sábado,
20 de enero de 2024
Las
ilusiones es una componente fundamental en la vida de las personas y decisiva
en los niños y niñas. Sin ilusiones no se puede vivir. Cuanto peor te va la
vida, más ilusiones tienes. Las ilusiones pueden tener el mismo efecto
analgésico que la religión. Tranquiliza y da sosiego a la vida espiritual. Hay
distintas clases de ilusiones.
Hay un dicho
que reza así: de ilusiones también se vive. Y es cierto. Esta clase de
ilusiones son del género siguiente: soñar que te ganas la lotería y te vuelves
millonario. Cambiaría tu vida material y la de tus familiares, amigos y
conocidos. También son de ese género ilusionarse con que una persona cambie en
una dirección que jamás lo hará. Esta clase de ilusiones, que no es malo
tenerlas, no debe representar más del veinte por ciento de la actividad
consciente. Si esta clase de ilusiones domina y hegemoniza la vida de la
persona, entonces nos encontraremos con personas que construyen castillos en el
aíre y que les cuesta muchísimo vivir en el sentido de la realidad. Cuando esta
clase de ilusiones hegemoniza la vida consciente del individuo, entonces dicho
individuo terminará frustrado y, por consiguiente, negado. Y a quienes les
rodea les procurará infelicidad. Todo en su medida justa es beneficioso, más
allá de esa medida se vuelve nocivo.
Después
están las ilusiones sociales. Tengo la ilusión de que la guerra en Gaza acabe y
se reconozca al Estado palestino, que la guerra en Ucrania termine de una vez
para siempre, que la economía africana prospere y los inmigrantes cesen de
llegar a las costas europeas para que no se jueguen la vida. Tengo la ilusión
de que el hambre disminuya y no haya niño que muera por dicha causa. Este tipo
de ilusiones son buenas. Le proporciona a la conciencia del ser humano una
dimensión más social y provoca una disminución del egoísmo individual. El
altruismo cobra una importancia más colectiva en la vida de los seres humanos.
Nos volvemos más activistas, con más necesidad de que el mundo cambie, y
seremos personas más universales.
Por último,
están las ilusiones que nos formamos antes de acometer ciertas acciones.
Tenemos, por ejemplo, pensado emprender un viaje a una ciudad lejana. Vemos por
internet la ciudad que vamos a visitar, sus edificios históricos, sus calles
comerciales más importantes, sus monumentos y sus museos. Planificamos el viaje
y lo compartimos con las personas con las que vamos a viajar. Estas ilusiones,
como se van a realizar, son imprescindibles en nuestra vida consciente porque
nos motivarán y disfrutaremos más de nuestra aventura. Y cuando regresamos del
viaje, cuando se lo contamos a nuestros allegados y les enseñemos las fotos de
la ciudad que visitamos, también nos cargamos de ilusiones.
Así que las
ilusiones en la vida consciente del ser humano son decisivas para una vida
equilibrada y armoniosa. A las que no tienen posibilidad de realización o su
realización depende del azar, no debemos dejarlas que hegemonicen nuestra vida
consciente. A las que nos acompañan y nos alientan para luchar por un mundo más
justo y feliz para todos, siempre hay que dejarles un gran hueco en nuestras
consciencias. Y las ilusiones que tendrán realización son imprescindibles
cultivarlas para disfrutar de forma más plena de la vida y ser más felices.
Fuente: https://fcoumpierrezblogspotcom.blogspot.com/2024/01/las-ilusiones.html#more
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