Lo que está ocurriendo es obviamente un golpe de estado con anuencia, e incluso incitación, del gobierno americano. Los yanquis hoy por hoy sólo se pueden permitir gobiernos cipayos, pues temen que China les mueva el piso en Latinoamérica con gobiernos que osen sacar los pies, aunque sea a medias, del plato americano.
Ni en tiempos de la Unión Soviética se ha visto tal sucia y persistente arremetida contra China y Rusia. No hay que engañarse; la guerra no declarada, ya ha sido decretada por el imperialismo americano y sus satélites, y el recurso a una conflagración internacional generalizada, nuclear, es parte de su estrategia. Están dispuestos a jugarse la vida pues tienen perfecta consciencia de su decadencia y sustitución por un mundo multipolar donde no podrán más obtener ganancias mediante el saqueo militar y económico como lo han venido haciendo a lo largo de la historia del dominio de la civilización burguesa.
Las provocaciones y mentiras imperialistas no tienen límite. Los medios americanos y europeos son hoy por hoy el principal ariete imperialista en el frente de la guerra psicológica y de propaganda, mientras que el nazismo ucraniano es el ariete militar, el brazo del ejército americano en el frente de batalla. En Ucrania los imperialistas americanos y sus lacayos europeos están ensayando todo tipo de armamento como parte de su preparación para una guerra caliente.
De cómo se van a resolver las contradicciones en el caso específico del Perú es algo que no es previsible por ahora. Para gobernar, el lumpen imperialismo no lo podrá hacer más que con la represión pues los problemas económicos y sociales son muy grandes y no se van a resolver por solo los mecanismos económicos, y ni siquiera con un posible apoyo económico masivo de las potencias imperialistas, las que hoy en día no tienen ni para sostenerse internamente en sus propios países. Tampoco la represión generalizada, incluida la acción de las bandas lumpen de sicarios peruanos y venezolanos, puede lograr la paz de cementerio necesitada por el lumpen imperialismo aún si en un primer momento pueda ejercer una acción paralizante contra la protesta de un pueblo que ya ha sido saqueado al máximo. Una vez más el pueblo luchará a pecho descubierto, sin dirección centralizada, abandonado por una dirigencia absorbida en la lucha por el sillón parlamentario. Sin embargo, la necesidad de reconstruir los organismos de dirección de la clase trabajadora sigue vigente, y en ello se puede avanzar justamente en los momentos en que el lumpen imperialismo saca sus garras con más virulencia. Pero será una nueva dirigencia, joven, dispuesta al sacrificio, heroica, a la cual las antiguas dirigencias deberán ceder el paso y a la cual deberán más bien contribuir a consolidarse y concretar nuevos y renovados organismos de clase. Esto es, si a esos viejos aún les queda algo de su sueño socialista de juventud.
La protesta popular contra el golpe es en realidad más que una defensa de Castillo, un rechazo al neofascismo lumpen de la burguesía local y sus aparatos político y de represión. Castillo fue abandonado por la izquierda electorera pero el mismo también cayó en el oportunismo legalista, sin atreverse a movilizar al pueblo, rodeándose de una argolla de personajes corruptos. Ya en la pusilánime defenestración de Béjar del Ministerio de Relaciones Exteriores pudo verse lo que sería el carácter y contenido del gobierno de Castillo. Lejos de movilizar al pueblo, se arrodilló una y otra vez ante el lumpen político, tratando una y otra vez de apaciguarlo, en una actitud cobarde, oportunista y de debilidad que sólo sirvió para envalentonar a toda suerte de delincuentes de la política y partidos lumpen fascistas. El ejemplo de Bolognesi en Arica le hubiera podido servir de derrotero.
El pueblo va a tener que luchar una vez más sin cabeza, sin dirección centralizada, abandonado a su suerte por una dirigencia electorera preocupada en como encaramarse a las poltronas parlamentarias. Todo está por construir y reconstruir. Esto no se logra de la noche a la mañana. Será una nueva dirigencia, joven, dispuesta al sacrificio, heroica, la que se encargue de esta tarea que es retomar el trabajo de Mariátegui. A los viejos, si aún les queda algo de su sueño socialista de juventud, les corresponde contribuir al crecimiento y desarrollo de los nuevos y renovados organismos de la clase trabajadora, sin pretender sustituirla ni irrogarse actitudes paternalistas ante las nuevas dirigencias.
09/12/2022
Rebelde Marxista
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