Jueves 12 de septiembre de 2024 por CEPRID
Alberto
Cruz
CEPRID
China
es mucha China. Convertida en la gran amenaza para el Occidente colectivo – y
ahí está la última reunión de la OTAN en julio para certificarlo (1) -,
está acelerando el camino para mostrar al otro mundo, al no occidental, que las
cosas se pueden hacer de otra manera, sin agresiones ni injerencias, y que la
prioridad es su propio pueblo. Suele ser recurrente la pregunta de si China es
socialista o capitalista, y para intentar responderla lo que hay que hacer es
lo que no siempre se hace: conocer qué dicen los chinos.
Quienes,
como yo, hace tiempo llegaron a la conclusión de la putrefacción de Occidente y
decidimos que había que prestar atención a otras latitudes, que son sobre las
que está girando el eje del siglo XXI, de forma especial Eurasia, hemos estado
viendo que desde la gran crisis capitalista de 2008 no había habido un evento
del PCCh tan secreto como el Tercer Pleno del Comité Central del Partido
Comunista de China, celebrado el pasado mes de julio. Eso significa que lo que
se ha cocido en este pleno va a afectar al mundo y no solo a China. Pero, sobre
todo, a China.
En
lo que respecta a China, cuando se pone el énfasis en "la defensa de la
soberanía y el desarrollo autosuficiente" (sic) se está diciendo que China
se prepara, con fuerza y decisión, para separarse y desvincularse de los
mercados occidentales. No por ella, por supuesto, sino porque es la decisión de
Occidente, y más si Trump vuelve a ser presidente. Y eso hace que haya que
prestar mucha, pero que mucha atención a lo que ocurra en la cumbre de los
BRICS de este mes de octubre.
Es
habitual en el lenguaje del PCCh las referencias ideológicas, y ahora no solo no
han faltado sino que se han reforzado. Así, lo primero que aparece es la
referencia la necesidad de "coordinar y promover" en el mundo los
"Cinco Principios en Uno" (respeto a la soberanía e integridad
territorial de cada país, no agresión, no injerencia en los asuntos internos de
otros Estados, igualdad en las relaciones, beneficio mutuo), ya propuestos en
1954 y que se basan en la propuesta de Lenin de "coexistencia
pacífica" con los países capitalistas como una estrategia gradual para
romper el bloqueo imperialista y llevar a cabo una exploración útil sobre cómo
abordar las relaciones entre países con sistemas diferentes.
Ello
va en paralelo con la profundización de los "Cinco en Uno" (la
construcción económica es la base, la construcción política es la garantía, la
construcción cultural es el alma, la construcción social es la condición y la
construcción de la civilización ecológica es la base), que es en lo que se basa
"el socialismo con características chinas", y, sobre todo, de los
"Cuatro Integrales" (construcción integral de un país socialista
moderno, profundización integral de la reforma como poderosa fuerza impulsora,
estado de derecho integral, gobernanza integral y estricta del partido). Ambos
principios están vinculados orgánicamente.
Por
lo tanto, este tercer pleno ha decidido "coordinar situaciones nacionales
e internacionales, coordinar el desarrollo y la seguridad, esforzarse por
promover el desarrollo de alta calidad y promover y planificar aún más las
reformas de manera integral, avanzar sólidamente en la construcción de la
democracia socialista y el estado de derecho, fortalecer continuamente la
propaganda ideológica y cultural, garantizar de manera efectiva los medios de
vida de las personas y la protección del medio ambiente ecológico, salvaguardar
resueltamente la seguridad nacional y la estabilidad social, promover
vigorosamente la defensa nacional y la construcción militar".
Para
ello, y reforzando el "sistema económico de mercado socialista de alto
nivel", se hace hincapié en "la consolidación y desarrollo
inquebrantable de la economía pública", alentando y apoyando también la no
pública como complemento. De forma especial, se indica que este proceso se
tiene que centrar en "la educación, la ciencia y la tecnología" (claramente
está indicando la respuesta a la guerra lanzada por Occidente, EEUU en
particular, contra China en este aspecto). Pero dejando muy claro que solo se
puede fortalecer el sistema teniendo en cuenta que "el pueblo es el dueño
del país", por lo que solo se puede defender y mejorar el sistema
"encarnando de manera concreta y realista la propiedad del pueblo sobre el
país en la vida política y la sociedad". Solo así se puede "llevar
adelante el espíritu del estado de derecho socialista, salvaguardar la equidad
y la justicia social, y promover integralmente el estado de derecho en todos
los aspectos del cambio laboral del país".
Uno
de los objetivos para el "desarrollo autosuficiente" es fortalecer la
agricultura, por lo que se dedica bastante espacio a abordar el desarrollo de
las áreas rurales y reducir la brecha entre estas y las ciudades. Una forma de
hacerlo es "mejorar el sistema de servicios públicos básicos, fortalecer
la construcción universal, básica e integral de los medios de vida de la gente,
resolver los problemas de interés más directos y prácticos que más preocupan a
la gente y cumplir constantemente con las necesidades de las personas de una
vida mejor", para lo que "es necesario mejorar el sistema de
distribución del ingreso, mejorar las políticas prioritarias de empleo, mejorar
el sistema de seguridad social, profundizar la reforma del sistema médico y de
salud y mejorar el sistema de servicios y apoyo al desarrollo de la
población". Esta será la base sobre la que trabaja la ya anunciada
planificación del XV Plan Quinquenal (2026-2030).
Esta
no es una simple descripción de la transformación de China por sus propias
fuerzas sin necesidad, como en Occidente, de saquear y explotar el resto del
planeta. Es también una propuesta a estos pueblos del Sur mantenidos en
subdesarrollo de la posibilidad de salvar la fase del capitalismo y su terrible
sufrimiento. China, que ha experimentado las mismas humillaciones, ha podido
asimilar lo que constituye la fuerza y la innovación del capital manteniendo en
una jaula las fuerzas destructivas de la planificación, el socialismo y su
Estado, su partido. El trabajo está lejos de estar terminado, pero esta agenda
de trabajo del comité central del Partido Comunista Chino, precedida y seguida
en todo el país por reuniones y debates a todos los niveles sobre el análisis y
la implementación, dice lo que es la gobernanza china.
En
un contexto de agresión y bloqueo occidental contra todo lo que no es
occidental, contra el "orden internacional basado en normas", y del
que China es uno de sus máximos exponentes, junto con Rusia, China ha puesto
encima de la mesa claramente las prioridades y se ha trazado un plan para
abordarlas, tanto a medio (el que será el XV Plan Quinquenal) como a largo
plazo.
Está
previsto que antes de fin de año se celebre el cuarto pleno, que dará mucha más
información de lo que piensa y hace China previendo el futuro. Es más que
probable que este cuarto pleno esté más enfocado en cuestiones internacionales
y se habrá realizado después de la cumbre de los BRICS. Pero mientras el tiempo
avanza hacia esa cita crucial, China está dando pasos acelerados en lo que
ellos definen como “socialismo con características chinas”.
Otra
Nueva Política Económica
Hace
cuatro años, al hablar del XIV Plan Quinquenal (y ya está en marcha la
redacción del XV Plan Quinquenal) no se podía decir con claridad si China era
socialista o capitalista porque se estaba ante la fusión de la economía
monetaria, del keynesianisno en sentido estricto, y de la planificación
inicialmente soviética aunque remozada. Tal vez algo parecido a la Nueva
Política Económica de Lenin. Tal vez. La diferencia, o el debate, está en que
Lenin concebía le NPE como un sistema transitorio, un "obligado paso
atrás", y China lo considera un gran paso hacia adelante y nada
transitorio. La semejanza es que, en los dos casos, la economía permanece bajo
la dirección y planificación del Estado aunque secundada por el capital
privado. ¿Es esto el "socialismo de mercado" o "el socialismo
con características chinas"? A tenor de lo acordado en ese tercer pleno y
de los pasos que se están dando desde entonces, ya se puede decir que estamos
más cerca de lo primero, del socialismo, que de lo segundo.
Inmersos
en este prolegómeno del XV Plan Quinquenal (que se aprobará el año que viene),
se está comenzando a discutir si la lucha de clases existe en China o no, y se
dice que "después de la eliminación de la clase explotadora como clase, y
en la etapa actual, la principal contradicción de nuestra sociedad es la
contradicción entre las crecientes necesidades de personas para una vida mejor
y desarrollo desequilibrado. Debido a factores internos y a la influencia de la
situación internacional, la lucha de clases en cierta medida seguirá existiendo
durante mucho tiempo y puede intensificarse en determinadas condiciones, pero
ésta ya no es la principal contradicción". Aquí hay munición para unos y
otros, pero es la definición más clara que yo he visto de lo que es el
"socialismo con características chinas".
Porque
en una pista más sobre lo que se está gestando tras el tercer pleno no es
extraño ver cómo se han adoptado recientemente, o sea, en estos dos meses
transcurridos, tres medidas que aceleran claramente el camino que se ha
marcado.
La
primera, que se ha pedido desde el Estado a las grandes empresas, estatales y
privadas, que "devuelvan los salarios excedentes de los últimos cinco
años" en el marco de la iniciativa gubernamental para promover la igualdad
económica. Todo aquel alto ejecutivo que supere el límite de 3 millones de yuanes
anuales (unos 380.000 euros) lo tiene que devolver. En el Estado español los
altos ejecutivos casi duplican esa cifra, por dar un dato. Al mismo tiempo, se
establece en esta cantidad el tope salarial por arriba. Una medida necesaria
cuando se ralentiza un tanto el crecimiento económico que, a pesar de todo,
sigue siendo muy superior al occidental (estipulado en el 5% para este año,
mientras que en el Occidente colectivo se estima en el 2% en el mejor de los
casos). Esta iniciativa es la primera a gran escala que se lleva a cabo en el
marco de la "prosperidad común", que se está convirtiendo en el eje
central de la política interna china. No va a ser la última.
La
segunda, que se habla de forma abierta de poner fin a todo tipo de clon de la
"educación occidental". La rebelión contra este tipo de educación
comenzó en 2016 en varias universidades y con el activismo de los Jóvenes
Marxistas. Dos años después, y como consecuencia de ello, se dieron los
primeros pasos y ahora el acelerón final. Aquí tiene un papel importante Xi
Jinping, abiertamente comprometido con ello y que cree que hay "fuerzas
hostiles que están comprometidas en actividades subversivas contra el partido y
el sistema socialista, especialmente dirigidas a la conciencia de los
jóvenes". Eso significa que se intenta que "la generación más joven,
la que no experimentó el dolor de las personas que lucharon entre la vida y la
muerte por el país y por este sistema, olvide todo ello". Como ha ocurrido
en Occidente. Por lo tanto, "se va a acelerar la eliminación de los planes
de estudio que no inculquen los ideales socialistas en la generación más
joven". Es decir, desaparecerán las influencias occidentales en la
educación.
Esto
es más fácil decirlo que hacerlo, puesto que -y enlaza con la primera cuestión-
la diferenciación de clases en China ha creado una ansiedad educativa porque en
un sistema meritocrático eso es muy importante. De ahí que no hace mucho China
tuviese que poner coto a las clases particulares. Hay un desequilibrio evidente
-y dónde no- entre la ciudad y el campo y los recursos son diferentes en una u
otro. De ahí este paso. Es un intento de equilibrar los recursos educativos y
centrarlos en el país, sin tener en cuenta a Occidente, y hacer que la calidad
de la educación sea la misma. Aquí es evidente la vuelta al modelo soviético.
La
tercera, que también tiene que ver con lo aprobado en el tercer pleno: China ha
decidido duplicar el gasto en inteligencia artificial a pesar de las
"medidas restrictivas" (neolengua occidental para hablar de las
sanciones, ilegales, según el derecho internacional) impuestas por Occidente,
EEUU en especial. China invierte un total de dos veces lo que Occidente, cuando
-como se está demostrando en el país 404, antes conocido como Ucrania- la IA
está cambiando las reglas del juego en el campo de batalla, no solo en la
industria. Ahora decide invertir ni más ni menos que el doble, o sea, cuatro
veces lo que hace Occidente.
El
modelo chino está siendo seguido muy de cerca por muchos países del llamado Sur
Global porque el éxito obtenido con la eliminación de la pobreza, reconocido
incluso por el propio Banco Mundial, está ahí y es muy difícil de ocultar.
Incluso el BM dice que “para cerrar la brecha” con Occidente, los países tienen
que establecer nuevas condiciones (inversión, nuevas tecnologías e innovación)
en sus sistemas y que el único país que está capacitado para ello es China. El
BM no es la panacea, ni mucho menos, ni sus análisis hay que seguirlos al pie
de la letra porque repite el mantra neoliberal occidental. Pero es un indicador
claro de por dónde van las cosas.
Cada
vez son más quienes consideran que la “economía de transición” que se está
desarrollando en China está impulsada en parte por la acumulación capitalista
con fines de lucro y en parte por la acumulación socialista que apunta a lograr
objetivos sociales sin el mercado a través de inversiones planificadas. Estos
últimos pasos dados por China indican que está ganando esta opción.
Nota
(1)
En China es recurrente oír el calificativo de “tigre de papel medio muerto” al
referirse a la OTAN, y lo hacen teniendo en cuenta la paliza que está
recibiendo en Ucrania. Pero la OTAN sigue actuando como si todavía fuese algo y
en su reunión de julio, además de acusar a China de “facilitador decisivo de la
guerra de Rusia contra Ucrania”, se amenazó al país con sanciones porque “las
ambiciones declaradas y las políticas coercitivas de la República Popular China
(RPC) siguen desafiando nuestros intereses, nuestra seguridad y nuestros
valores”. Por todo ello, "la República Popular China sigue planteando
desafíos sistémicos a la seguridad euroatlántica”.
Alberto
Cruz es periodista, politólogo y escritor. Su nuevo libro es “Las brujas de la
noche. El 46 Regimiento “Taman” de aviadoras soviéticas en la II Guerra
Mundial”, editado por La Caída con la colaboración del CEPRID y que ya va por
la tercera edición. Los pedidos se pueden hacer a libros.lacaida@gmail.com o
bien a ceprid@nodo50.org
También
se puede encontrar en librerías.
Fuente: https://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article2935
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