09.JUL.24 |
La victoria pírrica de Mélenchon en Francia
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Marcelo Ramírez, 8 julio, 2024 KontraInfo
Finalmente, llegaron las
elecciones en la segunda economía de la UE y sucedió lo esperado, algo que
confirma la caída del modelo globalista y genera la desesperación de las élites
de ese sector. Pese a la victoria en primera vuelta, Agrupación Nacional
[en francés: de Le Pen perdió el primer lugar ante la alianza entre el
macronismo y la izquierda, que coaligados se repartieron los dos primeros
lugares. La próxima designación del primer ministro quedará supeditada
a un posible acuerdo entre estos bloques.
Macron, desilusionado y
enfadado con los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo, decidió
hacer una jugada arriesgada, y a la luz de los resultados, un poco torpe,
convocando a elecciones anticipadas. Las elecciones demostraron lo
esperado, el hartazgo de los franceses con Macron y sus políticas, algo que ya
es antiguo y que cosechó el repudio generalizado por los confinamientos
durante la pandemia.
Los problemas irresueltos,
la inmigración, los ingresos bajos para los estándares locales junto al alineamiento
con la OTAN, estallaron seguramente con la posición del presidente galo de
enviar tropas a Ucrania. El riesgo que conlleva esa acción es simplemente que
Francia sea arrastrada a una guerra con la mayor potencia nuclear del mundo, y
lo hace a cambio de, simplemente, nada provechoso para el país.
La propaganda insiste en
considerar la guerra como una lucha épica por la libertad o la democracia, no
convence a los franceses, y pocos están dispuestos a morir por esos argumentos
tan poco creíbles. Por eso, la votación no debe sorprender en sus resultados y
solamente ratifica un rumbo de hastío.
El Frente Nacional,
ahora rebautizado como Unión Nacional, alcanzó en la primera vuelta
el primer lugar y dejó en segundo a la coalición de izquierda globalista. Los
candidatos de Macron quedaron en un tercer puesto, algo que se revirtió en el
segundo turno con la alquimia electoral, pero es algo que no cambia la esencia
del problema teniendo en cuenta que los candidatos de Bardella y Le Pen duplicaron las
bancas que se tenía hasta el momento. Le Pen se mostró calma sabiendo que
esto iba a suceder pero que la ponía en una posición importante para el futuro.
Después de las elecciones legislativas francesas: escribir una nueva
historia
PUBLICADO
El Grand Continent por Noé Debré y sus coguionistas en la serie Parlamento.
8 JULIO, 2024
Esta sí que es la
temporada de más con la votación del domingo, Francia está como atrapada en una
mala serie: ya no te divierte, sabes que es mejor irse a la cama, pero
de todos modos empiezas otro episodio, mecánicamente, como por despecho.
Este culebrón interminable
empieza a cansar. Llevamos cuatro temporadas escuchando la historia del «dique
contra la extrema derecha» en el último episodio. El público se
aburre. Lo peor es que no hay final a la vista: pase lo que pase, sólo
tendremos un pequeño respiro antes de volver a empezar en la próxima disolución
o en las próximas elecciones presidenciales.
La
Quinta República fue una buena
serie.
Produjo algunas historias
muy buenas (el famoso «Os he entendido» de De Gaulle, el lema de Mitterrand «La
Fuerza Tranquila», la frase de Chirac «Coman manzanas»). Fue la serie de
nuestra infancia y siempre la recordaremos con cariño. Pero ahora ha llegado el
momento de escribir el desenlace final, porque ya no nos permite encontrar un
relato común. La trama está tan desgastada que hemos perdido por completo el
hilo: ya no sabemos quiénes son los buenos y, escuchando a todo el
mundo, es como si sólo quedaran los malos.
Francia necesita escribir
una nueva historia. Lo primero que hay que hacer cuando uno se embarca en un
proyecto de serie es escribir lo que llamamos una «biblia»: un documento breve
en el que se definen los temas, la arena y los personajes que van a
desarrollarse en él. Aquí es donde se establece el escenario y se define el
tono de la serie. Es un momento bastante mágico cuando, en el espacio de unos
pocos párrafos, uno constituye un mundo.
Hoy, los países ya no se
fundan sobre una biblia, por supuesto, sino sobre una constitución. De nuevo,
se trata de un breve documento en el que se distribuyen los papeles
—Presidente, Primer Ministro, diputados, senadores, jueces, etc. — y se
determina la relación entre ellos —disolución, moción de censura, veto,
derogación, etc. — Es también en ese texto donde se establece el escenario y el
tono de la historia que se quiere contar.
Como
en la ficción, los estadounidenses son muy buenos en esto.
He aquí las primeras
palabras de su Constitución: «Nosotros, el pueblo de los Estados Unidos». ¡Pum! En
pocas palabras, un grupo heterogéneo de inmigrantes europeos se convierte en el
Pueblo estadounidense. Él es el héroe de una aventura que va a apantallar al
mundo entero y cuyo objetivo es «fomentar la prosperidad general y asegurar los
beneficios de la libertad». ¡Ni más ni menos! Se nota que van
a hacer todo lo posible. Además, para garantizar el espectáculo y las escenas
de acción, todo el mundo podrá llevar un arma. Ha tenido tanto éxito que la
Constitución estadounidense está ahora un poco atrapada por sus fans, que no
quieren cambiar ni una palabra.
En 1789, los franceses
tampoco estaban tan mal: «Los representantes del pueblo francés, constituidos
en Asamblea Nacional, considerando que la ignorancia, el olvido o el desprecio
de los derechos del Hombre son las únicas causas de la desgracia pública y de
la corrupción de los gobiernos, han resuelto exponer, en una declaración
solemne, los derechos naturales, inalienables y sagrados del Hombre». La
apuesta era clara: querían pasar página a la monarquía absoluta y crear un
nuevo personaje: el ciudadano. Por cierto, la «Declaración de los Derechos del
Hombre y del Ciudadano» ha dado lugar a numerosas adaptaciones y varios
remakes. Un gran, gran éxito también en este caso.
A veces, una serie se
construye en torno a un actor. Es difícil imaginar Breaking Bad sin
Bryan Cranston, o los Soprano sin James Gandolfini. La Quinta
República francesa y su sistema presidencial son casi lo mismo. Desde
que De Gaulle se ha ido, somos como los fans de James Bond sin Sean Connery: no
podemos evitar hacer comparaciones, y nunca es en beneficio del recién
llegado.
He aquí entonces nuestra
sugerencia de guión: ahora que se ha establecido el bloqueo institucional y
político, en lugar de escribir otra temporada de una serie agotada que no crea
más que frustración para todos, el Presidente de la República debería dar a una
asamblea constituyente una página en blanco para escribir una nueva historia
común.
Todo estaría sobre la
mesa: las responsabilidades del Presidente y de las Asambleas, el sistema de
votación, la democracia participativa, las libertades públicas y el papel de la
prensa. En resumen, todo sería discutido y debatido —incluso cosas que aún no
hemos imaginado, porque eso es lo mágico de empezar a escribir una
nueva historia: nunca sabes adónde te va a llevar—.
Todo estaría sobre la
mesa, excepto la «forma republicana del Gobierno», que la Constitución actual
no permite alterar. Así que no será Juego de Tronos (el
totalitarismo), The Crown (la monarquía) o The Walking
Dead (la anarquía).
Ah, y como los guionistas
sabemos que los títulos son importantes, proponemos llamarla directamente
«Séptima República». Así evitaremos que Jean-Luc Mélenchon acapare los
créditos. Será la historia de los franceses, por ellos y para ellos.
Datos frente a mentiras:
la Agrupación Nacional de Marine Le Pen sigue siendo el primer partido
de Francia
Ignacio
Eguiluz | Adáraga , 08/07/2024
Ayer se celebró la segunda
vuelta de las elecciones legislativas francesas y, como es habitual, los mass
media están intentando teledirigir la opinión pública hacia sus
intereses ideológicos y económicos.
Hechos
frente a manipulaciones
Los hechos son
que la coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular formada por 25 partidos y
apoyada por otros 21, fue la más votada y obtuvo 179 diputados
El segundo puesto fue para
la coalición de centro-derecha Ensemble pour la République sostenida
por seis partidos que tendrá 156 asientos en la nueva Asamblea Nacional. El
tercer lugar lo logró la Agrupación Nacional (que se presentó en solitario, sin
formar ninguna coalición) de Marine Le Pen con 143 diputados (tenía 89) y el
cuarto fue para Los Republicanos (también concurrieron de forma independiente)
con otros 67 escaños. El resto de asientos en la cámara baja francesa se
repartieron entre la derecha diversa con 12 legisladores y otras formaciones
minoritarias con 17 asientos.
Por partidos y a falta de
concretar los últimos escaños de los territorios de ultramar, la Agrupación
Nacional sigue siendo el primer partido de Francia en votos, porcentaje y
diputados y obtiene sus mejores resultados históricos en unos comicios
legislativos. El segundo partido fue el de Macron, Reinassance,
con 81 asientos, es decir, a 62 diputados de los de Marine Le Pen y Jordan
Bardella. La suma de 126 diputados obtenidos por el tercer y cuarto
partido, La France Insoumise (65) y el Partido Socialista
(61), ambos integrantes de la coalición de extrema izquierda, se quedá a 17
escaños de los nacionalistas.
La
comparación española
Cuando los mass
media aseguran que la Agrupación Nacional ha sido derrotada, mienten.
Cuando estos afirman que los nacionalistas han dejado de ser el primer partido
de Francia, mienten. Lo sucedido ayer
es lo mismo que le pasó al Partido Popular de Alberto Núñez Fejóo en las
últimas elecciones generales españolas: fue la formación más
votada pero no pudo conseguir una mayoría en el Congreso de los Diputados que
Pedro Sánchez sí logró.
Pero, a diferencia del
caso español, el escenario que han dibujado estas elecciones en Francia deja
prácticamente tocado y hundido a Emmanuel Macron. La mayoría que ostentaba en
la Asamblea Nacional junto a Los Republicanos se ha evaporado. No parece que el
Nuevo Frente Popular salga a su rescate, pues Jean-Luc Mélenchon se ha
apresurado a pedir su dimisión. De momento, ya ha obtenido la cabeza del primer
ministro, Gabriel Attal, que ha anunciado que abandona el cargo tras los
pésimos resultados obtenidos ayer por la coalición presidencial.
¿Qué
pasará ahora en Francia?
Cada día que
pasa, es un día menos para la salida de Macron del Palacio del Elíseo. Sin mayoría en la Asamblea Nacional, gobernar va a ser un vía crucis
para su gobierno. Imaginamos que intentará formar mayorías parlamentarias (hoy
con la extrema derecha, mañana con los nacionalistas, en función de la materia
a aprobar) pero se antoja muy complicado que tenga éxito. Tanto el Nuevo Frente
Popular como la Agrupación Nacional consideran que el tiempo de Macron se ha
acabado y forzarán un adelanto de las elecciones presidenciales previstas para
2027.
Balance de las elecciones en Francia
Elecciones francesas: el avance de Le Pen, la resurrección de Hollande,
la vergüenza de Mélenchon y la supervivencia de Macron
Por
Rafael Machado. Jornal Puro
Sangue 8 julio, 2024
Si dependemos de los
medios de comunicación occidentales para informarnos, creeremos que en Francia
el "nazi-fascismo" ha sido derrotado y "la izquierda" ha
triunfado, demostrando todo su poder y apoyo popular, etc.
El
mundo real, sin embargo, no parece encajar bien con las narrativas
triunfalistas de los aparatos propagandísticos de la hegemonía.
El Reagrupamiento Nacional
(RN) de Marine Le Pen y Jordan Bardella se ha consolidado como el partido
político más grande y popular de Francia, con 126 escaños en la Asamblea
Nacional, un grupo parlamentario de 143 diputados y más de 10 millones de votos
(correspondientes al 37%) en la segunda vuelta.
Cualquiera que hable de
"derrotar a la 'extrema derecha'" está produciendo propaganda, no
análisis; y son precisamente los que inventaron un "riesgo" de que RN
se hiciera con más de la mitad de los escaños de la Asamblea (al igual que la
propaganda occidental inventó un "Kiev caerá en 3 días", y luego dijo
que Rusia "ni siquiera logró tomar Kiev en 3 días").
En la práctica, el
resultado del NB fue muy cómodo y satisfactorio. Están en el mejor de los
mundos. Un resultado abrumador tal vez pondría a RN en la incómoda posición de
ocupar posiciones en un gobierno de cohabitación, friendo su popularidad en los
entresijos de la burocracia francesa de "artilugios", mientras Macron
seguiría tomando sus decisiones libremente en temas de seguridad nacional y
política exterior.
El RN ahora podrá seguir
hostigando al gobierno (mejor aún si es un gobierno de
centro-derecha-izquierda, mientras controla 1/4 de la Asamblea. 1/4 de la
Asamblea no es suficiente para que el RN, por sí solo, bloquee cualquier
proyecto o derrocar al gobierno, pero es suficiente para obligar a los otros
partidos a tener en cuenta a los nacionalistas, obligándolos a adaptar y
enmendar proyectos de ley para que puedan ser aprobados.
El
caso del "frente popular" de la izquierda es una triste y patética
historia de fraude electoral. La
única figura razonablemente carismática en este "frente popular" es
Jean-Luc Mélenchon, de France Insoumise. Verán, no era el líder de la
coalición, pero a menudo actuaba como portavoz porque, como he dicho, era el
único político carismático del grupo.
Pues bien, a pesar de todo
el alboroto mediático, el partido de Mélenchon mejoró su posición en la
Asamblea por solo 6 escaños. ¿Es un crecimiento? Claro. Pero es un poco
peculiar tratarlo como si fuera una victoria de la Copa del Mundo. Da
la impresión de tener algo más detrás.
Es fácil de entender
cuando se mira más de cerca quién creció realmente en esa bolsa de gatos que
fue el llamado "frente popular" (sin gente). Al mismo tiempo: sin el
pueblo porque, de hecho, los casi 20 partidos que componían el llamado
"frente" solo lograron obtener 7 millones de votos en la 2ª
vuelta de las elecciones.
Los partidos que más
crecieron en esta "alianza antifascista" fueron el Partido Socialista
(PS) del ex presidente François Hollande, que casi triplicó su tamaño, y el
econneurótico EEV, ecologistas verdes, que duplicó su tamaño. El PS pasó de 28
a 64, el EEV pasó de 15 a 33. En conjunto, estos partidos representan el 50%
del llamado "frente popular"...
El PS
de Hollande es ahora el partido más belicista, "OTAN" y atlantista de
Francia, superando al LR de Sarkozy desde que Macron llegó al poder.
Ya en el gobierno de
Hollande (2012-2017), el PS apoyó la intervención militar francesa en Mali,
bajo la justificación de "combatir a los extremistas", extremistas
armados creados por la intervención francesa en Libia, generando una situación
de retroalimentación que hizo permanente la ocupación. El mismo gobierno
también hizo campaña para la organización de una expedición militar
internacional contra Bashar al-Assad, y Hollande admitió públicamente haber armado
a los grupos terroristas kurdos y salafistas que han sembrado
el caos y la destrucción en todo Oriente Medio. Hollande fue también uno de los
arquitectos europeos del Maidan y uno de los promotores de los Acuerdos
de Minsk como artimaña para dar tiempo a militarizar Ucrania y
preparar una guerra, utilizando a Ucrania como representante, contra Rusia. En
el frente interno, también aprobó una reforma laboral draconiana y ganó el país
aún más para la inmigración, también haciendo hincapié en promover una avalancha
legislativa woke en asuntos sexuales y de género.
Hoy en día, el PS es el
partido más vociferante en su apoyo a Ucrania y a los ataques a Rusia. Su
defensa del reconocimiento de un Estado palestino no es más que una nimiedad
cuyo propósito es "lavar" el sionismo para darle supervivencia.
La EEV no se queda atrás,
acusando a Rusia y China de ser países agresivos y difundiendo "noticias
falsas", abogando por envíos ilimitados de armas a Ucrania e incluso
sanciones contra la empresa estratégica francesa TotalEnergies por haber
violado las sanciones antirrusas. Para empeorar las cosas, el EEV ni siquiera
pretende ser crítico con Israel.
No es casualidad, por
tanto, que el programa del frente popular hable de armar a Ucrania hasta los
dientes e incluso de condonar todas las deudas ucranianas, con el fin de dar
supervivencia al Estado paria en cuestión, así como de abogar por un
"cambio de régimen" en Gaza, de modo que cuando el "frente
popular" habla de reconocer un Estado palestino, es una Palestina sin Hamás
y sin las otras fuerzas de resistencia. Además, además de posiciones económicas
poco diferentes a las del "ala izquierda" del Reagrupamiento
Nacional, la "alianza arcoíris" promete distribuir la ciudadanía a
los inmigrantes recién llegados, e incluso inventar la categoría de
"refugiado climático", para aumentar aún más la inmigración, además
de la plena adhesión a la agenda de "carbono cero".
Para los brasileños, lo
que importa es el hecho de que el frente popular pretenda bloquear las
importaciones de productos agrícolas generados a partir de la deforestación, lo
que equivale a una promesa de presionar sobre la agenda amazónica en nuestro
país, como lo ha hecho Macron.
Comprometer su carisma y
reputación a este programa, resucitar la arruinada carrera de François
Hollande, elegir al extremista sionista Raphael Glucksmann (ex
ayudante de Mijaíl Saakashvili, agitador en la Plaza Maidan con Victoria
Nuland, fanático rusófobo, recientemente expuesto como agente de la CIA en
Francia) y otros elementos nefastos, mientras se hace pasar por un
"militante antifascista" no es ingenuo, Es un sinvergüenza obvio.
Mélenchon desempeña el
papel de bombero del sistema, de la oposición controlada y esto no
es de extrañar. Cada vez que el nacionalismo da un giro ascendente,
Mélenchon es llamado a justificar la petición de votos para Macron apelando a
los mitos del antifascismo histórico.
Y así fue que, una vez
más, fue conscientemente instrumentalizado para evitar que la victoria de RN se
convirtiera en una masacre.
El "frente
popular" retiró todas sus candidaturas en circunscripciones en las que
había, en la 2ª vuelta, un candidato de RN compitiendo con uno de Macron. Los
macronistas hicieron lo mismo en circunstancias análogas. Es la vieja
estrategia del "cordón sanitario", que depende de la construcción de
una "histeria antifascista" para convencer a los comunistas de que
voten por candidatos que son prácticamente ancaps -anarcocapitalismo ,
libertarios-"contra el fascismo".
Así, la coalición arco
iris unió sus votos a la coalición macronista en todas las circunscripciones. Y
es esto, y sólo esto, lo que explica por qué RN no obtuvo más de la mitad de
los escaños en la Asamblea.
El problema es que era
fácil hacer el cordón sanitario cuando un voto a Le Pen era un voto de protesta.
Hoy, el voto a Le Pen y a su partido es un voto popular, bien arraigado y
dotado de organicidad y capilaridad. ¿Cómo es, a los ojos del propio
electorado "izquierdista", tener que apoyar a Macron elección tras
elección?
¿Es por eso que el 6% de
los miembros del Partido Comunista Francés (miembro del "frente
popular" y uno de los grandes perdedores de estas elecciones) prefirió
votar por el RN en estas elecciones?
En cuanto a Macron, que ha
visto cómo se derrumbaba el núcleo de su poder, con una pérdida de 86 escaños
en su grupo parlamentario, cualquiera que piense que ha sido destruido se
equivoca. La prueba de ello es que no solo no parece que vaya a dimitir (se
dijo que lo haría en función del resultado), sino que además se negó a
destituir al primer ministro Gabriel Attal.
Eso significa que Macron
se siente lo suficientemente fuerte como para al menos posponer un
cambio de gobierno y, al hacerlo, tal vez incluso preparar una nueva alianza de
gobierno. Por supuesto, como cualquier nueva configuración de gobierno tendrá
que ser más heterogénea, esto significa un debilitamiento de Macron, pero no de
su línea de gobierno.
Una alianza con LR ya
protegería al nuevo gobierno de una "moción de censura". Mejor aún si
Macron consigue atraer también al PS y al EEV. Entonces Macron tendría la
mayoría necesaria para un nuevo gobierno estable, aunque heterogéneo. Pero teniendo
en cuenta que tanto el PS como el LR (sin el ala gaullista de Eric Ciotti) son
neoconservadores y atlantistas, esta heterogeneidad no es tan
inestable.
Fuente: https://infoposta.com.ar/notas/13559/resumen-de-opiniones-de-las-elecciones-en-francia/