Escribe:
Milcíades Ruiz
Los políticos perversos que participan del bloqueo de alimentos
contra Cuba, afectando a millones de niños inocentes, y apoyan el sabotaje
económico contra Rusia que invadió Ucrania, lamentan ahora el alto precio de
los alimentos y demás. ¿Qué sería, si tuviésemos que padecer las sanciones que
sufre Venezuela por no someterse al amo continental? Pero aún sometidos, la
carestía que hoy sufrimos, es consecuencia de las decisiones que toma nuestro
amo imperialista. ¿Cómo se explica esto?
Ningún país sometido, tiene
soberanía alimentaria y cualquiera que se rebele, será sancionado ejemplarmente
para que nadie más se atreva. La gente protesta, pero no entiende que la
globalización nos castiga, aunque las sanciones sean contra los enemigos del
máximo patrón al que servimos. Es que los mecanismos de la estructura de
dominación tienen un engranaje de interdependencia, que nos involucra. Ya está
claro que, EE UU es el que maneja Ucrania por encima de la soberanía de este
país.
Las sanciones económicas,
políticas y más, ordenadas por EE UU y la UE, contra Rusia vienen ocasionando
una serie de desbarajustes en la estructura comercial. Hay muchas averías en
los flujos de abastecimiento, como es el caso de combustibles y los alimentos,
encarecidos por los bloqueos, riesgos y prevenciones. Todo lo que funciona con
hidrocarburos y derivados, tienen los costos y precios alterados, generando
desajustes en todos los productos. Pero también en la comercialización, como es
el caso del transporte intercontinental y terrestre.
Solo sancionan los organismos
sociales que tienen la atribución de administrar justicia. Cualquier otro que
no tenga esta facultad, comete arbitrariedad y, por consiguiente, carece de
validez. Entonces, ¿Con qué derecho, lo hace EE UU y la Unión Europea? ¿Tienen
derecho de obligar a otros países, a secundarlos? ¿No es esto, totalitarismo
global? ¿No es esto, terrorismo hegemónico?
Sin embargo, este no es el
enfoque de los medios periodísticos locales a través de los cuales las grandes
corporaciones empresariales globalizadas de occidente, manejan la opinión
pública internacional. Como quiera que no hay otra alternativa informativa, el
totalitarismo mediático impacta nuestro cerebro haciéndonos pensar y actuar a
conveniencia del poder que nos oprime. La opinión pública está condicionada por
el bloqueo que impide ver a los verdaderos culpables de la inflación
globalizada.
Con este acondicionamiento, la
gente no entiende las causas del incremento de precios por efecto global. Al no
conocer los mecanismos de la globalización, se estrella contra las autoridades
más cercanas culpándolas de la inflación internacional. Estando la derecha,
empeñada en destruir la gestión gubernamental de Pedro Castillo, la inflación
es aprovechada para sus fines. Y claro, los medios parcializados con la
oposición atizan el desconcierto para estimular el descontento.
Entonces, el paro con bloqueo
vial, promovido por los empresarios del sector transporte podría estar en
concordancia con la estrategia de la oposición, como ha sucedido en otros países,
donde la CIA y la AID, han financiado las acciones desestabilizadoras. No es un
paro de trabajadores, sino un paro de grandes capitalistas de las empresas de
transporte de carga. Los interesados en mantener los márgenes de rentabilidad
empresarial pidiendo subsidios para bajar costos no son los proletarios
choferes. La mayoría de las unidades del transporte de carga son de marca Volvo
de varios ejes y alta inversión.
Los beneficiarios de la
eliminación del impuesto selectivo al consumo de combustibles (ISC), no serán
los trabajadores asalariados. Tampoco el pueblo, como lo afirma el presidente
Castillo creyendo que con eso bajarán los precios. Felices los señoritos de la
aristocracia y dueños de vehículos particulares que serán beneficiados
gratuitamente, con la exoneración de pago del ISC. La inflación globalizada nos
afecta a todos. No es justo que se privilegie ayudando solo al sector pudiente.
El negocio del transporte ha
tenido un gran auge en estos últimos años, apareciendo gran número de empresas
gananciosas. Pero como todo negocio, florecen cuando hay buenas condiciones y
decaen en caso contrario. Esto es lo que no quieren reconocer los empresarios
huelguistas y quieren ser inmunes a la crisis a costa del erario nacional,
quitándole recursos que obligan a recortar presupuestos a otros fines
nacionales.
Según estudios de la Corporación
Andina de Fomento- CAF, sobre el sector transporte del Perú: “El costo promedio del peaje ha sido
inferior a la décima parte de los beneficios obtenidos por los transportistas y
casi una tercera parte de los recursos de conservación vial necesarios. En la
mayoría de los casos la incidencia del peaje es inferior al 10% de los
beneficios obtenidos por los vehículos, siendo el valor máximo de 15,4%, que
corresponde a la Ruta Lima -La Oroya”.
(…) “En conclusión, se demuestra
que la sociedad, a través de la Infraestructura vial, viene transfiriendo
ingentes recursos a los usuarios de las carreteras, los cuales, por una
equivocada política de tarifas, no retribuyen ni siquiera lo mínimo
indispensable para garantizar el mantenimiento”. Esto se debió,
fundamentalmente, al ingreso masivo de unidades de transportes, muchas de ellas
importadas de segunda mano o siniestradas. Sólo el 30% del total de unidades de
transporte de carga pertenecen a empresas formales. El resto operan eludiendo
impuestos y obligaciones y con subcontratos de empleo informales”.
“Dentro
de este grupo se cuenta con un total de 161 empresas propietarias de una flota
de 2,601 unidades vehiculares. Estas empresas brindan sus servicios
principalmente desde Lima, Arequipa y Tacna como ciudades base, y cubren al
menos alguno de los países del Cono Sur, como Argentina, Bolivia, Brasil,
Chile, Paraguay y Uruguay”. Esto
es lo que dice dicho organismo internacional. pero los empresarios quieren que
no se les cobre peaje.
El asunto es que, el objetivo de
esta movida política no es la defensa de los intereses del pueblo del llano,
como se pretende hacer creer. La puntería está dirigida a traerse abajo la
gestión de Castillo, a la buena o, a la mala. De modo que, los angelitos que
salen a marchar, bloquear carreteras, causar destrozos, pillaje y caos, tienen
ese fin político. Por eso, desconocen los acuerdos ya firmados. Los agrarios
que se han sumado al paro, ni cuenta se dan que están siendo utilizados, aunque
muchos de ellos son también, falsos representantes.
No es casualidad que la prensa
parcializad con la oposición, esté participando de esta estrategia
desestabilizadora, haciendo una cobertura espectacular del paro de las empresas
de transporte y algunos columnistas llamen a salir a las calles. Azuzan el
conflicto y dan manizuela a todo aquello que haga quedar mal al gobierno de
Castillo. Con todo este barullo, han obligado que ministros viajen al terreno
de los revoltosos y lo mismo, quien hacer con el presidente, que parece estar
“con el rabo entre las piernas” (disculpen la expresión).
Al opinar de esta manera, dejo en
claro que no lo hago por defender la administración de Castillo, cuyos
desaciertos seguiré señalando, sino por advertir una jugada ya conocida en
Latinoamérica. Puedo estar equivocado, pero al menos digo algo. Cómo quisiera
que los líderes de las organizaciones de izquierda que se reunieron
pomposamente el 27 del mes pasado dijeran algo al respecto.
No se puede fortalecer al
movimiento popular peruano quedándose callados. Salvo que los cantos de unidad
solo sea mero formalismo. Una palabra de aliento para mantener la fe, siempre
es buena. ¿Ustedes qué dicen?
Marzo 04.2022
Mayor información en https://wordpress.com/view/
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