domingo, 26 de junio de 2022

9 DE JUNIO: SE ENCIENDE LA GUERRILLA DE 1965

 


 

“Ha pasado la hora de la economía capitalista, perfeccionadora de la explotación del hombre por el hombre. La burguesía peruana llega tarde a la historia. Ella no es dueña ni de su propio mercado. Tan solo las masas que no tienen intereses en seguir manteniendo ningún régimen de explotación serán capaces de enfrentarse a la oligarquía y el imperialismo hasta sus últimas consecuencias. Ésta es la hora de los pueblos, ésta es la hora de la revolución socialista.”

Luis de la Puente Uceda, 1964

 

Al amanecer del 9 de Junio de 1965, la Guerrilla Túpac Amaru, encabezada por los Comandantes Guillermo Lobatón Milla y Máximo Velando Gálvez, tomó la mina Santa Rosa, en el corazón del departamento de Junín. En los días siguientes los guerrilleros tomaron varias haciendas (Alegría, Jampato, Punto), con el apoyo de los campesinos; capturaron 4 puestos policiales y volaron 3 puentes para impedir el desplazamiento de la represión.

De esta forma se inició el movimiento guerrillero del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), básicamente en la región central y la región sur (La Convención), al que se sumó poco después el frente guerrillero del Ejército de Liberación Nacional (ELN), en Ayacucho.

El movimiento guerrillero de 1965 se prolongó hasta enero de 1966, cuando muere en combate Guillermo Lobatón, en la selva central. Antes habían caído el líder del MIR Luis de la Puente, Rubén Tupayachi, Paul Escobar, Edmundo Cusquén, Máximo Velando, Pedro Pinillos, Froilán Herrera, Humberto Lezama, Victoria Navarro, así como los compañeros del ELN en La Mar.

La represión desatada contra las guerrillas causó enormes bajas entre los revolucionarios y la población civil. El MIR perdió la mitad de los miembros de su Comité Central y un centenar de militantes y dirigentes medios. Centenares de compañeros y sus familias fueron reprimidos. Hasta las esposas de los dirigentes fueron apresadas como rehenes. El Congreso aprobó la pena de muerte contra los guerrilleros. Las bajas en la población civil fueron numerosas, sobre todo en la región central y en La Convención, por los bombardeos con napalm contra la población asháninka. Periodistas de la época, como Gonzalo Añí, estimaron el número de víctimas entre cinco y quince mil personas.

De lo que no cabe duda es que las guerrillas del 65 fueron una auténtica expresión de la lucha de clases en nuestro país, en un período caracterizado por la crisis terminal de la oligarquía, la insurgencia de las masas campesinas por la tierra y la radicalización de las luchas sindicales, estudiantiles y de sectores medios en las ciudades.

Treinta años después de la muerte del Amauta José Carlos Mariátegui, en un mundo polarizado entre el capitalismo y el socialismo, la izquierda revolucionaria peruana se alzó para tomar el poder y hacer la revolución.

No fue sólo un gesto momentáneo de rebeldía, todo lo contrario, el MIR trabajó años en el seno del movimiento campesino, obrero y popular, en la formación de sus cuadros y en la unidad con las otras fuerzas de la izquierda nacional e internacional. De la Puente y sus compañeros son como el indómito Túpac Amaru II y Micaela Bastidas: mensajeros y precursores de la revolución del pueblo.

Incluso los militares peruanos, entre ellos el Gral. Edgardo Mercado Jarrín, máximo estratega castrense de la época, reconocieron que el MIR, una pequeña organización política, con apenas un centenar de cuadros, con escasos recursos económicos y militares, puso en jaque durante más de medio año a las Fuerzas Armadas, mediante la estrategia guerrillera, contando con el respaldo directo o indirecto de las masas campesinas. Unas FFAA que en esa época contaban con más de cinco mil oficiales y personal de tropa formados en la Escuela de las Américas, en Panamá, y con el masivo apoyo del Pentágono.

Mercado Jarrín alertó de la posibilidad real del triunfo de la guerrilla comunista y de la necesidad de que los propios militares tomaran el control del Estado para realizar las reformas, principalmente la reforma agraria, para desactivar esta amenaza.

Aunque los guerrilleros fuimos vencidos militarmente por las Fuerzas Armadas, no fuimos vencidos políticamente. Apenas tres años después, el gobierno militar que encabezó el Gral. Velasco, asumió lo esencial del programa guerrillero, el cierre del Congreso, la recuperación del petróleo y del cobre, la reforma agraria. Con una diferencia esencial, para De la Puente y sus compañeros, las reformas eran el comienzo de una revolución social, mientras que para los militares de la época era la forma de evitarla.

Lamentablemente desde sectores progresistas y aun de izquierda, se han vertido muchas críticas malintencionadas contra el movimiento guerrillero del 65. Se ha pretendido rebajarlo a una simple experiencia foquista, a una improvisación o a una pose politiquera. Nada de eso es cierto aunque sí es verdad que hubo errores y fallas. Las revoluciones fracasan por los errores que cometemos. Volveremos en otro momento sobre el tema para analizar las causas y circunstancias que llevaron a la derrota militar.

A 57 años del inicio del movimiento guerrillero de 1965 rendimos un emocionado homenaje a los dirigentes y militantes revolucionarios que lo protagonizaron y que con su sacrificio hicieron posible la liquidación de la oligarquía tradicional en el Perú. Ellos han dejado a las nuevas generaciones su inmenso ejemplo de consecuencia y de entrega. La revolución social por la que lucharon está aún pendiente. Es el socialismo del futuro.

RICARDO GADEA ACOSTA

 

DOS DÉCADAS EMBLEMÁTICAS: DOS ESTUDIOS PENDIENTES

 

(26 de junio de 2022)

Por Miguel Aragón

 

Las acciones clasistas desarrolladas durante las décadas de 1920 y de 1960, todavía están a la espera de sus respectivos "aniversarios y balances" actualizados.

I

Los hechos ocurridos, y las ideas debatidas en esas "dos décadas" en el Perú, son parte sustancial de la historia del movimiento socialista peruano.

Al presente, han transcurrido 100 años de las acciones desplegadas en la década de 1920, y más de 50 años de las acciones realizadas en la década de 1960; y no obstante el tiempo transcurrido, todavía no hay una comprensión cabal y acertada de esas dos etapas de nuestra historia.

II

Si el presente es continuación del pasado, debemos estar seguros que el futuro será continuación del presente. Las raíces del futuro ya están en germen dentro de la actual realidad. Si somos materialistas consecuentes, nuestra misión consiste en descubrir la realidad nueva que ya está germinando en el presente, por eso es necesario volver a estudiar toda la historia del movimiento socialista peruano, tanto sus numerosos errores, como sus grandes aciertos. Esos aciertos y esos errores, que han sido y que son muy nuestros, nos servirán de ejemplo para construir el futuro próximo.

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