ESTOY HARTO DE LA DERECHA Y DE LA EXTREMA DERECHA
I
Publicado por Francisco Umpiérrez Sánchez
viernes,
3 de mayo de 2024
Estoy
harto de ser tan correcto, tan educado y tan comedido. Estoy harto de
argumentar y razonar. Estoy harto de que personas de la derecha, reaccionarios
y de extrema derecha -y tengo varias amistades y conocidos de esa órbita-
difamen, calumnien y expresen su ira y rencor contra Pedro Sánchez y
contra Sumar. Estoy harto de que se burlen de las
personalidades de izquierda y de que no tengan sensibilidad. Le comentaba ayer
mismo a una pensionista -de pensión mínima- el caso del cayuco que partiendo de
Mauritania con inmigrantes hacia Canarias terminó en Brasil. Le hablé de que
sus veinticinco ocupantes habían muerto de hambre y sed. Me respondió con una
ironía y expresó que estaba cansada de la llegada de inmigrantes a Canarias. Me
encendió el alma su falta de sensibilidad. Le hablé después de que Amancio
Ortega tenía un yate de180 millones de euros y de que su patrimonio personal
era superior al de Mauritania y de Mali juntos, que era la nacionalidad de los
inmigrantes que terminaron en Brasil. Y me respondió: ¿Y qué? El construyó su
imperio de la nada y supo rodearse de las personas adecuadas. Me indignó
comprobar que no le afectaba lo más mínimo las desigualdades abismales. Y lo
remató con una frase reaccionaria: lo que pasa es que en España hay mucha
envidia.
Estoy
harto de que la derecha reaccionaria mienta deliberadamente y diga que Pedro
Sánchez es un dictador y un comunista. Estoy cansado de que Ayuso llame
comunistas a los de Mas Madrid como si fuera una falta y un deshonor. Estoy
harto de la incultura de los líderes de la derecha que todavía no han sabido
distinguir entre los eurocomunistas y los comunistas soviéticos. Estoy cansado
de los retrocesos de la izquierda. Coincido con Rita Maestre en que la
izquierda debe pasar a la ofensiva. No se me apetece conversar con gente de
derecha. El otro día le preguntaba a un conocido, pensando que era una persona
de izquierda, qué le parecía lo de Pedro Sánchez. Y me respondió con rabia: es
una vergüenza. -Pudo haber dicho por consideración: "no estoy de acuerdo
con su posición- Le dije en plan conciliador que mejor dejar la conversación
porque íbamos en barcos distintos. Y él me respondió: afortunadamente. -Pudo
haber dicho: "Así es"-. Yo comportándome de forma educada y él
comportándose de forma injuriosa: ¿Qué sucede? A su juicio ir en un barco de
izquierda es un infortunio. Estoy cansado de que mis amigos y
conocidos de la derecha no sean prudentes y tengan la libertad de expresarse
sin medida, sin tacto, sin consideración.
¿Saben
qué les digo? Que se vayan todos a la mierda. Ya dejaré de ser considerado. Les
responderé con la misma falta de educación que ellos. Ya no me preocuparé en
argumentar. Sencillamente les diré: incultos. Le dije el otro día al peluquero,
un hombre acentuadamente de derecha, que una personalidad como Martin Wolf,
jefe de economía del Financial Times, liberal y de derechas,
en casi todos los aspectos que tienen que ver con la economía, la política y el
cambio climático, estaba a la izquierda del PP. Y él me respondió: “Paco -él es
cubano-, ten cuidado con los comunistas como Pedro Sánchez, que yo sé de lo que
hablo”. Es imposible razonar con personas de esta índole. La calumnia, la
mentira y la falsedad se han vuelto moneda corriente entre las personas de
derecha. La incultura predomina en la derecha, en la derecha reaccionaria y en
la extrema derecha.
Así
que me repito: ¡que se vayan todos a la mierda! ¡Dejaré de ser considerado y
comedido! ¡Y arremeteré con la misma furia con la que mis supuestos amigos y
conocidos de derecha me obsequian cada vez que se tropiezan conmigo!
Fuente: https://fcoumpierrezblogspotcom.blogspot.com/2024/05/estoy-harto-de-la-derecha-y-de-la.html
II
YO TAMBIÉN ESTOY HARTO DE LA
DERECHA; PERO, MI DEBER ES DEMOSTRAR SU IRRACIONALIDAD Y CONTRIBUIR A RECONQUISTAR
LA HEGEMONÍA EN EL FRENTE CULTURAL
Bertolt Brecht en Las Cinco dificultades para decir la verdad, aconseja PROCEDER CON ASTUCIA PARA DIFUNDIR LA VERDAD. Un ejemplo lo pone Brecht. “Jonathan Swift propuso en un panfleto que los niños de los pobres fueran puestos a la venta en las carnicerías para que reinara la abundancia en el país. Después de efectuar cálculos minuciosos, el célebre escritor probó que se podrían realizar economías importantes llevando la lógica hasta el fin. Swift jugaba al monstruo. Defendía con pasión absolutista algo que odiaba. Era una manera de denunciar la ignominia. Cualquiera podía encontrar una solución más sensata que la suya, o al menos más humana; sobre todo, aquellos que no habían comprendido a dónde conducía este tipo de razonamiento.”[1]
Ese es el típico caso de hacer que otros lleguen a la conclusión
que uno desea. Otro ejemplo. La filípica del cacique Guaicaipuro Cuautémoc. Si
es un personaje real o un alias poco importa –¿!Pluma del Subcom-Marcos¡? –, lo
trascendente es que masacra con guante de seda. En la homilía, como quien no
dice nada, los dardos van directo al blanco.
Los de abajo caen en cuenta que la razón les asiste y los de arriba en
cueros, sin argumentos, se les traba o se muerden la lengua. Una cosa es liberar
la verdad con astucia, con mucha astucia. Resultado: cirugía indolora. Y otra, soltar el
arcabuzazo “a mata caballo”, atropelladamente, sin permitir que se cocinen en
el buche las palabras. Resultado: haraquiri y apanado.
Enero, 2006
EBM
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