miércoles, 31 de enero de 2024

LA GESTIÓN SOCIAL DEL BIEN COMÚN

 


Dr. Hugo SALINAS

hugosalinasgonzalez@gmail.com

Cada vez es más evidente que nos encontramos en una Crisis de Civilización. Este fenómeno económico, social, político, filosófico, religioso…, se presenta con mayor crudeza desde el siglo XVI, cuando la acumulación y centralización de riquezas, en muy poquísimas manos y en cantidades nunca antes imaginadas, se realiza a nivel local, nacional y mundial. Pero, en verdad, esta crisis de civilización tiene sus orígenes hace unos diez mil años, a partir del cual, todo el esfuerzo de un pueblo se concentra y se centraliza en muy poquísimas manos.

Nos encontramos ante un fenómeno de globalización que, por tanto, debería ser positivo para el desarrollo de todos los seres humanos y de su sociedad. Y, sin embargo, viene acentuando cada vez con mayor crudeza el desempleo y la pobreza en inmensas franjas de la sociedad a nivel mundial. Y a partir de ello se generaliza con intensidad inaudita enfermedades sociales como la corrupción, la criminalidad, el negocio ilícito, la drogadicción, el odio del otro…

Esta crisis de civilización, lo estamos viendo, tiene por origen a lo que hemos llamado la Repartición individualista de la totalidad de la riqueza generada por todo un pueblo. Y no hay otra salida que implementar, conscientemente, un nuevo tipo de repartición como el que la Humanidad ya ha practicado en sus orígenes. Y se trata de la Repartición más o menos igualitaria de la totalidad de la riqueza creada entre todos los habitantes del país. Es decir, lo que genera un pueblo vuelva hacia él, en partes más o menos iguales.

Cada uno de estos dos tipos de repartición genera sus propias instituciones para perdurar en el tiempo. En el caso de la Repartición Individualista, como lo estamos viviendo actualmente, y desde hace diez mil años, se tratan de la Democracia Censitaria en su modalidad de Democracia Representativa; de la propiedad privada y de la organización centralizada del Estado en sus diferentes niveles de gestión, así como de la violencia organizada institucionalmente y de sus medios de comunicación masivo, incluido un sistema de educación pública ad hoc al pensamiento de los poderes dominantes.

La nueva civilización, que inexorablemente se apoyará en la Repartición más o menos igualitaria de la totalidad de las riquezas creadas por el pueblo, está ya generando nuevas instituciones para su puesta en vigencia y su perduración en el tiempo, como la propiedad común o comunitaria, la organización del Estado en forma horizontal, las empresas-país para la gestión social del bien común, la emisión monetaria en su forma de financiamiento ilimitado para incentivar y apoyar el emprendimiento individual en plena armonía con su sociedad. De igual modo, este financiamiento ilimitado facilita la creación y desarrollo de las empresas-país destinadas a gestionar los rubros más importantes del país. Sin olvidar que se requerirá de una policía de proximidad.

El funcionamiento, eficiente y eficaz, de estas nuevas instituciones se realizará con una implicación directa, mental y material, de cada uno de los habitantes del país, puesto de lo que se trata es de realizar la mejor gestión de sus propios bienes económicos comunitarios en provecho tanto del individuo como de la sociedad. Este será la gran diferencia, en el manejo del bien común con el que actualmente se realiza.

Es decir, la gestión social del bien común será el gran sello de la nueva Civilización en curso de formación. Con ello habremos alcanzado el reencuentro entre el individuo y su sociedad; entre un resultado de la actividad socio-económica en provecho tanto del individuo como de su sociedad. En corto, estamos frente al nacimiento de una nueva Civilización que facilitará el florecimiento de la individualidad en una igualdad de oportunidades para todos y en plena armonía con los intereses de la sociedad.

Una vez más, la nueva Civilización en proceso de formación tendrá por sello, la gestión social del bien común, en total contradicción con la gestión individualista de los bienes de la sociedad, tal como se conduce actualmente. Y ello conlleva la tarea de cada uno de los miembros de la sociedad, en las décadas a venir, consistente en el aprendizaje de la gestión social del bien común.

Durante diez mil años los poderes fácticos y sus lacayos nos han apartado del manejo de nuestros bienes comunes y nos han puesto en un enfrentamiento permanente con nuestro medio ambiente. Es hora de volver a ser seres humanos a cuerpo entero, en plena armonía con la Naturaleza, y dejar de ser las bestias de carga de aquellos que, con nuestro esfuerzo se enriquecen y, además, nos someten manu militari.

Saint-Nazaire 29 de enero del 2024

 

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