimidación y miedo (incluso amenazas de despido de trabajadores).
Caer en el cuento de Lima vs Regiones es otorgarle, servirle en bandeja, a la bestia lumpenfascista (fujimoristas y fascistas disfrazados de fujimoristas) la representación de todo el pueblo limeño, incluidos los trabajadores citadinos.
Es irónico que se olvide que esos trabajadores citadinos son de origen provinciano y que en Lima misma tienen sus zonas geográficas físicamente separadas de las zonas donde habita la casta lumpenburguesa y núcleos de pequeña burguesía que se cuelga de las ubres de la casta explotadora; y que se olvide que esos hijos y nietos del ande conservan sus propias costumbres en la ciudad y le ponen su sello a la economía que ellos con gran esfuerzo sacan adelante (Hace un tiempo el "The Economist" hizo un reportaje admirado del poder emprendedor de los pobladores del cono Norte).
El frívolo fascista Vargas Llosa, con los prejuicios que su nobiliaria socialité le pone en la cabeza y en sus escritos, afirma que la votación de Lima refleja y es causada por el hecho de que la gente en Lima está mejor informada. El prejuicio racista revelado en esta afirmación no le permite ver (y él tampoco quiere ver, aun cuando es seguro que él ciertamente debe saberlo) que es justamente la población limeña la que sufre de desinformación debido a la sesgada y malintencionada campaña de los medios de comunicación de los cuales es un favorito exponente. Y que la población trabajadora está mejor informada y con veracidad de lo que realmente ocurre, simplemente por el hecho de que esa clase trabajadora del campo y la ciudad sufre cada día y en carne propia la corrupción y todas las miserias del neoliberalismo, del fujimorismo y de la dictadura de la lumpenburguesía.
Es cierto que en las zonas pobres de Lima ha habido una mayoritaria votación a favor de la mugre fujimorista, pero sería errado y peligroso pensar implícitamente que ellos son parte de la casta limeña. Hay factores estructurales y coyunturales que explican la alta votación de Fujimori en estas poblaciones. Entre los más importantes e identificables está la histérica campaña de miedo desatada por el fujimorismo y otros sectores del hampa política. Esa campaña puede tener efecto por las amenazas de despidos y otras de ciertos empresarios, por la prédica de sectores de la iglesia (especialmente opuestos a las reivindicaciones identitarias de género y aborto. El Opus Dei y el Sodalicio, mugre fascista, están muy activos en estos días), por el clientelismo desarrollado por la reedición de la práctica del ron y las butifarras (hoy, como promesas de repartir el canon minero, los tapers, etc.). Y también porque en estos sectores del pueblo se ha desarrollado una suerte de pequeña burguesía empresarial, mayormente comercial, que ve en Castillo una infundada una amenaza para sus negocios. En fin, una tarea por delante es el análisis refinado del desarrollo social, de clase, en los llamados "sectores marginales" de la sociedad limeña.
Identificar la real contradicción de clase entre, de un lado, la lumpengurguesía limeña y de otras provincias, y, de otro, la clase trabajadora del campo y de la ciudad (la que habita en provincias y en los barrios "marginales" de Lima y otras regiones) tiene un sentido práctico. Los pobladores/pobladoras despectivamente llamados "marginales", "cholos", "indios" tienen un extraordinario sentido y creatividad para el desarrollo de la pequeña industria y la agricultura, inclusive introduciendo nuevas tecnologías (es verdad que limitadas por la falta de recursos). En ello los/las ayuda su tradición comunitaria. El aliciente y apoyo gubernamentales al desarrollo de actividades agrícolas, de pequeña industria, comercio, comunicaciones, turismo, etc., por esos/esas emprendedores/emprendedoras, será clave para resistir los padecimientos a que han sido sometidos otros países que han intentado cambios sociales. El Perú, por su gente y sus inmensos recursos agrícolas, tiene inmensas posibilidades.
20 junio 2021
Rebelde Marxista
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