(11 de junio de 2025)
Buen día Vicente.
Muy interesante el artículo El escritor y el mundo de Yuri Gómez, sobre el historiador Alberto Flores Galindo.
Una consulta, tienes información en que fecha fue escrito el artículo de Gómez
Hace poco leí que el materialismo histórico es más histórico que materialismo. Sin caer en las desviaciones idealistas, esa opinión me parece muy aceptable.
Así como la naturaleza y la sociedad se encuentran en constante movimiento, cambio, transformación y desarrollo, el pensamiento de las personas también se encuentra en cambio constante.
Por eso considero muy importante
conocer en que fecha se escribieron los artículos.
II
En los inicios de mis lecturas socialistas, a fines de la década de 1960, encontré esa ventaja en los cuatro tomos de las Obras Escogidas de Mao Zedong(1926-1949), todos sus artículos estaban precedidos por la fecha de redacción.
Ese dato es muy importante, porque la táctica de los comunistas chinos fue evolucionando a medida que evolucionaba la correlación de fuerzas entre las clases en lucha.
Por ejemplo la táctica empleada entre 1936 y 1945, fue diferente a la empleada antes de 1936 y después de 1945 , pero en nuestro país, hubo tendencias copistas que pretendieron copiar la acertada táctica del frente antijapones y considerarla válida para toda la revolución en China, e incluso válida para la revolución en Perú. Algo completamente absurdo
Por el contrario, en el estudio de la Colección Obras Completas de Mariátegui, me encontré que no figura la fecha de sus artículos, lo cual es una desventaja.
Mariátegui vivió y escribió en un periodo de la historia muy cambiante, y a la vez el pensamiento de Mariátegui estuvo en constante evolución.
Leyendo el libro 7 ensayos se encuentra su primera declaración como marxista convicto y confeso ¿cuándo realizó esa declaración y deslinde tan importante? La mayoría de estudiosos no lo sabe.
Esa declaración es muy importante, porque en ese tiempo en el movimiento socialista europeo se debatía sobre marxismo ortodoxo y marxismo heterodoxo.
Por su parte, Mariátegui, con total convicción y firmeza deslindó con las dos desviaciones
Sin embargo, en el presente, a
100 años, de su definida y precisa declaración, hay quienes afirman que Mariátegui
fue marxista ortodoxo, y otros afirman que Mariátegui fue, marxista heterodoxo,
¿Quién los entiende? .
III
Para conocer la secuencia y orden cronológico de los artículos de Mariátegui, felizmente contamos con el monumental trabajo de Guillermo Rouillon, su libro Biobibliografía de Mariátegui, cuya primera edición, me parece la publicó el año 1953, y la segunda el año 1963.
Yo estudié a fondo la Biobibliografía
ente los años 1972 y 1973. A partir de entonces leo a Mariátegui según la
cronología en que escribió sus artículos. En esa pesquisa he encontrado algunos
errores en los comentarios de varios estudiosos de las obras de Mariátegui.
Pero este es otro tema, que daría para varias páginas más.
Miguel Aragón
EL
ESCRITOR Y EL MUNDO
Una nota
sobre Tito Flores Galindo
Yuri Gómez
Docente investigador en la
Universidad de Ciencias y Artes de América Latina.
Durante la posguerra, el marxismo
desbordó la cultura del movimiento revolucionario. Todo desembocaba de una u
otra manera en ésta, al punto que en las ciencias sociales y las humanidades se
convirtió en el paradigma predominante. El precio de su conversión en doctrina
fue encallar en un cientificismo próximo a una visión cuasi teleológica. La
Unión Soviética había signado el horizonte de esa época, como el referente de
la marcha insoslayable de la historia universal hacia el denominado socialismo
realmente existente. Pero en todo escenario social este tipo de fuerzas
coexiste con otras en resistencia.
Ese sería el caso de Alberto
Flores Galindo (1949-1990), quien cultivó el marxismo entendiéndolo como una
herramienta teórica y práctica para interpretar y transformar en todas sus
dimensiones una formación social concreta. La suya fue una comprensión más
próxima a un método que se recrea de modo constante en su aplicación al
servicio de la lucha social de los heterogéneos sujetos populares.
En esa instancia, Flores Galindo
piensa políticamente las cosas que escribe, porque reconoce en la teoría, como
sugirió alguna vez el cubano Martínez Heredia, [1] un
quehacer determinado por los objetivos prácticos de una coyuntura, de donde
tiene que resurgir muchas veces recurriendo a lecturas ajenas a su propio
canon. Eso sí, nunca como una reivindicación de cierto localismo o componente
nacional, sino desde el reconocimiento de una teoría que parte de una condición
más amplia a la cual vuelve reformulada desde experiencias puntuales. En el
Perú de la segunda mitad del siglo XX, el interés de Flores Galindo por la
historia implicó su necesaria revisión crítica y creativa: una sutura del
pasado y el futuro que brinde solución a problemas de largo aliento,
manifiestos hasta nuestro presente.
En su producción, ninguna
manifestación humana pasó desapercibida, ni los sueños. De lo material al
imaginario, sin olvidar lo concerniente al pensamiento, todo bajo una
concepción unitaria, nunca de manera dispersa.
En rigor con lo anterior, el
movimiento de su reflexión no parte de la academia o de una disciplina en
particular, sino desde la política. La dedicación a la historia se convirtió
poco a poco en un modo de intervención teórica, en un instrumento de
imaginación creadora para la posibilidad de un proyecto socialista. Frente a la
búsqueda de un equilibrio entre la universidad y la filiación de izquierda,
vale la pena volver sobre su afinidad con el mundo impreso. A pesar de su
prolífica colaboración en prensa y publicaciones de divulgación, mucha de su
producción surgió de la polémica. De hecho, muchos de sus textos, incluso
algunos libros, nacieron a partir de o para aquella. En reiteradas ocasiones se
ha señalado que los principales interlocutores de su producción escrita fueron
personas cercanas, con quienes compartía el espacio académico o la lucha
política. Quizás, la palabra idónea sea amigos, en tanto el intercambio de
ideas tejió lazos de compañerismo.[2] No
solo eso, varios de los medios impresos que lo cobijaron tuvieron una
orientación o simpatía con la izquierda, así como una adscripción por fuera del
claustro universitario. Nada de esto implica una ruptura radical entre esos dos
mundos que en la práctica estaban superpuestos, empero si, una tensión
constante con la política.
En consecuencia, la convicción
por la escritura y la publicación debería interpretarse como parte de una
táctica, antes que un intento por ampliar su auditorio más allá del recinto
universitario. En esa dirección, Flores Galindo comparte una preocupación común
con otros marxistas de su época: la cultura impresa como un modo de introducir
una lectura para la posibilidad de un socialismo latinoamericano. En otras
palabras, una participación en el debate teórico-político con implicaciones
prácticas en la organización y acción de la izquierda, en su caso, peruana.
En esas circunstancias tiene
lugar su característica herejía: desde las izquierdas, pero siempre a
contracorriente. Porque su marxismo heterodoxo se opuso a los abordajes
estructuralistas y mecanicistas predominantes en esas décadas. En cambio,
prestó atención a los sujetos sociales, la subjetividad y sus fueros internos.
Este fue un rasgo presente desde muy temprano: en 1972, su tesis de bachiller
sobre los obreros mineros de la Cerro de Pasco ya menciona una preocupación por
las estructuras mentales,[3] que
construirá un derrotero propio conforme avance con otras investigaciones.
De igual forma, el peso de la
imaginación y lo cultural en su trabajo se vislumbra desde los primeros
escritos sobre la nación,[4] así
como en los dedicados a la sublevación de Túpac Amaru.[5] Textos
esculpidos sobre papel, que datan de 1974, mientras cursaba su primer año de
estudios en Francia. Antes de sucumbir al dogmatismo, Flores Galindo se apropió
de una amplitud de corrientes, fuentes y tendencias teóricas, en diálogo con el
legado de Marx. En un mismo movimiento, tomó una distancia crítica de la
rigidez académica y la lealtad de su disciplina con las fuentes. En ese
sentido, se impone la figura del escritor concebida por Sartre[6],
de reacción libre y totalizadora contra la sociedad capitalista.
En esto último también guarda
semejanza con otros marxistas de su época, quienes remaron contra su tiempo, en
la perseverante faena de cambiarlo todo. Un acto revolucionario inagotable, en
movimiento permanente, pero, por eso mismo, siempre fallido. De otra forma
resulta incomprensible que Flores Galindo optara por la reescritura: el libro
como algo igual de inacabado que la realidad a la cual uno pertenece. Una lucha
no sólo contra la sociedad capitalista, sino también consigo mismo, enfrentando
a la torre de marfil de la academia, al dogmatismo predominante en la
izquierda, así como a la vida de clase media. Como el propio Sartre, un
escritor donde la crítica y la autocrítica se encuentran.
Si buena parte de esto ha pasado
atenuado al abordar a Flores Galindo se debe al papel que juega hoy en día la
academia. Tras la caída del muro de Berlín, las ciencias sociales y las
humanidades han doblegado al marxismo (¡hasta al propio Marx!). Su conversión
en objeto de estudio tiene un costo distinto al dogmatismo de la posguerra,
porque las cuestiones que abrió el marxismo han sido desplazadas por las
preguntas que las disciplinas, muchas veces de forma independiente, realizan
sobre aquel. Situar a Tito Flores en su espacio y tiempo pasa por reconstituir
el nexo que parte de lo político hacia la elaboración histórica, y rara vez en
la dirección inversa.
Fuente: https://www.revistaquehacer.pe/8/el-escritor-y-el-mundo
[1]
Martínez
Heredia, Fernando. (1967). “El ejercicio del pensar”. En: El Caimán
Barbudo. N° 11 (enero): pp. 2-5 ↩
[2]
Véase,
Ramírez, Lía. (2011). ¿Se hace urgente recrear el pensamiento utópico?
Reflexión en torno al libro de Carlos Aguirre y Charles Walker. Alberto Flores
Galindo Utopía, historia y revolución. En: El
ejercicio del pensar Nº 13 (agosto): pp. 47-56 ↩
[3]
Véase,
Cáceres, Eduardo. (1993). Introducción. En: Alberto Flores Galindo.
Obras completas. Tomo I. pp.: XI- XXXVII. Lima: Sur. Casa de estudios del
socialismo ↩
[4]
Véase,
Flores Galindo, Alberto. (1974). Una o varias naciones. En: La prensa (5
de setiembre de 1974) ↩
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