Pepe Escobar
Eran los días, en 1955, en la legendaria conferencia de Bandung en Indonesia, cuando el recién emancipado Sur Global comenzaba a soñar con construir un mundo nuevo, a través de lo que se configuró luego en 1961 en Belgrado como el Movimiento de Países No Alineados (NAM).
El Imperio de las Mentiras, nunca permitiría un papel protagónico para NAM. Así que jugó sucio: todo, desde la subversión extrema y el soborno hasta los golpes militares y las revoluciones proto-color.
Sin embargo, ahora, el Espíritu de Bandung revive, a través de una especie de NAM 2.0 con esteroides: un Movimiento de Nueva Alineación, con los líderes de la integración euroasiática a la vanguardia.
Acabamos de probar de qué manera sopla el viento geopolítico en la reunión de una nueva troika de poder en Teherán. A diferencia de Stalin, Roosevelt y Churchill en 1943, Putin, Raisi y Erdogan no se reunieron para repartirse el mundo. Se reunieron esencialmente para discutir cómo es posible otro mundo, a través de acuerdos bilaterales, trilaterales, multilaterales y un papel mejorado para una serie de instituciones geopolíticas y geoeconómicas relativamente nuevas.
Rusia, y China, han estado al frente de todas las decisiones clave recientes. Su diplomacia ha llevado a Irán a unirse a la OCS como miembro de pleno derecho. Su atracción está atrayendo a jugadores clave del Sur Global para unirse a BRICS+. Rusia prácticamente ha convencido a Turquía para que se una a BRICS+, la OCS y la EAEU, y ha facilitado la reaproximación de Teherán y Ankara, así como de Teherán y Riad. Rusia ha influido en gran medida en el proceso de renovación/remodelación en Asia Occidental.
Este impulso NAM 2.0, del cual China es un actor clave, se opone rotundamente a cómo el Imperio del Caos y las Mentiras tejieron su red tóxica, a través de la guerra contra el terrorismo, desde el comienzo del milenio. El Imperio trató de someter lo que describió como MENA (Medio Oriente-África del Norte) sobre la base de dos invasiones/ocupaciones (Afganistán-Irak); una devastación total (Libia); y una guerra de poder prolongada (Siria). Todo finalmente fracasó.
Y eso nos lleva al sorprendente contraste entre estos dos enfoques de política exterior, ilustrado gráficamente por el espectacular fracaso del "líder del mundo libre" que lee el teleprompter en su visita a Jeddah (ni siquiera se le permitió ir a Riyadh) en comparación con la actuación de Putin en Teherán.
No solo estamos presenciando los lineamientos de una alianza informal Rusia/Irán/Turquía; estamos siendo testigos de una alianza con un suave acto de oposición al Imperio: abandona Siria, antes de que sufras otra humillación. Y con un corolario dirigido a los kurdos: manténgase alejado de los estadounidenses y reconozcan la autoridad de Damasco antes de que sea demasiado tarde.
Ankara nunca podría admitirlo en público, pero el hecho es que el sultán Erdogan, tanto contra las tropas estadounidenses en Siria como contra Putin y Raisi, incluso parece haber calibrado rápidamente sus diseños anteriores en territorio soberano sirio.
La muy debatida operación militar turca en el norte de Siria al final puede limitarse a domar a los kurdos de las YPG. De hecho, el corazón de la acción girará en torno a cómo la alianza Rusia/Irán/Turquía/Siria hará imposible que los estadounidenses roben petróleo sirio.
Dado que Rusia ahora está en modo de "no tomar prisioneros" cuando se enfrenta al Occidente colectivo, el mantra en cada intervención de Putin, Lavrov, Medvedev, Patrushev, y además está firmemente alineado con China e Irán, es inevitable que todos los demás jugadores del otro lado Asia occidental y más allá está prestando toda su atención al nuevo juego en la ciudad.
Vaya al Caspio, joven
Interconectando Asia Occidental y Asia Central, el Mar Caspio finalmente alcanzó el centro de atención geopolítico y geoeconómico, completo con el consenso innovador alcanzado por los cinco estados litorales en la Cumbre del Caspio a fines de junio para prohibir oficialmente la OTAN en estas aguas.
Además, los líderes de Teherán no tardaron en darse cuenta de que el Caspio es el corredor perfecto y consciente de los costos desde Irán hasta el corazón de Rusia a lo largo del Volga.
Así que no es de extrañar que el propio Putin, en Teherán, propusiera la construcción de un tramo clave de carretera en la ruta San Petersburgo-Golfo Pérsico, para deleite de los iraníes. Una señal para la multitud nostálgica del Gran Juego en esa antigua isla de "gobierno de las olas" que sufre ataques cardíacos en serie: nunca podrían imaginar que el "imperio" ruso finalmente tendría acceso completo a las cálidas aguas del Golfo Pérsico.
Así que volvemos a la reingeniería absolutamente crucial del Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur (INTSC), que desempeñará para Rusia e Irán un papel paralelo al que desempeña la Iniciativa Belt and Road (BRI) para China. En ambos casos, se trata de corredores multimodales de comercio y desarrollo en toda Eurasia inmunes a la interferencia de la Armada imperial.
Y aquí vemos la renovada importancia de la hiperestratégica liberación de Mariupol y Kherson por parte de las fuerzas rusas y de la RPD. El Mar de Azov ahora está configurado como un lago ruso de facto, y lo mismo sucederá eventualmente con lo que quedará de la costa del Mar Negro (actualmente ucraniana), incluida Odessa.
Por lo tanto, tenemos el corredor marítimo ultraestratégico Caspio-Mar Negro, a través del canal Volga-Don, perfectamente conectado con el Mar Negro-Mediterráneo, y hacia el norte, hasta el Báltico y el conector Atlántico-Pacífico en rápido desarrollo, el Ruta del Mar del Norte. Llámelo los caminos de agua del corazón ruso.
El combo OTAN/Five Eyes/Intermarium no tiene absolutamente nada para contrarrestar estos hechos (terrestres) en el terreno (Heartland), excepto arrojar una pila de HIMARS al agujero negro ucraniano. Y por supuesto, seguir desindustrializando Europa. Por el contrario, aquellos en todo el Sur Global con un agudo sentido de la historia, como en el gran debate de ideas en un sentido hegeliano, y también versados en geografía y relaciones comerciales, están ocupados preparándose para alcanzar (y sacar provecho) del nuevo ritmo.
La ambigüedad estratégica
Por mucho que sea una maravilla inspeccionar todos los casos en los que Rusia juega con la ambigüedad estratégica a niveles capaces de desconcertar a todo el inflado aparato de "inteligencia occidental", lo que está saliendo a la luz es cómo Putin, y Patrushev, ahora están aumentando deliberadamente el dial de dolor para agotar tácticamente no solo el agujero negro ucraniano sino todo el OTANstan.
Los gobiernos occidentales se están derrumbando. Se están abandonando las sanciones, prácticamente en secreto. Un invierno Deep Freeze es un hecho. Y luego está la crisis económica/financiera que se avecina, el Monstruo Definitivo del Infierno, como lo ha dejado muy claro Martin Armstrong: “No hay forma de que puedan salir de esto que no sea el incumplimiento. Si incumplen, les preocupa que millones de personas irrumpan en los parlamentos de Europa... Esta es realmente una tremenda crisis financiera a la que nos enfrentamos. Han estado pidiendo prestado año tras año desde la Segunda Guerra Mundial sin ninguna intención de devolver nada”.
Mientras tanto, Moscú puede estar acelerando las turbinas para el lanzamiento, ¿el próximo otoño? ¿En pleno invierno? ¿La próxima primavera? una Madre de todas las ofensivas de múltiples espectros, que capitaliza una serie continua de estrategias interconectadas que ya han dejado aturdidos y confundidos a todos los “analistas” de OTANstan a la vista.
Eso explicaría que Putin parece estar silbando alegremente Call Me the Breeze de JJ Cale en la mayoría de sus apariciones públicas. En su crucial intervención en el foro Ideas Fuertes para un Nuevo Tiempo, promovió con entusiasmo el advenimiento de cambios “verdaderamente revolucionarios” y “enormes” que llevarían a la creación de un nuevo, “armonioso, más justo, más comunitario y seguro” orden mundial.
Sin embargo, eso no es para todos: "solo los estados verdaderamente soberanos pueden garantizar una dinámica de alto crecimiento". Lo que eso implica es que el orden mundial unipolar, seguido por estados en el Occidente colectivo que apenas son soberanos, está condenado al fracaso, ya que se está “convirtiendo en un freno para el desarrollo de nuestra civilización”.
Solo un soberano seguro de sí mismo que no espera nada constructivo del Occidente colectivo puede salirse con la suya describiéndolo como “racista y neocolonial”, con una ideología que “se parece cada vez más al totalitarismo”. En los viejos días de NAM, estas palabras serían recibidas con alegría.
Entonces, ¿se preservará el “orden internacional basado en reglas”? No, argumenta Putin: los cambios son “irreversibles”. Aquellos a punto de dar nacimiento al NAM 2.0 le saludan.
Pepe Escobar
No hay comentarios:
Publicar un comentario