Jaime
Araujo-Frias
Tal vez el único modo de regenerar la
política (entiendo la política como la búsqueda del bien común en común) en el
Perú sea deteniendo la producción y reproducción de “idiotas”. Si el lector se
siente amenazado por esta afirmación, le confieso que fui el primero en
sentirme de tal manera. Pero, si esta confidencia no fuera suficiente, le
informo que utilizo la palabra «idiota» para referirme no a la persona que
sufre una enfermedad mental, que sería el punto de vista de la psiquiatría; y,
tampoco para describir a la persona que en lenguaje común se le conoce como
«tonta» o «estúpida».
Decimos que no nos referimos ni al
que padece una enfermedad mental ni a la persona tonta, porque en primer lugar,
si bien la idiotez a la que aludimos es una enfermedad, no es una enfermedad
cualquiera, sino una rara enfermedad. Porque para decirlo con Voltaire, «no es
el enfermo el que sufre por ella, sino los demás» (Amate Pou, 2017, p. 120). Y,
en segundo lugar, porque la idiotez y la inteligencia no son excluyentes. Hay idiotas
ilustrados y con títulos académicos de doctor. Lo cual sugiere que la
inteligencia y los títulos académicos no previenen de la idiotez. Para más
señas, el idiota al que nos referimos no nace, se hace idiota. Se podría decir
que es el resultado de un arduo esfuerzo personal.
Este
ensayo se dirige contra aquellos que exigen mínima intervención del Estado en
la economía, la privatización de los servicios públicos y la reducción de
impuestos a los más ricos. En suma, contra todas aquellas personas que no les
interesa el bien común y que únicamente les interesa sus propios asuntos. Para
ellos los antiguos griegos inventaron una palabra que les describe con
precisión: idiota. La cual se compone de la
raíz idios, que en griego significaba «de uno mismo, privado,
particular, individual» y se utilizaba para señalar a la persona que no ejercía
sus deberes cívicos, que se despreocupaba del bien común y solo mostraba
interés por lo suyo (Infante, 2022).
«En suma, contra todas aquellas
personas que no les interesa el bien común y que únicamente les interesa sus
propios asuntos. Para ellos los antiguos griegos inventaron una palabra que les
describe con precisión: idiota».
Finalmente, como toda práctica
necesita inevitablemente una teoría que la ilumine, la justifique y promueva;
así también en el Perú la práctica del «idiotismo» en el sentido que hemos
argumentado, tiene al neoliberalismo como su principal antorcha. Es más,
me atrevería a decir que el neoliberalismo es la principal fábrica de
producción y reproducción de idiotas. Y lo hace con mucha facilidad y rapidez.
Tanto es así que los tenemos por todas partes. Incluso ocupando cargos públicos
en los ministerios, en el parlamento, en las universidades, en los juzgados.
Imagine usted, ¿qué haría un idiota a cargo de la salud o de la educación
pública? Si no detenemos la fábrica seremos cruelmente castigados.
Referencias
bibliográficas
Amate
Pou, Jordi (2017). Paseando por una parte de la
historia. Antología de citas. Sevilla: Caligrama.
Infante,
Eduardo (21 de marzo de 2022). Idiotacracia. https://migijon.com/idiotacracia/ .
Fuente: https://barropensativocei.com/2022/04/22/detengamos-la-fabrica-de-idiotas/
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