Ayrton Armando Trelles Castro
martes, 28 de diciembre de 2021
Pensar
situadamente
La filosofía acompaña al
ser humano, se puede decir que es la expresión de cada tiempo y se encuentra
circunscrita a los momentos o coyunturas que atraviesa la historia. En ese
sentido, no puede haber un pensamiento atemporal (o hasta anacrónico), porque la
razón filosófica compila y se nutre de la realidad en la que al pensador (a)
enfrenta aquellas cosas que en sí mismas parecerían dispersas e incoherentes.
Por eso, al leer filosofía estamos leyendo las aspiraciones existenciales de un
determinado grupo humano, en el lenguaje que se haya utilizado para tal fin.
Como vemos, la filosofía al
nutrirse de la realidad y partir de algo determinado, pretende hacer
inteligible las aspiraciones de algún grupo humano, y en ciertos casos, cuando
ese grupo humano busca transformar la situación en la que vive, a esa acción le
llamamos grandes gestas, por eso, cuando el pensador quiere elevar al plano de
la razón esas gestas, podemos decir que al filósofo le toca “codificar el
pensamiento que emerja” de tales luchas multitudinarias (Mariátegui, 1972, p.
28).
Nos resulta vital poder aclarar
que el pensamiento no está desligado de la praxis humana, y que la praxis
humana no está desligada del pensamiento, por eso, al pretender arribar a la
cuestión de la forma en que comenzamos a pensar, caemos en la cuenta de que no
puede haber un pensamiento puro en sí mismo, de ahí que pensar situadamente es
una ventaja, en el sentido de que demuestra que en cada razonamiento hay un
sentimiento, y que de cada sentimiento puede haber un pensamiento.
Tener en cuenta, pues, el aspecto desde dónde comenzamos a filosofar, también nos lleva a preguntarnos desde qué realidad partimos, y resulta que es la misma que nos interpela y la que deseamos pensar. En ese sentido, nos dice Contreras Colín: “el locus enuntiationis, el "lugar de enunciación", (es) desde dónde se dicen las cosas, en filosofía y en todas las áreas del conocimiento, resulta fundamental para entender qué se dice, por qué se dice y cómo se dice” (2011).
La
interpelación de la realidad
La realidad que nos interpela
(nuestro lugar de enunciación) está repleta de problemas, y éstos nos han
conducido a una crisis, que va deteriorando las fuentes de vida y empuja a que
se haga imposible la existencia para muchas personas que tienen escasos
recursos. Por lo que algunos dicen que el sistema mismo está en crisis, y
después de la crisis vendrá un cambio con el que podemos pasar a otro estadio
civilizacional. Sin embargo, al ver las instituciones del sistema, notamos que
siguen bien estructuradas, entonces, la visión cambia. El asunto no es que el
sistema esté en crisis, pues al parecer no lo está, sino que la crisis la
provoca el sistema.
Frente a la crisis que produce el
sistema, la propuesta que brinda Juan Bautista Segales es rebelarse contra la
escolástica actual –aquella que pretende brindar soluciones desde el sistema,
amparada por un cierto catecismo filosófico– y comenzar a pensar los problemas
propios, con-movidos y comprometidos, porque, no se trata de repetir o
interpretar de mejor manera tal o cual pensamiento de tal o cual pensador, sino
de ser capaces de identificar “los problemas de nuestra realidad” porque
son “los que deben indicar el itinerario de nuestro pensar” (Araujo-Frias,
2017, párr. 2).
Con el fin de pensar esta
realidad en crisis, recurrimos a la crítica, ya que es esencial para iniciar un
proceso de pensamiento que pueda remover los cimientos de un mundo en semejante
coyuntura. Sin embargo, sólo es posible que aparezca una crítica verás cuando
empieza por la autocrítica. Recuperar la filosofía en su sentido de amor a la
sabiduría y no sólo a la razón es importante en ese sentido. Como decía
Levinás: no bastaba con que el amor al saber sea comprendido como un amor
a la razón en sí mismo, sino que es necesario que pueda ser la “sabiduría del
amor y no el amor a la sabiduría” porque “para hacer filosofía es necesario el
otro. Es el pasaje de la caridad a la justicia. [Que nos] compromete a una
justicia creativa” (Levinás entrevistado por Pablo Sudar, 1979, p. 70).
El problema es que actualmente,
con el afán de mostrar la “necesidad de lo innecesario”, el pensamiento se
tumba patas arriba y deja que sobre él transiten las pautas que le marquen el
terreno de aquello que debe y no debe hacer o pensar o
discutir. Lo peor de todo está en que esa capitulación tiene la anuencia de
quienes deberían defender la labor del pensamiento, sin embargo, denigran su
quehacer al momento de querer poner como inalterable la forma en la que la
filosofía aparece actualmente, es decir, logo-céntrica y eurocéntrica; porque
aceptan acríticamente que el pensamiento que merece estudio es el foráneo y que
sólo la filosofía debe ponerse al servicio de la ciencia, sin darse cuenta que
así transforman su trabajo en una expresión repetidora y cansina.
Esa es la crisis de la filosofía (de la razón), es algo que advierte de forma clara y precisa Rafael Bautista:
Cuando la crisis ha envuelto todos los ámbitos de la vida, la razón aparece perpleja, reparando en su propia incapacidad de dar razón de la crisis. Si no puede dar razón de la crisis tampoco puede dar razón de sí misma. La crisis de la razón es crisis del sujeto. La impotencia de aquella es impotencia de éste. (2011, p. 53)
Augusto Salazar Bondy, ya advertía aquello y le daba una vuelta de tuerca a esta situación, al mismo tiempo que anunciaba la poca visión de quienes al identificar ese aspecto se quedaban con el problema sin intentar problematizarlo. Frente a esto, su intuición profunda, fue darse cuenta que le llegó la hora a la filosofía de la crisis (1973).
A modo de conclusión: algunos aspectos sobre la filosofía de la crisis
Esta filosofía de la crisis
implica un despertar espiritual. Lo cual quiere decir que necesitamos pensar el
mundo desde un no-ser, desde lo negado, y desde esa perspectiva ver qué
alimenta la esperanza de quienes son negados, porque en una sociedad de la
exclusión globalizada, los anhelos de quienes no están incluidos, resulta una
fuerte crítica a la situación en la que vivimos. No por gusto existe una
enseñanza semita, del apóstol Pablo, donde se ve la esperanza, ya que Dios
escoge al “débil de este mundo para confundir lo que es fuerte”, elige a “lo
que es común y despreciado en este mundo, lo que es nada, para reducir a la
nada lo que es” (La Biblia latinoamericana, Corintios 1.27-28).
La filosofía de la crisis implica
partir desde los negados. Desde esta perspectiva, donde se toma posición
interpoladora y crítica hacia el mundo en crisis, quien reflexiona entornos a
esos asuntos no debe esperar más corona que la corona de espinas. Porque la
reacción cada vez que se toma posición es fuerte y busca desencadenar su
castigo frente a quien busca reivindicar la vida y la libertad. La vida y la
libertad aparecen en las reivindicaciones comunes, cuando hay luchas donde
todos son uno y uno son todos, por eso, desde el egoísmo no puede haber defensa
de la vida ni de la libertad, a pesar de lo que digan sus teóricos, por
ejemplo, para von Hayek, no es posible que pueda echarse mano a la solidaridad
y responsabilidad por el otro, porque eso forma parte de instintos primitivos
–que se daban en los grupos tribales–, ya que ahora lo más evolucionado, según
él, es el egoísmo, que sería el criterio con el que se llega el progreso y
gracias a éste tal progreso se ha ido alcanzando (Vergara, 2017).
La filosofía de la crisis implica
un pesimismo esperanzado. El pesimismo esperanzado tiene que ver con la forma
en la que vemos este mundo, donde no podemos aplaudir aquel progreso del que
habla Hayek, porque las consecuencias son funestas y han atomizado al ser
humano, y bajo esa realidad, el ser humano es un ser despreciado y humillado
por el mismo ser humano. Enfrentar esos resultados pesimistas nos hacen sentir
igual. Pero, como dice Franz Hinkelammert: “necesitamos una justificación de la
acción frente a esto, que no calcula la posibilidad de la victoria. [Porque] la
acción no se valida por el éxito que se pueda alcanzar, la acción tiene sentido
en sí misma, aunque no resulte” (Franz Hinkelammert entrevistado por Fernández,
E. y Silnik, G., 2011, p. 76).
La filosofía de la crisis maldice
la filosofía concebida como un lujo. Como hemos visto, pensar no puede ser un
lujo en tantos e tome posición crítica hacia un mundo en crisis, más bien,
viene en una labor que intenta transformar la realidad, por lo que si fuera un
lujo sólo estaría de adorno, como cuando se ponen libros en la sala sin
haberlos leído, sólo para presumir algo que no hemos hecho. Nos dice Jaime
Araujo que, sin la labor crítica, “la filosofía muere y con ella la imagen del
filósofo, del hombre y mujer impertinentes, que interpelan al saber y a la realidad
problemática con el propósito provocarla, de abrir grietas allí donde muchos se
resignan a la normalidad” (2021, párr. 4). La normalidad de nuestra
realidad es de explotación, domino y exclusión.
Referencias bibliográficas
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necesita indignación e imaginación”, en Iberoamérica Social. https://iberoamericasocial.com/peru-necesita-indignacion-e-imaginacion/
__________ (2021). “Maldigo la
filosofía concebida como un lujo”, en Barro Pensativo. Centro de Estudios
e Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales. https://barropensativocei.com/2021/11/18/maldigo-la-filosofia-concebida-como-un-lujo/
Bautista, R. (2011). Hacia una
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Hinkelammert. Rincón ediciones.
Contreras Colín, Juan Manuel.
(2011). El pensamiento filosófico latinoamericano, del Caribe y
"latino" (1300-2000). Alteridades, 21(41), 191-193. Recuperado en 15
de diciembre de 2021, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-70172011000100019&lng=es&tlng=es.
Fernández, E. y Silnik, G.
(2011). El pesimismo esperanzado. Entrevista a Franz Joseph Hinkelammert. CyE.
Año III. Nº 5. https://www.fuhem.es/media/ecosocial/file/Boletin%20ECOS/Boletin%2016/pesimismo_esperanzado.pdf
La Biblia Latinoamericana (2005).
Carta a los Corintios. Verbo divino.
Mariátegui, J. C. (1972). El alma
matinal y otras estaciones del hombre de hoy. Cuarta edición. Amauta.
Sudar, P. (1979). “¿La filosofía
amor a la sabiduría o sabiduría del amor?”. Teología: revista de la Facultad de
Teología de la Pontificia Universidad Católica Argentina, ISSN 0328-1396, Nº.
33, 1979, págs. 63-70
Salazar, A. (1973). Entre Escila
y Caribdis. Reflexiones sobre la vida peruana hacia el socialismo peruano.
Testimonios. Instituto Nacional de Cultura.
Vergara, J. (2015). Mercado y
Sociedad. La utopía política de Friedrich Hayek. CLACSO: Bogotá.
Fuente: https://filosofarconlassf.blogspot.com/2021/12/necesitamos-una-filosofia-de-la-crisis.html?m=1
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