"El Perú es todavía una nacionalidad
en formación."
José Carlos Mariátegui.
9 de diciembre de 1924.
Así escribía el Amauta en el centenario de la batalla de Ayacucho; no somos una nación acabada, formada; estamos en ese proceso. La pregunta es: ¿a cien años de formulado ese diagnóstico, ya se culminó el proceso de formación de nuestra nación, ya se perfilaron nítidamente los rasgos de nuestra nacionalidad?
Evidentemente, en un siglo mucha agua ha corrido bajo el puente, y hoy no nos encontramos en el mismo punto que en 1924. Sin embargo, hoy en el 2023, a un año del Bicentenario de la Batalla de Ayacucho, la Historia nos encuentra divididos, escindidos, en dos grandes grupos: los costeños, los blancos, los que se creen blancos, los pitucos, los que se creen pitucos, los que desconocen o menosprecian la riqueza cultural milenaria peruana, y sobre todo, desprecian o menosprecian a los indígenas o descendientes de ellos que pueblan mayormente los Andes y la Selva.
Pero este desprecio o menosprecio tiene una base económica, pues la mayoría de esas personas no tienen acceso a una mejor educación, a un cuidado integral de la salud, a oportunidades de trabajo bien remunerado; condenándoles al analfabetismo, a la desnutrición, al embrutecimiento desde muy pequeños.
Esta discriminación se ha puesto de manifiesto con la elección de Pedro Castillo; se le insultó y se le insulta como burro, como analfabeto aun sabiendo que es un profesor primario. Igualmente se desprecia o menosprecia a las masas que han salido a protestar por su destitución.
También se nota la indiferencia de la población de Lima que llega a los diez millones de habitantes y que observan la lucha de las comunidades como ajena, aun cuando algunos políticos tradicionales quieren aprovechar la ola para sus intereses personales. A esta indiferencia del pueblo de Lima también coadyuva el hecho de la desindustrialización propiciada por la clase dominante peruana a través de su expresión política más acabada como es el fujimontecinismo, que veían con recelo una clase obrera industrial creciente con conciencia de clase.
Por eso Lima está llena de ambulantes, pequeños comerciantes, restaurantes, etc., etc. pero con muy pocas industrias para evitar el componente de clase que ponga en peligro el sistema vigente.
Pero no han podido acabar con el campesinado, a pesar del abandono del agro, las comunidades, los ayllus ancestrales han sabido resistir, hoy como ayer, a los virreyes, a los perros del hortelano, a los fujis, y se muestran en esta protesta, en esta revuelta renovadas, organizadas, dignas, valientes, luchadoras, perseverantes, heroicas, patriotas; pues marchan envueltos en la bandera del Perú, de la República, en un acto quizá inconsciente de que hay algo por acabar, por terminar, por alcanzar; la verdadera democracia, la verdadera igualdad, la verdadera libertad, la verdadera nacionalidad peruana y que éstas se alcanzarán únicamente cuando sean ellos -las comunidades- quienes gobiernen el país.
Por eso votaron en masa por Castillo; porque vieron en él a su representante; por eso salieron en masa a protestar, porque vieron burlado su derecho, pues ellos votaron por un presidente para 5 años y no para 18 meses.
Hay en el seno del pueblo quienes hablan de que en el Perú hay una multitud de naciones, quizá lo hacen con buena intención o desconocimiento; pero a esos compañeros hay que decirles fraternalmente que están equivocados. El Perú sigue siendo UNA nación en formación; las múltiples culturas, pueblos, etnias, se sienten ante todo muy peruanos; por eso marchan a luchar y a morir envueltos en la bandera rojiblanca, enrojeciéndola y perfumándola con su preciosa sangre.
Quizá para los hermanos bolivianos esta sea su verdad; pero éste fue el error de los luchadores chilenos; que importaron una verdad ajena, y dieron pie a los reaccionarios para que venzan en el plebiscito aprobatorio de la nueva constitución.
Y este error no es nuevo en el Perú. En el número 32 de la revista Amauta, a cinco meses del fallecimiento de José Carlos Mariátegui, en la página 10 se informa de un Plenum convocado por la CGTP en el que se dice: " El Plenum, al pronunciarse sobre el problema indígena, reconoció su carácter fundamentalmente económico (lo que era correcto) y el derecho de los indios no sólo a la reconquista de sus tierras sino también a disponer de sí mismo organizando sus propias repúblicas aymaras y Keshwas (lo que era completamente incorrecto y antimariateguista). No es de extrañar pues este pronunciamiento, habiéndose perpetrado ya el cambio de nombre y de orientación del partido del proletariado peruano a manos del traidor Eudocio Ravines y Cía.
Lima, 5 de marzo del 2023.
Manuel Velásquez Rangel.
Gracias por tratar de profundizar este tema que en la actualidad recobra vital importancia y es también importante para nuestra condición de clase...
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