"Una unidad monetaria basada en una cesta
tan expandida fue modelada matemáticamente y demostró un alto grado de
resistencia y estabilidad", argumenta Serguéi Glazyev (Foto: iStock)
INTRODUCCIÓN A UN ORDEN EN COCCIÓN
18 Abr
2022, 1:56 pm.
Estamos
presenciando el inicio de un mundo novísimo, manifestándose en diferentes
planos correspondientes en lo geopolítico y geoeconómico. Mientras el momento
unipolar estadounidense se desintegra debido a su propia desmesura, en Eurasia
se cocina un nuevo orden que ya no solo se prueba en lo político, sino también
en lo económico y lo financiero.
Ya hemos tenido la oportunidad de explicarlo; esta vez se trata de
profundizar en sus factores nodales.
Para ello daremos tribuna a una entrevista del periodista y analista Pepe
Escobar con Serguéi Glazyev, economista, exasesor del Kremlin de 2012 a
2019, y quien durante los últimos tres años es el Ministro a cargo de la Integración y la Macroeconomía de
la Unión Económica Euroasiática (UEE).
Glazyev es uno de los autores intelectuales de un nuevo sistema
financiero que apunta a forjarse como alternativa a lo existente y que tiene al
dólar estadounidense como principal referencia. La idea de la nueva
arquitectura consiste en brindarle al Sur Global un mayor margen de soberanía
respecto a la manía sancionatoria de Occidente, que funge como un pirata en
busca de activos que secuestrar, no importa si es ruso, afgano, iraní o
venezolano.
"Al haber 'congelado' las reservas de divisas rusas en las
cuentas de custodia de los bancos centrales occidentales, los reguladores
financieros de Estados Unidos, la Unión Europea y el Reino Unido socavaron el
estatus del dólar, el euro y la libra como monedas de reserva globales. Este
paso aceleró bruscamente el desmantelamiento en curso del orden económico
mundial basado en el dólar", dice el economista ruso.
Pero la previsión de este escenario había sido vislumbrada por
el Foro Económico de Astaná, capital de Kazajistán, hace una década, cuando
"propusimos la transición a un nuevo sistema económico mundial basado en
una nueva moneda comercial sintética basada en un índice de monedas de los
países participantes -cuenta Glazyev-. Más tarde, propusimos ampliar la cesta
de divisas subyacente agregando alrededor de veinte materias primas negociadas
en bolsa. Una unidad monetaria basada en una cesta tan expandida fue modelada
matemáticamente y demostró un alto grado de resistencia y estabilidad".
Con la propuesta de formar una "coalición internacional de
resistencia en la guerra híbrida por el dominio global que la élite financiera
y de poder de Estados Unidos desató sobre los países que permanecían fuera de
su control", Glazyev afirma que, de acuerdo a sus proyecciones económicas
científicas a largo plazo, es inevitable "la derrota del viejo poder
dominante" frente al nuevo en construcción.
Como le ocurrió a Gran Bretaña, Estados Unidos está destinado a
fracasar en su intento desesperado por mantener su hegemonía, argumenta el
funcionario, a pesar de las guerras mundiales que el primero desató y el
segundo desea suscitar en Ucrania.
Los británicos fueron rebasados por los estadounidenses y
soviéticos, que construyeron sistemas económicos "más eficientes",
dice Glazyev, "en la gestión del capital humano en sistemas integrados
verticalmente, que dividían el mundo en sus zonas de influencia. Una transición
a un nuevo orden económico mundial comenzó después de la desintegración de la
URSS. Esta transición está llegando ahora a su conclusión con la inminente
desintegración del sistema económico mundial basado en el dólar, que sentó las
bases del dominio mundial de los Estados Unidos".
El economista ruso afirma que China y la India han establecido
un "nuevo sistema económico convergente", el cual sería "la
siguiente etapa inevitable de desarrollo, combinando los beneficios de la
planificación estratégica centralizada y la economía de mercado, y del control
estatal de la infraestructura monetaria y física y el espíritu empresarial. El
nuevo sistema económico unió a varios estratos de sus sociedades en torno al
objetivo de aumentar el bienestar común de una manera sustancialmente más
fuerte que las alternativas anglosajonas y europeas".
Por esta razón Estados Unidos no tiene la menor oportunidad de
ganar la guerra híbrida global que desató contra el Sur Global y, asimismo, el
reemplazo del sistema financiero dolarcéntrico por uno nuevo sería inevitable.
En adelante, explica en qué consistirá el nuevo orden económico
mundial, y aquí citamos in extenso:
"En la primera fase de la transición, estos países recurren
a la utilización de sus monedas nacionales y mecanismos de compensación,
respaldados por canjes bilaterales de divisas. En este punto, la formación de
precios sigue siendo impulsada principalmente por los precios en varias bolsas,
denominados en dólares. Esta fase casi ha terminado: después de que las
reservas de Rusia en dólares, euros, libras y yenes se ‘congelaran’, es poco
probable que ningún país soberano continúe acumulando reservas en estas monedas.
Su reemplazo inmediato son las monedas nacionales y el oro.
"La segunda etapa de la transición implicará nuevos
mecanismos de fijación de precios que no hagan referencia al dólar. La
formación de precios en monedas nacionales implica gastos generales
sustanciales, sin embargo, seguirá siendo más atractiva que la fijación de
precios en monedas ‘no ancladas’ y traicioneras como el dólar, la libra
esterlina, el euro y el yen. El único candidato monetario global que queda, el
yuan, no ocupará su lugar debido a su inconvertibilidad y al acceso externo
restringido a los mercados de capitales chinos. El uso del oro como referencia
de precio se ve limitado por la inconveniencia de su uso para pagos.
"La tercera y última etapa de la transición al nuevo orden
económico implicará la creación de una nueva moneda de pago digital fundada a
través de un acuerdo internacional basado en principios de transparencia,
equidad, buena voluntad y eficiencia. Espero que el modelo de unidad monetaria
que hemos desarrollado desempeñe su papel en esta fase. Una moneda como esta
puede ser emitida por un conjunto de reservas de divisas de los países BRICS, a
las que podrán unirse todos los países interesados. El peso de cada moneda en
la cesta podría ser proporcional al PIB de cada país (basado en la paridad del
poder adquisitivo, por ejemplo), su participación en el comercio internacional,
así como el tamaño de la población y el territorio de los países participantes.
"Además, la cesta podría contener un índice de precios de
los principales productos básicos que se negocian en bolsa: oro y otros metales
preciosos, metales industriales clave, hidrocarburos, granos, azúcar, así como
agua y otros recursos naturales. Para proporcionar respaldo y hacer que la
moneda sea más resistente, se pueden crear a su debido tiempo reservas
internacionales de recursos pertinentes. Esta nueva moneda se utilizaría
exclusivamente para pagos transfronterizos y se emitiría a los países participantes
sobre la base de una fórmula predefinida. En su lugar, los países participantes
utilizarían sus monedas nacionales para la creación de crédito, a fin de
financiar las inversiones y la industria nacionales, así como para reservas de
riqueza soberana. Los flujos transfronterizos de la cuenta de capital seguirían
rigiéndose por las reglamentaciones monetarias nacionales".
Es decir, que "la participación en el nuevo sistema
económico no se verá limitada por las obligaciones del antiguo. Los países del
Sur Global pueden participar plenamente en el nuevo sistema, independientemente
de sus deudas acumuladas en dólares, euros, libras y yenes. Incluso si
incumplieran sus obligaciones en esas monedas, esto no afectaría a su
calificación crediticia en el nuevo sistema financiero".
Desde esta perspectiva, los países históricamente dependientes,
colonizados por Occidente debido a su gran reservorio de materias primas,
tendrían la oportunidad de reservar "una parte de sus recursos naturales
para el respaldo del nuevo sistema económico, su peso respectivo en la cesta de
divisas de la nueva unidad monetaria aumentaría en consecuencia, proporcionando
a esa nación mayores reservas de divisas y capacidad de crédito", dice
Glazyev, al tiempo que aumentaría "las líneas de canje" entre los
socios comerciales.
La idea es que todos los países que deseen deslastrarse de la
política económica estadounidense en África, América y Asia puedan participar
de este nuevo sistema económico mundial de vis a vis, no mediado por las
prerrogativas de instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el
Banco Mundial y la égida marcada por el Foro de Davos.
Parece un escenario demasiado optimista, tomando en cuenta que
los bancos centrales de algunos países importantes para el surgimiento de la
arquitectura financiera en cocción, como el de Rusia, se encuentran regidos por
"el callejón sin salida del paradigma intelectual de Washington", sin
embargo, Glazyev describe una realidad contundente:
"Ya se han establecido líneas de intercambio de divisas
entre países participantes clave. La mayoría de las transacciones entre los
Estados miembros de la UEE ya están denominadas en monedas nacionales y la
proporción de sus monedas en el comercio interior está creciendo a un ritmo
acelerado".
China, India, Irán y Turquía (este último, miembro de la OTAN)
se encuentran en el mismo proceso de comercio bilateral con otros países en
monedas nacionales.
Por otro lado, las “stablecoins” (monedas estables), operadas en
cadenas de bloques (blockchain), serían un importante eslabón a través de
"un sistema de pago digital no bancario, que estaría vinculado al oro y a
otras materias primas que se negocian en bolsa", confirma Glazyev, quien ha abogado por "una formación acelerada
de un nuevo paradigma tecnológico" en el marco de nuevas instituciones
integradas al orden económico emergente.
Esta nueva arquitectura financiera, devenido por un nuevo modelo
económico, solo puede provenir del afianzamiento de la asociación estratégica
entre China y Rusia, dice el economista ruso, arguyendo que el acoplamiento entre
los proyectos de la UEE y la Iniciativa del Cinturón y la Ruta es el núcleo de
este proyecto para el Sur Global.
Podríamos añadir que, a pesar de los desafíos en Eurasia y con
una potencia unipolar decadente en Occidente, son también importantes los papeles
de otros países ricos en recursos y con disposición antihegemónica en distintas
latitudes como la India, Irán y, por qué no, Venezuela, que hace pocos años había propuesto una canasta de monedas para
la implementación de pagos internacionales que no tuvo éxito en su momento.
Quizás en un contexto más propicio como el presente, arraigado a una dinámica
de alianzas estratégicas multipolares, pueda tener cabida el planteamiento
venezolano, en teoría simbiótico con el sistema financiero euroasiático.
Fuente: https://misionverdad.com/globalistan/como-seria-un-nuevo-sistema-financiero-mundial
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